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de segunda mano. Pero estas no son las cuestiones fundamentales, ya que un aspecto aún no resuelto satisfactoriamente es el relativo al derecho a la intimidad; el uso del DRM se apoya legalmente en lo que se denomina “Informática confiable”14 basado en que terceros en este caso empresas, asumen ciertas competencias del estado bajo la premisa de hacer un buen uso de las mismas (Alonso, Cordón, 2010). El DRM aparte de servir para limitar derechos de autor permite controlar qué se lee, cómo se lee y cuándo se lee; ya se han dado situaciones en que estos límites han sido puestos en duda, como el caso Orwell, cuando Amazon tuvo que retirar las obras “1984” y “Rebelión en la granja” de George Orwell porque la compañía no disponía de los correspondientes derechos de autor, y tras la denuncia de sus propietarios legítimos, se vio en la obligación de retirar los dos libros de los lectores Kindle de los clientes que los habían adquirido, y devolverles lo que habían pagado por ellos. Esta manipulación en la biblioteca de los lectores ha dado que hablar. Y es que hay quien dice que esto es como si el librero de toda la vida entrara en casa y se llevara dos ejemplares de nuestra biblioteca dejando, eso sí, un cheque en la estantería (Meléndez Juarbe, Hiram A, 2011).
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En inglés Trusted Computing
Infoconexión – Número3 / Noviembre 2011
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