Clase de Anatomía

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Clase de AnatomĂ­a

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Carlos LujĂĄn Andrade

Clase de AnatomĂ­a

Ciudad Grifalda Ediciones

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© Carlos E. Luján Andrade 2012 © de esta edición Ciudad Grifalda Ediciones, 2012 Edición Digital, Marzo de 2012 Prohibida la reproducción total o parcial Por cualquier medio sin permiso escrito del autor. Publicado en Perú. 6


“A pesar de todas las advertencias nos acercamos a ella y la tocamos. Nos dijeron que tras aquella fría belleza superficial había algo aún más bello, algo ajeno a toda descripción. Penetramos en ella y encontramos vísceras cálidas, húmedas, vivas. Aún la deseamos” (Bajo la Piel / “La venganza de los monos mecanógrafos / George Clarke)

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Apenas digiere lo huido… Apenas digiere lo huido Mortuorio, dos veces y vuelve joven Con la lengua fresca de las sílabas fúnebres Del recuerdo endeble donde se esconde la fuerza De un insomne que canta a ustedes sin escaparse del Causante estremecimiento imaginado. Sí, con su amor satisfecho inmóvil Múltiple que se desborda en la soledad de un pensar. Quiero el descanso… ¿Y escuchas? Es el nosotros que retorna Mientras las estrellas Mientras las Luna Mientras la noche Y todavía el Sol.

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Te sujeto de tu desmayo… Te sujeto de tu desmayo profundo adentro del vértigo espléndido, soy el heredero de penas viejas interiores ya acostumbradas a caer joven a través del tiempo asombradas de tan cotidianos éxtasis derribando con el mismo movimiento lo incomprensible de la calma.

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Siberia ¿Resistes la agonía de soldado herido? ¿Puedes con la pólvora de úlceras sangrantes? Borrosa imagen tenebrosa, agonizante dolor ajeno que desdibuja tu éxtasis teatro infernal. ¿Es en vano tal desnudez? amargo limo y tu garganta bebe la lágrima de su partida. Nos abandona de la cólera indiferente, sus suplicantes ojos dueños de tu corona. Serás guarida del bombardeo y la tempestad sensible, tenebrosa de sus últimos días. Triste Siberia de los que sobreviven en trinchera de lágrimas a las fieras armas.

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Homenaje Desnuda figura meditabunda en brazos e hinchada como ola tempestuosa. Incluso cuando la tontería libertina se satisface con perfume fresco de lencería.

La mirada médica adherida al molido cristal.

¡En instante! Toda la habitación, ruleta rusa con puerta cañón de escape. Hemorragia fue despertar violento y deseo de sorda cólera, develando un crimen donde el silencio calla justificando desvarío.

La conjunción de la daga con escalpelo…

Quirófano fúnebre homenaje al homicidio quirúrgico, loas a la equivocación. 15


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Inmovilidad Tantos desatinos y quién sabe. errores que desenfrena la acción en el instante, la póstuma lejanía que no se halla en nervios presentes.

En el tiempo cuando es nosotros perece la angustia, el viento es pintura, la espuma de la orilla, fotografía.

Estático mundo, voraz engulle mis dogmas, mis lecciones, y no marchita, brota de un abismo inexplicable una nueva, efímera, negra vida.

Toda la vida en un instante, sin destino ni muerte, lo duradero en efímeros momentos, 17


ÂżCĂłmo aprehender lo sĂşbito? sin negar la posterior tormenta, la que desnuda la naturaleza constante de un cuerpo echado a la vida con reloj en mano.

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Clase de anatomía Sombras al interior del cuerpo anatomía ajena al Sol ¿Por qué solo la piel necesita luz?

¿Y mis pulmones, páncreas? ¿Y el corazón?

Eternas sombras, jugosas, un interior lleno de penumbras que minan, cada día, los estertores de las entrañas.

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Caminante desconocido… Caminante desconocido en camino desconocido Cuenta las piedras acompañantes que saben ya De esta ida de tantos, y en sus memorias en formas Adivinan a los que nunca regresaron y de los que Arrastrados volvieron.

Y se detiene, las coge una por una Desea leerse, descifrarse, anticiparse En lo excesivo arrebatado, En ese camino descifrado de hechos anunciados.

