Camino al Paraíso 2. Trekking Vuelta a los Annapurnas

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Camino al Paraíso II es una nueva oportunidad de visitar los países asiáticos en los que las montañas del planeta adquieren su máxima expresión.

En esta segunda entrega se ofrece el relato de 25 días por tierras de Nepal, realizado en 2010, con una pormenorizada descripción del recorrido, durante 13 jornadas, dando la vuelta al gran macizo de los Annapurnas, en el centro-norte del país. Ofrece también la crónica de la ascensión al Chulu Far East, de 6059 metros, efectuada por parte del equipo, regresando todos por el Thorung La, de 5416 m. Una amalgama de sensaciones y vivencias, en definitiva, en torno a unos paisajes espectaculares por debajo de varios de los grandes gigantes del planeta, disfrutando de su magia y la del paisanaje, inmerso en su ambiente hinduista por las tierras bajas, y budista en los pueblos de montaña, conviviendo pacíficamente donde convergen, lo que es un ejemplo de convivencia y respeto. Unas experiencias que siempre alientan las ganas de volver.

Camino al Paraíso II Trekking Vuelta a los Annapurnas

El primer volumen, editado en 2007, recoge las experiencias vividas en junio/julio del año precedente, en el trekking del Baltoro y aproximación al CB de los Gasherbrum, acompañando al equipo de expedición que finalmente ascendió el GII, de 8035 metros, rindiendo homenaje al Tte. Manuel Álvarez, que dejaría su vida en el descenso del GI en 1996. El norte de Pakistán alberga 5 de los 14 ochomiles.

Trekking Vuelta a los Annapurnas

ESPECIAL

Ascensión al Chulu Far East

Chema Tapia


Camino al Paraíso II Trekking Vuelta a los Annapurnas

Especial Ascensión al Chulu Far East (6059 m)

CHEMA TAPIA


Camino al Paraíso II Trekking Vuelta a los Annapurnas Chema Tapia Edición Octubre 2019 BLOG chematapia.blogspot.com REDES facebook.com/chema.tapiagr

Diseño y maquetación Alto Gráfica www.altografica.com


Dibujo de FermĂ­n Ochoa, componente del grupo


Contenidos

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CAPÍTULO 1 Las montañas al desnudo Frontera entre el Cielo y la Tierra

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CAPÍTULO 2 El valor humano Los participantes

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CAPÍTULO 3 Nepal, el país Fisionomía Historia Sociedad, cultura y religión Economía Katmandú Ficha Técnica de Nepal

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CAPÍTULO 4 Mustang, el reino olvidado

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CAPÍTULO 5 Tránsito Viaje a Nepal y estancia en Katmandú

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CAPÍTULO 6 Aproximación Rodantes a Bhulbhule y etapa previa a Ngadi Bazar

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CAPÍTULO 7 Travesía De Ngadi Bazar a Jagat De Jagat a Dharapani… De Dharapani a Chame De Chame a Lower Pisang


46 49 51 53 55 57 60

De Lower Pisang a Ngawal Estancia en Ngawal De Ngawal a Yakar Camp De Yakar Camp a Campo Base Chulu Far East De Campo Base Chulu Far East a Manang Estancia en Manang De Manang a Thorung Phedi

63 68 73 78 80

De De De De De

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CAPÍTULO 8 Regreso Estancia en Pokhara y Katmandú, y regreso a España

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APÉNDICE 1 La ascensión al Chulu Far East Por José Ramón Pueyo

Thorung Phedi a Muktinath, pasando por el Thorung La Muktinath a Jomsom Jomsom a Tatopani Tatopani a Ghorepani Ghorepani a Birethanti, y rodantes a Pokhara

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APÉNDICE 2 In memoriam Algo se muere en el alma Pilar, eterna sonrisa

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APÉNDICE 3 Resumen y programa circuito

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Epílogo y agradecimientos

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Las montañas al desnudo FRONTERA ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA

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os mundos de la cabeza y del corazón son absolutamente independientes y trabajan en distintos planos. Labor del ser humano es escudriñar los dos ámbitos y controlar en cada momento que no se descarríen, que discurran entre márgenes razonables. Nuestra tarea, pues, consiste en armonizarlos ambos, pero asumiendo que no va a ser fácil que se entiendan entre ellos. Lo racional del intelecto le va a parecer aburrido al sentimiento, y la pasión de este le va a parecer de-

masiado arriesgada al primero. Al ser humano, por tanto, no le va a resultar fácil explicar sus pasiones, y una de ellas es el amor por las montañas. Pero el abordarlas no debe estar cegado por esta pasión, hay que hacerle entender que ha de dejar un hueco al intelecto, y no sólo a su lado, sino por delante de ella, por delante de la pasión. Es él, el intelecto, la parte masculina del ser. Es él, el intelecto, el creador. Es él, el intelecto, el que pone la semilla. Y la pone en la parte femenina, que es el sentimiento, y es en su seno donde se va gestando poco a poco, donde va siendo alimentada y madurada. Y es al final de ese proceso cuando finalmente se da a luz en el mundo físico, el mundo de la acción, de la voluntad, que interviene para llevar a cabo el proyecto. Es un proceso que está inscrito en los Anales de la Creación, y opera así en todos los aspectos de la Vida. Por tanto, lo que vemos es que el trabajo de los mundos mental y astral influye de modo determinante sobre el plano físico, sobre ese resultado final, que aun con todo sigue permanentemente en transformación. Y lo vemos si empleamos la analogía correspondiente a los elementos. El mundo mental está influenciado

Montañas al desnudo

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por el elemento aire, el gaseoso; el astral por el agua, el líquido; y el físico por el elemento tierra, el sólido. ¿Y no es eso lo que ocurre en la naturaleza?, ¿no es eso lo que ocurre en las montañas?, ¿no es eso la base elemental de la erosión? Sí a las tres preguntas. Las montañas están cinceladas por los vientos y surcadas por las aguas. Son los mundos gaseoso y líquido los que influyen en su formación, son las corrientes de los vientos y de las aguas las que geológicamente están sin cesar conformando ese mundo físico, ese mundo mineral, que la luz pone al alcance de nuestra mirada, haciendo

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Montañas al desnudo

intervenir de ese modo este cuarto elemento. De esta manera elevamos las montañas a la categoría de frontera entre el Cielo y la Tierra. De esta manera, todos los resortes del alma los ponemos a trabajar en esa admiración que sentimos hacia ellas. De esta manera, nuestra pasión se desborda cuando pensamos en ellas, cuando sentimos con ellas, cuando estamos en ellas, cuando respiramos con ellas. Estar en las montañas es como sentirse en ese Paraíso del que un día salimos para tratar de abordar las tareas pendientes. Sí, es lo que más nos acerca a él.


Todas las manifestaciones de la naturaleza están impregnadas de una belleza inexplicable. Sí, los desiertos, los océanos, las grandes llanuras…, pero son los enormes macizos, los hielos eternos, las verticales paredes, las agujas afiladas, las cuencas lacustres, el discurrir de los ríos, las vertiginosas cascadas, lo que forma un conjunto que pone al hombre en ese camino de búsqueda, en ese camino de interacción con el medio, en ese camino de superación, en definitiva, dejando en el valle, en su valle, todas las corazas, todas las mordazas, todas las máscaras, permitiendo salir libremente la autenticidad necesaria para llevar a cabo ese esfuerzo vital para materializar esa idea que el deseo ha hecho crecer. Las altas cumbres han sido a lo largo de la historia los lugares sagrados donde el hombre ha puesto a sus divinidades, y lo vemos en el origen de las religiones. El Eterno ordenó a Moisés que “ascendiera hacia Él en la montaña”. En la montaña se entregaron las Tablas de la Ley. En la montaña, Jesús predicó las Bienaventuranzas. También en ellas se transfiguró. En las tradiciones orientales, los budistas, los hinduistas, y en el Extremo Oriente también, no solo son la morada de los dioses, sino que son las propias montañas las consideradas

como divinidades. En cada cultura tenemos ejemplos, en cada cultura se han encargado de sacralizar las montañas. Todos los pueblos han tenido, y tienen su montaña sagrada. El hombre siempre ha buscado en ellas lo que no ha encontrado en tierras llanas. René Daumal, escritor, ensayista, traductor y poeta francés, aunque fallecido prematuramente, sí le dio tiempo para escribir en su inacabada obra Le Mont Analogue, cosas tan bellas como: “En la tradición fabulosa, la Montaña es el vínculo entre la Tierra y el Cielo. Su única cumbre alcanza el mundo de la eternidad y su base se ramifica en múltiples contrafuertes en el mundo de los mortales. Es la vía por la cual el hombre puede elevarse a la divinidad y esta revelarse al hombre”. Es lo que nos desvela el Sello de Salomón, con sus dos triángulos opuestos. Por último, y en esta misma línea, citaremos a Hermes Trismegisto, que en su Tabla Esmeralda, dejó escrito que “… lo que es arriba es abajo y lo que es abajo es arriba…”. De este modo, se establecen las montañas como el eslabón necesario que une el mundo divino con el humano. Que las montañas nos ayuden, pues, a descubrir ese camino, ese nexo y acercamiento a nuestros orígenes… y a nuestro destino. Allí nos encontraremos.

Montañas al desnudo

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Araceli y Benito

Armando

Carlos

Chema

Cris y José Ramón

Fermín

Javi y Coro

Javier

Luis

Manel

Manolo y Fernando

Narayan Krishna Kharel

Pilar

Shyam Shrestha

Toño

El valor humano


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El valor humano LOS PARTICIPANTES

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arios y muy diversos hemos sido los participantes en esta aventura, controlada, pero aventura al fin y al cabo, ya que todo lo que sea salir de la zona de confort, de algún modo, lo es. Una salida esta, a tierras lejanas, que ha supuesto un sacrificio a los que estábamos en activo, por lo que supone de concentrar las vacaciones en tres semanas y poder disponer ya de muy pocos días más a lo largo del año; y a los ya retirados del mundo laboral, que disponen de más tiempo, por estar ya en unos años en los que cuesta más el esfuerzo de estar un día tras otro en plena actividad. De cualquier modo, como la ilusión lo puede todo, esa ha sido la principal valedora de unos y otros para abordar este nuevo viaje a las montañas, las más altas del mundo. Un grupo combinado de diecisiete miembros, algunos del CP Mayencos de

Jaca, y otros de Sallent de Gállego, y del que formábamos parte junto con Luis, Javier, Fernando, Pilar, Manolo, José Ramón, Cristina, Fermín, Toño, Manel, Benito, Araceli, Carlos, Armando, Coro y Javi. En los circuitos urbanos, tanto al llegar, como al volver de la montaña, fuimos acompañados por el guía local Narayan Krishna Kharel, que desde que hizo nuestro Camino de Santiago se quedó prendado y se hace llamar Santiago de Nepal. En el circuito, ya sobre el terreno, el máximo responsable era el guía de montaña Shyam Shrestha, de la agencia local Thamserku, que era asistido por algún ayudante de guía y varios porteadores. El equipo de ascensión al Chulu Far East, se vale de Pema. un sherpa de altura. Todo ello, organizado desde Jaca por la profesionalidad del equipo de Aragón Aventura.

El valor humano

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Nepal, el país FISIONOMÍA

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l territorio de Nepal presenta cuatro grandes zonas geográficas de norte a sur: la cordillera del Gran Himalaya, la región semi montañosa, las estribaciones forestales de Churia, y las zonas del Tarai interior y llanura homónima a lo largo de la frontera india. La cordillera del Gran Himalaya, en el extremo norte, con alturas entre los 4300 y 8800 metros, cuenta con las cumbres más elevadas del mundo: el Everest, el Kanchenjunga, el Makalu, el Cho Oyu, el Dhaulagiri, el Manaslu y el Annapurna, superando todas ellas los 8040 metros. El monte Everest, con sus 8848 metros es el pico más alto del planeta. La región semi montañosa se encuentra entre los Grandes Himalayas y la cadena Mahabharat. Contiene un intrincado sistema de sierras con elevaciones que van desde los 2400 hasta los 4300 metros, y que engloba los valles de Katmandú y Pokara, fertilizados por los ríos Bagmati y Seti, respectivamente. Por el contrario, el Kanchan Kalan, en el distrito de Jhapa, con sus 70 metros snm.,

es el punto más bajo del país. La región de las estribaciones de Churia y del Tarai interior nace en la abrupta cadena montañosa Mahabharat. La llanura de Tarai es una prolongación situada al norte de la llanura Gangética (de 26 a 32 km de amplitud), y es fértil, plana y baja. Sus tierras al sur son aptas para el cultivo, pero arboladas y cenagosas en el límite con las colinas. Los mayores ríos de Nepal son el Kosi, el Narayani y el Karnali, que nacen en la cadena del Himalaya y fluyen hacia el sur. Son caudalosos y con un gran potencial hidroeléctrico. Las condiciones climáticas de Nepal varían según la región: de tipo alpino en el Himalaya. O con características de monzón subtropical en la llanura de Tarai, con temperaturas medias de 19º en invierno y 28º en verano. Las precipitaciones anuales varían entre los 800 mm en Nepal occidental y los 1900 mm en Tarai este, donde suelen padecer inundaciones durante la estación del monzón, de julio a octubre. Un tercio del territorio nepalí está densa-

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mente arbolado. Las hierbas medicinales y una madera óptima para el fuego son abundantes. En la región de las altas cumbres hay prados alpinos y subalpinos, con enormes rododendros y enebros. Entre los 3000 y los 3600 metros hay bosques de coníferas, habitados por fauna compuesta por ciervos, antílopes, liebres y pequeños roedores. Sobre los 1200 metros los árboles característicos son los arces, robles y magnolios. En las pendientes del Himalaya Central se pueden encontrar leopardos y osos. En las regiones más bajas hay húmedas selvas tropicales, con árboles de hoja caduca. En esta región son frecuentes los tigres, leopardos, ciervos, monos y algunos rinocerontes indios. Actualmente, el país cuenta con una distribución geográfica dividida en 14 zonas, que comprenden 75 distritos. Además del abolido reino vasallo de Mustang, que merece un apartado especial.

HISTORIA La leyenda cuenta que el Valle de Katmandú fue en sus orígenes un hermoso lago en el que flotaba una flor de loto de la que emanaba una mágica luz. El patriarca chino Manjushri

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decidió, ante tanta belleza, drenar el agua del lago para que la flor se posara en el suelo y utilizó su espada para cortar la pared que encerraba el valle y permitir que el agua saliera. En el lugar que el loto se posó, el patriarca construyó un templo, la stupa de Swayambhunath y un pequeño pueblo de madera denominado Manjupatan. Se desconoce si esta leyenda contiene parte de verdad, pero lo cierto es que los geólogos han comprobado que el valle estuvo en la antigüedad cubierto de agua. Los más remotos escritos de la India ya mencionan el valle de Nepal y las regiones de las colinas inferiores. En el año 560 a.C., bajo el gobierno de los kiratis, nació en Nepal Sidharta Gauatama (Buda). El aislado valle de Nepal comenzó a transformarse, durante el siglo V a.C. en un centro intelectual y cultural, gracias al comercio que llegaba a través del Himalaya. Se cree que el emperador indio Asoka visitó Nepal durante el siglo III a.C. Entre los siglos IX y XIV, la India invadió Nepal. En 1488, Jaya-Sthitinalla dividió su reino entre sus herederos, creando los principados de Katmandú, Batgaon, Patan y Benapa. En 1767, varios pueblos independientes de las montañas se unieron bajo una dinastía gurja encabezada por Prthhvi Narayan Shah. Este imperio gurja avanzó

El Machapuchare, de 6993 m, está consagrado al dios Shiva, por lo que está prohibida su ascensión


hasta el Tíbet, pero fue derrotado por China en 1790 y convertido en vasallo. En 1814, Gran Bretaña venció en la guerra contra Nepal, que perdió territorios y aceptó la presencia de un residente británico. En 1951, después de más de un siglo en el poder, la familia Rana fue depuesta por seguidores del Partido del Congreso de la India. El trono fue devuelto al rey Tribhuvan Bir Bikram. En 1960, el rey Mahendra retomó el control del poder, tras el derrocamiento del primer gobierno popular, dirigido por B.P. Koirala. En 1961, el sistema de democracia dirigido (Panchayat), que prescinde de los partidos políticos, fue implantado por el rey Mahendra, quien murió en 1971, siendo sucedido por su hijo Birendra. En 1980, tras las elecciones generales el pueblo nepalés rechazó el retorno a la democracia parlamentaria y otorgó al rey poderes casi ilimitados. A partir de 1987, las relaciones con la India se deterioraron: Nepal acusó a la India de maltratar a sus inmigrantes nepaleses, de no respetar los tratados comerciales y de penetrar en Nepal bajo pretexto de perseguir a disidentes del Frente Nacional de Liberación Gurja (FNLG). India replicó denunciando a Nepal por albergar al FNLG y por comprar armas a China. En 1989, India cerró trece de sus quince fronteras con Nepal, perjudicando gravemente

Pequeño aspirante a monje

la economía nepalesa. En enero de 1990, después del cambio gubernamental en la India, se retomó el diálogo entre ambos países y el rey Birendra logró que la India y las Naciones Unidas reconocieran la neutralidad de Nepal. El 18 de febrero de 1990, el gobierno de Marich Man Singh Shrestha presentó la dimisión y fue sustituido por un gabinete de transición más moderado. Ese mismo día, sin embargo, un centenar de manifestantes fueron asesinados en Katmandú por el ejército. Dos días más tarde se disolvió el sistema Panchayat y se anunció la implantación de un régimen pluripartidista. En mayo de 1991, Nepal tuvo sus primeras elecciones en casi 50 años. El Partido del Congreso Nepalí y el Partido Comunista de Nepal recibieron la mayor cantidad de votos. Sin embargo, ninguno de ambos partidos pudo mantener el poder por más de dos años consecutivos. En febrero de 1996, el Partido Comunista de Nepal inició una insurrección armada para reemplazar el régimen por un estado comunista de tendencia maoísta. Este hecho dio inicio a la Guerra Civil, la cual finalizaría en 2006. Según el relato de algunos funcionarios gubernamentales de Nepal, el 1 de junio de 2001, el príncipe heredero Dipendra, al volver a su palacio luego de una salida nocturna, asesinó a su padre, el rey Birendra y a la reina Aishwariaen, así como a otros varios miembros de la familia real, producto de una querella doméstica. Pese a intentar suicidarse, Dipendra se mantuvo con vida, y aunque cayó en estado de coma, fue proclamado rey en la cama del hospital, falleciendo tres días más tarde. Tras la muerte del efímero rey, su tío Gyanendra accedió al trono el 4 de junio de 2001. En febrero de 2005 Gyanendra disolvió el gobierno y asumió todo el poder ejecutivo para combatir a los maoístas, lo que provocó que los siete partidos con presencia en el parlamento, con el apoyo de los rebeldes maoístas, organizaran un alzamiento masivo. La insurrección alcanzó un amplio apoyo, sucediéndose manifestaciones en las que se solicitaba la renuncia del rey. La presión se mantuvo por cerca de un

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año, hasta que el monarca, en abril de 2006, convocó a los siete partidos para elegir un nuevo primer ministro y ordenó la reapertura del Parlamento, en espera de nuevas elecciones. El nuevo gobierno y los rebeldes maoístas firmaron un alto al fuego e iniciaron negociaciones que dieron cumplimiento a varias demandas de los insurrectos, en especial la conversión del reino en una república, poniendo fin a más de doscientos años de monarquía. En cumplimiento de dichos acuerdos, y una vez instalada la nueva Asamblea Constituyente, se proclamó el establecimiento de una república federal democrática, hecho que ocurrió el 28 de mayo de 2008. El 21 de julio del mismo año, Ram Baran Yadav fue elegido presidente de la República de Nepal, apoyado por su propia formación política, el Partido del Congreso Nepalí, y otros, como el Partido Comunista de Nepal, el Foro por los Derechos del Pueblo Madhesi, el Partido Nacional Democrático, el Partido de los Trabajadores y Campesinos de Nepal, el Frente Nacional Popular, el Partido Rastriya Janashakti, y otras formaciones minoritarias. La guerra civil, mantenida entre 1996 y 2006 fue muy sangrienta. Actualmente, el país cuenta con un ejército de 95.000 soldados, que han llegado incluso a formar parte de los Cascos Azules de las Naciones Unidas.

SOCIEDAD, CULTURA Y RELIGIÓN Los habitantes de Nepal provienen de dos grupos étnicos principales: los mongoles, llegados del Tíbet hace tantos años que ya son considerados autóctonos; y una mayoría de raza indoeuropea oriunda del norte de la India. La ascendencia indoeuropea es sinónimo de prestigio y de poder, siendo de este origen las familias gobernantes a lo largo de la historia. Gran parte de los pobladores tibetano-nepaleses, de procedencia mongol, se asentaron en el norte y este del país, donde también habitan los tamang, los rai, los limbu, los bhutia (entre ellos, los sherpa) y los sunwar. Otros, como los magar y los gurung,

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Nepal, el país

ocupan la zona centro occidental de Nepal. El idioma oficial es el nepalés (gorjali), que lo habla más de la mitad de la población. Esta lengua deriva del sánscrito y pertenece a la rama indoaria de la familia lingüística indoeuropea. Otras lenguas importantes son el maithir (hablado por alrededor del 11%), y el bhojpuri (utilizado por el 7,6%). Las lenguas del norte y del este pertenecen a la familia tibetano-birmana; entre ellas cabe citar el magar, el gurung, el rai, el limbu, el sunwar, el tamang, el newari y dialectos bhutia, como el sherpa y el thakali. La cultura se encuentra muy a caballo entre la tibetana del norte y la india de los otros tres costados, siendo muy similares su vestimenta, usos y costumbres, lenguajes, forma de vida y alimentación. Y ello tiene su fundamento en que las fronteras no dejan de ser más que convenios históricos, siendo común el territorio en el que se asienta su población y todo el cinturón que lo circunda allende las lindes con otros países. En cuanto a la gastronomía, está muy influenciada por los productos de la tierra, como son el arroz, los vegetales, las lentejas, los huevos… también la carne de los afortunados en tener ganado. Leche y sus derivados, de yak. Té y bebidas alcohólicas, destilaciones de arroz y de mijo. En cuanto al folklore, está muy arraigado en la sociedad, especialmente en la rural, derivado de tradiciones ancestrales, en cuanto a cantos, danzas y demás rituales. El calendario anual, aunque está dividido igualmente en doce meses, comienza a mitad de abril, siendo festivo el sábado. Existen varios festivales a lo largo del

Vista aérea de los Annapurnas


Namaste, palabra de origen sánscrito empleada como saludo y como despedida, y en cualquier ocasión que se quiera mostrar respeto o veneración

año, tanto hinduistas como budistas, siendo rico en ceremonias, podríamos decir que como en occidente, a lo largo de la vida de una persona, pero mucho más apegado a la tierra. Los matrimonios, por lo general son pactados, y aunque está prohibida la poligamia y la poliandria, sí que se pueden ver ejemplos cuanto más remotas sean las aldeas. La religión mayoritaria en Nepal es el hinduismo (81%), representando el budismo el 11%, la musulmana el 4%, y el resto en otras religiones. De hecho, la capital, Katmandú, ciudad fundada en 723 a orillas del Vishnumati, es un importante centro de peregrinación. Construidos de acuerdo al estilo arquitectónico de Nepal, que utiliza conjuntamente la piedra, el ladrillo y la madera, combinando las formas indostánicas de techumbres curvilíneas, con las chinas de techumbres con ángulos levantados, existen en Katmandú varios templos budistas y un templo del siglo XVI, dedicado a Siva. Para llegar a él, los peregrinos deben ascender por una escalinata de 600 peldaños, bordeada por tres estatuas de Buda. El Ministerio de Salud de Nepal administra los servicios de salud pública, los hospitales y las clínicas. Con todo ello, las prestaciones médicas son aún insuficientes, y enfermedades como la malaria, la tuberculosis, el cólera y la fiebre tifoidea tienen una elevada incidencia en la población. El tradicional sistema curativo hindú, la medicina ayurvédica, es muy popular en Nepal.

