SALUD

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bajo y mediano no tienen tanto que ver con las tecnologías sino con las inversiones necesarias para capacitar y coordinar a las personas. La pericia necesaria para hacer funcionar y aprovechar un sistema de información sanitaria no se limita al conocimiento del diseño de encuestas, muestreo, equipo y programas de computación sino que abarca las aptitudes necesarias de gestión, investigación médica y epidemiología práctica, así como conocimientos de disciplinas como la economía y la sociología. Las iniciativas internacionales pueden desempeñar una función valiosa en el desarrollo de esa pericia; por ejemplo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos y la OMS coordinan un programa para capacitar a los epidemiólogos prácticos en más de 30 países. Cuando se trata de controlar enfermedades, los ejemplos de situaciones específicas ponen de relieve la importancia de contar con personas calificadas apoyadas por buenas comunicaciones. La epidemia de síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por la sigla en inglés) comenzó en China en noviembre de 2002 y en un lapso de cinco meses se propagó a Canadá, Hong Kong (China), Viet Nam, Singapur y otros países. El éxito en el control de esta nueva enfermedad epidémica del siglo XXI dependió de una combinación de colaboración abierta entre los científicos y políticos de muchos países, así como de la comunicación rápida y exacta de datos de vigilancia dentro de los países y entre éstos. La pandemia mundial terminó en julio de 2003 después de haber afectado a más de 8.000 pacientes en 26 países y varios continentes y de haber causado 774 defunciones confirmadas. La contención satisfactoria del SARS, contra el cual no hay por ahora ni cura ni vacuna, se puede atribuir al trabajo organizado de trabajadores de salud competentes y dedicados con acceso a buenas comunicaciones (véase DCP2, capítulo 53, para conocer más detalles). Para que la información sanitaria sea eficaz tiene que integrarse de diversas maneras que faciliten el análisis y estén vinculadas con las respuestas y las acciones. Por ejemplo, la Oficina Regional de la OMS para África está colaborando con varios países para vincular los datos epidemiológicos y de laboratorio con la toma de decisiones como parte de una estrategia integrada de vigilancia de enfermedades en la población que responda adecuadamente a la amenaza sanitaria que representa la fiebre hemorrágica del Ébola en Uganda (recuadro 7.1). En Filipinas, la vigilancia detecta regularmente los brotes epidémicos, especialmente los de cólera y fiebre tifoidea (recuadro 7.2). En fecha

“La contención satisfactoria del SARS, contra el cual no hay por ahora ni cura ni vacuna, se puede atribuir al trabajo organizado de trabajadores de salud competentes y dedicados con acceso a buenas comunicaciones.” Los pilares del sistema de salud | 183


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