De los «comportamientos anti-urbanos»: Se dice “anti-urbano” y no “anti-social” o “anti-humano” en razón de que se trata de una reacción a la ciudad, de ahí que se haga la distinción entre los términos “ciudad” y “sociedad”, “urbano” y “social”. No se pretende ningún antagonismo de los términos mencionados a modo de oposición o antonimia, de hecho se enfatiza el carácter complementario que éstos tienen entre sí. Confundir “ciudad” con “sociedad” es comparable a confundir “arquitectura” con habitante o usuario, sin embargo el ser humano se sirve de la arquitectura para la realización de sus cometidos así como la humanidad de la ciudad, su invento. Por lo tanto, defínase como «comportamientos anti-urbanos» a aquellas conductas de aversión a la ciudad, no a la sociedad en sí. El prefijo “anti” denota “oposición”, en ese sentido es lo “opuesto a la ciudad”, o en su caso, aquello que se distingue de la ciudad, de lo corriente, de lo común urbano; y en este estudio está condicionado entorno a la “casa existencial” y de forma particular el caso de las viviendas de escritores lojanos.
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