Revista Papabrijes 2

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de un violín vida y edad como una ventaja. Si alguien lleva mucha práctica sobre lo que es aprender a aprender y sobre el aprendizaje significativo, lo que sabe debiera ser un punto a favor. Ocurrió, además, lo que sucede cuando aparece la sincronicidad, es decir, cuando los diferentes factores se acomodan para que algo ocurra coordinadamente. La construcción del ’edificio del intento’ le hizo ver que estaba en su destino cumplir la apuesta mostrando su capacidad de aprender a aprender y de hacer el aprendizaje significativo, empeñándose en ampliar su ‘horizonte de comunicabilidad’, y lo tomó como venía. Debía confiar en su equipaje de lo aprendido, debía mostrar su pasión, empeño y destreza en aprender a aprender, lo mismo que se pide a los alumnos y a los maestros en el proyecto pedagógico de la UACM. Debía ser la muestra y empujar respuestas. Favorecido por la fortuna de traer —en ese momento— dinero, el profe tomó el violín ese mismo día y su primera lección. Después de escuchar las grabaciones, escogió, para empezar, un son tradicional, llamado la Xochipitzahua, homenaje a la virgen descrita como María, Tonantzin y Guadalupe. Eugenio le dictó las notas, ‘los dibujos’ y sus colocaciones, le dijo cómo iban y lo dejó solo con la responsabilidad. El profe-discípulo sustituyó el miedo por la fascinación. Desde esa tarde, atormentó sus muelas y a los vecinos. La primer gran dificultad, fue la molestia de los dientes —soPa l a b ri j e s 02 otoño 2008

bre todo en las muelas— era una incomodidad como la que se experimenta algunas veces, cuando vas a enfermar de gripa o del estómago; es una mezcla destemplada entre fragilidad y dolor; la razón, luego lo confirmó, era la constante desafinación de las notas imprecisas. Cabe decir que en el violín las notas no están definidas, como en el piano por las teclas o en la guitarra por los trastes. En este instrumento los dedos deben desarrollar sus propias inteligencias (físico-motriz y emocional). Con esta dificultad hubiera sido suficiente para abandonar la causa porque el malestar es uno de los obstáculos más significativos para ceder en el intento de aprender. Sabía que el aprendizaje presenta obstáculos en serie, uno de los cuales es la dificultad del cuerpo para adaptarse a las nuevas condiciones. Incluso en su ya larga carrera de aprendiz recordó una pregunta que se hacía Lenin en su libro llamado ¿Qué hacer?: “¿cómo hacer de una derrota una victoria?” Simplemente asumir que las dificultades, penurias y obstáculos, son una prueba, es decir, una oportunidad para adquirir destrezas, habilidades y conocimientos. Entonces aceptó que la molestia casi dolorosa en los dientes, era su oportunidad de aprender del dolor a limpiar su afinación, principal situación a resolver en este instrumento. Lo único que parecía claro, era que no había de ceder en su compromiso con los otros alumnos del taller, ni al ímpetu de su propia pasión por aprender. Así que el violín transformó sus hábitos, desde los culinarios hasta los de dormir. 39


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