Miradas, Número 1, julio de 2021

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Miradas al noreste Desde Lavalle al mundo y desde el mundo a Lavalle

¿Qué es una mirada? Es solo eso, nada más y nada menos. No es un dogma, ni siquiera una definición. No es una concepto, tampoco una religión. Es solo una mirada, de reojo, de frente, de espalda, de abajo, por qué no desde arriba. Miradas, nunca vacías, siempre atravesando el horizonte. Soñando, hablando, soñando, escuchando, soñando, luchando, soñando, trabajando. Miradas, para que puedas acercar la tuya. Y compartir la mía.




En el viejo teatro que se levanta en el Sportivo, solían representar obras de todo tipo. Cuando entraba la noche el empleado, el almacenero y otros se transformaban en sagaces personajes. ¿Quién dirigía la orquesta? El boticario del pueblo Como tantos otros extranjeros y forasteros que se afincaron en nuestra tierra, D. JOSE ADRIANO PUJADAS, nacido en San Juan dejó como herencia a la comunidad lavallina una existencia marcada por un profundo sentido progresista y solidario. Pasó por momentos dramáticos, pero no fue óbice para mantener permanentemente su esencia humanística. Se casó, y tuvo una hija que falleció cuando todavía era bebé. Casi de inmediato falleció su esposa. Casado en segundas nupcias, tuvo tres hijas, pero también sufrió la pérdida de su compañera cuando aún sus hijas eran chicas. Pujadas llegó a estas tierras allá por la década del 20, era boticario, según se le decía entonces a los farmacéuticos. Pero además, urgido por las circunstancias, ejerció la profesión de médico, ya que el que sí lo era, una persona de nacionalidad rusa, llamado Nazovski, se fue de la comarca. Pero Pujadas no escatimó conocimientos y dedicación, honradamente, para paliar, al menos, los dolores de cuanto paciente pedía sus servicios. Con igual empeño, se dedicaba a ampliar sus conocimientos, acudiendo a la lectura, a cuanto papel escrito cayera en sus manos. Pero marcó un antes y un después en la historia cultural de nuestro Departamento, pues creó un grupo teatral y consiguió la casa de un señor Vargas que estaba equipada, precisamente, como una sala para teatro, con butacas y todo. Se recuerda, al respecto, que dio una obra de Florencio Sánchez, la denominada «Los Chicos Crecen», un clásico del teatro rioplatense. Tuvo tal atractivo que, según se cuenta, debió dar varias funciones con dicha obra, tal vez la primera de esa envergadura en estos lares. No cejó en esta vocación artística y cultural, y trasladó el quehacer teatral a lo que fue el Club Sportivo, que también contaba con una sala con los elementos teatrales adecuados. Formaba los grupos artísticos con la gente común,

los vecinos, dando un tinte vanguardista al quehacer. Como aquella que vino después de la Segunda Guerra Mundial, en la escena italiana teatro y cine- en que las grandes obras que se dieron, en lo que se denominaba el realismo, los principales intérpretes eran personas sin ningún antecedente en la materia. En esto, Pujadas fue un adelantado, como lo era para nuestra sociedad su permanente actitud solidaria con los niños, especialmente, y todas las personas que le solicitaran un servicio. Se cuenta, por ejemplo, que tenía un auto tipo sport, descubierto. La fiesta colectiva más importante en ese entonces era el Carnaval. Para evitar el polvo que se levantaba en las calles por los carros alegóricos, Pujadas se esforzaba también en traer del campo, que era cercano, arbustos y otras yerbas, los llamados carrizos, que tendía en la calle y de esa forma evitaba el tan molesto polvo que se levantaba. En un momento aceptó ser comisionado municipal, tan sólo por cumplir con su conciencia solidaria, pues el cargo estaba peligrosamente vacante por cuestiones políticas. Y por eso, renunció a los tres meses. Es que Pujadas no tenía posiciones políticas partidarias, ni tampoco se le conocía como un ser religioso. Pero claro, era algo más que esas identidades, y por eso lo recordamos con el mayor de los respetos, pues, indudablemente, era un ser que respondía, sin pausas, a sus más íntimas y profundas convicciones humanas. Ramón Abalo Texto publicado a los cinco años de fundación del periódico El Despertador


La autora es profesora de literatura


Observar las hormigas siguiendo su recorrido con esa carga que muchas veces doblaba el tamaño de su cuerpo, oír al amanecer el canto de los pájaros o el graznido de los patos y los gansos que reclamaban sus granos de maíz para comenzar su día, mirar desde la alta copa de un árbol el mar verde formado por los parrales que rodeaban todo el espacio de la finca donde crecí. Esos son algunos ejemplos de placenteras actividades que me brindaron mis primeros conocimientos del mundo. Más adelante en el tiempo, aprendí a leer la palabra escrita y mi búsqueda de conocimientos se extendió al mundo de los libros. El proceso para adquirir la lectura y escritura de las palabras no fue sencillo. No hubo jardín de infantes para mí en aquellos años. Con cuidado y asombro, fui

colocando sobre el pupitre esos elementos extraños (lápiz, goma, colores, cuaderno) que mi madre había comprado y guardado para aquel momento donde iniciaría el primer grado de la escuela primaria. La maestra fue mi guía. En el aula, ese nuevo lugar, la pizarra representaba para mí un gigantesco mundo oscuro que se podía iluminar con el blanco de las tizas. Un día fue el "Día del libro". Tenía siete años. Mi maestra me eligió para obsequiarme un libro nuevo de tapa dura. Esperanza Álvarez de Torres, se llamaba ella, pero le decían la señorita "Chispa". ¡El regalo fue sorprendente! Sentí su olor y su peso en mis manos, lo abrí, y cuando descubrí sus letras y sus dibujos el pecho se me inundó de alegría, una alegría que se parecía mucho a la que experimentaba cuando descubría en alguna parte del parral, en la primavera, un




pequeño nido de jilgueros con sus huevecillos blancos. El título de aquel libro era "La Cenicienta". "Érase una vez…", comenzaba narrando. ¡Lo amé! Lo leía en todas partes: en mi cama, sobre mi árbol favorito, a la orilla de la acequia mientras oía el ruido del agua cayendo en forma de cascada en la compuerta… En pocas semanas, lo aprendí de memoria y quise compartirlo. Entonces, invitaba a todo el mundo en la escuela para que me escuchara: a mis amigas,

principalmente, a la señorita Tita, nuestra bella celadora rubia, y a las maestras. Los varones, por lo general, jugaban al fútbol en los recreos, transpirando sus guardapolvos blancos en la enorme cancha de tierra de la escuela José Andrés Díaz. El tiempo transcurrió entre viajes en bicicleta a la escuela, nuevo hermanito y veranos increíbles en la enorme pileta de la finca. Cumplí diez años y recibí la noticia más hermosa del mundo: en Villa



Tulumaya existía una biblioteca denominada "Biblioteca Popular José Adriano Pujadas". Mi maestro Ignacio nos hizo llegar una invitación de esa biblioteca para participar en un concurso literario. ¡Qué emoción sentí! Pronto comencé a imaginar una historia en mi mente que luego volqué en un papel. Cuando estuvo escrito el cuento, se lo di a mi maestro

para que lo acercara a ese lugar maravilloso. No gané, pero me quedé con la alegría de saber que ese mundo existía. En una de las visitas que hicimos a nuestros familiares en Villa Tulumaya, en el Barrio Santa Cecilia, pedí a mi prima que me acompañara hasta la biblioteca porque deseaba conocerla. Ella ya era socia y accedió a mi pedido con todo gusto. Cuando llegamos, nos


recibió Blanca Santini, la señora bibliotecaria que guiaba a los lectores en su búsqueda. Recuerdo las estanterías repletas de libros, la serenidad del ambiente, el sol iluminando la sala de lectura a través de las ventanas. Si pudiera ver hoy a la niña que fui, creo que la vería con esos ojos verdes tan abiertos y asombrados como los de Hiram Bingham, el explorador estadounidense, cuando descubrió la ciudad de Machu Pichu el 24 de julio de 1911, o Heinrich Schliemann, un arqueólogo y

aventurero alemán que en 1871 encontró las ruinas de la antigua ciudad de Troya, o Zhao Kangmin, el arqueólogo chino que mostró su hallazgo al mundo un día de abril de 1974: Los Guerreros de Terracota de China. ¡Así de grande era mi asombro! En el transcurso de los años, he visitado la "Biblioteca Popular José Adriano Pujadas" en varias ocasiones. Muchas veces lo hice para recrear mi imaginación con los personajes de los libros: Gulliver, Hansel



y Gretel, Don Quijote de la Mancha, Madame Bovary, José Arcadio Buendía, Martín Fierro, Segismundo y su vida hecha de sueños, Odiseo y su bella Penélope y muchos más. Otras veces, he acompañado a mi hija para participar en alguno de los talleres propuestos para el crecimiento artístico e intelectual de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos. La biblioteca popular es un espacio cultural al que puede acceder cualquier ciudadano, es la oportunidad de ampliar los conocimientos sin discriminación de género, nivel social o económico, raza o religión. Así lo siento, y así también lo sintió Juana Paula Manso, educadora, escritora, periodista y una de las grandes personalidades de la educación y la cultura argentina del siglo XIX. Fue ella quien fundó la primera biblioteca popular en el interior del país, quizás

motivada por los principios de los fundadores de nuestra patria, como don José de San Martín que cierta vez afirmo: "La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestros ejércitos". Nuestra querida "Biblioteca Popular José Adriano Pujadas", fundada un 19 de julio de 1971, además de representar para mí un maravilloso descubrimiento en mi infancia, es también, para el pueblo de Lavalle, un espacio que promueve la participación democrática, la expresión de diversas ideas, el acceso al conocimiento a través de los libros y el apoyo a la educación de las comunidades de nuestro departamento por medio actividades que rescatan sus tradiciones o crean nuevos bienes culturales por medio del arte, principalmente. Hoy alcanzo a imaginar con orgullo que esta es la biblioteca popular que soñó alguna vez Juana Paula Manso.






Jorge Abalo: ¿Quiénes integran junto a vos la comisión? Wilson: La comisión está compuesta por 12 personas, pero somos actualmente ocho quienes llevamos adelante la cotidianeidad del espacio. Gabriela Pérez, Pablo Luján, Antonela Barrera, Rocío Maldonado, Eugenia Luján, David Díaz, Verónica Córdoba y yo. JA: ¿Desde cuándo están ustedes? WC: Al finalizar la comisión de Leo Miranda, allá por el 2008, fuimos convocades para ser parte de este

proyecto, así fue que junto a Luis Mangione, Luis "Pochi Tallura, Franco Galbani y demás, comenzamos a desandar la tarea de la biblio popular. La juventud que comenzó a trabajar en el espacio de la biblio ya venía haciendo una participación activa en otros lugares como los Centros de Estudiantes, Amigos por Todxs y el MAJ (Movimiento Amplio de Jóvenes) donde empezábamos a debatir sobre el agua, el no al alca y avivando otros fuegos. Sacando a la luz algunas luchas y algunas cosas que teníamos para decir. JA: ¿Cuál fue la intención de esa



participación que lleva varios años? WC: La intención era cambiar la perspectiva de la biblioteca, para que fuera un lugar más participativo y amplio. JA: ¿Qué ha significado para la biblioteca la juventud? WC: vino a cuestionar y a modificar la forma de trabajar de las bibliotecas populares y a garantizar la laicidad. Acá en Lavalle, creo, que produjo un cambio para bien. Siempre ha sido un espacio

democrático. Les jóvenes han ayudado a democratizar la cultura y la autogestión. Con aciertos y errores, pero de manera genuina y con convicciones. Eso lo ha hecho gente joven, que en ocasiones ha sido muy cuestionada, muy juzgada. El trabajo horizontal, la toma de decisiones en grupo, el trabajo colectivo, es super importante rescatarlo. Los cargos para nosotres, son para cuestiones legales. Las decisiones se toman en grupo, en consenso, por mayoría y eso está buenísimo. JA: ¿Hay algo de prejuicio por matices ideológicos?


WC: Tiene que ver con la idiosincrasia de los pueblos. Los prejuicios que pueden llegar a existir en la gente desaparecen cuando pisan los salones de la biblioteca. Quienes entran a la biblioteca se asocian y se quedan a formar parte de ella. Y si bien es cierto que un sector de la sociedad puede percibir algunos matices ideológicos, actualmente, en el devenir, este grupo de personas representa distintas ideologías partidarias. Ley de medios y radio comunitaria En el año 2009 se sancionó la de

servicios de comunicación audiovisual, que inmediatamente fue obturada por la derecha conservadora en Argentina. Sin embargo, esto no impidió que muchas radios hicieran su aparición en la escena comunitaria. De este modo, La Pujante entre otras pudo desarrollarse en ese marco. JA: ¿cómo fue la aparición en escena de la radio comunitaria? WC: La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, es también conocida como "La Ley del Pueblo", ya que transitó un camino muy largo hasta llegar a ser sancionada. La Biblioteca Pujadas


participó de algunos foros que se hicieron a lo largo y a lo ancho del país durante el año 1998, en el Concejo Deliberante. Es una ley que trascendió a los gobiernos de turno. En el 2009, con la ley de medios, fuimos invitades por "Giramundo", la TV Comunitaria de Guaymallén a presentarnos para la licitación de una radio comunitaria, nos animamos y resultamos ganadores. Con la construcción de un transmisor casero, comenzamos a salir por el 105.7. Con este primer transmisor y con muchísima emoción, cubrimos una cuadra a la redonda. Luego llegó el definitivo, que en la actualidad se puede sintonizar por el 93.3 del Dial. La radio atravesó, desde sus inicios, un proceso de construcción colectiva, que fue desde el armado de un "manifiesto" con puntos claves como la de generar con la radio una herramienta en nuestra comunidad, diversificar las voces, las ideas y las opiniones y luchar contra la violencia de género a través de la música que la radio transmite. Sin darnos cuenta, creamos el primer medio feminista en nuestro departamento. La radio actualmente cuenta con licencia propia. JA: Es evidente que las demandas de las bibliotecas con estos tiempos que corren son distintas o han ido cambiando. ¿Cuáles son

las demandas que hoy tienen? WC: Cuándo comenzó la pandemia, dijimos, ¿qué hacemos con la biblio? Una de nuestras principales misiones es fomentar la lectura. La Biblioteca cuenta con más de 15.000 ejemplares, de los cuales, quizá solo el 10% se usa. Es por eso que desde entonces empezamos a proyectar en paralelo "La Biblio Virtual de la Biblioteca Pujadas", un grupo de Facebook donde la gente puede subir libros en formato PDF y compartirlos de esa manera con el resto. Las demandas hoy en día vienen por el lado de la tecnología. La pandemia nos ha hecho ver que está cambiando todo, y está cambiando a un ritmo acelerado. Pero también la biblio provee de internet para todas aquellas personas que lo necesiten y esto ha sido muy importante para mucha gente en este tiempo. El uso de un espacio físico alternativo en un punto céntrico de la Villa cabecera, también es importante para el desarrollo de otras actividades como la de brindar talleres. La comunicación alternativa a los medios comerciales en el departamento, también suma a esto. Necesidades imperiosas WC: Las bibliotecas populares han tenido por décadas que cubrir una demanda importante que se hacía básicamente con la cuota de socios y socias. Los subsidios que se obtienen


no permiten que se utilicen para pagos corrientes, y eso complica a veces la situación en momentos en las cuales ha caído la recaudación por las cuotas. JA: ¿Cuáles son las necesidades imperiosas que hoy tiene la biblioteca? WC: Desde hace ya un buen tiempo, se ha comenzado a evidenciar el desinterés por parte del estado en proteger a las Bibliotecas Populares. Desde la Dirección de Personas Jurídicas, donde no se nos percibe como una Organización Social y la CoProBip de Mendoza, las bibliotecas populares subsisten con el aporte de la cuota social, rifas y otras actividades por parte de la Comisión.

