acompañada de fuertes vientos agitando las copas de los árboles, ramas y ventanales circundantes.
Fue así como se encontró soñando, primeramente como si fuese ella misma, desdoblada, contemplándose desde el umbral de la puerta de entrada e intentando apagar todo lo que había omitido debido al cansancio.
Al intentar presionar el interruptor de su dormitorio, sintió que su mano traspasaba la pared y debió esforzarse para recobrar el equilibrio. Lo intentó una vez más, con idéntico resultado.
Asustada, se dirigió al living y revisó todas las ventanas