De Las Palabras - Crónicas y ensayos

Page 82

Pero todo será tan rápido: performance, música, la tarde. Quince minutos, acaso veinte. Terminará el performance, la Batucada cantará su canción. Y de nuevo todas quedarán dispersas: transeúntes más entre montones de personas. Caminarán por Junín. De un restaurante saldrá una canción de los años setenta: ya somos tan solo un recuerdo que está en las calles de este pueblo donde vivimos una simple y corta historia de amor. Y yo, que he estado aquí con ellas, que llevo días siguiéndolas, que las he visto discutir y reconciliarse, ensayar, planear tanto las acciones, me preguntaré para qué todo esto, para llevar el mensaje a quién. ¿A aquel transeúnte que gritó “Que viva La Pola”? ¿A los dos o tres que parecieron interesarse por los volantes? ¿Para cambiar qué, cuando no a muchos les importa? ¿Para que todo lo devore la cotidianidad y el trabajo y las canciones que escupen los bafles en las cantinas? Le preguntaré eso a Gloria -la de rastas, que parece dura hasta que ríe, y que lleva trece años en la Red- mientras caminamos por Junín. Y ella, con la tranquilidad que tienen las respuestas decantadas, me dirá: –Es que esto no va a cambiar. Yo no lo hago para que esto cambie. Olvidate. Si nos van ganando. Pero de pronto alguien llega a la Red y nos dice ¡ah, es que yo los vi!, por ejemplo, en la Batucada. Una sola persona. Una. Y le contamos y se parcha con nosotras. Y ve la vida de otra forma. Esa es nuestra ganancia. No una ganancia para que esto se vaya a transformar. Qué va. Pero me habrá servido para decirle a la gente que yo vivo de otra manera, y que en esa otra manera me he encontrado otras. Y ya. No todas regresarán en taxi. Algunas subirán por la 53, seguirán pintando muros, caminarán al lado de paredes que pintaron otras, verán caer la tarde. Solo que nada de esto ha pasado todavía: pasará en unos minutos. Por ahora, apenas salen de la casa y el sol, al frente, es dulce y amarillo. Atrás, al oriente, ya se ve una luna redonda, perfecta en sus bordes, clarísima a las cinco de la tarde. Una superluna. Ellas salen con gorras, con pañoletas, con cabellos sueltos. Con tambores. Nunca, como ahora, las he visto tan contentas.

ciento cincuenta y ocho

D E L A S PA L A B R A S


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.