Las arroja con violencia y no hablan de él serpentea en su sendero lo incógnito de lo venidero dándole a los días vacíos antepasados la sencillez de la pasiva espera, aguardando en su andar que lo alcance aunque sea una vez la certeza. 21


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Noctámbulo Reluce la razón cuando con cirio en mano un sendero descubre lo oculto a los ojos del orgullo. Sueño en la noche cuando calló el amor entre las brisas de la orilla bajo los misteriosos ojos de una de mis Lunas. La oscuridad para los sueños la profunda claridad para descubrir el silencio que provoca la reflexión. Por eso noche eres noche, brillas sobre mí en la desesperación, destellas en mi rostro los cristales en sal que emanan de mis simulados astros. Y yo que miro al cielo en el momento que me dejas ver la inmensidad de tu regazo le ruego a mis parpados su perpetuidad

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hasta dejar calva la nuca de mi propia explicaci贸n. Noche, no dejes de ser noche aun cuando ya sienta al abatido cansancio.

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Sangre El brillante punzón cortante de textura infranqueable penetra en vasto mundo donde ella domina y glorifica. Y veo lava púrpura, inerte lejos, ausente del corazón. Dentro es irrefrenable flujo bello torrente los vestigios milagrosos de hirviente caudal. Pero en mi breve mundo aire frío de cielo triste, se hiela, ennegrece, muere. detiene su fulgor ante Sol incendiario, frígido, ciudad féretro, orgánica… Ser imaginación en surcos internos de versos y romance no teatro médico en hemorragia que coagula en gasa de hospital. 25


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Necrópolis I ¡Derriben el muro! divisor de la plegaria y el pecado.

Invadir con blasfemias desesperadas la ciudad en coma…

Tantas veces hasta la resurrección.

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Mar Con resentimiento marino idolatra el recuerdo de lo perdido.

Continentes invasores injurian la hegemonía de monarca profundo usurpado por tierra de bajos mundos.

Y los observa impávido hambriento, inmenso en sus espumas intermitentes que anhelan una fricción de doloroso arrebato.

Olas furibundas anhelan cielo, desesperados rugidos nocturnos que van hacia esa atmósfera indiferente, implorando la titánica justicia porque en su abismo cautivo, elucubra su apocalíptico reclamo. 29


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Luna Cadáver, hija muerta de la tierra. Cuerpo caído, evocador acompañante de tierna pena.

Inspira lo taciturno tu mausoleo espacial. el frígido tenebroso donde espejo de plata posa su rostro apesadumbrado.

Está apagada de manantiales ríos, contemplando a la madre con consuelo luminoso.

Imaginación de la epidermis azul que no tardará en acariciar.

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Recuerdos Los vientos implacables los esparcen en el tiempo son cenizas. Y ellos buscan con desesperadas plegarias a algĂşn puĂąado de recuerdos de polvo extraviado en paisaje ajeno. Al rendirse bajo suelo las imĂĄgenes se disipan y la ventura desaparece. No existen en el pasado, el presente los abandona su momento es fuego cuando el Sol calcina sobre sus cabezas los segundos que no terminan de degustar.

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Extravío Follaje desvanecido de donde las flores partieron, las hojas tristes marchitas caen al soplo más fino del viento y la desnuda estructura se vulnera en un gélido paisaje de invierno. Cuán robustos somos al iniciar los días: verde frondoso, frutos jugosos, mientras el Sol cálido enriquece la sabia que surcan las limpias arterias. A esa edad todo es bello; el cielo engrandece, el viento ennoblece, el agua purifica por vez primera. Si terminara en el instante cuando la luz del éter nos augura una amorosa perpetuidad 35


sin abdicar a lo dado en gracia y esperanza… ¡Ah! qué noble natura...

¡No!…

Amorosa y elemental estancia, efímera, breve y melancólica donde la nostalgia deviene en el Edén perdido. El tiempo y la idea impiden la rebelión del encadenado espíritu, enterado de una inminente e implacable destrucción. Ahora, desnudos en indolencia. jamás aferrados a primaverales lechos, cuando no queda nada, cuando el Apocalipsis llega al corazón, el origen borbotea, surge, clama…

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¡Hermosura perdida, mi materia extinta, vivo lo bello para no sentir!

¡Noche infinita! Propicia la creación de una nueva morada donde sea, en los astros, en el éter, que el barro perdió su encanto sagrado.