La enseñanza primaria es gratuita y obligatoria. Se inicia a la edad de seis años y se prolonga durante cinco años más. La educación secundaria es de otros cinco, y se divide en dos ciclos. En 1985 la población escolarizada llegó al 56% del total en esa franja de edad. En 1984 la universidad de Tribhuvan, en Katmandú, la única del país, tenía del orden de 55.000 estudiantes. Hasta 1982 había férreos controles para el registro de nuevas publicaciones, desde entonces su número ha experimentado un gran aumento. Sin embargo, la censura sigue vigente. En 1986 comenzó la transmisión el primer canal de televisión, que es el único existente en la actualidad, aunque con parabólica se puede recibir señal de otros muchos de India. Emisoras de radio hay como una docena.

ECONOMÍA Nepal es uno de los países más pobres y menos desarrollados del mundo, con la mitad de su población viviendo por debajo de la indigencia, y que se sostienen gracias a la agricultura doméstica, dando sustento al 80% de la población. En cuanto al sector secundario, la industria tiene un papel poco relevante, a pesar de que el gobierno haga continuos esfuerzos para impulsarla, destacando el procesamiento de productos agrícolas, como el yute, caña de azúcar, tabaco y grano. Cabe mencionar también la producción en el ámbito textil, especialmente alfombras, lo que constituye un elevado porcentaje de sus transacciones con el exterior. El 60% de la producción se manufactura en condiciones artesanales (cestería, telas de algodón y aceites comestibles), y el resto en fábricas modernas. Los ladrillos y tejas y el papel son las actividades básicas del sector manufacturero. La energía es de origen hidroeléctrico, aunque el Banco Mundial estimó que sólo se usaba el 0,2% de su potencial. La importación de combustibles minerales está en torno al 12 % del volumen total. Al este de Katmandú se explo-

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tan pequeños yacimientos de lignito, cobre, cobalto y mineral de hierro. Los ingresos por turismo son una importante fuente de divisas. Nepal es miembro del Banco de Desarrollo Asiático y del Plan Colombo, organismos que promueven el desarrollo económico regional. Lo más expandido en las últimas décadas, indudablemente ha sido el sector terciario, especialmente el turismo de montaña, significando una gran fuente de ingresos.

KATMANDÚ Fundada por el rajá Gunakamadeva en el año 723, su nombre significa “templo de madera”, por creerse que el monasterio original había sido construido con la madera de un solo árbol. Sede de la familia real reinante de los Shah (del pueblo Gurkha) desde 1768, las familias de mercaderes del pueblo newar, lo han convertido en un importante centro comercial. En 1934 un terremoto devastó la ciudad y fue necesario reconstruirla: surgieron numerosos edificios altos, de estilo moderno.

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Nepal, el país

Una de las atracciones de Katmandú es el palacio de los reyes Malla, que contiene el templo Taleju, construido en 1549 por el rajá Mahindra Malla. Entre los numerosos palacios construidos por la familia Rana en las afueras de Katmandú, destaca el Singha Dubar, antaño residencia oficial de los primeros ministros hereditarios y ahora sede del secretariado gubernamental. A 5 km se encuentra el santuario de Bodhnath, reverenciado por muchos budistas tibetanos.

Pequeños aspirantes a monjes en un rito religioso budista, ayudados de velas e incienso, en la imagen inferior


Nombre oficial del estado:

Último Jefe de Estado: Ram Baran Yadav

República Federal Democrática de Nepal

Esperanza de vida: Hombres 53 años. Mujeres 54 años

Sistema de gobierno:

Nacimientos: 37 por mil

República Federal Parlamentaria (desde 2008)

Defunciones: 13 por mil

Presidente:

Crecimiento vegetativo: 2,45%

Bidhya Devi Bhandari (Partido Comunista de Nepal, hasta

Tasa de fertilidad: 5 niños por mujer

2015, y después independiente). Primera mujer

Mortalidad infantil: 79 por mil nacidos vivos

Superficie: 147.181 Km2 (94º del mundo)

Camas de hospital: 0,3 por cada 1000 habitantes

Población: 28.087.871 Hab. (2018) (102ª del mundo)

Médicos: 2 por cada 1000 habitantes

Densidad: 190,84 Hab/Km

Alfabetizados: 20,7% del total

2

Fronteras: 2.926 km

Canales TV: 1

PIB: 28.812 MM USD (2018) (102º del mundo)

Requisitos de entrada al país: Pasaporte y visado

Renta per cápita: 869 EUR (2018) (166º del mundo)

Embajada en España: C/ Capitán Haya, 35 2ºB 28020 Madrid

Inflación anual: 3,7 (2018)

Consulado en España: C/ Còrçega, 299 sobreático 08008

Moneda: Rupia nepalí

Barcelona

Cotización: 1 EUR = 130,01 Rp / 1 USD = 114,34 Rp

Consulado Honorario de España en Katmandú: Cónsul Ho-

Huso horario: UTC + 5:45 (no hay variación en verano)

noraria: Mrs. Ambica SRESTHA / Dwarika’s Village Hotel / P.O.

Gentilicio: Nepalí o Nepalés(a)

Box 459, / Battisputali, Kathmandú / Tel: (+977) 1 447 07 70

Dominio Internet: .np

/ Fax: (+977) 1 447 13 79 / Correo: HYPERLINK “mailto:dwari-

Prefijo telefónico: + 977

kas@mos.com.np” dwarikas@mos.com.np

Capital: Katmandú

Lugares de interés: Los templos, monasterios, casas, palacios

Otras ciudades importantes:

y edificios censados como obras de arte en el valle: Katmandú,

Biratnagar, Latlipur, Bhatkapur, Pokara

Patán, Bhatgaon; el centro sagrado de Pasupatinah, junto al

Lengua oficial: Nepalés

río Bagmati; la pequeña Kirtipur; los jardines de Godavari; las

Religiones: Hinduista (81%), budista (11%), musulmán (4%),

gargantas de Chobar; los puntos de vista panorámicos sobre

otros (4%)

el Everest en Nagarkot, Kakani o Dhulikel; los parques nacionales y reservas de animales de Chitwan. Principales ptos agrícolas: Arroz, trigo, yute, maíz y patatas. Principales ptos ind. y min: Energía hidroeléctrica, madera, cuarzo, cigarrillos, confección. Principales exportaciones: Arroz, yute y madera. Principales importaciones: Bienes de consumo, carburantes y materiales para la construcción. Kilómetros de carreteras: 17.380 km Kilómetros de vías férreas: 59 Aeropuertos: 9

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Mustang, el reino olvidado

A

El Kali Gandaki a su paso por Kagbeni

l norte de la considerada como la garganta más profunda de la tierra, encontramos un territorio de viejos reyes y vasallos. Entre los desafiantes macizos de Annapurna y Daulaghiri, ambos en la mítica lista de los ochomiles del planeta, y azotado por unos feroces vientos que todo lo barren, se encuentra la población de Jomsom (2720 m), actual centro administrativo de este distrito. A unas dos horas de camino, subiendo por el lecho del Kali Gandaki, se encuentra Kagbeni (2800 m), verdadera puerta de entrada a este antiguo reino cerrado a los occidentales hasta 1992. Si es de Muktinath (3800 m) de donde se viene, porque la jornada previa se ha dedicado a pasar por el Thoroung La, es una auténtica sorpresa la que se encuentra el viajero, porque la visión, acostumbrada a la monocromía del árido paisaje, cambia de registro al aparecer un auténtico vergel en los últimos compases del río Jhong Kola antes de rendirse al Kali Gandaki, verdadera referencia de este distrito. Kagbeni ya se encuentra algo retirada del circuito comercial de la vuelta a los Annapur-

nas, pero merece la pena desviarse unas horas para su visita. Asombra ver sus pulcras calles que invitan a la visita al viejo templo budista. Desde su terraza se domina este impresionante río considerado como un importante eje en las relaciones comerciales entre India y Tíbet. Un Tíbet cuya vieja cultura budista sigue constreñida en la expansionista China. Tierra de aspecto lunar, los acantilados de Mustang están salpicados de cuevas que alguna vez fueron los asentamientos humanos activos, algunos de los cuales todavía se utilizan para el retiro de meditación por las autoridades locales del budismo tibetano (principalmente Nyingma y sectas Sakya) y Bon-po, pre budistas tradiciones religiosas del Tíbet y el Himalaya. Mustang fue un reino vasallo ubicado en el distrito del mismo nombre, al norte de Nepal, frontera con Tíbet. Poseía únicamente tres ciudades entre ellas Lo Mantang, la capital, y 24 villas menores, además de ocho monasterios. El nombre ha ido derivando a lo largo del tiempo y de las culturas, pero originalmente se

Mustang, el reino olvidado

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cree que fue Mon-Thang, o “llanura de aspiración”. Su soberano, desde el año 1795 hasta la abolición de la monarquía nepalí en 2008, fue vasallo del Rey de Nepal. El soberano es tibetano y tiene el título de Raja en nepalí y de Lo Gyelpo (Rey de Lo) en tibetano. El gobierno estaba en manos de siete familias nobles que son las únicas con derecho a emparentar con la casa real. El reino fue fundado en 1380. A principios del siglo XX el Rajá era Jamian Pelbar que murió en 1905 y le sucedió Angun Tenzing Trandul. En 1946 se adhiere a Nepal. Tras la revolución de 1947 abdicó y le sucedió su hijo Angdu Nyingpo; a la muerte prematura de este en 1958 el padre reasumió el trono pero abdicó de nuevo en su otro hijo Jigme Dorje Trandul, 26º soberano, último monarca, que gobernó el reino hasta la abolición de la Monarquía el 7 de octubre de 2008 por orden del nuevo gobierno de Nepal. Hoy en día pertenece administrativa y políticamente a Nepal, pero sus gentes se sienten tibetanas, porque comparten con ellos la religión, usos y costumbres, cultura, y lo más importante, el paisaje, que es el arquitecto del paisanaje. Se extiende a lo largo y ancho de una superficie algo superior a los 2000 km2, y su población actual es difícil de precisar dada la in-

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exactitud de los censos, pero se estima en torno a 9000 habitantes, esparcidos en 1200 km2. El primer occidental en pernoctar en la capital fue Michel Peissel, que en 1964 visitó sus pueblos y sus gentes y se dice que obtuvo un salvoconducto del mismísimo rey firmado con hollín y mantequilla, para que circulara libremente por el territorio y le fueran enseñados los lugares y libros secretos. En su calidad de antropólogo, etnólogo, escritor, viajero y escritor, por su libro “Mustang, el reino prohibido tibetano”, obtuvo en 1970 dos galardones, el Gran Premio de la Verdad, y el Castex Louis. Pero previamente, el geólogo y explorador suizo Toni Hagen ya había visitado el viejo reino en una breve visita en 1952. Hasta 1992 no se abrió al mundo occidental, siendo imprescindible hacerlo hoy en día a través de una agencia oficial, con unos rigurosos controles y tiempo de estancia.

Foto superior: Localización de Mustang al norte de Nepal Foto inferior: Interior del templo budista de Kagbeni


Trekking Vuelta Annapurnas 2010 Septiembre y octubre de 2010

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ntes de comenzar, hay que aclarar que todas las horas están expresadas en horario local. En Doha son dos horas más que en España peninsular, y en Nepal cuatro horas y cuarenta y cinco minutos más, ambos en invierno. Otro aspecto a destacar son los tres pilares básicos en que se sustenta la elaboración de este diario, que son los apuntes de campo, las fotografías y las consultas en la red. Los tiempos y las distancias expresados al final de cada etapa son aproximados. La vuelta a los Annapurnas permite cumplir uno de los viejos sueños de cualquier persona cuya pasión sean las montañas, te permite visitar aquellas en donde alcanzan su máxima expresión, te permite respirar con ellas y por ellas, crecer con ellas y por ellas, latir con ellas y por ellas, amar con ellas y por ellas, vivir con ellas y por ellas... Visitar el Himalaya es la meca de ese montañero romántico que piensa que siempre hay algo por descubrir, que se siente atraído por este extraordinario y complejo mundo de esfuerzos y satisfacciones, de en-

trega y recompensas, y que busca refugio en lo que nunca, nunca, defrauda... en las montañas. ¿Será verdad que son el punto de encuentro entre los hombres y los dioses? Pero no es todo tan idílico, porque como es una de las travesías más concurridas del país, se han propuesto trazar una carretera a lo largo de toda ella, y eso implica que hay tramos en los que ya se puede andar por pista en lugar de por camino, con lo que ello conlleva, porque son pistas jóvenes, y al igual que lo que pasa con los humanos, inestables, y a la menor gota de agua que cae se ponen impracticables. De hecho ya hay un buen tramo, de Jomsom a Tatopani, cuyos 43 km de distancia, en 2010, ya se recorrían en rodantes, que es un peñazo, pero que andando lo sería todavía más. Modernidad. Está llegando la modernidad a estos parajes naturales sin parangón, lo que generará la pérdida de los valores y de los oficios tradicionales, reemplazando todo ello por más rodantes, más contaminación, más pereza, y más cosas que es preferible no nombrar.

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El tránsito VIAJE A NEPAL Y ESTANCIA EN KATMANDÚ

D El vuelo abandona el litoral español

omingo, 26 de septiembre. Jornada 1. Zaragoza (200 m) – Madrid (655 m) – Doha (10 m). Las distintas circunstancias de unos y de otros hacen que no sea posible compartir viaje a Madrid, de modo que acudimos a Barajas cada uno como podemos. En nuestro caso, madrugón de espanto, o trasnochada, según se mire. Son las 3 de la madrugada, cuando salimos de casa camino de la intermodal. Al cabo de media hora sale el autobús, que nos deja en la T-4 a las 7 de la mañana, y en una lanzadera a la T-1, donde nos vamos juntando todos los componentes de este grupo, compuesto por 11 miembros del CP Mayencos y 6 más de Sallent de Gállego, que vamos facturando conforme vamos llegando, para luego hacernos la foto del inicio, la foto de partida, una foto irrepetible. Somos 17, pero sin saberlo nadie, en las entrañas de Pilar se está gestando algo, un ser que al tiempo de venir al mundo, a finales de mayo la sobrevivió. En ocasiones la vida tiene estos trágicos e impactantes recovecos. Embarque sobre las 10:30, y a las 11:15 vemos despegar, desde nuestra ventanilla, a la cabe-

za del antílope, símbolo de Qatar, representada en el extremo del ala del Airbus que nos va a llevar a Doha, su capital, a donde llegamos pasadas las 7 de la tarde, de la noche, más bien. El muy poco tiempo de tránsito lo pasamos en el interior del aeropuerto, descansando y escandalizándonos de todo el paradigma de derroche y consumismo que está profusamente esparcido por doquier. También aprovechamos para echar un bocado, ofrecido por las líneas aéreas previa presentación de los billetes. Tampoco hay mucho donde elegir, pero cumple su función. Se nos hace media noche acudiendo al embarque. Lunes, 27 de septiembre. Jornada 2. Doha (10 m) – Katmandú (1317 m). Retomamos este día donde dejamos el anterior, es decir, que biológicamente no ha habido cambio de jornada. Sobre la 1 despega el avión, camino ya de Katmandú, capital de Nepal, a donde llegamos sobre las 8 de la mañana, algo antes de lo esperado. La luz de las últimas horas ha puesto en contacto nuestras inquietas miradas con los techos del mundo, que rasgaban el horizonte, como queriéndose elevar más y más

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El grupo en el aeropuerto de Barajas antes de embarcar

hacia el infinito. Pero ya hemos bajado de las alturas, y nos toca ahora pasar los engorrosos trámites de acogida, el pase por aduana, pasaportes, visados, y todas esas cosas, todo ello en el aeropuerto internacional de Tribhuvan, en Katmandú. A las 09:45 salimos definitivamente del aeropuerto y nos dejamos acoger por la agencia local, que en este caso es Thamserku, nombre prestado de un pico de 6623 metros, en el Valle del Khumbu. A partir de aquí, lo típico, collares de flores, montar los petates en la baca, y arriba, que hay que ponerse en ruta urbana hasta llegar al hotel. Mientras tanto nos vamos empapando de las escenas cotidianas de esta ciudad tan arraigada en su historia, y tan bañada de hinduismo. Una de las curiosidades es ver la cantidad de banianos, o higuera de Bengala, una gigante especie de ficus en cuya base suele haber, más grandes o más pequeñas, unas capillas que sirven de casetas refugio de santones. Finalizamos la travesía llegando al hotel sobre las 10:30. Un hotel, el Marshyangdi, cuyo nombre no es fácil de recordar, a pesar de que se trata de un río, de un gran río que nos va a tocar remontar en los primeros días de travesía. Descarga de petates y mochilas y a hacer la inscripción. Nos reunimos en una salita para hacer la primera toma de contacto formal de todo el grupo, y a planear estos dos días de estancia aquí.

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Nos instalamos en las habitaciones, y se nos hace la hora de comer. El hotel está en la zona llamada Thamel, un núcleo de calles estrechas, llenas de vida, repletas de comercio, donde tenemos ocasión de fundirnos con el entorno, con sus gentes, con sus calles, con su tráfico, con su laberíntico cableado, con sus olores... Llama especialmente la atención la cantidad de anuncios que hay de la cerveza San Miguel, y lo enormes que son, la individual son 650 ml. Las locales más extendidas son la Everest y la Tuborg. Salimos por grupos, y entramos en el The Northfield Café. Son las 2 de la tarde. A eso de las 3 seguimos dando vueltas, entrando en los establecimientos que nos llaman la atención; tenemos que cambiar moneda también; todo ello nos ocupa hasta las 17:30, hora en la que volvemos al hotel a descansar un rato, y algunos a hacer la primera colada del viaje. A la tardada, reunión con el responsable de la agencia local en la terraza del hotel, donde nos da la bienvenida y nos presenta al guía, a la sazón Shyam Shrestha. Ambos nos explican a grandes rasgos la travesía y los recursos con los que vamos a contar. Al terminar, nos echamos de nuevo a la calle, y nos dirigimos a La Dolce Vita, una pizzería en cuya terraza cenamos con Javier Garrido, de Aragón Aventura. Y de nuevo al hotel, a dormir nuestra primera noche en estas tierras.


