2 minute read

La palabra y el pincel

Next Article
Kati Horna

Kati Horna

De Los Artistas Nahuas

Los cuentos de este libro emergen de la rica tradición oral de las culturas indígenas de México.

Advertisement

En estos relatos, que provienen del anecdotario de las comunidades nahuas de la región alta del río Balsas del estado de Guerrero, se percibe una tradición milenaria que continúa hasta nuestros días. Si bien sus temáticas se desarrollan enuncontextoindígena,susprotagonistas, temas y motivos también nos recuerdan que la influencia del Viejo Mundo desdibujó fronteras lingüísticas e históricas que separan a los pueblos.

A las comunidades nahuas de Ameyaltepec, Xalitla, San Agustín Oapan y Maxela, pertenecen las cinco “historias” —como las llaman ellos— que se reproducen en este libro. Las historias han sido ilustradas en papel amate, soporte ancestral, por varios de los pintores indígenas más destacados de la región. Así, estos relatos y sus ilustraciones poseen una rica historia desde tiempos remotos.

La elaboración y el uso del papel amatetienen su origen en tiempos prehispánicos. Durante el imperio mexica, los acontecimientos más importantes de la vida cotidiana, su historia y la sucesión de poderes se registraban en los códices, elaborados en papel de la corteza del árbol del amate. Grandes volúmenes se destinaban como tributo —sólo en Morelosse tributaban 850 000 hojas fabricadas a partir de la corteza del amate. En la Colonia, su producción fue prohibida por la corona española, con pena de muerte, con la finalidad de controlar los documentos legales y borrar la memoria histórica de los pueblos. Sin embargo, durante siglos y de manera clandestina, los otomíes (ñhañhus) de la sierra de Puebla continuaron con su fabricación, utilizando el papel para representar a sus deidades y como elemento ritual en las ceremonias de curación, como lo siguen haciendo en la actualidad.

A finales de los años cincuenta y después de un periodo de experimentación, los indígenas nahuas de la región del Balsas renovaron su uso a partir de una innovación artística: comenzaron a dibujar en el papel amate las imágenes con las que decoraban las piezas del barro tradicional, usadas para tareas domésticas y ceremoniales. Algunos pintores comenzaron a incorporar elementos occidentales a sus pinturas, como el paisaje y la tridimensionalidad, mientras que otros mantuvieron un formato más tradicional que incluía elementos estilísticos, parecidos a la pintura mexica de los códices y algunos más experimentaron con varios formatos y estilos. El contenido predilecto fue la representación de la vida cotidiana y ceremonial de sus comunidades. Con el tiempo, el notable desarrollo artístico de la pintura en amate, junto a una hábil actividad comercial, dio a los pueblos nahuas una gran visibilidad nacional e internacional.

El resultado fue una recopilación de 23 relatos que comprendían mitos, cuentos y leyendas. El pintor originario de Xalitla, Tito Rutilo, quién formó parte del equipo curatorial de la exposición, apoyó al proyecto con el maestro de la escuela bilingüe de San Agustín Oapan, Sixto Cabañas ayudó en la recopilación, grabación y transcripción de los cuentos, mitos y leyendas en náhuatl. Después, junto con el artista Miguel Ventura, mostramos los amates y los relatos al destacado filólogo Antonio Alatorre, autor de Los 1001 años de la lengua española. Deleitado con ellos, se propuso a adecuar la narrativa al español de varios cuentos, entre ellos “El tejón y la ardilla” y “El diluvio y el maíz”, reproducidos en este volumen.

A la presente selección, se sumó el amigo y colega historiador , el doctor Eustaquio Celestino Solís, originario de Xalita, quien tradujo la versión del profesor Alatorre de “El diluvio el maíz” y “El tejón y la ardilla” y editó la redacción del náhuatl de los cuentos, haciendo algunas observaciones de carácter lingüístico.

This article is from: