Revista TiempoPYME Nº184

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Editorial

Argentinos: fanáticos y quejosos..

Por naturaleza el ser humano, es quejoso, siempre le falta algo, siempre reclama por sus derechos, muchas veces olvidando que debe ser el mismo el que se los gane y los defienda, comenzando por respetar el derecho de los otros, factor más que imprescindible, para que los demás lo respeten a uno.

Si agregamos a esta adolescencia que padecemos casi todos los habitantes de esta querida Argentina, el fanatismo con que, si no todos, podemos aseverar que muchos defienden causas que le son ajenas, pero que de alguna manera sienten como propias, se les nubla la razón, y viven sus propias frustraciones mimetizándose con esos otros, que sin duda persiguen metas significativamente distintas, pero es justamente el fanatismo que los envuelve y que les impide ser objetivos. Para que no queden dudas de lo que pienso y siento respecto a la realidad política del momento que se vive en nuestro país, lo que antes digo es aplicable por igual a los distintos sectores, en política, no solo Kirchneristas y Macristas, sino que también alcanza a otras ideologías, aunque sea de menor cuantía o peso electoral. Esto del fanatismo se ve también en otros ámbitos, fuera de lo político, como en el fútbol y muchas otras cosas. Pero (que importante es el pero) la gran diferencia con lo ligado a la política, especialmente en estos últimos 15 años, es que todo lo que no está ligado a la política empieza y termina con el hecho en si, y de inmediato pasa a ser una anécdota. La política, por la importancia que tiene sobre todos, sean de distintas ideologías, se sientan representados o no, estando del lado del oficialismo o de los opositores, nos afecta, desde siempre, pero la fuerza, el arraigo, el sentimentalismo, los afectos, no llegaban a nublarnos la mente, y no permitieron (hablo de las grandes mayorías y durante muchos años) que la política por si, fuese superior o más importante que la vida en si misma, que los afectos humanos, como la amistad, la familia y tantas cosas que de alguna manera pueden ser discutibles. El fanatismo de estos últimos años, hace que muchas personas, demasiado quizás, se olviden de las cosas importantes de la vida, como la convivencia, y que logren que todo se parta en pedazos.

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Cada uno cree ser el dueño de la verdad, y casi sin darse cuenta, provoca o ayuda, o apaña, gestiones que perjudican a los demás. Siempre se escudan como digo, en tener la razón, y como los cruzados de hace siglos, que por la razón de la religión pasaban por las armas a todos los opositores, llegando a quemar en hogueras a personas que “los de este lado, los de la razón” dictaminaban con PERSONAS BRUJAS, o, sin ir tan lejos, En febrero de 1950, Joseph McCarthy, senador por Wisconsin, intervino —con un éxito inesperado— denunciando una conspiración comunista en el mismo seno del Departamento de Estado. Así se inició lo que sus oponentes denominaron una «caza de brujas». Si Ud., estimado lector, está entre los que suelen hablar pestes del gobierno de turno (algunos del anterior, otros del actual) y ni bien terminan de despotricar, se preocupan en explicar que hablan por lo que saben (¿¿??) pero que en verdad sus deseos son que “el gobierno termine bien” porque si al gobierno le va bien, a nosotros tambien..., no se engañe, Ud. debe estar entre los muchos que sabían o saben menos de lo que dicen, y lo que conciente o inconcientemente desean, es el fracaso “del enemigo”, con lo cual ha colaborado o colabora ahora, en que los que somos independientes, los que no ponemos la vida al servicio de los dirigentes de turno, nos vayamos literalmente al carajo No digo ni pienso que cualquiera de las actitudes estén absolutamente mal, ni mucho menos que esten bien, pero por lo menos hay que asumir la verdad de las cosas, y que por alguna razón que yo llamo fanatismo, alteramos uno de los pensamientos o dichos del Gral Juan Domingo, que decía que primero esta la Patria, despues el movimiento (o ideologia, o partido) y luego los hombres... Para los fanáticos primero está el grupo ideologico con quien se sienten consustanciados, luego los hombres, pero no todos, sino los que piensan igual, y la Patria, pasa ser el ultimo destinatario de los buenos deseos, y sin excusas, porque no existen los buenos hombres que expresen solo buenos deseos si estos no son para todos, aceptando que pueden estar equivocados y que deben ceder en algunos de sus principios Es del decir de la calle, que el hombre es el único animal que tropieza varias veces con la misma piedra, y sin duda los ARGENTINOS no somos la excepción de esa regla… LAMENTABLEMENTE. EL DIRECTOR



























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