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Claudio Zuchovicki: El error de solo escuchar lo que uno opina

INTRODUCCIÓN

El error de solo escuchar lo que uno opina

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Muchas veces uno puede liderar un proceso de cambio por su calidad de construcción, por la capacidad de crear expectativas positivas y saber generar consensos, o simplemente por tener un gran poder de daño.

Para mi viene un escenario más conflictivo, de muestras de poder de daño y del uso ideológico de las instituciones, sabemos que solamente se lo puede cambiar con educación y conocimiento compartido.

En la actualidad, ante cada acontecimiento ya existe

CLAUDIO ZUCHOVICKI una conclusión armada, para relatar o explicar, según el prejuicio, la obsesión o la conveniencia propia.

Según el diccionario, El verbo “endilgar” representa la acción de pasar a otra persona una tarea o cosa que resulta pesada o molesta. Es una especialidad argentina:

Están los que le endilgan siempre a la exclusión social, la justificación de un robo o un delito, antes de saber quién fue el responsable y cómo fueron los hechos.

Están los que le endilgan siempre al sector privado pujante, la culpa de las ineficiencias del Estado que, en lugar del mérito, utiliza la lealtad para distribuir cargos.

Están los que le endilgan siempre la culpa de todo, ante un error o delito, a los multimedios o a los periodistas que describen esa situación.

Si el que habla o escribe piensa como uno, eso lo convierte en un ser brillante, pero si piensa distinto es que “está ensobrado”.

El relato previo condiciona nuestras conclusiones. Como nos pasa en Argentina.

Prejuicio de consumo: Bajo el principio de que “cuando compras algo, no lo compras con dinero, sino con el tiempo que te ha costado conseguir ese dinero”, entiendo por qué el sector productivo y laborioso no logra disfrutar de los logros de convivir con un modelo de cupos, restricciones, sanciones y además pagando cada vez más impuestos.

Prejuicio hacia la “Mesa de Consenso”: Bajo este principio se arman encuentros para ver que pone cada sector para mejorar la situación del conjunto de la sociedad.

La realidad indica que lo más importante primero, es participar de esa mesa de consenso y sentarse lo más al medio y cerca del organizador posible, puesto que, al que queda afuera de la reunión o lo sientan lejos, le aumentan las chances de ser quien pague la cuenta del consenso logrado.

Si buscan realmente el consenso ¿Por qué obligan a las empresas a declarar sus costos, cuando son los impuestos su principal ítem en la estructura de valores? Como dice el viejo refrán “Si a los 5 minutos de estar sentado en una mesa de negocios todavía no te diste cuenta de quién lleva la peor parte, entonces, ese sos vos”. Prejuicio de la deuda: Endeudarse no es malo, permite acelerar un proceso de crecimiento. Lo malo es malgastar el dinero conseguido. La Argentina en cada gestión agrega millones de dólares de deuda, casualmente, la misma cantidad que refleja su déficit fiscal. Tomamos deuda, no para mejorar nuestra infraestructura, sino para repagar la deuda anterior más los nuevos desequilibrios generados por gastos ineficientes. Nunca nos desendeudamos, solo incumplimos una parte vía quitas de capital o intereses. Esencialmente solo cambiamos de acreedores. Si le devolvemos al FMI es porque le sacamos a ahorristas locales o por la descapitalización de las reservas del BCRA.

Incluso, en esta gestión aumentó la deuda. Hoy el stock de Leliq es récord absoluto. Son 3 billones de pesos que a una tasa promedio del 38% anual, vamos a pagar 1.3 billones de pesos adicionales en intereses (déficit cuasi fiscal). ¿Si vuelven los fondos buitres, eso, habla de ellos o de nosotros? Prejuicio de negocios: El amiguismo es malo para los innovadores y los consumidores, genera más desigualdad.

El gobierno que se hace amigo de una empresa o industria, bloquea la competencia y termina produciendo un mayor costo para el estado, para los contribuyentes y sobre todo mayores precios para los consumidores.

En el mundo de hoy las grandes empresas ya no tienen dueños, cotizan en bolsa y lograron separar la propiedad (los accionistas) de la gestión (los funcionarios).

Los que gestionan, los funcionarios de las empresas quieren ganar dinero y lo mismo que sus accionistas, que son finalmente los que arriesgan su capital. Se premia y castiga su desempeño con el valor que toman sus acciones. Las ineficiencias de una empresa estatal las paga el ciudadano común con más impuestos o con peor calidad de servicios como, por ejemplo, con menos seguridad o menos salud.

La riqueza no se hace distribuyendo, primero hay que generar las condiciones para producir un flujo constante del crecimiento genuino. Los comensales (habitantes) aumentan todos los años, nunca van a alcanzar las mismas porciones. Hay que generar siempre más riqueza que el aumento de la población. Es la forma de reducir la pobreza.

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