José Antonio, fascista – José Luis Jerez Riesco la Falange. Además de su relación personal con José Antonio mantuvo contacto con Sancho Dávila, Onésimo Redondo Ortega, Ernesto Giménez Caballero y Julio Ruiz de Alda. En el año 1939 publica un libro con el titulo O Fascismo. En el ejemplar que ofreció de esta obra al Embajador de Italia en Roma, le escribió la siguiente dedicatoria manuscrita: "Para Sua Excelencia o Señor Ministro da Italia com a mayor admirasao pelo seu paiz e pelo Duce oferece com as mais vivas saudades portuguesas e fascistas. Rolao Preto. Chefe do Nacional-Sindicalismo" [19]. El libro era una recopilación de artículos que escribiera sobre el fascismo italiano en el periódico A Epoca, antes de la "Marcha sobre Roma". Y en los que ya auguraba y hacía votos por el triunfo de Mussolini y el fascismo en germen. En la presentación de la obra escribe Preto: "Mussolini consiguió realizar con él este prodigio, dar un alma nueva a Italia; Hitler volvió a forjar para el III Reich la espada de Sigfre- do; ambos ensancharon sus imperios y lograron extinguir en ellos el desempleo, la miseria y la crisis" [20]. "...El origen de todas las grandes transformaciones históricas son siempre un acto de fe, un largo soplo de poesía. La imaginación es la más fecunda e inagotable de los dinamismos... De esta forma no son las realidades, no es el condicionalismo de las realidades el que arrastra y conduce a los hombres cuando ellos quieren dar un paso al frente, ¡son sus ansias! Y por eso el Duce da por base al imperio este clamor, que llena de vibraciones heroicas la Historia: ¡Roma!" [20]. José Antonio busca desde sus primeros escarceos políticos las relaciones con sus hermanos ibéricos. A fines de 1933 mantuvo una entrevista con el periodista portugués Oscar Pacheco, a quien le había provocado curiosidad y expectación que el hijo del General Primo de Rivera se pusiese al frente de un movimiento fascista en España. Esta reunión la cuenta con lujo de detalles Pacheco en un artículo publicado en el lisboeta Diario da Manha, el día 20 de noviembre de 1943, en el séptimo aniversario del asesinato de José Antonio. José Antonio le ofreció, como recuerdo del encuentro, una cuartilla autógrafa.
Léon Degrelle, jefe del rexismo belga y carnet número 1 de la Falange Exterior Léon Degrelle era la elocuencia y la fidelidad en persona. Un caudillo natural. Había nacido en Bouillón, Bélgica, el 15 de junio de 1906, en pleno territorio ardenés, a la sombra de la fortaleza del mítico guerrero de las Cruzadas del Medievo, Godofredo de Bouillon. Su familia era de profundas convicciones católicas. Se licencia en Leyes por la Universidad de Lovaina. En su juventud se siente atraído por las doctrinas de Charles Maurras. Estuvo varios meses en México durante la guerra de los Cristeros. Dotado de gran dinamismo y con una inteligencia privilegiada, se convierte prematuramente en un joven propagandista a quien se le encomiendan diversas responsabilidades en los medios de comunicación de la Acción Católica. Podríamos decir, en pocos y gruesos trazos, en unas pinceladas, que la personalidad extraordinaria de Léon Degrelle queda reflejada en las siguientes prendas y cualidades: era un hombre de fe, profunda e intensa, místico y apóstol civil entre las gentes del siglo XX; era un poeta imbuido de inspiración y verbo con una dilatada obra poética llena de sentimiento, ternura, amante del arte y la belleza, fibra y espiritualidad que, entre estrofas y rimas, buscaba la revolución de las almas ardientes y prendidas del ideal; era un caudillo arrebatador, heroico, ca- rismático, con aura, que se daba a los suyos con entrega generosa y total; como guerrero rompió los moldes del valor en la lucha noble, aguerrida, temeraria, incorporándose al frente del Este, en la segunda Guerra Mundial, como soldado raso y alcanzando el generalato por méritos de guerra, condecorado por sus hazañas y su desafío al riesgo y al coraje ; orador y tribuno de la mejor raza, su palabra era cálida, su arenga vibrante, su verbo emotivo, su gesto retórico y revolucionario; escritor gráfico y total, riguroso plástico, donde la escena real la convierte en fantasía y la fantasía tiene visos de realidad; fascista de palabra y obra, de honor y fidelidad, de criterio y acción, de estilo y pensamiento, a quien Hitler le manifestó que "de haber tenido un hijo me hubiera gustado que fuese como usted". José Antonio reconoció en Léon Degrelle sus grandes cualidades humanas y políticas. Por ello, en 1934, le honró, por concesión personal y directa, de forma honorífica pero elocuente, al ser extranjero, con el carnet número uno de la Falange Exterior. Degrelle lució prendida en su pecho, junto con las más altas condecoraciones al mérito, valor y dignidad europeas —Cruz de Hierro, Orden de la Sangre, Cruz de Borgoña, Cruz del Mérito de Guerra con Espadas, Insignia de los Heridos, Insignia de Plata de Asalto de Infantería,
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