El pingüino Rodolfo busca esposa

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ESTE LIBRO HA SIDO ESCRITO E ILUSTRADO POR…

☺ Hugo Ruiz

☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺

Daniel Simón Santiago Ortiz Víctor Coira Adriana Rodríguez Emilio Pérez Alba Pérez Vera Gutiérrez Leire González Niko Díaz

CRIE, Viérnoles 2019.


Érase una vez un pingüino que se llamaba Rodolfo. El pingüino era alto, flaco, tenía patas cortas y un pico largo. Le gustaba el fútbol y patinar sobre hielo. Era un pingüino tranquilo.


El pingüino vivía en un iglú que estaba en la Antártida. Era un iglú muy grande y, como hacía mucho frío, tenía una estufa de butano que estaba puesta en una esquina, la tenía todo el día puesta porque esa casa era muy fría.


Un día el pingüino se encontró con una pingüina que era muy hermosa. Le encantaba las joyas y se ponía un lazo de color azul. El pingüino, al verla, se cayó al agua de tanto que le gustó la pingüina. El pingüino quería escribirle una carta, pero no sabía escribir, porque de pequeño no quiso aprender.


Enseguida llegó la foca dispuesta a escribirle una carta a la pingüina. “Querida pingüina: Te invito a un restaurante a comer una ensalada de lechuga y tomate. ¡Está exquisita! Saludos, el pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: - No, eso yo nunca lo escribiría.


Al día siguiente le fue a visitar una vaca tudanca que inmediatamente se puso a escribir la carta con una pluma de cigüeña. “Querida pingüina: Te invito a comer la mejor hierba de la pradera. Saludos, el pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: - No, yo nunca diría esto. Y rompió la carta.


Por la tarde se encontró con un oso polar que, con mucho esfuerzo, escribió una carta con un lápiz de diamantes.

“ Querida pingüina: Te invito a jugar al baloncesto en la pista de Bárcena. Después te invito a comer un trozo de pescado crudo. Con cariño, el pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: -Noooo, es horrible lo que has escrito.


A la mañana siguiente se encontró con un árbol que, en un momento, le escribió la carta en un papel de seda. “Querida pingüina: Te invito a cazar a una familia de pingüinos, asarlos y comerlos con puré en Hawai. (que en Español se dice bocadillo). Después podemos hacer la fotosíntesis para reponer fuerzas. Atentamente, Rodolfo.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo. - Yo jamás la invitaría a hacer eso, ya no por cazar a una familia de pingüinos, ni por hacer la fotosíntesis, sino por comer puré. ¡ Puaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaag!


A la mañana siguiente se encontró con un gato que le escribió la carta con una uña. “Querida pingüina: Quieres venir conmigo a comer pienso y a jugar con un ovillo . Un saludo, Rodolfo.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo:

- No, yo eso no lo escribiría en mi vida.


El pingüino, triste y desolado, pensaba: si yo pudiera escribir le diría… me gusta tu pico porque es anaranjado. Eres lista, amable y hueles a pescado… ¡ Me encantas! Me gustaría jugar al Party contigo.


La pingüina estaba debajo del árbol y escuchó muy emocionada al pingüino, y le dijo: - ¿Por qué no me has dicho todas esas cosas a mí? - Pues porque no sé escribir.-Dijo el pingüino. - Bueno, no me importa, te digo yo las cosas que me gustan. A mí me gusta bailar, cantar… ¡ Y me gustas tú! Al final, se quedaron juntos en el iglú del pingüino.


ESTE LIBRO ES UNA ADAPTACIÓN DEL ÁLBUM ILUSTRADO “EL LEÓN QUE NO SABÍA ESCRIBIR”, ESCRITO E ILUSTRADO POR MARTIN BALTSCHEIT. EDITORIAL LÓGUEZ EDICIONES.



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