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GARACHICO

Mar, lava y tradición

La historia de Garachico como la ciudad que hoy conocemos se remonta a los últimos años del siglo XV. Dicen que en 1496, el banquero genovés Cristóbal de Ponte llegó a esta costa del noreste de Tenerife y, a partir de ahí, comenzó un periodo de bonanza económica no solo para Garachico, sino para toda la Isla, no en vano se convirtió, gracias a su puerto natural (rada) en la principal entrada comercial de la Isla.

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Desde aquí no solo se realizaban transacciones comerciales interinsulares. También se establecieron vínculos con Europa, África y América, a donde se mandaban productos agrícolas, sobre todo azúcar y vino malvasía; cueros, brea o tejidos de seda isleños. Por contra, de Inglaterra se importaban telas; de Francia, obras de arte o productos manufacturados; de América: añil, oro y plata; de Oriente, las especias, y de África, la mano de obra. Durante muchos años, Garachico disfrutó de un periodo de prosperidad que le permitió planear su trazado urbanístico, levantando así diversos edificios civiles y religiosos que contribuyeron al progreso del entorno. En ese tiempo, los garachiquenses también vivieron algunos acontecimientos que hicieron tambalear esos cimientos: una epidemia de peste bubónica; un auténtico diluvio que derivó en un corrimiento de tierras por el que fallecieron 100 personas, o varios incendios en el casco del municipio. Pero ninguno de ellos mermaron el poderío económico de la urbe. Hasta el 5 de mayo de 1706.

Luces y sombras han marcado la historia de la hoy Villa y Puerto de Garachico. En cinco siglos desde su fundación, pasó de la bonanza económica a la necesidad de la emigración. Hoy es ese lugar que es obligatorio visitar

TREVEJOS. EL VOLCÁN QUE “SEPULTÓ” A UN PUEBLO

Esa fecha marca un antes y un después en la historia de Garachico. De madrugada, el volcán Arenas Negras entró en erupción (es la conocida como erupción de Trevejos). Durante 40 días las coladas se derramaron hacia el mar provocando grandes destrozos a su paso. La peor parte se la llevó Garachico que vio como, al llegar al mar, la lava sepultaba ese puerto tan importante para la zona. Esto hizo que el pueblo ganara suelo, y aún se pueden ver vestigios de los amarres portuarios en los jardines popularmente conocidos como El Lagar. También provocó la creación de las piscinas naturales de El Caletón, hoy uno de sus principales reclamos turísticos.

Este acontecimiento no se cobró ninguna víctima, pero las consecuencias

Tamara Rodríguez / Alex Rodríguez Foto:

PISCINAS NATURALES EL CALETÓN: se trata de un

conjunto de charcos y piscinas naturales surgidas a partir de la erupción de Trevejos. Está declarado Bien de Interés Turístico de Tenerife. La visita es obligada no solo por el baño, sino para disfrutar del entorno y el paisaje, con el Roque al frente. INMUEBLES DEL CASCO HISTÓRICO: son una muestra

de arquitectura tradicional del Archipiélago por el que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1994 con categoría de Conjunto Histórico. Encontramos antiguos caserones que han sido rehabilitados como hoteles y casas rurales: la Hacienda El Lamero, Marqués de la Quinta Roja (siglo XVI), Marqués de Villafuerte (siglo XVII) o Casa de Piedra (espacio de arte) y antiguos conventos como San Julián, Santo Domingo o San Francisco.

PLAZA DE LA LIBERTAD (PLAZA DE ARRIBA): ori-

ginalmente estaba adosada a la Iglesia de Santa Ana, pero tras la erupción se trazó una calle entre ellas. Está diseñada siguiendo un modelo mexicano, en altura y con cuatro escalinata. Se mantiene expuesto un busto de Simón Bolívar que donaron los garachiquenses que emigraron a Venezuela. También alberga el conocido Kiosko de la Música.

PLAZA DE JUAN GONZÁLEZ (PLAZA DE ABAJO):

también conocida como plaza de la pila. Está junto el Parque de Puerta de Tierra, o los jardines de El Lagar (en su interior hay un antiguo lagar de la Hacienda de San Juan Degollado). Los jardines cuentan con una gran variedad de flora, pero lo curioso de este enclave es que era parte del antiguo puerto comercial antes de la erupción.

MUELLE VIEJO: tras la erupción volcánica se construyó este primer puerto de mampostería de piedra basáltica y pavimento adoquinado, con una zona para las embarcaciones de pesca.

IGLESIA DE SANTA ANA (SIGLO XVI): alterna ele-

mentos platerescos y renacentistas en sus tres naves y muestra un conjunto de columnas y arquerías. Alberga el Santísimo Cristo de la Misericordia, obra de indígenas mexicanos utilizando la técnica del papelón, y un museo de arte sacro. Cabe destacar el tabernáculo del altar mayor, donde se hayan tres valiosas tallas: El Crucificado (XVII) de Martín de Andújar y San Joaquín y Santa Ana, del escultor Lujan Pérez.

ERMITA DE SAN ROQUE: se trata de una construcción de más de 400 años, de una única nave con tejado a cuatro aguas y dos espadañas. Destaca el arco de medio punto en cantería sobre la puerta principal del oratorio. Conserva la imagen de San Roque, patrón de Garachico, cuya romería conmemorativa es en agosto.

CASTILLO DE SAN MIGUEL (SIGLO XVI, RESTAURADO

EN EL XX): de planta cuadrada, dispone de muros de sillería, tronera, almenas, espadaña, patio de armas y plataforma de combate. Es Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento y alberga el Centro de Información Patrimonial.

MONUMENTOS/ESCULTURAS: Obelisco de piedra

conmemorativa del III Centenario Erupción Volcánica; el Pez (de acero inoxidable); el Emigrante Canario (en el Risco Partido); Motín del Vino (en mármol blanco de Carrara); la Pescadera; Tensei Tenmoku o «Puerta sin Tierra» (composición en mármol de Carrara situada en el dique del Muelle Viejo); busto de Rafael Alberti (en Puerta de Tierra), y de Cristóbal de Ponte.

PUERTO DEPORTIVO Y PESQUERO: dique de 600

metros y contradique de 150, dársena deportiva de 20.000 metros.

GARACHICO SE CONVIRTIÓ, DESDE SU FUNDACIÓN, EN EL PRINCIPAL PUERTO MARÍTIMO DE LA ISLA, INDISPENSABLE EN LAS TRANSACCIONES COMERCIALES COMO AMÉRICA, ÁFRICA Y EUROPA LA ERUPCIÓN DEL VOLCÁN TREVEJOS, EN 1706, SEPULTÓ EL PUERTO Y MARCÓ UN ANTES Y UN DESPUÉS EN LA ACTIVIDAD ECONÓMICA DEL MUNICIPIO

fueron desastrosas. La pérdida del puerto supuso la suspensión de toda la actividad comercial con Garachico, lo que provocó el empobrecimiento de la mayor parte de la población.

Pero, poco a poco, Garachico comenzó a resurgir. La actividad económica empezó a centrarse en el sector primario, sobre todo en la pesca y el cultivo de plátanos. Aunque esto no fue la panacea; la situación social y económica obligó a muchos de sus habitantes a emigrar a América, principalmente a Venezuela, en busca de un futuro mejor.

La recuperación fue lenta durante el siglo XIX y buena parte del XX. Pero Garachico ha pasado de la decadencia económica y social a volver a ser un referente. Obtuvo la declaración de Villa y Puerto en 1916 concedida por el rey Alfonso XIII. En 1980 se le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes por su intenso trabajo en la conservación de su patrimonio artístico, y desde febrero de 1994 es considerada un Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico. Su último galardón es muy reciente, de comienzos de 2021, fecha en la que ha pasado a pertenecer al grupo de pueblos más bonitos de España.

El turismo, su patrimonio cultural y social, y aún el sector primario y el comercial, sustentan hoy la actividad económica de la Villa y Puerto de Garachico. Quien la visite puede disfrutar de un lugar donde la modernidad y la tradición se dan la mano. Cualquier momento del año es bueno; siempre tiene algo que ofrecer: las fiestas de San Roquito en agosto; sus actos de Semana Santa; la escenificación de los Reyes Magos; un cortado en la Avenida,… No hay excusas para no conocer un pueblo que ha sabido resurgir de sus cenizas. 

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