Martes, 28 de septiembre. Jornada 3. Estancia en Katmandú (1317 m). Nos levantamos a una hora prudente. Bajamos a desayunar a un patio del hotel, donde nos encontramos a un paisano y sus artes de hacer tortillas o revueltos de mil maneras. Ambiente agradable. Jornada dedicada al turismo local. Son las 10 cuando nos recoge el autobús que nos proporcio-

Caluroso recibimiento en el aeropuerto de Katmandú

na nuestra agencia local. La circulación, como en todas las ciudades de este tipo, es abundante y un auténtico caos, pero ellos lo llevan bien, es la ley del claxon, pero lo dicho, lo llevan bien. La consecuencia es una contaminación exagerada, por lo que no es extraño ver a sus habitantes con pañuelos o mascarillas en la cara. Narayan Krishna Kharel, Santiago, para los amigos españoles, es el guía turístico urbano, que habla bien castellano, y se hace llamar así porque se quedó impactado cuando hizo el Camino de Santiago en España. La primera visita es a Kathmandu Durbar Square, donde podemos empaparnos de la enorme devoción hindú que invade todo el ambiente, así como encontrar en cada rincón de la calle, pequeñas, y no tan pequeñas, capillas en las que los paisanos hacen sus ofrendas. Como bien explica el consulado de Nepal en Madrid, en su pági-

na Web, esta enorme plaza contempla varios edificios notables, de entre los que destaca el antiguo Palacio Real, el templo que dio nombre a Kathmandu. Se trata del palacio más antiguo de la humanidad construido con la madera de un solo árbol y que fue en tiempos pasados punto de reunión para agricultores y ganaderos que venían a vender sus productos en la ciudad. También en esta plaza se encuentra el antiguo Palacio Real, donde vivieron los reyes hasta hace pocas décadas. En su entrada hay una estatua tapada con trapos sagrados y pintada con polvos de colores. Bajo el inescrutable atuendo se encuentra Hanuman, el dios mono, que protege la entrada y de paso da nombre a la plazoleta. El Palacio Real en la actualidad está convertido en museo, su entrada es de 100 rupias, y no se permiten fotos más que en el exterior. Junto a él está la residencia de Kumari, diosa viviente para los hinduistas, se trata de una niña que es elegida entre la casta Sakya, curiosamente de la comunidad budista, que a sus cuatro o cinco años debe superar numerosas pruebas, y que será sustituida por otra al alcanzar la pubertad. Está en una casa/palacio, y en una de sus ventanas hace aparición durante unos minutos en determinados días de la semana, estando prohibida para las cámaras fotográficas. Lo que sí está permitido fotografiar son los sadhus o santones hindúes, todo emperifollados, que te alargan la mano para cobrarse el posado con ellos. Hay grupos de mujeres hindúes sentadas en la calle y cantando al unísono. La biodiversidad está servida. Parte de ella es el soldado Gurkha que guarda la entrada de un edificio contiguo. Pertenece a una raza de antiguos guerreros que conquistaron Nepal en el siglo XVIII, siendo reclutados por el ejército inglés en sus escarceos colonialistas a lo largo de la centuria siguiente. Muchísimo comercio, y tenderetes por los suelos, bisutería, especias, frutas, plátanos, manzanas, piñas… es lo que nos encontramos por todos los sitios. Hay un callejón repleto de garitos en los que únicamente se venden collares, y aprendemos que en el mundo hindú,

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Pág. 28: Edificios típicos en Kathmandu Durbar Square Pág. 29: Fachada principal del hotel Marshyangdi, en Katmandú

la mujer puede ponérselos solo si está casada. También te puedes encontrar paisanos que te hacen zumo de fruta en un tablero que se montan encima de su bicicleta. Hay que tener mucho cuidado a la hora de comer o beber alimentos crudos, hay que desconfiar de la salubridad de las aguas, todo ha de ser guisado, y el agua embotellada y desprecintada por uno mismo o estando presente. El riesgo de sufrir colitis, gastroenteritis o cosas parecidas es muy alto. Santiago nos va llevando por las calles y nos va explicando los lugares más significativos. Nos lleva a una especie de templo, abierto por los cuatro costados, que era, más antes que ahora, centro de peregrinación. Todo ello rodeado por hermosas casas talladas en madera. Al autobús de nuevo, para acercarnos a visitar Patan Durbar Square, un conglomerado de palacios, pagodas, y templos hinduistas, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1979. Siguiendo con la consulta, podemos decir que en esta plaza se encuentra el Palacio Real más antiguo y famoso de los que hay en Nepal. En su interior se puede admirar el famosísimo Baño Real. Es un lugar que concentra artesanos locales y foráneos, que en sus locales o tenderetes callejeros ofrecen sus productos. Aún se recuerda a uno de ellos, que al ver nuestra procedencia latina, amparado en su grito de guerra “ñaka, ñaka, la cigala”, nos ofrecía su cargamento de condones. En una calle cercana, como si se tratara de una isla budista en medio de un océano hinduista, visitamos el Golden Temple, que en un reducido espacio da a conocer todos los iconos típicos de esta fe. Otra prueba de temple y de paciencia en nuestro autobús particular, media entre este alucinante lugar y el siguiente. Se hace la hora de comer, y lo hacemos en Boudhanath, la mayor gompah del mundo, cuyo exterior constituye el centro tibetano más importante de la ciudad, donde los seguidores de esta fe, pueden encontrar todo tipo de productos habituales, desde textiles, hasta antigüedades. También hay un lamasterio de puertas abiertas que se puede visitar, siendo una réplica en pequeño de los que hay en Tíbet. Comemos en uno de los restaurantes de la plaza.

Por último, una visita impactante donde las haya. Se trata del templo hinduista Pashupatinath, que según algunas crónicas ya existía hace 2400 años. En el Rig Veda, uno de los libros más antiguos de la humanidad se dice que “… es el lugar más impactante de Katmandú, a orillas del río Bagmati, afluente del sagrado Ganges, que al descender del Himalaya comunica a los hombres con los dioses”. Es uno de los más notables templos de Shiva (el creador y destructor). Siguiendo la milenaria tradición, todos los días llegan fieles y sadhus que descienden a través de las grandes escalinatas hasta el río, donde realizan inmersiones en las aguas totalmente contaminadas, pero no les importa, porque lo hacen como un rito sagrado, como una purificación de las almas, y es así porque el Bagmati es un río sagrado, y este lugar tiene su paralelismo en Benarés, a orillas del Ganges. A lo largo de un buen tramo de río hay dispuestas unas plataformas, llamadas ghats, en las que van desfilando a lo largo del día los distintos fallecidos, que reposan en sudarios encima de una pira de leña. El hijo menor le da un sorbo del agua sagrada del río, tras de lo cual, el hijo mayor le coloca en la boca una tea encendida, y seguidamente el brahmán de turno termina de encender la pira por distintos puntos, garantizando así la completa incineración. El rito

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Pág. 30 Superior: Uno de los innumerables puestos callejeros de la populosa zona de Thamel Pág. 30 Inf. izq.: Es frecuente ver la presencia de monos en los edificios emblemáticos Pág. 30 Inf. dcha.: Rito sagrado funerario Pág. 31 sup.: Palomas y vacas participando del habitual caos callejero

funerario concluye cuando al cabo de dos horas sólo quedan cenizas, que son esparcidas en el río. La mayoría de los nepaleses terminan así sus días, o mejor dicho, empiezan así su nueva vida, considerando este tránsito como una liberación. Los sadhus no necesitan purificación, de modo que son arrojados directamente al río para que se los “lleve la corriente directamente al cielo”.

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Todas estas instalaciones, que están repletas de monos, se pueden visitar, no así el templo, que está reservado sólo para los hinduistas. Finalmente, vuelta al hotel y a salir a cenar, y con las reflexiones propias de tanto contraste cultural, nos retiramos a los aposentos, que mañana comienza ya la aproximación en rodantes.

Pág. 31 inf.: Posando ante Boudhanath, la mayor gompah del mundo


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La aproximación RODANTES A BHULBHULE Y ETAPA PREVIA A NGADI BAZAR Katmandú (1317 m) – Bhulbhule (840 m) – Ngadi Bazar (890 m)

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iércoles, 29 de septiembre. Jornada 4. Rodantes a Bhulbhule y etapa previa. Comienzan las madrugadas. Hoy, son las 05:30 cuando nos levantamos, y lo hacemos con un cuerpo un poco de… bueno, a ver qué va a pasar hoy, porque va a ser el primer día en ruta de autobús, para rematar, andando. Pues eso, veremos. De momento a desayunar, y luego a terminar de preparar el petate y la mochila. Como se vuelve a este hotel a la vuelta de la montaña, dejamos un pequeño bulto con lo que se ha comprado estos días y no se va a necesitar en la travesía, y sobre todo con un juego de ropa limpia,

que a la vuelta se agradece mucho. El autobús que nos va a llevar hoy no cabe por las callejuelas donde está el hotel, lo que obliga a tener que echar los petates a una furgoneta para acercarlos hasta él, después de haberlos pesado. Se admite un máximo de 20 kilos, habiendo que pagar un extra por todo lo que pase de ahí. La mochila personal allá cada uno. La mía está en 7,5 kilos. No son todavía las 7 de la mañana cuando, tras haber cargado todo en el vehículo ligero, nos acercamos caminando hasta el autobús. Y lo hacemos con el pensamiento de que cuando volvamos a él habremos conocido, habremos comprendido algo más de este país y de sus gen-

Pág. 32: El río Marshyangdi en todo su esplendor Pág. 33 izda.: Primer momento de rodantes, todo por vivir Pág. 33 dcha.: De reparaciones en The Blue Heaven, donde paramos a comer

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tes, habremos contemplado y rendido culto a ese maravilloso mundo de las montañas. Antes de salir de la ciudad, en los arrabales, hacemos una parada para comprar víveres, y luego, un monumental atasco nos retiene en la carretera durante un largo y tedioso periodo de tiempo. Finalmente llegamos a un lugar donde paramos a comer; The Blue Heaven se llama el restaurante, son las 11:30, y estamos como una hora. Es nuestra primera comida en ruta. Seguimos camino, hasta que llegamos a Besihahar (760 m) a las 15:15, donde pasamos un control policial, y parece que hay un problema con el permiso de paso, quedando retenidos a la salida del pueblo, frente a un puente tibetano que nos llama la atención, por ser el primero que vemos. En esta explanada hay alguna chabola, en una de ellas un carpintero se afana en su oficio; también críos por la calle. En todo este tiempo que estamos por aquí pululando, nos empieza a llover, que no es buen presagio, pero no hay más remedio que estar a todo. Finalmente, al cabo de hora y media, podemos arrancar, comenzando por una pista tremendamente rota, con lluvia y teniendo que atravesar el cauce de un barranco, para lo que

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casi, casi, hay que medir piedra a piedra para pasar bien. Una verdadera odisea. Siempre se ha dicho que en este tipo de viajes hay más peligro en los tránsitos en rodantes que en la propia montaña. Son las 6 de la tarde cuando, a media luz ya, llegamos a Bhulbhule (840 m), llegamos al lugar donde las ruedas van a dejar paso a las piernas en esta etapa prólogo; y lo que podría ser un final de etapa en un sitio para descansar, no es así, tenemos que prepararnos para andar, y lo hacemos ya de noche, porque salimos a las 18:45, llegando a Ngadi Bazar a las 19:40. Una corta pero intensa travesía nocturna, que da de sí para poder comenzar a saborear sobre el terreno todo lo que nos ofrece esta exuberante naturaleza, calor incluido, e intuir lo que nos guarda para los próximos días. Duchita, y a cenar, comenzando por una crema de champiñones que sabe a gloria, que sabe a hogar. Una sencilla pero más que agradable cena que precede al descanso en la primera noche en ruta, concretamente en el lodge Mina de Ngadi Bazar. Tiempo total: 1h. Actividad: 1h. Distancia: 4 kilómetros.

Puente tibetano en Besihahar


Superior: Un carpintero de Besihahar en plena faena Inferior: Dos adorables niños, bajo la atenta mirada de Fermín, en Besihahar

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La travesía

De Ngadi Bazar a Jagat Pág. 36: Con la gran cascada de

NGADI BAZAR (890 M) – GHERMU (1130 M) – JAGAT (1300 M)

fondo, en Ghermu Pág. 37: Rebosando alegría

Jueves, 30 de septiembre. Jornada 5. Etapa 1. Son las 03:15 y me despierto por la lluvia, y no sé si quiero pensar o pienso sin querer, lo de “seguro que pasará”. A las 05:45 nos vamos levantando, sigue la lluvia, aunque débil. Desayuno relajadito en el porche de la casa… y en marcha. Las 07:30, buena hora para salir, buena hora para comenzar esta primera etapa de travesía. Nuestro camino discurre por terreno subtropical, mucha humedad y calor, bastante calor. En algún momento tratamos de tú a este río, a este enorme río cuyo cauce vamos a ir subiendo día a día. Cuando entramos en contacto con él, nos contagiamos de su frescura, de su bravura, de su ímpetu, de su marcado latir. Estamos hablando del Marshyangdi, sí, el que le da nombre al hotel que hemos dejado en Katmandú, que ya vemos tan lejano en el tiempo, y del que salimos tan sólo ayer, pero es que este escenario no tiene nada que ver con aquél, esto es otro mundo. Aunque el contrapunto lo ponen los tramos de pista ya construida, y que con la lluvia caída se está poniendo

impracticable, y de hecho, se están reventando los muros de contención. Poco a poco el río se nos va quedando más y más abajo. Sin darnos cuenta, o sí, vamos tomando altura. Unas grandes terrazas colonizan las enormes, las interminables laderas, pobladas por unos fosforescentes campos de arroz. Va-

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mos viendo corrales de ganado, vamos viendo ingeniosas construcciones para el secado de las panochas de maíz, todo ello significa que nos vamos acercando a un poblado. Y así es, tras unas escalinatas que parecen no tener fin, llegamos a Bahundanda (1310 m), donde nos tomamos un respiro. Pero no estamos todos, porque José Ramón y Cris tardan en llegar; parece que JR no

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viene bien, trae calenturas y le están agotando. Veremos. Todo lo que hemos subido, ahora lo tenemos que bajar. Las vistas sobre el valle, sobre el enorme valle, son espectaculares. Seguimos la marcha, hasta un puesto en el camino en el que tras subir otro buen repecho paramos a descansar y a esperar a JR y Cris. En este lugar nos sorprende un atronador ruido, somos testigos de un enorme desprendimiento de tierras en una de las laderas que han tenido que morder para trazar la pista; si es que el terreno está bien como está, y si lo tocas es lo que te puede pasar… Vamos pasando por poblados, y vemos que todos tienen algo en común. Así como la religión dominante en las grandes ciudades, y en las tierras llanas, es el hinduismo, conforme te vas metiendo en los pueblos, conforme vas tomando altura, es el budismo el que impera, y uno de sus símbolos son unos arcos en las entradas y salidas de los pueblos, unos arcos coronados por tres promontorios, y en ocasiones, cada uno de ellos soporta un tenedor. Representa los tres estados temporales, el pasado, el presente y el futuro. Al paso por uno de estos lugares, nos encontramos en el suelo los restos de un cuaderno escolar, donde podemos

Superior: Otro vibrante tramo del río Marshyangdi Inferior: Manel llegando a Tal


Al comienzo de la primera jornada de marcha

comprobar que el bilingüismo con el inglés lo tienen desde edades muy tempranas. Y seguimos caminando, hasta que sobre las 13:00 horas llegamos a Ghermu (1130 m), donde paramos a comer, y lo hacemos en el Restaurante Rainbow, frente a una cascada de gigantescas proporciones. Es curioso encontrar en los poblados la misma pila con su fuente, que aprovechan los paisanos para todos los usos imaginables, aseo personal, lavar, fregar…, y en algunas de ellas hay incrustado un pequeño espejo, entendemos que para verse la cara antes de abandonarla. Estamos muy a gusto aquí, pero hay que seguir, no hay más remedio. Son las 14:45. De vez en cuando, nos encontramos con cuatro o cinco operarios tratando de arrancarle al talud algún hueco. Son las incipientes obras de la nueva carretera, que tardarán en concluir, sí, tardarán, pero tarde o temprano llegará, privando a los transeúntes de saborear caminando los paisajes. Vamos tomando más y más altura, y pasamos por lugares con un auténtico terraplén hacia el río. Espeluznante. Hay un tramo con la pista ya concluida, cuyas lazadas alargan mucho

el recorrido, y optamos por tomar un atajo, que tan sólo nos lleva media hora (15:45 a 16:15), pero con un brutal desnivel. Desde arriba, vemos llegar a JR, acompañado de Cris y Javier, con algún porteador que lo trae a hombros. La cosa no pinta bien. Veremos. A las 16:45 llegamos a Jagat (1300 m), concretamente al lodge Eco-Home, que nos va a acoger esta noche. Algunos porteadores se retrasan bastante, por lo que los afectados por los petates que llevan, tienen que esperar para acomodarse. También se retrasa, naturalmente, el grupo de JR. Son las 18:00 cuando nos sirven el té, y a las 20:00 cenamos, y los porteadores sin llegar. Salen otros a buscarlos, y vuelven más de las 10 de la noche sin ellos. Al parecer, a alguno se le ha roto el tobillo en alguna caída. JR llega a cuestas de un porteador, y acompañado de 39,5º de temperatura. Tiempo total: 7h 30’. Actividad: 4h 30’. Distancia: 9 + 3 kilómetros.

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De Jagat a Dharapani JAGAT (1300 m) – Tal (1700 m) – DHARAPANI (1900 m) Viernes, 1 de octubre. Jornada 6. Etapa 2. Nos levantamos a las 05:45. Sigue nublado. La primera preocupación es por ver cómo ha pasado la noche JR, y lo comprobamos. Ha estado toda la noche sudando sin parar, de modo que entre eso y los medicamentos suministrados, ya no tiene apenas fiebre, pero está muy débil. Con Cris, deciden quedarse como un par de horas más en la cama y contratar a un mulero para que con su caballo lo transporte hasta dar con nosotros; se queda con ellos Dave, que es uno de los ayudantes de guía, y un porteador, y se queda, también, para acompañarles, Javier Lacadena. Luego sabremos que tienen dificultades para encontrar al mulero, porque venía de un pueblo valle arriba, y en lugar de bajar hasta aquí, se quedó esperando, y eso era algo que no se sabía. Empezamos ya con mal rollo. A las 07:00 desayunamos, y tres cuartos de hora más tarde salimos todos en tropel, bueno no todos. En las afueras de Jagat vemos gente trabajando la madera, que con esto del turismo de montaña, se están montando su burbuja particular…

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La travesía

Al poco tiempo tenemos que cruzar las frías aguas de un barranco que nos viene por la izquierda; hay que descalzarse. Llegamos a Chamche (1385 m), donde paramos a echar un trago y descansar un poco. Hay una curiosa terraza, una especie de atalaya, que vuela por encima del valle. Estamos de 09:15 a 09:30. Continuamos la marcha, y continúan también una serie de grandes cascadas, al otro lado del río, afortunadamente, que refrescan la vista y el ambiente. Son espectaculares. Por el camino se van viendo porteadores, que llevan suministros a los pueblos del valle. Las aldeas se suceden continuamente, es agradable ir pasando por ellas y alternar la grandiosidad del paisaje con lo rústico del paisanaje. Una nueva parada, de 11:30 a 11:45 en Nil Giri, donde vemos grandes extensiones de maíz secándose a la intemperie. Los más veteranos, Manolo y Fernando se van quedando rezagados, demasiado mérito tienen, porque el repecho para llegar aquí es brutal. De vez en cuando, también te cruzas con monjes budistas, que al paso te dejan unas irrefrenables ganas de platicar con ellos. Seguimos la cuesta arriba, para asomarnos finalmente de nuevo hacia el cauce del río, de este gran río que vamos remontando, y por el que se van alternando rápidos y remansos. En este caso, estamos ante un oasis junto al río, donde está enclavado Tal (1700 m). Tenemos que bajar hasta él, y pasar por la recurrente puerta coronada por el tridente. Ya se ve importante este lugar, y eso se nota no sólo por el tamaño o el número de casas, sino también por el tamaño de los muros mani de molinillos de oración, por donde hay que pasar, siempre en el sentido de las agujas del reloj, y hacerlos rodar. En el hotel Paradise hacemos la parada y fonda de hoy. Paramos de 12:30 a 14:30. Tras descansar en el exterior, entramos al comedor, donde nos sirven la comida del medio día. Seguimos preguntándonos qué tal irá JR; suponemos que se habrán puesto en marcha y que nos alcanzarán. Veremos. A la salida del pueblo tenemos otra puerta, como no puede ser menos. Encontramos tam-


Pág. 40: Con frecuencia nos cruzamos con monjes Pág. 41: En ruta a través de exuberante naturaleza

bién, muy cerca de ella, una cuadrilla de cuatro o cinco chavales jóvenes, peones camineros, ocupados en hacer la carretera. Están con grandes hierros y mallos robándole rocas a la pared. Se entiende que en estos países no haya paro, por la cantidad de mano de obra que necesitan y por el tiempo que les cuesta hacer las cosas. También, suponemos, escaseará la organización para controlarlo. Vamos dejando atrás este remanso de paz, y claro, al estar a la orilla del río, no queda otra que seguir subiendo y subiendo. Nos vamos cruzando con más porteadores cargados con bultos que les sobrepasan como más de un metro de sus cabezas. Sencillamente brutal. Las cascadas se van sucediendo, y como ya hemos pasado a este lado del río, nos las vamos encontrando, y en alguna de ellas nos vemos obligados a sacar el paraguas. Y de nuevo a la otra orilla, naturalmente a través de un puente tibetano. Por aquí nos volvemos a encontrar con otra cuadrilla de chavales en la ardua tarea de explanar el terreno… y nos quejamos de los trabajos nuestros… Estas jornadas atrás, la lluvia ha debido de ser generosa por estos lares, porque los barrancos bajan pletóricos. Otro gran salto de agua inunda nuestro paso, y hay que buscar alternativas. Antes de nuestro destino de hoy hacemos

una nueva parada. Se trata de Karte (1870 m), que para acceder a él, inmediatamente antes de entrar tenemos que cruzar el río por otro puente tibetano, y somos testigos del paso de unos muleros con su piara de mulas, a las que les cuesta convencer para que pasen por el puente. Es un puente largo, muy largo, con grandes tirantes laterales. Aquí estamos de 16:15 a 16:45, y al poco rato (17:00) llegamos a Dharapani (1900 m). Nos alojamos en el Hotel The Seven, donde nos ofrecen el té a las 18:15. Se hace de noche, y seguimos sin estar todos, pero los que estamos, estamos… estamos pendientes, decimos, de los que faltan, JR, Cris, Javier, Dave, el porteador y el mulero. Son las 19:30 cuando vemos en la lejanía unas luces de frontal, que van aumentando de tamaño conforme se van acercando, deben ser ellos. Tienen que ser ellos. Son ellos. Vemos llegar a un un JR caminando, ¿caminando?, totalmente pálido, despavorido, en estado de shock, que al llegar se engancha al cuello de Cris como si fuera el primer abrazo, como si fuera el último abrazo. No entendemos nada No está el caballo. No entendemos nada. Nadie habla,nadie dice nada. Ellos siguen

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abrazados. Nosotros mirándonos unos a otros. No entendemos nada. Les hacemos sitio, les damos tiempo. El silencio es ensordecedor, eterno. Ambiente tenso, muy tenso. Finalmente se van calmando y comparten la experiencia, la por muy poco, trágica experiencia. Estamos asistiendo a un nacimiento, cuando podíamos estar asistiendo a un funeral. Están tocados, muy tocados. ¿Qué ha pasado? Llegando ya a Dharapani, muy cerca de él, viendo incluso las primeras luces, al caballo le falta tierra, le falta el suelo bajo sus cascos y se caen por el barranco. JR nos dice que ya notaba que el caballo venía sudando por el camino, es posible que estuviera enfermo. Si es así, mal por el caballo, pero peor por el mulero. La cosa es que en medio de la oscuridad de la noche, caballo y jinete desaparecen del camino. JR cuenta que cae montado como tres metros en vertical, y que seguidamente saca los pies de los estribos y se ponen a rodar otro buen tramo, tras de lo cual nota cómo le pasa el caballo por encima y cae al río, que está a varias decenas de metros por debajo de ellos. En el lance pierde la frontal, se agarra a unas ramas; mientras tanto el guía, en una reacción refleja de protección se arroja al vacío en su busca. Cris y Javier buscan

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en el petate del guía una cuerda… todo ello en el ambiente lógico de la histeria del momento. Se oyen gritos, JR vive!!! Finalmente, entre el guía y Javier consiguen sacarlo. El susto ha sido, bueno, y sigue siendo, de muerte, y nunca más cerca de ella, nunca mejor dicho. Desde luego, a JR se le han ido todos los males de repente. Son escenas tan bien descritas por el superviviente que no nos las podemos quitar de la cabeza. Les acompañamos a cenar, seguimos con ellas; nos vamos a dormir, seguimos con ellas. Dan vueltas y vueltas en la cabeza por la noche. Seguimos con ellas. Ha sido un episodio auténticamente trágico, pero con final feliz. Tiempo total: 11h 15’. Actividad: 4h. Distancia: 9 + 6 kilómetros.