La radio ha venido a cumplir un rol importantísimo para la biblioteca, ya que gracias al auspicio de comerciantes se pueden pagar los servicios de luz, agua y gas. El servicio de Internet lo pagan las personas que participan de la radio. La relación con el municipio Es incontrastable la mirada que con el municipio siempre ha habido una mirada dual al respecto. No solo de esta comisión sino de las anteriores ¿Qué aporta el municipio? WC: Para el Intendente Roberto Righi las Bbibliotecas Populares nunca han sido su prioridad. De hecho el departamento supo ser uno de los departamentos con más bibliotecas en la provincia, pero con el tiempo la mayoría cerró sus puertas.


Nuestra biblioteca junto a la Biblioteca Tomás Godoy Cruz de Costa de Araujo, El Bosque de Los Libros de La Pega, La Estación de La Lectura en Jocolí Viejo, Tres de Mayo, Jocolí, El Paramillo y Las Violetas supimos conformar la Red de Bibliotecas Populares con el objetivo de generar un Proyecto de Ordenanza que garantizara el pago del sueldo para un bibliotecario/a/e para de esa manera, mantener las puertas abiertas de esos espacios. Esto no se pudo lograr y hoy vemos con tristeza que de esas ocho bibliotecas, sólo funcionan tres. El segundo piso para cuándo Seguimos con la intención de realizarlo, hemos tenido que juntar fuerzas para atender otras

cuestiones, y todavía estamos anhelando hacer el segundo piso, ya que de ese modo está proyectado el edificio. Nuestro mensaje es claro hacia la gente, que estos espacios los construye la sociedad y que de nosotros, nosotras y nosotres depende mantenerlos democráticos, autogestivos y comunitarios. De esta manera llamamos siempre a la participación de la comunidad. JA: ha pasado mucha gente por la biblio, mucha juventud sobre todo. ¿A quiénes recordás? WC: Es la biblioteca la que guarda y nos hace recordar todas aquellas personas que por allí han pasado. Decir algunas de ellas, sería imparcial.



Hace poco más de 11 años comenzamos un camino de lucha. Y sin dudas, y gracias a la memoria histórica, cuando se inician esos caminos se miran otros caminos, otras luchas, que son señeras, que ya transitaron esos caminos. Medio siglo no es poca cosa. Y sabemos que ese recorrido, que no sólo es de historia, si no también de lugares y de resistencias, no es fácil. Y despeja el camino para las luchas venideras. Tenemos la certeza de que ese es el camino transitado, por diversos colectivos, en estos 50 años de la querida Biblioteca Popular "José Adriano Pujadas". Lugar de estudio, de encuentro, de reuniones, de gratos momentos de descubrimiento, de expresiones culturales de las más diversas. Y la Biblio parió una radio, que es nuestra hermana, y que transita el camino de la comunicación comunitaria y popular a nuestro lado. La Pujante sigue las luchas de la

Biblio y las comparte con nosotros y nosotras, rescata esos caminos y los pone en valor. Por estos caminos transitados y compartidos es que hoy queremos saludar este 50° aniversario de una de las instituciones imprescindibles de nuestro departamento ¡Gracias! y ¡Feliz cumple!

SALUDOS UST CAMPESINA Y TERRITORIAL Queremos acercar un enorme saludo a los compañeros, compañeras y compañeres de la Biblio Popular Pujadas. Espacio que siempre sabemos amigo, abierto y acompañando las luchas de la comunidad y las familias del departamento. Las familias campesinas y trabajadoras del campo, organizadas en la UST Campesina y Territorial, les hacemos llegar un abrazo grande y esperamos, con certeza de que así será, seguir encontrándonos en la lucha por una sociedad más justa.



