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Aracnofobia.

La palabra aracnofobia tiene una etimología derivada del griego: aráchn, araña y phóbos, miedo. El significado de aracnofobia es literalmente tener miedo a las arañas.

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La fobia a las arañas puede presentarse como una sensación de asco (como es el caso de la tripofobia, que, aunque no es realmente una fobia, provoca un profundo asco por los objetos con agujeros) o como un miedo intenso e irracional que puede hacer que la persona evite el objeto temido, limitando su autonomía. En ocasiones, quienes no padecen fobias menosprecian o desvalorizan la experiencia de quien sí las padece.

Sin embargo, la fobia a las arañas puede llegar interferir en las actividades normales de la persona aracnofóbica.

Aracnofobia: significado y causas psicológicas del miedo a las arañas

¿Es innato el miedo a las arañas? Intentamos comprender de dónde viene la fobia a las arañas y por qué tanta gente les teme. Un estudio publicado en Frontiers in Psychology señala que el miedo a arañas y serpientes es innato a nuestra especie y que la aracnofobia tiene una explicación evolutiva, ligada a instintos de supervivencia.

Los científicos señalan que lo que hoy nos repugna era un peligro para la supervivencia de nuestros antepasados. Las arañas, en particular, se consideraban portadoras de infecciones y enfermedades. Durante la Edad Media, por ejemplo, se creía que eran responsables de la peste negra y que sus mordeduras, venenosas, causa de muerte. Pero, ¿se nace con fobia a las arañas o se desarrolla?

¿La aracnofobia es genética? ¿Está presente el miedo a las arañas desde el nacimiento? Un grupo de científicos del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas investigó los orígenes de esta aversión en bebés de seis meses -demasiado pequeños para haber desarrollado ya una fobia a estos animales-, y señaló que la aracnofobia también está determinada por componentes genéticos.

Por tanto, puede existir un miedo innato a las arañas: Una predisposición genética a una amígdala hiperactiva, importante para la estimación del peligro, puede significar que una mayor atención hacia estas criaturas se convierta en un trastorno de ansiedad.

A los niños y niñas se les mostraron imágenes de arañas, flores, serpientes y peces y, mediante un sistema de seguimiento ocular por infrarrojos, se observó que la dilatación de las pupilas aumentaba cuando miraban.

Un estudio sobre la asociación entre el miedo y la percepción de la aracnofobia demostró que ese miedo también está vinculado a una percepción visual alterada del animal. Los picos más altos de fobia correspondían a estimaciones del tamaño de las arañas superiores a su tamaño real.

Los miedos, a menudo útiles aliados en la protección contra el peligro, pueden llegar a ser irracionales y basarse en la interpretación que damos a la realidad. Por eso, mientras algunas personas se aterrorizan otras permanecen indiferentes.

La fobia a las arañas se considera un trastorno real y, como hemos dicho, se incluye en la categoría de fobias específicas del DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), en el apartado de trastornos de ansiedad.

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