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Editorial

REVISTA AQUA E l potencial de la acuicultura en Latinoamérica es inmenso. ¿Qué duda cabe? Según cifras entregadas por Cideea, para cinco países de la región, esta industria representó el 50% del desembarque, siendo las especies más cultivadas el camarón ecuatoriano, el salmón Atlántico, la tilapia del Nilo, el mejillón chileno y el salmón coho. Es sabido que los océanos contienen aproximadamente el 80% de la biomasa del planeta y el potencial de sus productos, tanto en materia nutricional, terapéutica y funcional es enorme, los cuales gracias a los avances en materia de ciencia y conocimiento, han permitido utilizar incluso lo que antes se consideraba como desecho, como son las mortalidades. Dentro de los beneficios de su consumo se encuentran que el Omega 3 y 6 ayudan a mantener una buena salud cardiovascular e incluso mental, ya que los ácidos grasos poliinsaturados son el componente esencial en la estructura del cerebro en todas las etapas de la vida, sobre todo durante la infancia, mejorando la atención y el aprendizaje, la salud cognitiva, el soporte de la memoria y la reducción de los síntomas de depresión. Además de, en el caso de los pescados, ser bajos en niveles de colesterol. Sin embargo, a pesar de ser una industria estratégica para la región, siendo las proteínas más sustentables para su producción, y que es vista como la mejor alternativa para alimentar al mundo, aun así el consumo en América Latina se encuentra entre los más bajos del globo. Según cifras entregadas por el experto Carlos Wurmann, su consumo alcanza en la región los 10 kgs por habitante al año, frente a una media mundial de 20.

Esto nos pone un enorme desafío como región y sobre todo como país productor, dado que si queremos incentivar la alimentación saludable para la población con miras hacia un país con menores índices de obesidad y enfermedades relacionadas, es vital fomentar el aumento del consumo de pescados y mariscos, y viralizar el conocimiento necesario para nuevas y fáciles preparaciones que hagan perder el miedo a prepararlo en casa. Hoy en día, tanto la industria acuícola como pesquera, está realizando los esfuerzos en este materia, tanto a través de alianzas estratégicas con Junaeb para la entrega de productos del mar en escuelas, de medios masivos como programas de TV, asociación con chefs de reconocida trayectoria, relacionamiento con comunidades e incluso concursos de todo tipo, pero no parece ser suficiente. Tiene que existir aparejado al impulso que pretende dar la industria, un empuje de parte del Estado, tanto para visualización del sector como una actividad fundamental para el desarrollo económico de la nación, como en materia de consumo en el mercado interno, lo cual generaría beneficios tanto a la pesca artesanal, como a la actividad industrial. Asimismo el aumento del consumo de productos del mar producidos en Chile, aumentaría consigo la relevancia para las personas de la actividad, permitiendo de esta manera la anhelada licencia social, lo que generaría un desarrollo más armónico con las comunidades en las que está inserta.

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