De Dharapani a Chame DHARAPANI (1900 m) – Thanchowk (2570 m) – CHAME (2710 m) Sábado, 2 de octubre. Jornada 7. Etapa 3. Nos levantamos a las 05:45, como ayer. Estamos todos, y lo enfatizo porque a punto hemos estado de no haberlo estado. A las 06:45 a desa-

Por una de las cascadas que nos salen al paso


Una de las puertas de entrada a Chame

yunar, y tras digerir, en lo posible, el trance, ahora viene una parte no menos desagradable, que es la de lidiar con el mulero. Viene su hijo, para negociar la pérdida económica del caballo, ¿pero qué me estás contando?, pues sí, eso es, no nos lo podemos creer ninguno. A las 6.000 Rp que ya pagaron ayer por el alquiler del animal, ahora nos piden 70.000 Rp más por su desaparición, como si tuviéramos nosotros la culpa. Estamos hablando de 60€, que bueno, es más que razonable, pero es que ahora hablan de 700€!!! Están locos estos romanos… está claro que tiran por elevación… está claro, también, que aunque la culpa no haya sido nuestra, lo cierto es que se han quedado sin recurso y lo quieren rentabilizar. Se presta Shyam a hacer de mediador, y convenimos entre todos que no es correcta su actitud y absolutamente descabellado el precio que pide, por un caballo viejo y posiblemente enfermo, pero no obstante accedemos a colaborar en la pérdida con 10€ cada uno, de modo que representan para él 17.000 Rp, bastante menos del importe inicial, pero no se puede decir que se haya ido de vacío. Bueno, seguimos con lo nuestro, que no es ni más ni menos que seguir con esta extraordinaria ruta en la que poco a poco vamos ganando

altura. Las jornadas se suceden, los kilómetros también, pero el caminar a paso cansino hace que la aclimatación vaya siendo buena. A las 07:45 estamos prestos para salir, ya todos juntos. De 09:15 a 09:30 descansamos en Danaque (2160 m). Estamos en pleno ambiente subtropical, con un calor y un nivel de humedad bastante elevados; hay momentos agónicos, pero hay que seguir avanzando, no hay más remedio. Para ir haciéndonos más agradable el camino, tenemos puestos de paisanas que nos ofrecen manzanas, a 10 Rp la tirada. Tras un tramo un poco árido y muy pendiente, a las 12:15 alcanzamos Thanchowk (2570 m), parando a comer en el Hotel Himalayan. Estamos hasta las 14:15, y todos los sofocos de la subida, se tornan ahora en fresco estar, teniendo que acudir a la ropa de abrigo, porque la mesa está montada en el exterior. De postre, unas suculentas manzanas rojas que Devi, uno de los guías, coge del árbol mientras comemos. En el inicio de una tarde un tanto desapacible, continuamos la marcha. Pasamos por un barranco en el que han canalizado de una forma muy curiosa el agua. También vamos encontrando por las cunetas alguna colonia de plantas de orégano, y es curioso lo que se parece al nuestro. Es una zona muy boscosa, en la que hay pequeñas explotaciones madereras, en las que, de un modo muy manual, van serrando los tableros directamente de los troncos; con motivo del comienzo de la explotación turística, está habiendo mucha demanda para la construcción de nuevos lodges. Por el camino nos topamos con chicos uniformados, con pinta de venir de la escuela de regreso a sus casas. Es Manolo el que más éxito tiene con ellos. Vamos bastante tiempo junto a un pequeño río, en el que hay una vieja casa con pinta de molino. Llegamos a Chame (2710 m), una gran población, en la que tenemos nuestro alojamiento en el extremo opuesto, que para el arranque de mañana está bien, pero ahora nos obliga a cruzarnos todo el poblado, y es largo. Vemos unos chicos jugando a algo parecido a la petanca. Muchas casas con sus huertos, en los

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que impera la coliflor, ¿será como la nuestra?; aparentemente, sí. Hay que cruzar el río por otro puente tibetano, y enseguida llegamos, a las 16:00, a Sangso Guest House, nuestro lodge de hoy, pero antes de eso, justo al terminar de pasar el puente, vemos indicaciones que nos hacen pensar que hay un punto de aguas termales. Iremos a verlas, claro que sí. Estamos al final del pueblo, justo en el punto de arranque de mañana, y en esta salida hay una puerta distinta, es como un pasadizo, coronado por una estupa. En el interior, en el paso hay profusión de pinturas en las paredes, todas ellas con motivos religiosos budistas, todo un derroche de color. Y un poco antes de llegar a todo ello, lo que hay es un montón de piedras mani, muy ordenadas, eso sí, pero con inscrip-

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ciones de mantras y símbolos budistas, entre los que destaca el OM MANI PADME HUM, que llama a la compasión entre los humanos. Nos acomodamos y vamos a ver lo del anuncio termal, y lo hacemos con la ropa que tenemos que lavar. Efectivamente, a un par de cientos de metros aguas abajo, en la misma orilla del río, surge un manantial de aguas termales, a una alta temperatura, que hace que se pueda aguantar muy poco tiempo con las manos metidas dentro, lo que dificulta enormemente la tarea que hemos venido a hacer, que es la de lavar la ropa, pero hacemos lo que podemos. Junto al caliente y manso manantial, fluyen como una exhalación las aguas frías y rápidas del padre Marshyangdi, que nos contagian con su bravura. El restaurante está en un edificio en-

Otra de las cascadas sobre nuestro camino


frente del hotel. La tarde está fresca y húmeda. La pasamos jugando a la baraja. A las 18:00, ya se sabe, el té, y a las 20:00 la cena, que la tenemos que hacer alumbrados por velas, porque se va la luz. Sigue lloviendo, aunque débilmente. A las 21:30 al catre, a vagar por otros valles y otras montañas. Tiempo total: 7h 45’. Actividad: 5h 30’. Distancia: 10 + 6 kilómetros.

De Chame a Lower Pisang CHAME (2710 m) – Dhukur Pokhari (3240 m) – LOWER PISANG (3250 m)

Izda.: La altas montañas abren su camino visual hacia nosotros Dcha.: Muro mani con molinillos de oración, en Upper Pisang (3310 m)

Domingo, 3 de octubre. Jornada 8. Etapa 4. Los cielos grises, plomizos, de ayer han dado paso a los azules y radiantes de hoy. Es como si se hubieran escuchado todas nuestras plegarias. Pero no sólo es la única ventaja, sino que se nos muestra ante nosotros, con todo su esplendor, lo que ayer se nos negó, el primer macizo importante de la travesía. De repente, el Lamjung Himal (6983 m) hace acto de presencia en nuestro recorrido. ¡Pero qué poderío!

La movida es a las 06:15, el desayuno a las 7 h., y la arrancada a las 8 h. Todos a pasar por la original puerta de este lado de Chame, que abandonamos ya para enfrentarnos a esta nueva jornada. Seguimos con nuestro deambular. De 10:00 a 10:15 hacemos parada en Bhratang (2850 m), a descansar y a echar un trago. Vemos cantidades de enormes proporciones de Cannabis, que por aquí la tienen por castigo. Por el camino, encontramos puestos de venta de motivos tibetanos. A las 12:15 llegamos a Dhukur Pokhari (3240 m), población al pie de un enorme circo de roca de más de 1400 metros de altura, se trata de Swargadwari Danda (4666 m), alucinante. Ahora venía lo de “comemos en el…”, pero ni aparece el nombre en fotos, ni lo tengo apuntado en el cuaderno de campo. Pero bueno, no es crítico. A las 14:00 emprendemos de nuevo la marcha. Al poco de salir del pueblo, dejamos a nuestra derecha un pequeño lago, llamados tal por aquí, una manifestación de esta exuberante naturaleza que no estamos acostumbrados a ver por nuestros lares. Continuamos ascendiendo por este potente río, vena abierta de la tierra, que nos va a conducir al término de ésta nuestra etapa

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de hoy, Lower Pisang (3250 m). Llegamos al Hotel Utse sobre las 15:00, y sin apenas acomodo, al cabo de una hora, subimos dando un paseo al barrio alto, a Upper Pisang (3310 m), que está un poco apartado de la ruta, pero que merece la pena visitar. Se trata de un poblado todavía más rústico, en el que hay un lamasterio, con unas vistas inigualables sobre el Annapurna II (7937 m). También se ve el Pisang Peak (6090 m), que lo hemos dejado atrás. En el lamasterio hay internado, porque vemos bastantes monjes pululando por aquí. El interior es precioso, y el ambiente que se respira es de lo más relajante. Durante un momento, que no sabemos cuantificar por haber perdido la noción del tiempo, estamos sentados en el exterior frente al Annapurna impregnándonos de su esencia. A las 17:00 emprendemos la vuelta. Hay paisanos afanados en la cosecha y acarreo. Llegamos de nuevo al lodge al cuarto de hora, para terminar de acomodarnos. Las 18:00, como casi todas las tardes, es la hora del té, que tomamos entre guiñote y guiñote. Y poco más, cena a las 20 y a dormir a las 22. Tiempo total: 9h 15’. Actividad: 5h 30’. Distancia: 14 + 2 kilómetros.

De Lower Pisang a Ngawal LOWER PISANG (3250 m) – Ghyaru (3730 m) – NGAWAL (3680 m) Lunes, 4 de octubre. Jornada 9. Etapa 5. Estamos subiendo muy poco a poco y se nota en la aclimatación, que va bien para la actividad, pero las noches ya empiezan a pesar. Hemos superado ya los tres mil metros y no se descansa igual. Nos levantamos a las 07:00. El sol sigue radiante, vamos a tener otro gran día de marcha. Enfrente de donde estamos, están construyendo un nuevo lodge, todo de madera, precioso, que seguro estará listo para la próxima temporada. Desayunamos a las 08:00, y salimos al cabo de media hora. El Annapurna II (7937 m) sigue elevando considerablemente el horizonte por el

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sur, todo lo ocupa, todo lo preside. Majestuoso. Al poco de salir de Lower Pisang (3250 m), encontramos un lugar muy apropiado para demostrar digitalmente al mundo que bueno, que hemos estado aquí, que hemos pasado por aquí, que hemos tenido ese orgasmo visual que representa tratar, casi, de tú a este tipo de montañas. Con enorme respeto posamos unos y otros, solos, por parejas, por grupos, asambleariamente,

Superior: El Annapurna II (7937 m) Inferior: Muro mani con losas, en la entrada al poblado de Gyaru (3730 m)


El Annapurna IV (7525 m)

de todas formas, la ocasión es única. También tenemos un lago hoy, que nos saluda al pasar con sus ojos verdes esmeralda. Se trata de Malkiu Tal, que se queda a nuestra derecha, y al que le deseamos lo mejor, así como para todo lo que en él se refleje. Seguimos con nuestro deambular por este enorme valle. Son las 10:00, y llegamos a un viejo muro mani, con aspecto de no estar bien mantenido, no en vano se encuentra en el camino, no en ningún poblado. Los molinillos de oración están muy descuidados, dejando entrever en algunos de ellos los papeles con los escritos en sánscrito. En este punto hay que tomar una decisión de ruta, y los guías la toman. Continuamos por nuestra derecha, cruzamos un barranco por un puente tibetano, y comenzamos una durísima subida para alcanzar Gyaru (3730 m), que lo hacemos sobre las 11:00. Nada más pasar por la puerta del pobla-

do, nos encontramos otro muro mani, con las típicas losas con las inscripciones de oraciones tibetanas, que pregonan las virtudes que esta filosofía de vida ofrece al mundo. En una espectacular atalaya, hay un enorme chortén, con sus banderas al viento, a los cuatro vientos, a todos los vientos. Desde aquí tenemos una magnífica vista sobre el macizo de los Annapurnas, de hecho, ya tenemos enfrente, también, el IV (7525 m). Visitamos las escuelas, que desconocemos si están activas o no, lo cierto es que tal y como están las cosas lo parece, de lo contrario han sido abandonadas hace muy poco tiempo. Hoy está vacía, no hay niños, no hay futuro. Descansamos hasta las 11:45, que arrancamos, no sin antes visitar una de las casas, con un patio interior presidido por una enorme estufa, que entiendo no van a tardar en encender, porque el tiempo se está estropeando, hay nubes coqueteando con las cumbres y comienza a soplar

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viento. En el camino nos encontramos más muros mani, que merecen ser honrados. Las vistas sobre el enorme valle del Marshyangdi son grandiosas, espectaculares, se nos acaban los adjetivos. En un contrafuerte de la ladera por la que vamos, bien asomados al valle, se encuentran los restos de una vieja fortificación, que habla mucho de su convulso pasado. Un poco más, y ya vemos nuestro destino de hoy, Ngawal (3680 m), que alcanzamos sobre las 13:30. El día sigue desapacible, por no decir que está empeorando a marchas forzadas. Comenzamos ya a ver las primeras cumbres de los Chulu Far. Entramos en el pueblo, con su puerta, molinillo y tridente, como es habitual. Alcanzamos nuestro lodge de hoy, el Hotel Peacefull, en el que vamos a pasar dos noches, porque mañana será día de descanso aquí, reponiendo así fuerzas para la incursión camino de los Chulu. Al fondo del valle, junto al cauce del río, está el aeródromo de Humde. El pueblo es de los menos agraciados que hemos visto, y con frío, de modo que no va a ser cómoda la jornada de descanso. Veremos. Nos acomodamos, y veo que hay una planta más elevada que la nuestra, en la que vive un monje. La comida tarda, pero no importa, porque ya no

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hay que mover de aquí, es fin de etapa. Son las 15:00 cuando nos ponemos a ello, y al rato nos damos un paseo por el pueblo. En la parte alta, encontramos un viejo templo abandonado, ¡qué extraño!, pensamos. Seguimos por el camino, y llegamos hasta una gran explanada, en la que hay faenas agrícolas. Cris le da unos calcetines a un niño. Un joven monje nos indica dónde está el nuevo lamasterio, que visitaremos mañana. A las 18:00 el recurrente y esperado té, y a las 20:00 hay que interrumpir los juegos de cartas, escrituras, lecturas, o lo que cada uno haga, para cenar. En la sobremesa, Shyam nos comenta que ha tenido que reforzar el grupo de porteadores porque hay sobrepeso en los petates. A priori nos extraña a todos, habida cuenta de que se pesaron al salir del hotel, y es ahí donde nos lo tenía que haber dicho, y no plantearlo ahora. Se acuerda hablar mañana con Shyam un reducido número de personas. En cuanto a actividad, hoy ha sido una jornada corta, y mañana lo será aún más. No está mal la alternancia de días duros con otros más suaves. A dormir Tiempo total: 5h. Actividad: 3h 45’. Distancia: 8 kilómetros.

Hotel Peacefull, en Ngawal (3680 m)


Superior:

Estancia en Ngawal

Juegos entre los inter-

NGAWAL (3680 m)

nos en el lamasterio de Ngawal (3680 m) Inferior: Interior del templo del lamasterio de Ngawal (3680 m)

Martes, 5 de octubre. Jornada 10. Etapa de descanso activo. Aunque hoy no hay prisa por levantarse, lo cierto es que el desayuno es a la misma hora, las 08:00, y como ya se lleva mucho rato despierto, pues ya se cansa uno de estar tanto tiempo en estos catres. Así es que movemos como todos los días, o incluso antes. Buen lavado de bajos y alerones, que ya tocaba, y colada, que también. Aunque sobra ropa limpia siempre es mejor que no se acumule la sucia. Tratamos con Shyam lo del sobre coste que nos planteó ayer, y como no estamos muy conformes con ello, acordamos pagarle la mitad, dejando el resto pendiente para el regreso a Katmandú, tras hablarlo con su jefe. A las 08:00, como es habitual, se desayuna, y luego ascendemos por una ladera hasta los 4100 metros, para aclimatar. Son unos viejos caminos por los que hay como un Vía Crucis de los católicos, y que pasa por unas estupas. A la bajada, encontramos un lugar recóndito, un lugar escondido, es como una cueva habilitada para retiro monacal. Todo ello presidido por los Annapurna II y IV. Este lugar destila recogimiento por todos sus poros. Vamos bajando, para llegar de nuevo al lodge al mediodía, y seguidamente a comer. En la sobremesa comenzamos a hablar de la jornada de mañana, porque es cuando toca desviarse de la ruta normal del trekking para entrar en los dominios del Chulu. La fiesta va por barrios: a Fernando lo viene controlando Coro, y lleva varios días con la tensión alta, ya comprende él que tiene que renunciar. Manolo está bien, pero no quiere dormir en tienda, de modo que tampoco se desvía. Cris también está bien, pero prefiere no subir. Toño ha amanecido con descomposición y náuseas, y de salir así mañana, igualmente no subirá. Este es el panorama. Después de todas estas reflexiones en voz alta, el grupo se pone cada uno a sus cosas, y yo opto por acercarme al lamasterio nuevo, antes de que acudan en tropel, porque quiero experimentar la sensación de estar solo en medio del silencio. Hay que salir del pueblo en la dirección que seguiremos mañana, pasar por donde estuvimos ayer, y

seguir un poco más, y en un sitio verdaderamente privilegiado se alza este gran centro de internado de pequeños monjes, que aspiran a serlo, y para toda la vida. El complejo tiene un alargado edificio de dos plantas, son las habitaciones de los chicos; está el templo, en el que pasamos un buen rato; y está el resto de dependencias comunes, cocina, comedor, patio de juegos… Estoy solo en el templo más de media hora, rodeado de vistosos e intensos símbolos budistas. Comienza a llegar el grupo, y estamos juntos un buen rato curioseando todo lo que respetuosamente podemos. En una desapacible tarde, tomamos el camino de regreso al pueblo, del que distamos como diez o quince minutos. A las 18:00, el té vespertino, que media con una larga lectura hasta la hora de cenar. A las 21:45, sin más novedad, al catre, que es el primero en ruta que usamos por segunda noche consecutiva, en este Peacefull, Pleno de Paz, que así se llama el lodge. Tiempo total: 2h 30’. Actividad: 2h. Distancia: 4 + 1 kilómetro.

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De Ngawal a Yakar Camp

Estupa sobre un manan-

NGAWAL (3680 m) – YAKAR CAMP (4000 m)

tial, en Ngawal (3680 m) Superior: Fermín con una estupa de terracota en miniatura, camino del CB del Chulu Inferior: Aclimatando por encima del CB del Chulu

Miércoles, 6 de octubre. Jornada 11. Etapa 6. Una nueva jornada para reanudar la travesía, con la particularidad de que no todos vamos a hacer el mismo camino. Finalmente, Toño se encuentra bien para seguir ascendiendo, de modo que son Fernando, Manolo y Cris los que con un guía y dos porteadores deciden ir directamente a Manang, siguiendo así la ruta del trekking, y no desviarse hacia Yakar Camp (4000 m), que será el lugar de la próxima acampada, y digo acampada, porque ya no hay poblaciones, y se tendrá que montar campamento. La movida es igualmente a las 06:45, y el desayuno a las 08:00. Entre los preparativos para el arranque, despedimos a los tres compañeros de fatigas que quieren poner rumbo directamente a Manang. El resto partimos a las 08:45, desviándonos del circuito comercial, para afrontar la remontada por el valle de Julu Khola, que nos llevará hasta Yakar Camp, a donde llegamos a eso de las 12:15. En términos montañeros, a este lugar

se le considera como el Campo Base (CB) del Chulu Far, habiendo el llamado Campo Base Avanzado (ABC) a 4900 metros de altitud, al que tendremos que ir mañana. Como decimos, se monta el campamento en la base de un circo, al que caen dos altas cascadas que, en ocasiones el fuerte vien-

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to avienta tanto el agua que la atomiza y no llega al suelo. Es mediodía, pero la cercanía de las paredes que cierran el circo por el norte hacen que el sol se vaya a poner pronto, y aquí hace frío, no en vano estamos ya a 4000 metros. Al haber ido ya por delante los porteadores del material, nos tienen preparadas ya las tiendas, incluso la comida. A las 13:00 acudimos a la tienda comedor, y a las 14:00 a descansar a las tiendas. Se ha hablado en el transcurso de la comida de la necesidad de subir esta tarde como unos 400/500 metros de desnivel, para aclimatar. A las 15:20 partimos en la dirección de mañana, llegando hasta la altitud propuesta. Y al cabo de dos horas regresamos al campamento, en el que, naturalmente ya ha desaparecido el sol, y la sensación de frío es todavía mayor. Se va a hacer larga la tarde… y la noche. El té a las 18:00, la cena a las 19:00 y en el saco a las 20:00. Entre tanto, a la tienda comedor, a leer, oír música, jugar a las cartas, en fin, a lo que sea para estar entretenidos. Y en cuanto a la noche, pues sí, se va a hacer larga. Larga y fría, muy fría se hace. Pág. 52 sup.: La Alta Montaña en su máxima expresión Pág. 52 inf.: Llegando a Yakar Camp (4000 m)

Tiempo total: 6h 25’. Actividad: 6h. Distancia: 10 + 4 kilómetros.