En medio de esta situación compleja que atravesamos y sobre la que no creo que haga falta explayarse, es bueno saber que sigue habiendo motivos para celebrar, y si esos motivos tienen que ver con el aniversario de una biblioteca, entonces quienes amamos los libros nos sentimos aún mejor. Entonces celebremos. Porque las bibliotecas son espacios de celebración permanente de ese amor que nos cautiva en los primeros años de vida y nos acompaña para siempre, el amor al libro, a la lectura y, en consecuencia, a las escritoras y los escritores. Y ese amor es pleno, porque cuando estamos cerca del objeto amado lo podemos sentir de múltiples maneras: con el olfato, con el tacto, con la vista, hasta con el oído y, si se animan, hasta pueden sentir su sabor. Celebremos el aniversario de la Biblioteca Pujadas y celebremos el libro, celebremos a quienes escriben y celebremos, también, a quienes leen. Y celebremos, ante todo, las miles y miles de palabras que nos acercan a otras personas, a otros lugares, a otros tiempos, a otros mundos, a todos esos "otros" a los que un buen libro nos puede llevar. Mi saludo a la Biblioteca Popular José Adriano Pujadas por estos 50 años, y también mi agradecimiento a quienes con su esfuerzo diario mantienen viva esta pasión. Ale Frías, escritor y editor


Leonardo Miranda El autor fue presidente de la biblioteca


Leo, Mónica, Lorena, Fabián, Luis

La conocí en el 1998 cuando comencé a trabajar en Lavalle estrenando mi título de Ingeniero Agrónomo en el INTA. Al poco tiempo ya era socio, asiduo visitante y lector de maravillosos libros que la habitaban. No dejaba de sorprenderme la riqueza cultural que yacía en ese lugar. No conocía otro lugar en donde los libros descansaran y transitaran con tanto cariño. Varios salones y estanterías llenas, ordenados, catalogados, cuidados y reparados, siempre expectantes de algún lector en búsqueda de historias, de sensaciones, de viajes, de encuentros con el mundo. También estaban esos luminosos mesones para desplegar carpetas, cuadernos, cartucheras y ser el lugar apacible y preciso para el estudio y las tareas de la escuela. Transcurrieron los años, mi vida familiar se fue consolidando en la Villa, conjugando

mi trabajo con la vocación solidaria, los proyectos sociales y la entrega para el bien común. Con un grupo de amigos entrañables, entre los que estaban el Jorgito Abalo y el Víctor Rivera, pensamos que podíamos aportar en la gestión de la Biblioteca. Con el mecanismo administrativo establecido armamos una lista postulante y nos presentamos en las elecciones ordinarias que cada 2 años se realizan para rendir cuentas y renovar autoridades. Así nos pusimos con un inestimable grupo de amigos y amigas a trabajar en la Biblio. Las gestiones anteriores habían consolidado un espacio público ya reconocido en la sociedad lavallina, con un hermoso edificio, muy bien ubicado y equipado para prestar un servicio esencial. Sobre esa base decidimos, junto a la Mónica Mendoza y la Lorena Guiñazú desarrollar una línea conceptual de trabajo que consistía en ABRIR la Biblioteca. ¿De qué se trataba? De generar otras actividades, más allá


del préstamo de libros, que acercaran a todos aquellos que nunca habían visitado la Biblioteca y para quienes la lectura era algo ajeno, circunstancial o pasajero. Para ellos y ellas comenzamos a incluir en el calendario de trabajo numerosas actividades a partir de la colaboración de decenas de lavallinos y lavallinas comprometidos con la cultura y el arte. Así comenzamos a dictar talleres, jornadas, encuentros, todo tipo de acciones, que en principio parecían que nada tenían que ver con lo que hasta ese momento se hacía en la Bilbio. Recuerdo un verano de mesa de ping pong en la vereda y de proyección de películas en la parte lateral que daba hacía la Municipalidad. Recuerdo talleres de artesanías, de dibujo, charlas de diversos temas en las noches, recitales, clases de guitarra, coro de adultos y de niños, cine

