La problematica de los grupos vulnerables visiones de la realidad

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de 20.6%, y en 2005 disminuyó a 17.4%, pero aun así los datos nos indican que hay más mujeres indígenas analfabetas que hombres (INEGI, 2005). Las persona sin educación formal están excluidas de recursos necesarios para desenvolverse plenamente en la sociedad; este indicador nos ayuda a calcular la desigualdad y vulnerabilidad a la que se enfrentan las mujeres. Por ejemplo, un mayor acceso a la educación se vincula, directamente, con una mayor participación en el mercado laboral, mejores condiciones de empleo y mayor acceso a posiciones de representación pública (Frías, 2008: 99). Uno de los aspectos que muestra el avance de las mujeres es el acceso a la educación en el nivel superior, ya que en otros niveles la brecha entre hombres y mujeres puede ser menor; pero al llegar a niveles altos de educación formal la brecha aumenta (Frías, 2008). En el caso de las mujeres indígenas, ellas enfrentan mayores obstáculos para acceder a la educación en general y a la educación superior en particular. Esto se relaciona con su limitado y en ocasiones inexistente manejo del castellano y más específicamente con los roles de género tradicionales, que les dificultan el acceso a estos espacios como se observa en el siguiente testimonio: Yo vengo de una familia de diez personas y yo me acuerdo que yo tenía ganas de ir a la secundaria y mis padres no me dejaron [¿por qué?], pues porque era mujer y porque me iba a casar, para qué vas a la escuela si a los 15 o a los 17 te vas a casar, entonces así se queda uno con lo poquito que aprendió en su casa (Mujer purépecha).

De acuerdo con el índice de igualdad de género (GEIMS), las mujeres de Michoacán tienen grandes desventajas. Este índice lo componen el acceso de ellas a la educación, la igualdad económica, política y legal; y en el caso particular de Michoacán, éste se encuentra ubicado en el lugar número 29 de las 32 entidades federativas que integran a México. Es decir, Michoacán es uno de los estados que presentan una mayor brecha entre hombres y mujeres, y donde ellas no tienen muchas ventajas. Por lo tanto es ―en el grupo de los estados con mayor brecha de género, el varón ejerce mayor violencia física y sexual contra la mujeres que de otro tipo‖ (Frías, 2008: 119). Esta desigualdad expone a las mujeres indígenas a factores de riesgo y, como mencionamos, la vulnerabilidad es progresiva y puede llegar a fracturar los vínculos primarios en la sociedad, como es la familia. Tipos de violencia En Michoacán, según la ENDIREH, 10.1% de las mujeres reportaron violencia física, 8.3% violencia sexual, 36.3% violencia emocional y 30.1% violencia económica (datos citados en Frías, 2008). De acuerdo con algunos autores (Castro et al., 2004), si bien es cierto que la mayoría de las mujeres entrevistadas en la ENDIREH denunciaron haber experimentado principalmente violencia emocional, en casi la mitad de los casos, ésta se presenta asociada a otros tipos de violencia. En la muestra nacional se identificó que 44 % de las mujeres declaró una o varias de las formas de violencia; y más de la mitad de este porcentaje experimentó al menos dos tipos de violencia distintos, uno de los cuales es la violencia psicológica. Al parecer, en entidades con mayores avances en los derechos de las mujeres existen cifras de violencia mayores o pareciera; tal vez esto se deba a que en dichas entidades, donde las mujeres están mejor posicionadas, ellas se atreven a denunciar la violencia, no así en entidades con mayor brecha de género o mayor control patriarcal, en esos estados tal vez ellas no se atrevan a denunciar la violencia o a concebir algunos actos o prácticas como tal. En lo referente a las mujeres indígenas, ellas son aun más vulnerables que las no indígenas. Analizando la ENDIREH 2003, solamente para el caso de las mujeres indígenas en 155


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