De Yakar Camp a Campo Base Chulu Far East YAKAR CAMP (4000 m) – CB CHULU FAR EAST (4900 m) Jueves, 7 de octubre. Jornada 12. Etapa 7. Efectivamente, noche larga y fría, como se preveía, de hecho he notado frío en los pies, y creo que me he enfriado un poco. Amanecemos a las 06:15 en una mañana gélida, ha enrasado y la helada que ha caído es importante. A las 07:00 el desayuno, y a las 07:45 comenzamos a andar. Volvemos a recorrer, y no sólo a recorrer, sino que superamos lo andado ayer. Lo primero que hay que hacer es cruzar el barranco que

tenemos debajo, y el río no está para bromas. Hay un tronco muy inestable y helado, al que hay que echarle tierra para que agarren nuestras botas. Lo cruzamos todos, y tomamos ya la subida. Paramos a echar un bocado a unos 4650 metros de altitud, en unas campas en las que hay un pequeño refugio. Eso sucede entre 10:30 y 11:00. Conforme vamos subiendo, conforme vamos tomando altura respecto del circo, se va terminando este encajonamiento visual que teníamos, y se nos va abriendo más y más la perspectiva. La interminable cuesta la terminamos algo antes del mediodía, y de 12:00 a 12:45 nos paramos a comer el pic-nic que nos han preparado los cocineros. Estamos casi a 4800 metros de altitud, y ya estamos cerca, muy cerca, tanto es así que al cuarto de hora divisamos ya las tiendas del Campo Base Avanzado allá a lo lejos, en lo hondo de un circo, dominado por el cordal de los Chulu. Hay que bajar a esa amplia hondonada, y son las 13:15 cuando llegamos. Y aquí también hace frío, claro, más frío, pero la ventaja es que está muy abierto y el sol tardará más en irse. Vamos llegando muy distanciados, incluso los porteadores, teniendo que esperar algunos hasta que llegue nuestro petate, que tarda bastante, temiéndonos ya lo peor. De no habernos salido del circuito comercial, no hubiera hecho falta, pero al intentar acometer un pico de 6000 metros se hace necesaria la contratación de un sherpa de altura. Pema es el nuestro, experimentado en estas cumbres, incluso en algún ochomil. A las 15:00, requiere ver el material de cada uno de los que pretenden hacer cumbre. A continuación, el grupo, salvo Carlos y yo, se suben camino del Campo I, como unos 100 metros de desnivel, para aclimatar. Yo sigo con mi dolor de cabeza, más motivado por el enfriamiento que por la altura. A las 16:45 regresan del paseo, y enseguida se va el sol. Ayer lo hizo a las 3, y hoy a las 5. Hoy todo se adelanta. A las 17:30 el té, a las 18:30 la cena, y a las 19:30 al saco. Casi nada. Cuanta más altura, más tiempo hay que

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Superior: Macizo del Chulu Inferior: De camino hacia el CB del Chulu

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ganarle al día. La consecuencia es que, como ayer, va a ser larga la tarde, y la noche. Hace frío, mucho frío, estamos a 4900 metros de altitud, y la noche está totalmente estrellada, formándose nieblas en los fondos de los valles. Tiempo total: 5h 30’. Actividad: 4h 45’. Distancia: 8 kilómetros.

De Campo Base Chulu Far East a Manang CB CHULU FAR EAST (4900 m) – MANANG (3540 m)

El grupo en el CB del Chulu, a punto de comenzar la ascensión

Viernes, 8 de octubre. Jornada 13. Etapa 8. Noche toledana, no se puede llamar de otra manera. El cansancio de la dura ascensión de ayer produjo coger el sueño de inmediato, pero duró sólo hasta las 11:30, para no dormir ya de forma seguida durante toda la noche, y anda que no se

hace larga… Dos pares de calcetines, cantimplora de agua caliente alternándola entre la tripa y los pies. Toda la noche con apneas y con frío. En mi caso, no en vano es el punto más alto para pernoctar en toda la travesía. A las 06:30 se despierta JR, con el que he pasado la noche. Me levanto a las 07:00. Estoy hecho polvo, pero hay que sobreponerse, y la mejor forma de hacerlo es hacer un buen desayuno y perder altura a marchas forzadas. A las 8:15 desayunamos. Se recoge el campamento, porque a la vuelta, el grupo bajará de tiro al CB de Yakar (4000 m). Son las 09:45, y el grupo posando para comenzar ya la ascensión al Campo I (5200 m), un grupo que ya perdió momentáneamente 3 de sus miembros en Ngawal, y otros tres que va a perder aquí. Recordamos que Fernando, Manolo y Cris ya no están con nosotros, ayer por la mañana, en lugar de subir por este valle del Julu Khola, se fueron directamente a Manang. Por mi parte, ya no gano más altura, de aquí

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CB del Chulu (4900 m)

me bajaré directamente, también a Manang. Y Coro y Javi, lo que van a hacer es acompañar al grupo hasta el CI y bajarse luego a dormir al CB de Yakar Camp. Esto hace que sean únicamente once componentes del grupo los dispuestos a hacer cima. Contra todo pronóstico, JR ha ido dejando atrás sus males, y Toño también se ha recuperado de sus dolencias gástricas de estos últimos días. Para mi descenso, Shyam me asigna a un porteador, se llama Ras Kumar Shrestha, un chaval muy agradable y amable, con el que me tengo que entender con el socorrido “go” y “stop”, aparte de por señas, claro. Pues eso, que solos, pero rodeados de inmensidad, tiramos para abajo. Son las 10:00 cuando emprendemos el descenso. A las 10:45 pasamos por la cabaña, y hacemos una breve parada para que descanse; él va más cargado que yo. A las 11:15 llegamos a Yakar Camp, donde hacemos otra parada de un cuarto de hora; deja dos tiendas de campaña del campo avanzado. Seguimos bajando por el valle del Julu, y sin llegar a Ngawal (3680 m), nos desviamos por una finca con caballos, para cruzar el pequeño río, y por un paisaje ya de soto nos va dejando el camino

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en Braga, que hace de bisagra entre el Julu, por el que venimos, y el gran valle, el gran río de Marshyangdi, para enfilar ya el camino a Manang. Llegamos a Braga sobre las 13:00. Se trata de una gran población del distrito del mismo nombre, cuya capital es Chame, y que alberga un antiguo monasterio. Todos los años, para el mes de octubre, los monjes lo abandonan y se van al principal de Katmandú. Con ello, no solamente se evitan los grandes fríos invernales, sino que aprovechan para reciclarse tomando lecturas de otros lamas más elevados. Mientras eso ocurre, de las instalaciones se quedan al cargo algunos aldeanos. Volvemos a cruzar el barranco, y sin cambiar de ambiente ribereño continuamos río arriba, con ganas de llegar, confieso, hasta Manang (3540 m), donde lo hacemos a las 14:15. Está situada en una gran anchura de este generoso río, y rodeada de enormes extensiones de campos de cultivos. La entrada, por el arco correspondiente, la compartimos con varias mujeres que llegan acarreando la cosecha, cargadas hasta las cachas. El Gangapurna (7454 m) es el gigante local, cuya figura todo lo invade. Ya teníamos ganas de llegar a este lugar, largamente anunciado a lo largo del recorrido desde hace varias jornadas.


Ras me acerca al lodge donde están Fernando, Manolo y Cris. Celebramos el encuentro. El grupo tiene previsto alojarse en el Yeti, pero como no hay sitio todavía, ni tampoco en éste, me lleva al Moonlight, donde voy a pasar las tres próximas noches, la que tocaba, la de adelanto y la de descanso del todo el grupo. Le doy a Ras algo de ropa, y reparto con él el pic-nic de hoy. Me acomodo en mi lodge. Buena ducha a las 14:30, y posterior descanso. A las 16:15 acudo al lodge de ellos, que tiene conexión a Internet, y aprovecho para contactar con familia y amigos. A media tarde, colada. Luego un poco de cartas. Y poco más, paseos por el gran Manang y descansar, sobre todo descansar. A las 20:00 cenamos en el restaurante de su lodge, pizza, que nos sienta de miedo, y enseguida al retiro, a leer y a dormir. Tiempo total: 4h 15’. Actividad: 3h 45’. Distancia: 11 kilómetros.

Estancia en Manang MANANG (3540 m)

Gangapurna Lake, con los sedimentos del glaciar

subieron mucha altura, pero eso lo vamos a solucionar hoy. Vamos a visitar el lago glacial del Gangapurna. Salimos a eso de las 10:00 de la mañana, y nos dirigimos hacia la margen derecha de la gran cuenca del glaciar, que termina en un enorme lago, que con sus opacas aguas es la antesala de todo este excesivo espacio con ambiente ya de alta montaña, de muy alta montaña. Unas muy marcadas lazadas nos llevan a asomarnos a este lago que recoge todas las escorrentías del glaciar y de los derrubios que arrastra, que le hacen teñirse de ese color tan característico. Es el fondo de una cuenca que deja asomar las antiguas morrenas laterales del glaciar, que en su momento de máximo esplendor tendría unos cientos de metros más de altura que ahora, en esta su parte más baja. Este enorme espacio, como decimos, está flanqueado por una gran cantidad de pináculos de tierra, coronados por piedras, capricho de la erosión eólica. Al cabo de una hora alcanzamos una amplia cornisa, donde está situado un restaurante con unas vistas de lujo, porque conforme vamos tomando altura, vamos adquiriendo perspectiva sobre este gigantesco valle en este

Sábado, 9 de octubre. Jornada 14. Etapa de descanso activo. Esta noche no es mucho mejor que la anterior, pero bueno, al menos hemos bajado más de 1300 metros, y eso se nota. De todos modos, no ha sido buena. El tratamiento para las apneas es diurético, y no sé qué es peor. Bueno, sí lo sé. La mañana sale con nieblas. Aguanto en la cama hasta las 06:30, que no puedo ya por menos que levantarme, asearme y dar vuelta por la colada de ayer. A las 08:30 desayunamos juntos. Justo en la entrada de su lodge hay una pequeña tienda en la que encuentro un viejo libro de cuentos tibetanos en francés, que me encanta, y lo compro. Seguimos teniendo que cambiar moneda, más desfavorable cuanto más alto y alejado de la capital. Por lo que me dicen los compañeros que llevan aquí un día más que yo, ayer parece que estuvieron algo perezosillos, ya que no

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día de descanso, pero descanso activo, ya que subimos hasta superar los 4000 metros de altitud, a eso de las 13:00 horas. Pasamos por una zona en la que hay como un antiguo poblado en ruinas, con arquitectura al más puro estilo popular y con materiales propios del terreno. Sobre las 14:00 horas ya estamos de nuevo de regreso en Manang, y nos encontramos con que han llegado ya Coro y Javi. Me retiro a mi lodge a refrescarme un poco. Mi habitación está junto a una galería con porche, en la que hay unas mesas con bancos. En una de esas mesas hay dos enormes bandejas con trozos de carne, supongo que de yak, extendidos para que se sequen, y que unos cuervos dan buena cuenta de ellos. A las 15:00 comemos todos juntos, y luego nos vamos de compras por el pueblo. A media tarde, la partida e Internet, a ver qué ocurre en el mundo fuera de estos valles. Y una de las cosas de las que vemos noticia es que Mayencos difunde que se ha hecho cumbre en el Chulu. Nos alegramos de ello. A las 20:30 la cena, y lue-

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go al sobre. A ver qué noche pasamos hoy, reflexión que hago sin muchas esperanzas de que sea mejor que las anteriores. Otra reflexión, la más importante sin duda, es la de la impaciencia por ver mañana a los integrantes del resto del grupo y conocer los detalles de cómo les ha ido en la ascensión al Chulu Far East (6059 m). Tiempo total: 4h. Actividad: 3h 45’. Distancia: 8 kilómetros.

Estancia en Manang MANANG (3540 m) Domingo, 10 de octubre. Jornada 15. Etapa de descanso activo. Tal y como vaticinábamos, esta noche también ha sido la del lorito. Las apneas comienzan a ser ya insoportables. Y lo peor es que nos queda otra noche aquí, y la siguiente a 900 metros más de altura todavía. No quiero ni pensarlo. He dormido bien sólo hasta las dos. Desde entonces, las reflexiones se fun-

Gangapurna (7455 m) con su glaciar


Con el Gangapurna (7455 m) al fondo

dían en la noche con los ladridos de un perro. A las 06:00 se hace ya insoportable, pero aguanto hasta las 07:00. Me invade una profunda sensación de tristeza, de amargura, como si esta pasión que siento por la montaña me desbordara sin control, como si ese respeto y admiración fuese respondido por un rechazo por parte de la inmensidad que nos envuelve. Pero hay que insistir, no hay más remedio. Más confianza. Más respeto. Más adicción. Más perseverancia. El desayuno lo hacemos todos juntos, y a la misma hora que todos los días. Está previsto que llegue hoy el resto de integrantes para agruparnos de nuevo. Pero mientras eso ocurra, tenemos que hacer de nuevo una incursión a más altura. Decidimos subir por la ladera de enfrente a la de ayer. A unos 4000 metros hay un peque-

ño monasterio rupestre, en el que vive permanentemente un monje, un anciano monje que previo pago de 100 Rp te da la bendición para el buen paso por el Thorung La (5416 m). A las 11:30 ya estamos en Praken Gomka, y en los tres cuartos de hora siguientes lo que hacemos es visitar las exiguas instalaciones: la cocina, de negras paredes; el dormitorio, con su tambor tibetano y cantidad de ropas colgadas; y finalmente el aposento del monje, repleto de símbolos budistas. Se trata de un centenario, al que asiste otro monje no tan mayor, que está trabajando un pequeño huerto; y una mujer, que se afana en preparar el té. Las vistas desde aquí son espectaculares. A nuestros pies, Manang, como en un antes y un después del extraordinario cauce del río, y enci-

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ma la enorme cara norte del Gangapurna, con el glaciar y su cuenca de desagüe, rematada en el lago del mismo nombre, que ya visitamos ayer. Con mucho dolor de corazón tenemos que abandonar esta extraordinaria atalaya. Son las 12:15 y hay que poner rumbo de nuevo a Manang (3540 m), a donde llegamos al cabo de media hora. Manolo lleva en las gafas unos suplementos para el sol, y causa sensación entre la gente menuda del pueblo. A las 13:30 llega el grupo. Todos, menos Pili y Fermín han subido a la cumbre del Chulu Far East (6059 m). Han sido: Luis, Mané, Toño, JR, Javier, Benito, Araceli, Armando y Carlos. La alegría es manifiesta. Volvemos a estar todos juntos. La comida la hacemos a las 14:00. Luego, descanso, lectura, paseos por el pueblo, en fin, cualquier cosa que rompa la monotonía de estas tardes otoñales. Cena y a dormir, o eso me gustaría a mí. Tiempo total: 2h 45’. Actividad: 2h. Distancia: 5 kilómetros.

De Manang a Thorung Phedi MANANG (3540 m) – Yak Kharka (4050 m) – THORUNG PHEDI (4450 m) Lunes, 11 de octubre. Jornada 16. Etapa 9. Esta noche duermo mejor, lo que me reconforta bastante. De todos modos, la madrugada es considerable, ya que se desayuna a las 06:30, lo que indica que la jornada va a ser larga. Comenzamos a andar a las 07:15. Salimos de Manang, dejamos esta gran población que nos ha acogido durante dos días. Se acercan bajas presiones, y eso se nota en que el humo de las muchas chimeneas que hay prendidas no encuentra su rumbo hacia estos cielos que se empiezan ya a vestir con alguna que otra nube, que lo que anuncia es eso precisamente, cambio de tiempo. Este ambiente, tan al límite de lo irreal, nos envuelve cuando nos desviamos del gran cauce del Marshyangdi, para meternos en uno que le rinde, en el Kone Khola. A las 09:00 pasamos por Ghusang (3900

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m), y el cuarto de hora que estamos aquí lo pasamos descansando y contemplando. Ya empezamos a ver por estas alturas los hornos solares, una especie de semi-esfera metálica que concentra el calor de los rayos del sol y calienta una perola colocada en el centro. A las 11:15 llegamos a Yak Kharka (4050 m), y nos metemos en el Hotel Gangapurna a comer. Como es pronto, nos dejan en la planta baja un buen rato, hasta que ya nos permiten subir a la planta de arriba, donde nos acomodamos en una mesa alargada, junto a una cristalera, y como la mañana está fresca, por no decir fría, y el sol pega de lleno,

Superior: Símbolos por el camino a Praken Gomka Inferior: Los complementos solares de las gafas de Manolo son la atracción infantil


Superior: Altas cumbres echando la vista atrás Inferior: Al poco de salir de Manang

nos vence el sueño a casi todos, de modo que ahí nos ves no se sabe muy bien si durmiendo, meditando, reflexionando… o aunque sí lo podríamos adivinar. Son las 13:30 cuando salimos y emprendemos de nuevo la marcha. Pasamos por Ledar (4200 m). En este punto se toma el desvío para realizar la aproximación del Chulu Central (6584 m) y del West (6419 m). Conforme vamos remontando el valle, y la tarde va avanzando, se va notando más frío, no en vano estamos ya a una altura considerable. Vamos dejando atrás la extraordinaria vista de los Annapurnas que nos ha ido acompañando estos días. La vegetación va dejando paso al mundo mineral, aunque no quita para que se sigan viendo cabañas de yaks. Un último paso del río a través de un rudimentario puente de tablas, nos deposita en la orilla derecha, para enfilar ya los últimos compases de la jornada. Conforme nos vamos acercando, va cambiando sustancialmente el paisaje. El lugar es totalmente árido, frío, inhóspito, poco amigable, y si a eso le añades lo desapacible de la tarde, la incomodidad está asegurada. Pero

es lo lógico, estamos llegando al último sitio habitado antes del punto álgido de la travesía, estamos llegando a Thorung Phedi (4450 m). Son las 16:00 horas cuando hacemos la entrada en este lugar, que está repleto de gen-

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Superior: Las altas cumbres de los Annapurnas, que vamos dejando atrĂĄs Inferior: Paso del Kone Khola, camino de Thorung Phedi

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Acantilados poco antes de llegar a Thorung Phedi (4450 m)

te, y la sorpresa que nos llevamos es que no tenemos sitio, sí, como lo oyes, no tenemos sitio. No llegamos a saber si es que se han descuidado en reservar, o es que se han pasado la reserva por el forro, pero lo cierto es eso, que no hay habitaciones libres. Tras unas largas conversaciones entre Shyam y los guardas del lodge, nos habilitan dos barracones, en los que hace un frío que pela… creo que vamos a tener que dormir vestidos. Mientras estamos haciendo el acomodo, viene Shyam y nos ofrece una salita para cuatro o cinco, entre los que me apunto. Se trata de un pequeño comedor, un dinner room, en un alto en el edificio principal. Quedamos para meternos Fernando, Manolo, Coro, Javi y yo. Pero de momento hay que pensar en abrigarse bien, y a las 18:00 el té, seguido por la cena una hora más tarde. A dormir nos vamos a las 20:30, con un ambiente exterior frío y muy desapacible, ha empezado a nevar, veremos a ver qué pasa esta noche… y mañana. Tiempo total: 8h 45’. Actividad: 6h 15’. Distancia: 9 + 6 kilómetros.

De Thorung Phedi a Muktinath, pasando por el Thorung La THORUNG PHEDI (4450 m) – Thorung La (5416 m) – MUKTINATH (3800 m) Martes, 12 de octubre. Jornada 17. Etapa 10. Estamos en el día clave de la travesía, al menos para los que no hemos subido el Chulu, ya que hoy nos tenemos que enfrentar a los 5416 metros de altitud del collado, del paso, del Thorung La, que nos va a cambiar de valle, vamos a pasar del Kone Kola (afluente del Marshyangdi, al Thorung Kola (afluente del Kali Gandaki). Apenas duermo en toda la noche. El enfriamiento va liberando la garganta, pero se va bajando al pecho. Comienza esta jornada con otro madrugón de espanto, como no podía ser de otra manera. Son las 03:30 cuando nos levantamos. Ha nevado como tres o cuatro dedos. Desayunamos a las 04:00, para salir a la media hora, en un ambiente montañero de altura, con mucho movimiento. Hoy es el gran día, tanto tiempo esperado. Como en un rito sagrado, nadie habla, todo el mundo estamos en nuestra pura reflexión, qui-

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zá buscando el calor dentro del alma. El esfuerzo ya es considerable, la respiración acelerada, el pulso agitado. La mente anda en esas labores de conexión, de concentración, de ánimo. No está permitida la dispersión. Los miles de millones de diminutos habitantes que nos conforman, y que están afanados en la tarea, merecen una ayuda, que por pequeña que sea, es importante, es gratificante. Hay que calmarles, mimarles, acompañarles, a lo largo de los mil metros que tenemos de ascensión hoy. Hay que estar ahí, entre el Cielo y la Tierra, entre ellos estamos, y sus opuestas energías hay que aprovechar para dosificar, para economizar las nuestras. La serpiente nocturna, en su mudo avanzar, va arañando poco a poco esos cientos de metros de altitud, concretamente más de tres, hasta que damos alcance al High Camp (4850 m), con las

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primeras luces del alba. Breve, muy breve descanso. Las banderas de oración dormidas, no ondean, congelado está el aliento de las plegarias, pero nos empapamos de su significado, que nos da fuerzas para seguir por este manto nevado. Vistare, vistare, que dicen por aquí, calma, calma. Hoy, como casi siempre, son dos féminas la mejor compañía. La paciencia y la perseverancia son nuestras mejores compañeras de ruta. Paso tras paso, loma tras loma, hay que ir ajustando el paso a la altitud, la merma de la capacidad respiratoria va dejando su rastro. Las nevadas de la noche han dado paso a una mañana radiante y fría, que ya permite ir dejando entrar el sol a las alturas próximas al paso, y que poco a poco va bajando al fondo del barranco por el que vamos, camino de esa cota, de ese collado, máxima altura de hoy, y de toda la travesía.

Al filo del alba pasamos por High Camp (4850 m)


Superior: Pequeño refugio al pie del collado Inferior: Thorung Peak (6144 m)

Procuramos no parar, es preferible bajar el ritmo. Tras una de las revueltas ya vemos el Thorung Peak (6144 m), y el último dispensario de bebidas calientes y frías. Son las 07:30 de la mañana. En poco está ya, es cuestión de poco más de una hora. Finalmente, son las 08:45 de este día 12 de octubre, fiesta grande en Zaragoza, cuando llegamos ya al paso. Algunos

han llegado ya, otros lo estamos haciendo, en un ambiente de puro júbilo. Es incesante el paso de personas, de grupos. Entre 80.000 y 85.000 personas pasan anualmente por aquí, y somos unas más de ellas. Una oleada de buenos deseos hacia todos ellos nos invade en estos momentos. Y sobre todo, un recuerdo a todos aquellos que hemos dejado en tierras bajas y lejanas.