debate, cursos que se dictaban en los salones, entre tantos etcétera que sería largo relatar. El Marito Lucero nos regaló su arte en ese hermoso mural del frente, que da cuenta de la historia de Huanacache. Fue así que empezamos a aumentar la cantidad de socios y la circulación de libros se incrementó notablemente. Muchas personas que llegaron por alguna de esas actividades conectaron con algún libro, con alguna lectura pendiente y que de pronto quedaba al alcance. Alguien dijo alguna vez: "…se pueden hacer muchas actividades, incluso hasta prestan libros!". Dando cuenta de la diversidad de la propuesta y de la apertura conseguida. La Biblio empezó a tener amigos y amigas,


colaboradores que se ofrecían para lo que fuera, así fue que se pintó, se reordenaron los salones de lectura, se recuperaban libros prestados, se cobraba la cuota social y se proponían actividades que permitían poner la Popular al servicio del pueblo, es decir, cumplir con su razón de ser. La Anita Vega, El Pablito Díaz (churro) y la Natalia Andrada maravillosas personas que hicieron un aporte muy valioso al ser la cara visible de la Biblioteca y generar esa empatía que como institución necesitábamos tener con los vecinos y vecinas. Recuerdo cuando gestionamos la llegada a Lavalle de un personaje muy simpático que recorría el país con su "Arma de Instrucción Masiva", un viejo Falcon acondicionado como biblioteca ambulante

que regalaba y recibía libros en cada comunidad que visitaba. Muchas historias como estas nos llenan de felicidad a la distancia. Llegaron años (2006, 2007, 2008, 2009) de mucha inversión del Gobierno Nacional para las Bibliotecas Populares, la CONABIP, siempre que tuviéramos los papeles al día, nos financiaba pasajes, estadía y dinero para comprar en la Feria Internacional del Libro. De esa manera incrementamos notablemente el patrimonio de la Biblioteca en varios miles de ejemplares. De pronto las estanterías no alcanzaban y debíamos reemplazar libros usados por nuevos y comenzamos una etapa de donación de libros a otras bibliotecas, escuelas y a los mismos vecinos que se acercaban a elegir qué libro llevarse. Las cuentas ordenadas nos permitieron acceder a numerosos subsidios provinciales y nacionales con lo que equipamos con mobiliario, multimedia, sala de informática,


realización de actividades gratuitas y la posibilidad de enriquecer nuestra tarea conociendo y trabajando con las otras Biblios de la provincia y del país. El gran pendiente fue la construcción de la Planta alta para la cual ya teníamos los planos y un expediente iniciado. El equipo que gestionaba la Biblio siempre pensó que debía producirse un recambio, que nuevas caras y nuevas ideas debían quedar a cargo. Luego de 4 años habíamos logrado entusiasmar a un numeroso grupo de jóvenes que estaban dispuestos a continuar con la tarea, a mejorar lo que en nuestro paso pudimos hacer y poner su tiempo y energía en la conducción de esa noble institución que pertenece al pueblo, de allí su carácter de popular. Así fue que dimos pasos a otros y estos a otros para que con trabajo voluntario y comprometido podamos ser parte de la vida y de la historia de estos 50 años. Hay en Mendoza y en muchos lugares del País, Bibliotecas Populares centenarias, humildemente quiero pedirle al pueblo de Lavalle que colabore con la Biblio para empezar a construir los próximos 50 años y que estos sean muchos más prósperos, virtuosos y populares para seguir ofreciéndole al pueblo de Lavalle un necesario servicio cultural, imprescindible en estos tiempos. El aporte que ha realizado la Pujadas a la sociedad lavallina es inconmensurable, muchísimas personas reconocemos pequeños grandes momentos de felicidad gracias a ella. De eso se trata, del pueblo feliz y de la grandeza de la patria. La llevamos en el corazón y en la memoria.



