Cuba Nuestra 31

Page 49

planteado) “a propósito” del caso Pavón. No hay que ser muy inteligente para notar que no son problemas de orden sindical o “gremial”, es decir, que afecten sólo o principalmente a los trabajadores de la “cultura”, sino que son problemas que interesan a todo el pueblo. ¿Acaso estamos defendiendo vanidosamente nuestra minúscula “libertad de expresión, de creación” como escritores y artistas?, ¿nuestro derecho a no ser censurados y por supuesto a no tener que autocensurarnos por miedo a ser censurados? Esto, es cierto, ha sido catastrófico para nuestra producción intelectual, literaria y artística, pero estoy convencido que a los demás sectores de nuestra población les gustaría reclamar estos mismos derechos a poder expresarse sin tener que mentir, ni susurrar, ni vivir dobles vidas, a ser socialmente, ideológicamente, políticamente sinceros, sin miedo a las censuras y reprimendas de las otras muchas instituciones con las que estamos relacionados como ciudadanos. De donde se desprende entonces que no es sólo un asunto de “políticacultural”. Al parecer seguimos entendiendo la cultura en su formato reducido, elitista, como algo referido principalmente al “arte y la literatura”, o a la creación intelectual de un solo tipo, separado de todas las demás actividades intelectuales, estéticas, creativas de la vida social, económica, religiosa, etc. Que el bodeguero de la esquina, o el médico de la familia o el babalawo de la cuadra no puedan acusar los desmanes de un tal Pavón o un Serguera no los hace por eso menos víctimas de esos mismos defectos de fábrica que aquí hemos estado debatiendo. Me gusta insistir en esta idea de hacer de este asunto un problema social y no simplemente gremial. En verdad sería muy triste que todo esto cayera dentro del ridículo buzón de quejas y sugerencias del Ministerio de Cultura, o se convirtiera en la catarsis colectiva de una minoría. Por otra parte, tengo la impresión de que este asunto está tomando demasiadas vertientes, la mayoría de ellas más o menos improductivas. Algunos han aprovechado la ocasión para ventilar en público viejos rencores, otros, para lucir sus inteligencias y elocuencias, o para mostrar sus muy atendibles cicatrices. Quizás todo eso sea normal dentro de nuestro mundillo. Pero hay que salir de este círculo vicioso dejar de mirarnos el ombligo --que es exactamente igual al de todos—si es que queremos algo más que un nuevo remiendo. Acabo de recibir la invitación de Desiderio para una conferencia en Criterios “El Quinquenio Gris: Revisitando el término”, de Ambrosio Fornet como parte del Ciclo “La política cultural del Período revolucionario: Memoria y reflexión, donde también tú harás una comparecencia. Me parece muy bien, desde luego, pero también me preocupa que esto vaya convirtiéndose en un 48


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.