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gacka y krbava
thana
Thana, monumento a la diosa de la caza y de los manantiales de agua
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De la creencia mítica de que comiendo la carne del animal cazado se adquieren los poderes del contrincante vencido, frecuentemente más poderoso que el astuto bípedo, se desarrolló progresivamente la cocina basada en animales de caza, que además del amor ciego al animal brinda un placer especial al paladar. Muchas de estas delicias culinarias hacen que, después de una buena comida a base de una sólida carne de animal, los comensales se diferencien de las personas normales como dioses de los mortales o se conviertan en tan poderosos como el fuerte animal al que tuvieron que enfrentarse. El hombre comenzó a cazar por la necesidad de comer y en aquellos días los animales salvajes, como todo lo que le rodeaba, eran considerados sagrados. Así, el consumo de carne de animal de caza se convirtió en un culto, un ritual en el que los antiguos cazadores adquirían parte de la majestuosa fuerza y vitalidad del animal cazado y matando al animal se le mostraba respeto. Los cazadores de hoy en día aún comparten esos sentimientos místicos con sus ancestros. Pero la caza, además de la necesidad de proveer comida, ha llegado a ser un movimiento de culto con sus peculiaridades y rituales. Incluso en la mesa, la comida de caza es mucho más que sólo una provisión disponible. Los suaves paisajes de los campos Gacka y los valles entre dos macizos montañosos; Velebit, Kapela y Krbava, que sólo parecen