lo invisible porque, como expresa el crítico de arte Javier Arnaldo, “es la experiencia absoluta de la percepción la que abre a esa vida sensible por encima de toda dimensión”. Así, Klein señala que la meta tanto de la pintura monocolor, como del vacío, es la identificación de la sensibilidad con el cosmos; a lo que se añade la asunción de la sensibilidad como materia prima de la pintura.