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Redondeado, con una enorme capa de nieve, y con varias personas en forma de diminutos bultos afanándose en subirlo, flanquea el paso por el oeste, por nuestra izquierda, el Thorung Peak (6144 m), y a nuestra derecha, al este, el Yakwakang (6482 m), mucho más agreste, más descarnado, con buen paquete de nieve, pero sólo en su cima, y que sin pudor alguno se asoma al abismo. Estamos prácticamente una hora disfrutando del momento. Hay que bajar de la nube y del collado. Es el reino del Thorung, no cabe duda, el collado, el pico, y ahora el barranco, el río, el Thorung Khola, que nos dejará en nuestro fin de etapa de hoy, en Muktinath (3800 m), tras una larguísima bajada, con casi 1600 metros de desnivel. El paisaje ha cambiado de una forma brutal, ahora es más árido, hemos rolado a poniente. A diferente ritmo vamos bajando unos y otros. Son las 11:15, y durante media hora, en un lugar que invita a ello (4380 m), hacemos una parada para reagruparnos y echar un bocado.

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Continuamos nuestro descenso, hasta las 12:15, que volvemos a parar para descansar en un dispensario de bebidas (4150 m). La ronda va por cuenta de Benito y Araceli, que quieren compartir con el resto la celebración de su aniversario de boda. Sones de jota cabalgan a lomos del viento. A las 13:15 reanudamos la marcha. El fondo del valle se ensancha. Nos topamos con una señal que indica la divisoria entre nuestra dirección y la de Chhionkar. Para seguir nuestra ruta debemos cruzar el río y dirigirnos hacia nuestra izquierda. Y a la vuelta de la loma ya tenemos nuestro destino Muktinath (3800 m), que alcanzamos sobre las 14:00, haciendo sendas visitas de cortesía a los dos templos que hay, uno budista y otro hinduista, en el que se halla el auténtico centro de peregrinación nepalés, bien conservado y en el que se pueden ver sus ceremonias y acercarnos a observar el fuego eterno (actualmente casi extinguido). El pueblo es grande, muy enfocado al tu-

El grupo en el Thorung La (5416 m)


Testimonio de nuestro paso por el Thorung La (5416 m)

rismo de montaña, pero muy desordenado, muy caótico. Hay mucha producción local de textiles, elaborados por las mujeres en sus propias máquinas de tejer. Bufandas, gorros, collares y demás baratijas, y sobre todo muchos y muy variados elementos relacionados con las religiones que por aquí se profesan. Son las 14:30 cuando llegamos, ya definitivamente, a nuestro lodge de hoy, al Nightingale, que nos acoge con algo de frialdad, todo hay que reconocerlo, o quizá es que esperábamos más calidez después de la etapa de hoy, después del pedazo de etapa de hoy. Me instalan en una individual, que es una trasera ganada a la tienda que da a la calle.

Es estrecha, lúgubre y fría. Pero es lo que hay. Tratamos de paliarlo con una buena ducha de agua caliente, bien caliente, como hacía días que no ocurría. A las 16:00 el té, y francamente, no tengo ganas de salir a dar una vuelta; conforme va cayendo la tarde, el ambiente es frío. Nos arremolinamos a jugar a las cartas, y cuando me canso, a leer un rato. La cena nos la ofrecen a las 20:00, y al cabo de una hora ya estamos en los sacos. La entrada en él, y las posteriores reflexiones son irrepetibles. Tiempo total: 10h. Actividad: 7h 30’. Distancia: 6 + 10 kilómetros.

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De Muktinath a Jomsom (2720 m) MUKTINATH (3800 m) – Kagbeni (2800 m) – Ekle Bhatti (2740 m) – Jomsom (2720 m) Miércoles, 13 de octubre. Jornada 18. Etapa 11. Mejor noche la de hoy, a pesar de estar a 3800 metros; no hay nada mejor que dejar que las circunstancias empeoren, para notar el cambio cuando mejoran. A las 06:00 comienza la actividad en la casa. Nos levantamos a las 06:30, y lo de todos los días, aseo y desayuno. A las 08:30 ya estamos dispuestos para salir, para emprender una nueva jornada de esta extraordinaria travesía. Aunque sigan siendo largas las etapas, en el grupo nos invade ya una sensación de relajación, motivada por la pérdida paulatina de altitud, y por el trazado descendente de la ruta. Vamos camino de alcanzar el Kali Gandaki, que

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lo haremos cuando lleguemos a Kagbeni (2800 m), pero aún nos queda camino que recorrer. El paisaje ha mutado drásticamente, estamos rodeados de desierto, salpicado por pequeños oasis entre los que se encuentran pequeños poblados, cuyos moradores arrancan de la tierra los escasos recursos que el clima y la altitud les permiten. Los árboles van cambiando de pelaje, los ocres van ganando terreno a los verdes, mimetizándose de ese modo con el entorno, allanando el camino al otoño, que ya se ha echado encima. A las 09:00 llegamos a Jharkot (3550 m), una pequeña localidad, pero que alberga un monasterio con un internado de niños. Es el de Sakya, que además de escuela, es un centro de medicina tradicional, auspiciado por “The German Foundation”, y “Friends of Jharkot”, de Austria. Tras el arco de entrada, hay un patio de recreo, que invita a llegar hasta el pórtico del templo,

Patio del internado de Sakya, con el edificio del templo


Interior del templo de Sakya

en cuyo porche, en la pared lateral derecha entrando, está pintada la rueda tibetana de la vida, en cuyas viñetas deja clara la filosofía budista, en la que no existe el principio ni el fin, todo es cíclico. Con respeto entramos y nos tomamos un tiempo para empaparnos de todo este ambiente. Al salir de la estancia, por encima de los rústicos edificios, nos encontramos con las dos grandes alturas que jalonan el paso de ayer. Un pequeño ventanuco del patio nos permite asomarnos a una sala en la que están dispuestas las camas de los pequeños aprendices de monje, con sus dibujos en la pared. Sensación compartida entre pena y ternura. A las 09:30 abandonamos este magnético lugar. Seguimos nuestro apacible descenso, pasando por pequeños núcleos poblados por campesinos, cuyas mujeres nos muestran su artesanía en el terreno textil, incluso alguna con su telar en la calle.

Los espacios se van abriendo conforme va pasando la mañana. El Dhaulagiri, que con sus 8167 metros de altitud es la séptima cima más alta del mundo, va tomando cada vez más y más protagonismo. Nuestros pasos van dando buena cuenta de estas áridas tierras, y tras haber tomado la decisión de visitar Kagbeni (2800 m), porque está algo apartado de la ruta, nuestros pasos nos van encaminando al borde de una cornisa, desde la que podemos apreciar el milagro de la vida. Es auténticamente increíble el espectáculo que se nos brinda. Rodeado de un desértico, de un dramático paisaje lunar, ha conseguido abrirse paso un gran oasis en los últimos compases del río Jhong Kola antes de rendirse al Kali Gandaki, que trae aromas, colores y sabores del reino prohibido de Mustang. Son las 11:15 cuando perdemos de vista el escenario que venimos dejando atrás, y que

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fue el protagonista de la jornada de ayer. Ahora nos tenemos que centrar en nuestras próximas emociones, fijadas en este poblado y en su templo budista, que teniendo que desviarse un poco de la ruta para visitarlo será por algo. Unas largas lazadas de la pista para salvar el desnivel, nos anima a tomar un atajo que pensábamos no tan vertical. Nos presentamos ante la parte superior de un talud vertical de como unos 4 o 5 metros de alto, y que tenemos que ir bajando con la ayuda unos de otros. Las piedras que hay incrustadas en la tierra, en el subsuelo, facilitan algo la labor. A las 12:15 entramos en esta misteriosa población, cuya pulcritud en las calles nos causa verdadero asombro. Nos dirigimos directamente al templo. Bien se ve que está apartado del circuito comercial. Está cerrado, y vemos cómo un monje, entrado en años, llama a otro más joven para que nos atienda. Entramos y visitamos sus dependencias, hasta incluso subimos a una terraza desde la que se divisa la amplitud de este enorme valle. La mirada va, como sin querer, río arriba, cuyo rumor incesante esconde los ecos de Mustang, el último reino prohibido. Las grises aguas que trae el río son testigos de todo ello, pero pasan tan deprisa que apenas se les entiende. Está situado al norte de Nepal, en la frontera con el Tíbet, es por tanto un enclave nepalés,

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pero desde su fundación en 1380, ha sido durante mucho tiempo soberano e independiente. Nos quedamos con las ganas de visitarlo, pero hay que solicitar el permiso, previo pago de su importe, claro, que está en 500 $. En esta terraza, mirando río abajo, encontramos una modalidad de molinillos de oración que no habíamos visto hasta ahora. Tienen unos dispositivos externos que les permiten girar movidos por el viento. Y es que la enorme anchura del cauce y la proximidad de los macizos de Annapurna y Dhaulagiri, hace de este lugar un perfecto corredor del atroz viento que azota estos lugares. Son las 13:15 cuando dejamos este enclave, puerta de acceso a los misterios de la edad media tibetana. Actuales misterios todavía. Continuamos nuestro peregrinar por la misma orilla del río. El viento que soportamos de frente es auténticamente infernal, por más que lo intentamos, no encuentra parangón en las runas de la memoria. A las 13:45 pasamos por Ekle Bhatti (2740 m), donde entramos a comer, con sones de jota en los postres, hasta las 15:00, que reemprendemos nuestra penitencia particular junto al lecho de este río, cuyas aguas tienen dificultades para seguir su curso debido a la brutalidad del viento. Pasamos junto a un puente tibetano que salva la anchura del cauce, con un paisano que

Superior: Rueda de la Vida, a la entrada del templo de Sakya Inferior: Los elementos vinculados al budismo son incesantes en el camino


Camino a Kagbeni

pretende pasarlo en su moto. Para ello se detiene un momento antes de entrar en él, como encomendándose a algo o a alguien. Desde luego, no es para menos, porque a pesar de los enormes tirantes laterales que tiene, el viento lo mece a su antojo. Junto a la desembocadura del Panda Kola somos testigos de los destrozos que las riadas han hecho en un puente de madera, y que gracias a lo escaso del caudal, algún todo terreno que lo tiene que cruzar puede hacerlo, aunque no sin cierta dificultad y con gran pericia por parte del conductor. Pero nosotros seguimos, también con una cierta dificultad, porque, como digo, el viento es brutal, y como está todo tan reseco, hay una gran cantidad de polvo en suspensión, que nos hace ir con pañuelos tapándonos el rostro, la arena se clava en la cara como cuchillas. Finalmente llegamos a nuestro destino de hoy. Finalmente llegamos a Jomsom (2720 m). Son las 16:30. Es un importante núcleo de población, tanto es así que tiene aeródromo, con vuelos a Pokhara y a Katmandú. Está junto a

nuestro hotel, el Tilicho, que toma el nombre de un pico (7134 m), oculto por los Nilgiri (Sur, 6839 m; Centro, 6940; y Norte, 7061 m), que son los que dominan y enamoran esta zona. Llegamos al lodge a las 17:00, y lo primero que nos llama la atención son las vistas privilegiadas que tiene la terraza sobre el aeródromo y el macizo descrito de los Nilgiri. Tantos días vagando por lugares sin condiciones para ello, finalmente podemos darnos un buen homenaje higiénico integral, además de retomar la colada de varios días, que hacemos en un gran patio que tiene el lodge. Ahí coincidimos todos. A la hora habitual, el té. Y luego la partida y sesión de quiromasaje al/la que se presta. A las ocho la cena, y antes de las diez a dormir. Mañana va a ser un día de transición; debido a que está ya construido el tramo de pista hasta Tatopani, nos ahorramos los 43 kilómetros que nos distan de ella, y hacemos el tránsito en autobús. Tiempo total: 8h 30’. Actividad: 5h 45’. Distancia: 10 + 9 kilómetros.

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Asombrosa área de campos en un entorno desértico, llegando a Kagbeni

Pulcras calles de Kagbeni

Los Tilicho, desde el hotel homónimo, en Jomsom

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El Dhaulagiri (8172 m),

De Jomsom a Tatopani

desde Marpha (2570 m)

Jomsom (2720 m) – Autobús – TATOPANI (1200 m) Jueves, 14 de octubre. Jornada 19. Etapa de rodantes. Si ayer decíamos que habíamos pasado mejor noche, hoy podemos decir que mejor todavía. Está claro que conforme se va perdiendo altura mejora el descanso de forma considerable. Eso no significa que se duerma más tiempo, sino que se duerme mejor, que ya es bastante. De hecho, son las 05:30 cuando me despierto, y me pongo a leer, hasta las 06:45 que me levanto. A partir de ahí, lo habitual, aseo y recoger toda la cantidad de ropa de la macro colada de ayer. Desayuno a las 07:30. Y a ir saliendo a la calle para esperar el autobús. El día está claro, luminoso. Ya se ve gente con sus idas y venidas, con sus porteos, con su actividad diaria. Ya se ven chicos y chicas camino de las escuelas. Llega el autobús y vamos subiendo las pertenencias, y finalmente nosotros, que somos, claro, nuestras mejores pertenencias. No hay que olvidarlo. Nos acomodamos, por decir algo, en este rodante que va a emplear toda la jornada para recorrer esos 43 kilómetros de pistas, que

intuimos infernales, y que nos separan de nuestro destino de hoy, del tropical Tatopani (1200 m). Son las 09:00 cuando arranca esta jornada, distinta jornada, de ver pasar más deprisa el paisaje, que nos vendrá bien para descansar, pero que será a costa de la merma en el disfrute de lo cotidiano, de lo cercano, de lo que se puede paladear y saborear con nuestro caminar. Iremos viendo. Todo ello abrazados a este Kali Gandaki, que a lo largo de los últimos millones de años ha ido modelando un cauce considerado como el cañón más profundo del planeta. Al inicio, su bravura es cruzada por los recauchutados y redondos pies del rodante. Nos encontramos con camiones averiados, y suponemos que seriamente averiados, porque están junto a otros en los que están traspasando la carga. Pasamos por Marpha (2670 m), población importante situada al pie de una gran colina, y dotada de monasterio. Es en un lugar muy cercano donde termina el trekking de la vuelta al Dhaulagiri (8172 m), cuya silueta se va imponiendo ya ante nuestras miradas. En estos momentos, se puede decir que vamos a comenzar a pasar por el punto más estrecho entre este gran macizo y el de los Annapurnas. Este tramo que ve pasar a este enorme río con la más absoluta

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de las indiferencias. Este tramo que es azotado por diabólicos huracanes que resecan todo a su paso. Este tramo que va a ser testigo de nuestro paso. Seguimos nuestra festiva jornada. Se pasa por Tukuche (2590 m), otra aldea también con monasterio, y que da nombre a un pico de 6920 m., en las estribaciones del Dhaulagiri; Kobang (2640 m); Larjung (2550 m); Kokhethanti (2635 m); y finalmente, Kalopani (2535 m), a donde llegamos a las 10:30 para contemplar, en el punto, más cercano y mejor posible la joya de la corona de este grandioso macizo de los Annapurnas, este enorme macizo al que llevamos dos semanas rodeando. Ante nosotros su majestad el Annapurna I, que con sus 8091 metros de altitud es la décima cumbre más alta de la Tierra, pero conserva, y siempre lo hará, el honor de haber sido el primer ocho mil sobre el que un

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ser humano puso su pie. Y eso sucedió en 1950, concretamente el 3 de junio. Fueron Maurice Herzog y Louis Lachenal, componentes de una expedición francesa, los que lo consiguieron. Formaban parte también los afamados Gaston Rébuffat, Lionel Terray y Jean Couzy, siendo estos dos últimos quienes hollaron por primera vez la cima del Makalu (8463 m), la quinta del mundo, el 15 de mayo de 1955. Annapurna en sánscrito se puede traducir como “Diosa de las Cosechas”, “Diosa de la Fortuna”, “Diosa de la Abundancia”… En hinduismo, el nombre guarda relación con la comida, con la cocina, con la abundancia en definitiva. Sólo la cima principal supera los ocho mil metros, pero el macizo está compuesto en total por seis grandes y diferenciados picos: Annapurna I (8091 m), 10ª del mundo, con una prominencia de 2984 m; Annapurna II (7937 m), 17ª del

En uno de los descansos en el tránsito de rodantes


Superior: El Annapurna I (8091 m), destaca a la izquierda en el macizo Inferior: Rodantes por el tramo ya habilitado en 2010

mundo, con una prominencia de 2437 m; Annapurna III (7555 m), 47ª del mundo, con una prominencia de 703 m; Annapurna IV (7525 m), 53ª del mundo; Gangapurna (7455 m), 65ª del mundo, con una prominencia de 5634 m; y Annapurna Sur (7219 m), 110ª del mundo, con una prominencia de 775 m. Está considerada como una de las cumbres más peligrosas de ascender del mundo, con un elevado índice de mortalidad, rondando el 40%. El 23 de mayo de 2008, tras un largo e infructuoso rescate, falleció el montañero navarro Iñaki Ochoa de Olza, debido a un edema cerebral y pulmonar a causa de la excesiva permanencia en altura. El 29 de abril de 2010, fue el mallorquín Tolo Calafat el que se quedó completamente exhausto, motivado por el extremo esfuerzo, a 7500 metros de altitud, lo que le ocasionó la muerte, siendo el centro de una amarga polémica por las actitudes de la expedición de la coreana Oh Eun-Sun, y la suya propia, de Carlos Pauner y Juanito Oiarzábal. El único helicóptero en el mundo capaz de alcanzar esas alturas no

pudo salir a su rescate por las condiciones meteorológicas; el motivo final del fallecimiento no fue el de edema cerebral, como inicialmente se había especulado, sino el de hipokalemia, o hipopotasemia, un desequilibrio electrolítico con

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un descenso de los niveles de potasio del organismo, en este caso brutal descenso, debido a la deshidratación y el agotamiento. Pero volvamos a nuestro relato. Tras veinte minutos de contemplar y más contemplar, tanto este macizo, como el del Dhaulagiri, son cerca de las once cuando continuamos nuestro periplo con el rodante por estas áridas e interminables pistas de tierra. Siete son los kilómetros que nos quedan para llegar a Ghasa (2010 m), a donde llegamos a las 11:45. En un lugar, en medio de la nada, nos encontramos con una pequeña explanada en un tramo tremendamente irregular de la pista, donde reina el caos y el desconcierto. Se adivina un puesto de control policial, delante del cual hay un banco con cuatro elementos, muy apretadicos entre sí, uno de ellos el poli, que no pierden detalle de nuestros movimientos, y con las manos entretenidas en sospechosas maniobras entre ellos. Parece ser que Shyam está teniendo alguna dificultad en las conversaciones con los locales,

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porque tarda lo suyo, y aquí estamos, con cara de mercancías. Se descargan los petates de la baca de nuestro autobús, y se dejan en el suelo. Al rato pasa otro autobús y atropella el montón que se ha hecho, pasando por encima de dos de ellos. Todo ello ante la indiferente mirada del policía, que sigue a lo suyo con sus compañeros de banco. Finalmente, el que ha contratado para llevarnos es insuficiente para todos, y hay que añadir un todoterreno, en el que nos metemos Pili, Javi, Coro, Manolo, Fermín y Javier, conmigo y con Vindra, uno de los guías. A las 12:10, y sin saber si tenemos más hambre o miedo en el cuerpo, partimos de este desagradable lugar. La pista se sigue retorciendo y encajonando entre las vertiginosas laderas que la erosión del río va produciendo. A las 12:25, en uno de los frenazos motivados por el pésimo estado del terreno, vemos volar por delante del todoterreno un petate, que acentúa si cabe nuestra sensación de que hoy nos ha abandonado un poco la vida. Pero bueno, ya sabemos que estas

Breve parada para contemplar una cascada en el barranco Rupse Kola, próximo a Rupsechhahara


Aspecto de las piscinas de agua termal

cosas son así… tampoco pasa nada, a otras personas les abandona por otros motivos peores y por más tiempo. Continuamos ruta, dejando atrás más y más pequeños poblados: Pairathaplo (1940 m); Kopchepani (1620 m); Rupsechhahara (1500 m), en cuyos aledaños paramos para ver una enorme cascada con todo su esplendor, con toda su bravura, con todo su vigor, es el barranco del Rupse Kola, que generosamente vierte sus aguas ante nuestra atónita vista. Ha merecido la pena parar. Para terminar, Dana (1400 m); y finalmente, Tatopani (1200 m), donde se puede decir, sin miedo al qué dirán, que llegamos con ganas, con ganas de llegar. Desde Ghermu (1130 m), por donde pasamos el primer día, no hemos estado más bajos. El ambiente aquí es caluroso y húmedo, de selva tropical. El nombre de este lugar significa “aguas calientes”, y, efectivamente, tenemos un centro termal, consistente en unas piscinas a cielo abierto, junto al río. Han sido cinco horas montados en distin-

tos vehículos, por pistas imposibles, para recorrer estos 43 kilómetros. Hemos llegado sin saber muy bien si tenemos todos los huesos en su sitio. Son las 14:00, y acostumbrados durante todos estos días atrás a comer a hora más temprana, lo cierto es que se nota, pero bueno, como en cada momento hay que hacer lo que toca, pues eso, que ahora toca comer. Tardan a traernos la comida, pero más buena nos sabe. Son las 14:30, y al terminar vamos a las habitaciones, a descansar, que hay que recomponerse un poco de tanto ajetreo. A las 16:30 bajamos en grupo a las pozas termales. Una pesadumbre motivada por este repentino llegar a tal baja altitud nos inunda, y la sensación de vagar por el paisaje y entre el paisanaje se apodera de mí. Por describir un poco el ambiente que nos encontramos, podemos decir que se trata de unas piscinas de agua caliente, en las que el personal se baña libremente. Es un recinto cerrado, junto al río, que para entrar en él cobran 50 Rp. Hay un ambigú en el que sir-

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ven bebidas. Como curiosidad, podemos contar que en un desagüe de una de las piscinas hay un monje lavándose los hábitos. La tarde está pesada, como amenazando lluvia, pero debe de ser normal en este ambiente, con esta vegetación exuberante. Paseos escrutadores por los comercios del pueblo median hasta la hora del té, tras de lo cual se forma una agradable tertulia con alguno de los componentes del grupo. Son las 20:00, ya completamente de noche, cuando llega la hora de cenar, y lo hacemos al aire libre, en una terraza. La noche está deliciosa. Conforme se ha ido echando la tarde encima se me ha ido pasando esa situación de muermo integral. A las 21:30 a la habitación, a leer un poco y a dormir. Ya no es necesario el uso del saco, sólo la funda. Tiempo total: 5h. Todo en rodantes. Distancia: 43 kilómetros.