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Madurez Plácido pueblo, donde sedentarios pensamientos se acomodan en la mente entre recuerdos inermes. A sus gendarmes eternos de la tranquilidad les llegó la hora del relevo y no hay quién reclame su puesto. El principio de un extraño invierno los ahuyenta les abandona la mirada dura y profunda de quién protege lo suyo para dejar un lánguido y burlón rictus antes de su huida. Por la entrada desolada de súbito, sin resistencia, invaden bárbaros pensamientos la amargura y desdén convergen confundidos en los aromas de jazmines y geranios del jardín hasta ahora perpetuo. 39


Los invasores expulsan al Silencio y satisfechos, aposentan sus pertrechos luciendo sus atesorados juegos en la otrora plaza de luz de rayos púrpura…

¡Maligna enfermedad y muerte! Así nos acechas y el alma se ahoga en la soledad de la injuria…

Los pobres ojos de la expulsada Quietud, ya anciana, hace un último viaje de retorno, y al centro de la multitud ya sin yelmo ni escudo, estática y eterna, evoca con melancólica sonrisa el silencio de su pueblo perdido.

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Bombardero El bombardero desciende plomizo y pobre el alba de cenizas derrumbadas más allá en estado de evaporación. Escalofríos esa inmortalidad que desaparece condenada afligida por la estructura deformada de explosión trágica. Y si ese mal tan descascarado es el instrumento de cuerda apretando la armonía solo por el ardor de la nota estruendosa. Por qué no tocar fuerte la trompeta de guerra para acelerar todos sin necesidad de palabras con grito. Sobre tal espectro planean los cernícalos deseosos de no bajar a esa triste condena del cansancio y si aterrizan barriendo las miserias del desaire es por la pereza de quien se cansa de estar en la cima por tiempo prolongado.

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Bombarderos que anhelan alunizar antes sobre tierra objetivo aguardando a que sus propios misiles descabecen las cabinas envueltas en oscura verdad.

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Misión especial Yo era el mismo de perfil vivía de lado, al canto en la sombra y camuflado por la clorofila artificial ocultando la expresión, tácito al follaje natural. Y cuánto se puede avanzar así, observar el peligro cercano de movimientos calculados aguardar por la distracción para atravesar las miradas con puntos de presencia ausente.

Miradas que no parpadean y constante frecuencia de latidos mesurados adentrándose libre camino al temblor controlado.

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Presente cuidado, que de descubrirse camuflada impertinencia no hay duda de la acribillada condena.

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El deber Y los deberes reclaman nuestro destino los hicimos esperar soportando su desencanto reclamando la sangre y la transpiraci贸n que zozobraban en la incertidumbre de la pr贸xima primavera. Nos vamos al albur espiral atrayente que abate el enorme estandarte del que se sujeta lo amado.

Ante las palabras que angustian el tedio nos dirigimos mudos hacia donde los p谩rpados ya no anhelen pereza y sea de necesidad plena estar siempre de pie sin caer de rodillas por un susurro. con los pertrechos, sellando el andar vamos por primera vez, como muchas luego lejos, donde ya no nos alcancen los recuerdos que nos rodean en este campo de regocijo.

Lo amado y deseado se aparta sin voluntad de aquello que se aleja, pues no se van con nosotros, y en donde se llegar谩 el afecto pesa y el deseo desconcierta

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ojalá no olviden que regresaremos así no sea seguro y no asesinen el recuerdo de nuestra vuelta…

¡No nos santifiquen en nuestra ausencia! Sólo iremos a amanecer bajo otro sol que no verán.

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Necrópolis II Finalizado el ritual, bendecidos los carros del Apocalipsis las mortuorias rutinas terrestres esperan.

Las tazas de café y desayuno al día nuevo, ajeno al extinto memorioso recuerdo.

¡Pronto! Pálidos rostros revivan a sus muertos, con absurdas declamaciones de pasada vida…

¡Já! Más energía tiene la materia que cabecea en el sarcófago putrefacta intacta, que la vigorosa roja hirviente presencia de miseria atormentada. 47


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INDICE Apenas digiere lo huido…

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Te sujeto de tu desmayo…

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Siberia

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Homenaje

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Inmovilidad

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Clase de anatomía

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Caminante desconocido…

/21

Noctámbulo

/23

Sangre

/25

Necrópolis

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Mar

/28

Mar

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Luna

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Recuerdos

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Extravío

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Madurez

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Bombardero

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Misión especial

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El deber

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Necr贸polis

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