Lo más cercano a la realidad que escuché como respuesta a esta pregunta fue: "Leemos para hacer de nuestra mente un hermoso lugar de esparcimiento en nuestros ratos de ocio" Hojas amarillas, las viejas editoriales. Sopena (hojas escritas a dos columnas); Claridad, con sus tapas blancas; Tor con esas portadas coloridas ilustradas con imágenes que nos transportaban al siglo XVIII, a mares lejanos, a aventuras soñadas… ¿Cómo sería un mundo sin

libros? Seguramente sería como un ser sin cabeza, sin sueños, sin vuelo, sin fantasías. Los escritores son grandes mentirosos que casi siempre dicen verdades. Los anaqueles de las bibliotecas son castillos misteriosos habitados por seres mitológicos que nos acompañan en nuestras siestas de verano, en nuestras noches de llovizna helada e invierno. Nos susurran poesías, nos cuentan historias viejas, allí están los paisajes nevados de Jack London, Los mares de Emilio Salgari, las selvas de Horacio Quiroga y Rudyard Kipling; las montañas de Joaquín


V. González, los molinos de viento de Cervantes. Allí platican entre susurros Juan Moreira con Facundo, Cuasimodo escucha embelesado a Sherlock Holmes discernir sobre las pistas de un crimen, allí Zezé aprende a cruzar la calle de la vida de la mano del Portuga a la sombra de una planta de naranjalima. Allí Romeo enamora a Julieta en un sueño de una noche de verano… ¿Dónde quedan esos mundos? ¿Dónde está el lugar aquel donde un pobre sin un peso en el bolsillo

puede viajar, soñar, elevarse y aprender que no basta saber leer, sino que hay que SABER leer? Muy cerca. Esos mundos están allí, quedan más cerca de lo que pensamos. Gracias, bibliotecas, gracias por ser hermosos castillos de sueño y fantasía. ¡FELIZ CUMPLEAÑOS BIBLIOTECA POPULAR JOSÉ PUJADAS! Juan Martín es escritor y fue presidente de SADE.


Un pequeño aporte Desde hacía rato que veníamos charlando con Wilson sobre la posibilidad de hacer un número del periódico dedicado a la biblioteca popular. ¿Por qué? A mí me parecía una idea genial, no solo porque durante varios años, la biblioteca significó para mí, como para otra mucha gente, ese lugar de encuentro para soñar. Soñar mucho. Creo que parte de los mejores sueños que tuve los engendré en esa hermosa biblioteca que le ha dado tanto a la comunidad, y que a veces no ha recibido lo suficiente a cambio. O sí, porque recibió con los brazos abiertos, a una generación de jóvenes que traían consigo una fuerza inusitada, que llegaban a pelear contra los mismísimos molinos de viento. Con los libros en la mano, con las palabras a flor de piel, con el arte brotando en todo momento, las y los jóvenes de esta generación de empoderaron de la biblioteca, y de una manera de hacer. No los pongo en un pedestal, porque no es la intención hacer una loa de este relato. Solo ponderar a una generación que parió el departamento. Que no olvida las raíces, pero que cree que hay muchos por transitar. Y qué mejor lugar para ocupar que una biblioteca popular. Con los enormes desafíos que implica hoy en día, ser parte de un espacio como éste. Y con las enormes dificultades que acarrea. Los libros son una poderosa arma en buenas manos, por tantas cosas que mencionan los textos de quienes me anteceden, pero para ello necesitan del acompañamiento no solo de la comunidad donde se desarrollan, sino también del Estado. Esa es la gran deuda con la cultura. Y también el desafío. Nuestras felicitaciones a la biblioteca y a las cientos de personas que fueron parte alguna vez de la misma y que no quiero dejar de mencionar: María Ayala, Mecha Perez, Blanca Santini, Ana Vega, Mirta Gillio, Miguel Ruggeri y Mario Lucero. Jorge Abalo


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