que vierte por su margen izquierda. Nos toca pasar un más que viejo puente tibetano, que nos introduce, ya en vertical prácticamente en este nuevo valle, camino de Ghorepani (2870 m). Escaleras y más escaleras nos conducen a la base de una enorme pared de tierra y derrubios de la construcción de la pista, que tenemos que salvar con paciencia, con mucha paciencia. Llegamos a la parte alta a las 09:15. Estamos a 1500 metros. Se va abriendo ante nosotros un enorme y fértil valle, salpicado de pequeñas aldeas, rodeadas de aterrazados campos de cereal. Pasamos por Ghara (1700 m), para llegar finalmente a Sikha (1935 m), que nos va a acoger para comer. Son las 11:00, y hasta que nos sirven aprovechamos para refrescarnos y descansar al sol en una terraza. Estamos hasta las 13:30, cuando reemprendemos la marcha, que consiste en seguir subiendo y subiendo. Pasamos por Phalante (2270 m), donde encon-

De Tatopani a Ghorepani TATOPANI (1200 m) – Sikha (1935 m) – GHOREPANI (2870 m) Viernes, 15 de octubre. Jornada 20. Etapa 12. Como decíamos ayer, estamos en uno de los puntos más bajos de la travesía. Nos quedan dos jornadas por delante. Esta primera va a ser de ascender casi 1700 metros, y la de mañana de bajarlos, incluso más. El día, como siempre a estas altitudes, sale muy húmedo y pegajoso; hoy, además, nublado. Me despierto a las 06:20, y a las 07:00 se sirve el desayuno. Salimos a la media hora por la calle central del pueblo, que asombrosamente está bien limpia. En el suelo, justo en la entrada de alguna casa, encontramos unas ofrendas artesanas, con aires hinduistas, que es la fe que gana terreno a bajas cotas; también vimos ayer un Corazón de Jesús en un establecimiento. Las minorías también tienen su sitio. Continuamos por la pista, que no sé hasta dónde llegará, pero nosotros nos tenemos que desviar. Hemos de cruzar el Kali Gandaki y despedirnos de él, que va en busca del Ganges, al

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tramos una venta con una limpieza exquisita. Nos queda por salvar todavía un desnivel de 600 metros, eso en los Pirineos se traduce en hora y media, aquí ya veremos. Seguimos nuestra ascensión particular, me voy adelantando prácticamente solo, con

Ofrenda hinduista en la entrada de una casa en Tatopani


Superior: Al paso por uno de los puentes tibetanos Inferior: Interminables escaleras para llegar a Ghorepani

un guía. Tengo ganas de llegar, muchas ganas de llegar, pero hay que seguir tomándoselo con paciencia. Paramos para descansar y nos reagrupamos. Finalmente son las 16:00 cuando llegamos a Ghorepani (2870 m), donde pasaremos la última noche en ruta. La hora y media prevista se ha convertido en dos y media, pero ya todo eso

da igual, lo que importa es que hemos llegado. Volvemos a estar muy altos, y se vuelve a notar. Nos alojamos en el lodge Tukuche Peak, y una vez aseaditos y cambiaditos, nos vamos a dar una vuelta por este empinado pueblo, en el que abundan las tiendas de recuerdos. Nos vamos de compras. A las 17:30 el té, y luego a holgazanear un poco. Hay que descansar, ha sido un día duro. La habitación da al vacío, un vacío ocupado por las cumbres de media altura que nos rodean, y que juegan al escondite con unos bancos de niebla que les confieren enigmática estampa. Se plantea madrugar mañana para subir a Poon Hill (3200 m), que está como a siete kilómetros de aquí, y es un lugar privilegiado para estar presente y dejarte bañar por el sol cuando sale, al mismo tiempo que lo hace en los grandes macizos bajo los que hemos pasado estos días atrás, el del Annapurna y el del Dhaulagiri, que se van desperezando ante los rayos solares. Según se dice, uno de los mayores espectáculos naturales del mundo. Cenamos a las 19:30, y a las 21:00 al saco, a leer y a dormir. Un día más, y un día menos. Tiempo total: 8h 30’. Actividad: 6h. Distancia: 11 + 6 kilómetros.

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De Ghorepani a Birethanti, y rodantes a Pokhara GHOREPANI (2870 m) – Tikhedhunga (1500 m) – Birethanti (1025 m) – POKHARA (850 m) Sábado 16 de octubre. Jornada 21. Etapa 13, final de la travesía y rodantes a Pokhara. La verdad es que ayer no había mostrado mucho interés por subir a Poon Hill (3200 m) por encontrarme cansado, pero por otra parte es una ocasión única de poder hacerlo. Por un lado quería no madrugar, aunque lo cierto es que lo vengo haciendo todos los días, porque me despierto pronto, de hecho oigo el movimiento del personal. No puede ser de otra manera, las habitaciones están separadas por un panel de madera. Finalmente se alían las circunstancias para no tener ese cargo de conciencia, ha salido tan nublado que se aborta la misión del atractivo subir. Amanecemos a las 06:15, menos el MP3, que ha desfallecido… pues para un día que le quedaba, ha quedado mal, pero bueno, él sabrá.

Teníamos de ayer las vistas vespertinas por la ventana, y ahora las complementamos con las matutinas. Es verdaderamente extraordinario, impactante se podría decir, la visión que volvemos a tener sobre el valle, estamos en un punto muy alto, y ciertamente está muy nublado, y con nieblas por debajo de nosotros. A las 07:00 sirven el desayuno, a cuyo término nos las arreglamos para firmar entre todos una camiseta de la expedición, para regalársela a Shyam. Los paisanos se afanan en preparar los petates, la última mañana que lo hacen. Les sorprendemos en esas faenas, y le damos la camiseta al jefe, que posa con sus diez hombres, entre porteadores y ayudantes de guía, pero entiendo que había más. Seguidamente lo hacemos todos con ellos. Huele a despedida, pero aún queda un día más, aún nos queda esta última etapa en ruta, que comienza ya, a las 08:00 de la mañana, de una mañana que amanece húmeda y fresca. Ayer decíamos que subimos casi 1700 metros de desnivel, pues hoy tenemos que bajar más de 1800, en cómodas escaleras, cientos, mi-

Los porteadores se afanan en la preparación de la carga para la última jornada

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Izquierda: Shyiam posa con su equipo y la camiseta Derecha: Una simpática paisana nos saluda a nuestro paso

les, se dice que más de 3000 son las que hay hasta llegar a Tikhedhunga (1500 m), donde previsiblemente comeremos hoy. De nuevo entramos en ambiente sub-tropical, misteriosos bosques de rododendros gigantes, bucólicos caminos, pequeños poblados rodeados de fosforescentes campos de cereal, barrancos, y escaleras, muchas

escaleras, cientos de ellas, miles de ellas, y es verdaderamente asombroso ver cómo estamos bajando laderas de vértigo a través de escaleras, en la mayoría de tramos, muy cuidadas. Sobre las 09:00 pasamos por Nangge Thanti (2430 m), donde descansamos como veinte minutos, al propio tiempo que fisgamos los

Uno de los cientos de tramos de escaleras camino a Birethanti

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puestos de venta ambulante, de productos de manufactura local. A las 10:15 lo hacemos por Banthanti (2210 m), donde lo hacemos otra media hora. Pasamos por Ulleri (2010 m), donde nos sorprende una chabola que hace de iglesia cristiana. Y finalmente llegamos a Tikhedhunga (1500 m), sobre las 12:15 justo antes de que empiece a diluviar. Ya se veía venir, y ha terminado llegando. Los últimos cientos de miles de escaleras, o millones, no sé, he perdido la cuenta, me ha tocado bajar con Javier y Shyam ayudando a Manolo, lo que ha supuesto un paulatino distanciamiento del grupo, pero la tromba de agua ha esperado a que llegáramos todos. Una de las cosas que nos sacan para comer son tres tortillas de patata, claramente mejorables, claro, pero tortillas de patata al fin y al cabo, ¡y en Nepal!, que tiene su mérito. El ambiente en el exterior es frío y húmedo, desearíamos ya haber llegado a destino, a destino final, pero aún nos queda la tarde, a ver

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cómo se comporta. De todos modos, no nos podemos quejar por el tiempo, porque hasta ahora nos ha respetado. Estamos hasta las 14:00, que salimos estando lloviendo a todo llover. Seguimos el descenso en este ambiente lluvioso, pero no frío, lo que hace que vayamos húmedos por fuera y por dentro. Son las 15:45 cuando llegamos a Birethanti (1025 m), y tenemos un largo poblado que atravesar hasta llegar a la zona donde nos recoge el autobús. Pero antes pasamos por el “Chek Point Tourisme”. Finalmente, son las 16:15 cuando vemos el rodante. Es aquí donde finaliza el trekking. Es aquí donde finaliza esta extraordinaria travesía de dos semanas y media de duración. Es como si algo se desinflara. Es como si la tensión desapareciera. Sólo tengo ganas de cenar caliente y echarme a la cama, pero… ¿cuándo será eso? Veremos. De momento, mientras llegan todos, porteadores incluidos, y se cargan todos los bultos pasa una hora. Así es que son las 17:15 cuando salimos, ya casi de noche, en un autobús, que

Los símbolos religiosos en el camino son frecuentes


Sorprendente recibimiento culinario en Tikhedhunga

como todos los anteriores es manifiestamente mejorable, entra aire por todos los lados, y esas corrientes hacen un tanto incómodo el viaje. En fin, hemos visto autobuses mejores por aquí. Calculo que habrá como unos 35 o 40 kilómetros entre Birethanti (1025 m) y Pokhara (850 m), pues tardamos hora y media en recorrerlos y llegar al hotel de destino. En ese trayecto, también tenemos un conato de avería. En un momento determinado, se para el vehículo, pero vuelve a arrancar y seguimos. ¡De la que nos hemos librado! Momentos para olvidar, como muchos de los pasados en rodantes, pero que habrá que recordar también, aunque nada más sea por el hecho de que se hayan terminado. Pero, como todo, tiene también su parte buena, y es que se hace más de desear la cama. Parece que no iba a llegar nunca este momento. Son las 18:45 y llegamos al Hotel Kantipur, que toma el nombre del antiguo reino

medieval de Nepal. Significa “ciudad de la luz” (Kanti = Luz y Pur = Ciudad). Duchita caliente en hotel de lujo. A las 20:15 a cenar, en el mismo hotel. Bufet libre, a discreción. La cena, deliciosa, relajadita, un buen momento. Plenitud. A las 21:00 salimos fuera, a dar un paseo y alparcear las tiendas que aún permanecen abiertas. Y es que mañana es fiesta local y es posible que el comercio cierre. Al cabo de una hora de nuevo en la habitación, y a dormir. La sensación es indescriptible, solo comparable a la del mismo momento de comenzar a andar aquel 29 de septiembre pasado, a las 18:45 que salimos de Bhulbhule (840 m). Han pasado 18 días, y parece una eternidad. Veo venir de lejos a Morfeo, pero ni recuerdo ya verle acercarse, me atrapa a distancia. Tiempo total: 7h 45’. Actividad: 5h 15’. Distancia: 4 + 6 kilómetros.

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El regreso ESTANCIA EN POKHARA Y KATMANDÚ, Y REGRESO A ESPAÑA

D Lago Phewa, en Phokara

omingo, 17 de octubre. Jornada 22. Estancia en Pokhara (850 m) y tránsito aéreo a Katmandú (1317 m). Esto sí, esto sí que ha sido una noche como Dios manda. Esto sí. Duermo como un bebé, de un tirón hasta las 06:00. A las 06:45 bajamos a desayunar y podemos contemplar el hotel en todo su esplendor. Es un edificio precioso, entiendo que de lujo para el lugar, y apto sólo para turistas, claro. A las 07:00, llega Shyam y nos anuncia que no tenemos vuelo hasta las cuatro de la tarde, de modo que tenemos toda la mañana para ir de compras y ver sitios. Bajamos los petates al garito de recepción, y nos disponemos a salir a la calle a patear, pero de distinta forma que estos días pasados. Efectivamente, la mayoría de comercios se encuentran cerrados, no obstante hay abierta alguna barbería, y algunos aprovechan para adecentarse un poco. Se forman distintos grupos, y se diversifican los destinos. Con Coro y Javi nos dirigimos a Phewa Lake, el famoso lago de Pokhara. Es por ello que la llaman la Suiza nepalí. Llegamos hasta el embarcadero, donde nos encontramos

con multitud de pequeñas barcas muy coloristas. Sí se nota que es festivo, porque en la calle en general, y en este lugar en particular, hay abundancia de gente, familias enteras con sus mejores vestimentas. La mañana está brumosa, y nos perdemos las vistas de las montañas, pero desde aquí se pueden divisar entre otros los macizos del Dhaulagiri (8167 m), Annapurna (8091 m), Manaslu (8156 m), y Machapuchare (6993 m), considerada esta última como montaña sagrada para el hinduismo, ya que le atribuyen la morada del destructor dios Shiva, estando, por tanto, prohibida su ascensión. El primer y único intento, que se sepa, fue realizado en 1957 por una expedición británica, liderada por Jimmy Roberts; Wilfrid Noyce y ADM Cox llegaron a 50 metros de la cumbre a través de la cresta norte, pero no llegaron a completar la ascensión, habían prometido no llegar a la cumbre, no habiendo sido oficialmente jamás escalado, aunque se cree que el neozelandés Bill Denz lo hizo de manera ilegal. Su muerte a los 32 años por una avalancha en el Makalu deja abierta la especulación sobre si existió alguna especie de maldición.

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Hotel Kantipur, en Phokara

Sobre Pokhara (850 m), las fuentes consultadas no se ponen de acuerdo en si es la segunda o la tercera ciudad de Nepal. Con sus 200.000 habitantes, es la capital del distrito de Kaski (antiguo reino del siglo XVII), en la zona de Gandaki, y cuenta con el turismo como una de sus principales fuentes de ingresos. De hecho es uno de los preferentes destinos turísticos del país. A 200 kilómetros de Katmandú, está situada en una antigua ruta de comercio entre el Tíbet (hoy China) y la India. Ofrece una combinación de Naturaleza y Cultura, conocida como puerta de entrada o salida de la vuelta a los Annapurnas. Destaca el Museo Internacional de Montaña, en donde Mané encuentra un enorme cartel de la expedición española al Annapurna, del año 1974, entre cuyos componentes se encontraba su padre, Eduardo Blanchard. Conserva todavía un rancio sabor el co-

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mercio tradicional del casco antiguo, en el norte de la ciudad. En una colina situada sobre el lago, llamada Sarangkot, se encuentra la stupa de La Paz Mundial (1113 m), que constituye uno de los emplazamientos más visitados por la extraordinaria panorámica que ofrece. A partir de la invasión china, en la década de los cincuenta, comenzaron unos oscuros años de autoexilio de la población tibetana. La gran mayoría lo harían a través de Nepal, y los que aquí han ido llegando, han intentado dirigirlos hacia Dharamsala (India), donde se halla el gobierno del Dalai Lama en el exilio. No obstante, ha habido quienes se han quedado por aquí. Tashiling es el nombre de uno de los asentamientos tibetanos de esas gentes, a las que Nepal garantiza el derecho a permanecer legalmente en el país, pero si los autóctonos tienen dificultades para acceder al mundo laboral, estos todavía lo tienen peor. No les dan la


Paisaje urbano de Phokara

nacionalidad, pero incluso no la querrían, según Thupten Chopel, director de este centro, en el que con tres generaciones ya, tratan de mezclarse lo menos posible con los nepaleses porque de ese modo piensan que preservan su identidad, y que si se integraran con los autóctonos no podrían evitar la dispersión. Lo cierto es que hoy en día, más parece un campo de refugiados en el que malviven en chozas alrededor de un gran centro de culto, dedicándose a la confección y venta de artesanía. Pues a este singular lugar nos dirigimos, para visitar una plaza en la que se alinean estos puestos, donde sus gentes ofrecen sus mejores mercancías. A lo que vamos a salir, nos encontramos con que llega un taxi con Manel, Fermín, Toño y Javier, que vienen a hacer la misma visita. Mientras la hacen, el mismo taxi nos acerca a la ciudad y regresa. Sobre las 12:30 nos mete-

mos a comer en un restaurante de una de las calles cercanas al hotel. Mientras estamos de espera, se unen Fernando, Luis y Pilar. A las 14:00 vamos acudiendo al hotel. La tarde se adorna de nubes, amenazantes nubes que incluso dejan caer algo de su líquida mercancía. Vamos acercando los petates a la salida. El mío pesa 16 kilos. Ya no hay porteadores. Sobre las 14:30 nos viene a recoger un flamante microbús; en algún otro sitio, anteriormente, destacaba el bajo, bajísimo nivel de los autobuses que nos han ido poniendo durante los días que hemos permanecido por aquí, porque los buenos, los nuevos, existen, y esto es una buena demostración de ello. De una u otra forma, se van cerrando etapas, se van cerrando las ventanas que se fueron abriendo los primeros días. Nos dirigimos al aeropuerto de Pokhara, en este microbús y en una furgoneta.

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Como estamos cerca, pronto llegamos. Se descargan los bultos y entramos en el edificio, donde Shyam se ocupa de las tarjetas de embarque. Vamos pasando a la sala de espera. Mientras eso ocurre, se abren los cielos, y un chaparrón tropical descarga con toda su fuerza, de hecho nos cae encima al salir a la pista. Se trata de un pequeño avión de la Yeti Airlines, en el que nada más entrar, una amable azafata nos recibe con una gran bandeja ocupada por dos productos bien distintos, caramelos y, ¡atención!, algodones para los oídos. Son las

16:00 cuando salimos, y media hora más tarde llegamos al aeropuerto de Katmandú, de cuyas dependencias salimos a la espera de que nos recojan, para ir al hotel. En esa espera estamos. Larga espera, y es porque, nos cuentan, que el autobús que venía a buscarnos se ha averiado y han tenido que enviar otro. Volvemos a la cruda realidad de los rodantes, qué le vamos a hacer… Finalmente, a las 17:00 nos recoge este segundo autobús, que no tiene mala pinta, pero, y no es coña, circulando por una más que transitada calle de la ciudad, también se avería. Son las 17:20, y hasta las 17:40 no llega otro, en el que hay que hacer el traspaso de todos los petates, y todo ello en medio de un auténtico y brutal caos circulatorio. Finalmente, son las 18:00 cuando, ya de noche, llegamos al hotel, donde en una ceremonia un tanto protocolaria con liquidación de propinas, nos despedimos de Shyam. Algo se muere en el alma, como dice la canción. Otra ventana que se cierra. Llegada a las habitaciones. No me lo puedo creer. A descansar. A asearse. A salir a cenar. Son las 20:00 cuando nos juntamos de nuevo en la entrada del hotel

Aspecto de lo vistosos que son los camiones

Improvisado columpio

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El regreso


En el aeropuerto de Katmandú, a la espera de transporte

Depositario de la prenda de JR el fatal día de su caída

para salir a dar una vuelta por los alrededores y cenar. Esta vez nos agrupamos un buen número, y nos encontramos a Pilar y Jano, con los que compartimos tránsito aéreo, pero que han elegido otro trekking, el del CB del Everest. También vemos al grupo de Pedro Arceredillo, que ya sabíamos que estaba por aquí con sus amigos de Pradoluengo y alguien más. Cenamos todos juntos. Son las diez de la noche cuando nos retiramos a las habitaciones. Qué lujo. Lectura hasta conciliar el sueño.

decir que sea una comida muy coherente, pero servirá. El cuerpo no pide más que comida y descanso. La tarde se pasa de limpiezas, y de recogidas. También ordenando ideas, lugares, distancias, altitudes. También montes, valles,

Lunes, 18 de octubre. Jornada 23. Estancia en Katmandú (1317 m). Duermo como un bebé, pero qué ganas tenía xD. De todos modos, no nos libramos de la madrugada, pero más relajado. A desayunar como los señores, a las 07:30, en la terraza del hotel, el mismo bufé, el mismo camarero, pero más ganas de reponer todo lo que hemos ido dejando por esos caminos, por esos retorcidos caminos. Últimas compras y vuelta al hotel, a comer en la habitación las últimas reservas sedimentadas en el fondo de la mochila, más algún complemento que acabo de adquirir en un pequeño y sorprendente supermercado. No se puede

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ríos, gentes, sobre todo gentes, con su sencilla forma de vivir, pegados a la tierra y a las estaciones, y a un sentido superior de las cosas. En occidente ya no nos acordamos de esa forma de vivir, poco a poco nos hemos ido dejando engañar por el confort y el desarrollo, convertido en muchos casos en desarrollismo, y ahora ya no hay marcha atrás. Hemos cambiado los ído-

Martes, 19 de octubre. Jornada 24. Katmandú (1317 m) – Doha (10 m). Hoy también se ha dormido bien, qué digo bien, muy bien. A las 06:30 ya nos pide el cuerpo movimiento. Vuelta al mundo por Internet, y a desayunar. Últimas compras en los garitos de los paisanos. Las tiendas oficiales de las grandes marcas, tienen precios a la europea.

Listo el cargamento material y humano para la partida del hotel

los, hemos cambiado los modelos, nos hemos complicado, y mucho, la vida. Hay que volver a la sencillez. Hay que volver a pensar solo en el cielo y en la tierra. Hay que volver a pensar solo en el día a día, en el presente. Lo demás, como decía el Sabio, se nos dará por añadidura. Quedada para cenar. Ahora sí que nos vamos a dar el homenaje. Ahora sí. Con Manolo, JR y Cris nos vamos a la Dolce Vita, donde nos apretamos una pizza que se sale del plato, con su correspondiente litrona. De despedida, y todo con la inmensa satisfacción del deber cumplido. A las 21:30 de regreso al hotel y a dormir, que mañana volverá a ser un día duro, y por distintas razones.

