Parentalidad y divorcio, (des)encuentros en la familia latinoamericana, libro completo

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A) El maltrato a los niños Comienza antes del primer golpe

cuela, madre, otro pariente, vecina, Club, shopping o “encerrados” en Internet y en los juegos de consola). •

Cuando están obligados a atenderlos porque no les queda otra, lo hacen rápido y sin hacerles mucho caso.

Vínculos débiles o difíciles con los hijos Hay adultos que no logran establecer una comunicación y que prácticamente acusan al bebé de no hablar y de no entenderse. Ahí tenemos una situación en que es muy posible que pronto las palabras dejen su lugar a los actos y el adulto se comunique desde lo físico, desde su tamaño y fuerza. Padres que siempre se están imponiendo o que todo el tiempo están diciendo: NO (y no pensemos en el enchufe eléctrico donde el niño quiere meter los dedos o cuando cruza la calle, que son los casos a que siempre se hace referencia para justificar esta “actitud” represiva constante), Padres para quienes EDUCAR no es desarrollar las potencialidades sino solo obligar, reprimir. 158

Las descalificaciones: Antes los pediatras consideraban que “el bebé era un tubo digestivo que llora” para ellos solo comía, ensuciaba pañales, lloraba y dormía. Es increíble que durante tantos años haya pasado desapercibido que el bebé hacía mucho más que eso. Cómo entendemos sino, que a los dos años ya se exprese y se comunique con su derredor y entre los tres y cuatro hable nuestro idioma y haga todas las mismas cosas que nosotros los adultos hacemos: desde caminar hasta querernos infinitamente. Todo ese crecimiento cognitivo y afectivo pasó mientras nosotros creíamos que solo dormía y comía. Solemos menospreciar la etapa cognitiva más productiva del ser humano Así como podemos ignorar todo lo importantísimo que está sucediendo dentro del niño, también podemos ignorar todo lo que sucede con él. Digamos que son las AGRESIONES PASIVAS: negligencia, falta de trato, de intercambio; la frialdad en ese trato, dejarlo llorar, sacarle algo inofensivo y que ha tomado por juguete sin que lo sea. Obligándolo a que haga cosas que no son propias de su edad: que se quede quieto y callado. También está el famoso “ven para acá”: exclusivamente “porqué sí”. Para tenerlo bajo control, bajo la mirada. Lo quiero “acá”, aunque el niño “allá” no haga nada malo, ni moleste a nadie y esté tan bajo su mirada como acá. Solo para tener la sensación del control total. “Me obedeces porque yo te lo digo y punto”,


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