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El regreso

Hay que abandonar las habitaciones, pero nos dejan una para ir reuniendo los petates. Cartas y lectura hasta el mediodía, que nos vamos a comer con Coro, Javi, JR y Cris, que aparecen por aquí. Y, claro, vamos al Dolce Vita… otro homenaje, otra despedida. Por la calle, hombre menudo, enjuto, cara ajada por vientos y soles, pelos alborotados, barba arreglada, ojos vivos, pero tristes; el estar sentado sobre una escalinata deja al descubierto sus extremadamente finas piernas; no ostenta símbolo religioso alguno; es… un vagabundo, uno de tantos; nos sigue con la mirada, que se torna agradecida cuando JR le da su chaquetilla de


altos vuelos, impregnada de las trepidantes vibraciones de jinete y caballo, de hace unos días. A primera hora de la tarde acudimos al hotel para ir bajando los petates. Nos recogen a las 17:00, llegando al aeropuerto al cabo de media hora. Facturamos. El registro de lo que conservamos a mano es exhaustivo, me retienen el cuchillo y el tenedor del cubierto de camping. Les dejo el resto del juego. Hay confusión, porque nuestro vuelo no está anunciado en las pantallas. Finalmente, son las 19:30 cuando estamos sentados en nuestra butaca del avión, que sale puntualmente a las 20:25 con dirección a Doha, a donde llegamos, puntualmente también, a las 22:40. Entramos en el edificio de la terminal, donde cambiamos de jornada deambulando por él. Al contrario de lo que ocurrió a la ida, en esta ocasión hay más tiempo de tránsito que el estipulado, por lo que la cena corre por nuestra cuenta. Así se pasa el rato, cuando dando una vuelta, cuando una cabezada, cuando otra vuelta, otra cabezada… Miércoles, 20 de octubre. Jornada 25. Doha (10 m) – Madrid (655 m) – Zaragoza (200 m). Se enlaza un día con otro. A las 00:40 hacemos el embarque, y a las 01:25 despegamos. El vuelo de regreso es tranquilo. Se cabecea, se lee, se hace lo que se puede. Cerca de ocho horas dan para mucho. Puntualmente, a las 08:10 llegamos a Madrid, y a las 09:00 ya hemos salido del aeropuerto. Como previsto, acude Pilar a recoger a Manolo, y me vuelvo a Zaragoza con ellos, llegando a casa a las 12:30,

con más prisa que tiempo para compartir un descanso, un refrigerio. Pues aquí se termina este viaje, ajeno a lo que no iba a tardar más que unos minutos en enterarme, y que iba a cambiar el transcurso de mi vida, al menos de estos primeros años. Desde los catorce años trabajando, desde los quince en la misma empresa, al cumplir la edad de cuarenta, sobrepasando ya los veinticinco de servicio, ya iba descontando los que quedaban para completar esos cincuenta que me llevaran al retiro. La sorpresa fue que se adelantó diez. Al tiempo de incorporarme al trabajo tras este viaje a un mundo pleno de sensaciones, fui conocedor, y en mi propia casa, de que se había dictado sentencia para los que en los dos próximos años, 2011 y 2012, cumplieran o tuvieran ya los cincuenta y cinco años, de modo que “solo” me quedaban unos meses para ello. Meses que se dilataron hasta finales de 2011. Aunque este algo más de un año, ciertamente, se me hizo como los diez que me quedaban de no haber petado la economía, pasarse, se pasó, como se pudo, pero se pasó. Diecinueve éramos los empleados tocados por la medida, que fuimos saliendo progresivamente a lo largo de esos dos años. Mientras que a algunos se les saltaban las lágrimas de incomprensión y angustia, al llevar más de treinta años en la empresa, a otros se nos saltaban de felicidad... con más de cuarenta, posiblemente, a mí de los que más. Sin duda.

Recogida de petates en Barajas

El regreso

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APÉNDICE 1

La ascensión al Chulu Far East CHULU FAR EAST (6059 M) POR JOSÉ RAMÓN PUEYO (JR)

E

l primer día instalaremos (bueno, en realidad lo harán los porteadores) nuestro primer campamento. Estamos a 4000 metros, en el fondo de un circo a la sombra de dos preciosas cascadas hermanas cuyas finas gotas durante la noche quedan pegadas a la roca en forma de escarcha. Por la tarde más aclimatación.

La segunda jornada nos llevará al campo base, a 4900 metros, aquí ya no hay vegetación, y las tiendas descansarán sobre las rocas -algunos de nosotros ya no descansaremos-. Poco antes de llegar al campamento habremos podido divisar el Chulu. Al día siguiente desde aquí Chema y algo más arriba, Coro y Javi iniciarán el descenso para reunirse con el grupo de Manang.

Doble página anterior: Emplazamiento del CB del Chulu Pág. 94: En la aproximación al CB del Chulu Pág. 95: Otro momento en las cercanías del CB del Chulu

La ascensión al Chulu Far East

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El resto, en 3 horas y media, alcanzaremos el campo de altura, también llamado Campo Base Avanzado.. Las tiendas, gracias a un acuerdo de última hora con los porteadores, también las transportan e instalan ellos, ya sobre la nieve y bajo los pies del Chulu. Nuestra misión esta tarde será fundir nieve para disponer de agua. Nuestro deleite, el paisaje. Tenemos enfrente parte del macizo

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La ascensión al Chulu Far East

de los Annapurnas, a nuestras espaldas los Chulus -que hay varios-, y al este el Manaslu. Haremos cábalas sobre el itinerario a recorrer, ya que nuestro guía de altura, parco en palabras, tan solo nos dará una pincelada del mismo. “Superaremos el corredor helado y desde el collado superior, varias lomas nos conducirán a la cumbre”. Esas “lomas” tendrían entre 45 y 55 grados!!!


Parte del equipo de cumbre

Un atardecer de ensueño, y ahora sí con toda la ropa de altura puesta, ya que si bien la tarde no es especialmente fría, estamos a 5400 metros. Y a las 6 de la tarde todos a dormir o al menos intentarlo. Nos levantamos a las dos de la madrugada y tras un ligero desayuno que nos cuesta ingerir empezamos la ascensión. Pilar y Fermín no han pasado la mejor noche de

su vida y deciden no salir del saco, después seguirán desde el campamento la evolución del grupo. El corredor anunciado tiene una buena pendiente, y todavía sin encordar lo superamos sin problemas, a la bajada el guía instalaría una cuerda fija para garantizar un descenso sin sorpresas. En el collado, a las cinco de la mañana nos encordamos formando tres grupos. A partir de ahí las primeras luces del día nos descubrirán un paisaje increíble con un precioso mar de nubes a nuestros pies. La temperatura es benigna a pesar de lo cual, en las cantimploras guardadas en las mochilas el agua queda prácticamente congelada. Los camel-back por el momento quedan inutilizables. Los últimos metros de una afilada arista contienen nuestra agitada respiración y una emoción que ni siquiera en la estrecha cumbre nos atreveremos a desatar. Si a nuestros pies la pendiente es tremenda, a nuestra espalda la cornisa promete una caída libre eterna. Son las diez de la mañana y tras casi siete horas, Araceli, Benito, Carlos, Armando, Luis, Toño, Mané, Javier y un servidor acompañados por Pema, nuestro sherpa de altura, estamos en la soñada cumbre. Fotos de rigor y para abajo. Ya lo celebraremos después cuando alcancemos un lugar más seguro. Pero aún queda mucha bajada y en un momento la niebla nos envuelve así que tampoco perdemos tiempo. En las partes más inclinadas de la pendiente al igual que hemos hecho en la subida, aseguramos el descenso mediante cuerda fija por la que bajaremos rapelando. En tres horas estaremos en el campo de altura donde nos esperan nuestros compañeros y tras reponer energías proseguimos el descenso para llegar al campo inferior, donde llegaríamos tras catorce horas de actividad y más de dos mil

La ascensión al Chulu Far East

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metros de descenso. Una vez más el equipo de guías nos sorprenden al salir a nuestro encuentro con un té caliente, alrededor de dos horas de camino cargados con dos teteras y un montón de vasos envueltos en una sábana para aliviar nuestro cansancio con su agradable bebida. En la cena el cocinero se empleó a fondo con un copioso menú y una tarta para felicitarnos por la cumbre, todo un detalle muy de agradecer. Al día siguiente nos reunimos con el resto

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La ascensión al Chulu Far East

del equipo en Manang y recuperamos la comodidad de los lodges, las partidas de cartas por la tarde mientras degustamos una muestra de nuestra gastronomía ibérica en forma de excelentes chacinas, la ducha fría, Internet para transmitir noticias a familiares y amigos, el Dalbath (lentejas con arroz y verdura) y como homenaje especial un exquisito filete de yak. Los magníficos ejemplares de yaks que vemos en el camino acabarán algún día también en el plato de montañeros y autóctonos.

Página 98: Equipo que ascendió al CB Avanzado Página 99 sup.: Satisfacción infinita de Javier Página 99 inf.: Marco incomparable del equipo de cumbre


La ascensiรณn al Chulu Far East

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En ambas pรกginas imรกgenes de la ascensiรณn y de cumbre

La ascensiรณn al Chulu Far East

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APÉNDICE 2

In memoriam ALGO SE MUERE EN EL ALMA

C

uarenta días son muchos días. Noventa años son muchos años. Al poco de llegar a casa, todavía impregnados de aquellos soles, de aquellos vientos, de aquellas sonrisas, de aquellas ganas de vivir, de salir adelante, comienza la agonía. En los últimos años ha habido varias, pero esta barrunta ser la última. Tras unos días de furia invernal en pleno otoño, en un mediado mes de noviembre, la pálida luz del sol matutino se abre paso entre los ventanales de la amplia terraza del hospital, un hospital al norte de la ciudad, de corte sanatorio en otros tiempos. Su corazón, de ya nueve décadas bien cumplidas, luchando por no pararse, y su faz, poco a poco se va inundando de ese pálido color que deja la vida cuando abandona un viejo y achacoso cuerpo. La vida se va a otra parte. No cabe duda. A otra parte. Siento las últimas caricias de sus dulces manos en mi rostro. Siento las últimas miradas de sus tristes ojos, clavadas en los humedecidos míos. Siento sus últimos pensamientos, no de despedida, sino de hasta luego. Dos semanas y media después de estas reflexiones, y sufriendo otro ataque de invierno sobre este otoño agonizante, también le alcanza y la lleva al invierno, a su invierno. El último día de noviembre, a primera hora de la mañana, otra crisis, la última,

le hace entrar ya en un estado terminal. Cuando quedan algo más de dos horas para terminar el primer día de diciembre, su cada vez más lento ritmo respiratorio se detiene para siempre. Una respiración que nos acompaña durante toda la vida. Con la primera venimos, y con la última nos vamos. Todo un símbolo. Déjate llevar, madre, todo va a ir bien. Como hoja que se desprende, has caído del Árbol de la Vida en el que todos estamos entroncados, y es necesario que así sea para que el Bosque siga vivo. Vas a formar parte del

In memoriam

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In memoriam


tapiz del suelo, que lo resguarda de los rigores del invierno, pero verás que vas a servir para alimentar a ese Árbol, y de nuevo fluirás en su interior cual savia que le da vida, y una nueva primavera te aguardará para brotar en sus ramas, para explotar de vida, y para continuar con ese gran ciclo de la vida. Sin duda. No te detengas, sigue tu camino, porque ahí a donde vas, verás que también hay mucho trabajo por hacer, y que cuentan contigo para llevarlo a cabo. “Mucha es la mies y pocos los segadores”, dijo el Sabio, y tú eres parte de esos segadores. Tienes mucho que dar todavía. Sin duda. Madre, la muerte no es contraria a la vida, es parte de la vida.

La vida. La vida jamás se detiene, El que la ha creado lo ha hecho así. Has dejado aquí tu cuerpo, tu ya inútil cuerpo cuando esa sangre, fuente de vida, ha dejado de fluir. Como fue tu voluntad, vas a ser purificada por el fuego. Tus cenizas, como tú quisiste, serán esparcidas al viento de las montañas. Has de marchar a tu parte del bosque, a donde todos iremos algún día, y que seguro que nos encontramos, si no tapizando el suelo, sí en esa savia que incesantemente sube y baja. Vete tranquila, madre, muy tranquila, déjate llevar, todo irá muy bien. Sin duda.

In memoriam

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In memoriam PILAR, ETERNA SONRISA

C

ada 31 de mayo hace un nuevo aniversario desde que Pili, Pilar Val, viera truncado su corto periplo a este lado de la vida. Junto con su padre, Fernando, y otros quince miembros más, entre los que con orgullo nos encontramos, formamos parte del grupo que en el otoño de 2010 le dimos la vuelta al macizo de los Annapurnas, en el Himalaya de Nepal. Nadie lo sabíamos, ella tampoco, pero no fue sola, no anduvo sola por esos empinados caminos e intrincados vericuetos. Un nuevo ser se iba formando en sus entrañas sintiendo lo que ella sentía, viendo lo que ella veía, respirando lo que ella respiraba, admirando lo que ella admiraba, viviendo, en definitiva, lo que ella vivía, y era mucho, porque su juventud no

la gastaba en vano, no pasaba de puntillas por la vida, sino con compromiso, con pasión, con intensidad, con mucha intensidad, que contagiaba a los que en unos momentos u otros nos juntábamos con ella en esa gran cantidad de tiempos muertos que las largas caminatas permitían. Una grave complicación en el alumbramiento se la llevó al otro lado, dejándonos su eterna sonrisa en el rostro de Itzar, esa hermosa niña que hoy vemos de la mano de Iker, su padre, o de Fernando, su abuelo, por las calles de Jaca. Indudablemente, ahora tendrá otra visión de las montañas. Indudablemente, allí estará, junto a sus sueños.

In memoriam

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APÉNDICE 3

CALENDARIO CIRCUITO VUELTA DÍA DE FECHA ETAPA VIAJE 1 2 3 4 4 5 6 7 8 9 10 11 11 12 12 13 13 13 14 14 14 14 15 15 16 17 18 19 20 21 21 22 23 24 25

26-sep 27-sep 28-sep 29-sep 29-sep 30-sep 1-oct 2-oct 3-oct 4-oct 5-oct 6-oct 6-oct 7-oct 7-oct 8-oct 8-oct 8-oct 9-oct 9-oct 9-oct 9-oct 10-oct 10-oct 11-oct 12-oct 13-oct 14-oct 15-oct 16-oct 16-oct 17-oct 18-oct 19-oct 20-oct

0 1 2 3 4 5 6 7

8

9 10 11 12 13

ACTIVIDAD

Salida de España Llegada a Nepal Día libre en Katmandú Transporte Katmandú a Bhulbhule Marcha a Ngadi Bazar Marcha a Jagat Marcha a Dharapani Marcha a Chame Marcha a Lower Pisang Marcha a Ngawal Día de descanso activo en Ngawal Marcha a Yakar Camp (todos menos 1, 2 y 3) Marcha a Manang (1, 2 y 3) Marcha a CB Chulu East (todos menos 1, 2 y 3) Día de descanso activo en Manang (1, 2 y 3) Ascensión a CI Chulo Far East (todos menos 1, 2, 3 y 4) Marcha a Manang (4) Día de descanso activo en Manang (1, 2 y 3) Ascensión al Chulu Far East y descenso a Yakark Camp Descenso a Yakark Camp (5 y 6) Marcha a Manang (7 y 8) Día de descanso activo en Manang (1, 2, 3 y 4) Marcha a Manang (Grupo cima) Día de descanso activo en Manang (1, 2, 3, 4, 7 y 8) Marcha a Thorang Pedi Marcha a Muktinath por Thorung La Marcha a Jomson Transporte a Tatopani Marcha a Ghorepani Marcha a Birethanti Transporte a Pokhara Avión a Katmandú Día de descanso en Katmandú Salida de Nepal Llegada a España

LUGA SALIDA Zaragoza (Esp) Doha (Qat) Katmandú Bhulbhule Ngadi Bazar Jagat Dharapani Chame Lower Pisang

TRÁNSITO Madrid (Esp)

Ghermu Tal Tanchowk Dhukur Pokhari Ghyaru

Ngawal Ngawal Yakar Camp CB Chulo East CB Chulo East

Braka

CI Chulu Far East CI Chulu Far East Yakar Camp

Chulu Far East

Manang Thorung Pedi Muktinath Jomson Tatopani Ghorepani Birethanti Pokhara

Yak Kharka Thorung La Kagbeni

Katmandú (Nep) Doha (Qat)

Sikha Tikhedhunga

Madrid (Esp)

1 Manolo, 2 Fernando, 3 Cris, 4 Chema, 5 Fermín, 6 Pilar, 7 Javi, 8 Coro

ACTIVIDAD Días de tránsito aéreo Días de descanso en localidades Días de transporte motorizado interno Días de marcha Días de descanso activo entre jornadas de marcha

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Calendario

JORNADAS 1 + 0,5 + 1 + 2 0,5 + 1 + 0,5 0,5 + 1 + 1 0,5 + 12 + 0,5 3

TIEMPO 19 h 5 días 62h 30' 68h 30' 7h 45'


A LOS ANNAPURNAS (Sep/Oct 2010)

ARES

ALTIMETRÍA (aprox.) LLEGADA

DESCANSO

Doha (Qat) Katmandú (Nep)

200 10 1.317 840 890 1.300 1.900 2.710 3.250 Ngawal

Yakar Camp Manang CB Chulu East

655

1.130 1.700 2.570 3.240 3.730 3.680

3.680 3.680 4.000 4.900 4.900

Yakar Camp Yakar Camp Manang

TIEMPO

KM

ASC. DESC.

4h 30' 4h 5h 30' 5h 30' 3h 45' 2h 6h

4 9+3 9+6 10 + 6 14 + 2 8 4+1 10 + 4

50 410 600 810 540 480

900

10 1.317

11:15 1:00

19:15 8:00

840 890 1.300 1.900 2.710 3.250 3.680

7:30 18:45 7:30 7:45 7:45 8:00 8:30

18:00 19:45 16:45 18:00 16:00 15:00 13:30

4.000 3.540 4.900

8:45

17:20

1h 7h 30' 11h 15' 7h 45' 9h 15' 5h 2h 30' 6h 25'

7:45

16:45

5h 30'

4h 45'

8

10:00

14:15

4h 15'

3h 45'

11

10:00

14:00

4h

3h 45'

8

2h 45' 8h 45' 10 h 8h 30' 5h 8h 30' 7h 45'

2h 6h 15' 7h 30' 5h 45'

5 9+6 6 + 10 10 + 9

6h 5h 15'

11 + 6 1.670 4+6

50

320

3.540

Manang CI Chulu Far East Manang

DIF COTA

TIEMPO

1.317

Katmandú Bhulbhule Ngadi Bazar Jagat Dharapani Chame Lower Pisang Ngawal

HORARIO (aprox.)

SALIDA PASO LLEGADA SALIDA LLEGADA

5.200 5.200 4.000

5.200 3.540 3.540 6.059

4.000 4.000 3.540

3.540

Manang Manang

1.360

3.540

Thorang Pedi Muktinath Jomson Tatopani Ghorepani Birethanti Pokhara Katmandú

3.540 4.450 3.800 2.720 1.200 2.870 1.025 850

1.935 1.500

4.450 3.800 2.720 1.200 2.870 1.025 850 1.317

7:15 4:30 8:30 9:00 8:00 8:00

16:00 14:00 16:30 14:00 16:00 15:45

16:00

16:30

10 200

20:25 1:25

22:40 12:30

910 966

1.616 1.180

1.845

1.317

Katmandú Doha (Qat) Zaragoza (Esp)

4.050 5.416 2.800

1.317 10

DIF COTA +

DIF COTA -

KM

7650 m

6050 m

181 18

655

Calendario

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Dibujo de FermĂ­n Ochoa, componente del grupo

110


Epílogo y agradecimientos

C

on estas notas luctuosas terminamos esta aportación de un viaje a la mayor zona montañosa del mundo, la de mayores contrastes, donde lo tradicional lucha por sobrevivir, y lo moderno por abrirse paso. Allí hemos compartido caminar y camino con unos compañeros de viaje que lo han sido todo durante 25 días. 25 largas jornadas en las que hemos ido dejando por esos caminos todo nuestro sudor, todo nuestro cansancio, todas nuestras ganas de andar, de descubrir nuevos horizontes, nuevas gentes, nuevas culturas, nuevas formas de vivir en definitiva, que te hacen cambiar la perspectiva de las cosas, que te hacen cambiar la forma de ver y de valorar a las personas, las situaciones, tanto, tanto, que te hace tambalear la escala de valores, te hace relativizar, y poner los problemas, los verdaderos problemas, en su justo lugar. Hemos vuelto de las montañas, y lo hemos hecho más curtidos, más sabios, también más sensibles a todo ese inmenso mundo natural que nos ha acogido durante ese tiempo. Han sido otras tierras, otros aires, otras aguas, pero el mismo sol, ese que nos alumbra y nos da calor y vida. Unas semanas pasadas en íntimo contacto con los elementos, esos que modelan las montañas que tanto admiramos y amamos.

Hemos vuelto, sí, con un inmenso agradecimiento a todas aquellas personas que han esperado nuestra vuelta a casa, algunas de ellas ya desaparecidas, pues este trabajo lleva la friolera de ocho años de retraso, tiempo en el que se han emprendido otras empresas que impidieron su término, y que el comienzo de una nueva aventura ha hecho obligado y acuciante concluir. Agradecimiento también a los organizadores del viaje, a las gentes de allí que nos han guiado, que han llevado gran parte de nuestra carga, y a las familias que nos han acogido en sus lodges y que han hecho nuestra estancia más confortable. Y por supuesto a los compañeros de viaje, en los que nos hemos apoyado mutuamente para hacer todo más sencillo. El retomar este proyecto llevado a cabo, para terminar esta edición, ha hecho remover todos los recuerdos reposados, revivir muchas sensaciones, muchas historias que nos vinculan mental y sentimentalmente de por vida a las montañas, a las grandes montañas. La perspectiva que te da el tiempo transcurrido solo hace que fortalecer esos lazos, esos compromisos que se tienen con las montañas, con las grandes y con las pequeñas, no importa, para volver a ellas una y otra vez, porque es de ellas de donde obtenemos todo lo que somos y lo que queremos ser. Es esa imagen de la cima la que debemos de tener siempre presente en nosotros, porque siempre tendremos una montaña que superar en nuestro viaje por esta vida.

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Este libro se diseñó y maquetó entre agosto y septiembre de 2019. Con una especial atención en el uso racional del espacio y una cuidada elección tipográfica.


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