Revista Crearmundos nº 8

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Mundos reflexionados

provechosa entre los interlocutores. En términos generales, la acción hábil o competente “requiere el reconocimiento de las características de una tarea, de su objetivo y los medios apropiados para lograrlo, un medio para convertir esta información en la acción adecuada, y un medio de realimentación que compare el objetivo que se persigue con el estado alcanzado hasta ese momento” (Bruner, 1987: 124-125). Entre estas habilidades, la capacidad de empatía y de autocontrol son elementos indispensables en una comunicación dialógica. Como cualquier herramienta, hay que saberla usar. A dialogar también se aprende. No nacemos enseñados para casi nada. Tenemos que aprender obligatoriamente, si queremos seguir existiendo, las posibles respuestas a los diferentes estímulos. Por ello, en los humanos, los errores son más frecuentes que los aciertos, y decimos que de los errores aprendemos. Dialogar no es simplemente hablar. La presencia del otro como interlocutor establece unas condiciones que deben respetarse, y por tanto, aprender. Es una práctica no autoritaria ni doctrinaria, que acepta dudas y errores, que anima a la participación, donde cada uno puede plantear los propios intereses con la seguridad de que será respetado. El diálogo por su carácter argumentativo es la mejor expresión de la naturaleza dialógica del pensamiento. No sólo ayuda a clarificarlo, sino que es su estructura, porque pensar de manera argumentada supone usar juicios expresados en palabras y frases. Así el pensamiento se puede justificar como un “diálogo del alma consigo misma” y de ahí la identificación del pensamiento con el logos.

Hablar Sólo por el hecho de hablar, no de hablar de cualquier manera, sino de hablar, ya estamos ejercitando habilidades intelectuales y en esta acción, aparentemente sencilla, se da la correlación entre pensamiento y lenguaje. “Un observador accidental puede despreciar lo que pasa en una clase de este tipo por considerarlo ‘pura palabrería’. Pero ignora que nada agudiza tanto las habilidades de razonamiento como la conversación disciplinada y los educadores sabios siempre han intentado construir a

A través de la entrada en la intersubjetividad podemos entrar en la objetividad de los conocimientos.

partir de las cosas por las que los niños ya se sienten interesados en lugar de obligarles a que quieran lo que tienen que hacer.” (Lipman M., Philosophy goes to School). El diálogo en clase sirve para practicar las habilidades de forma integrada, no separadas y de forma aislada y arbitraria; en la conversación, las habilidades se trabajan simultáneamente, dominando ahora un matiz, ahora otro, pero tensando conjuntamente como si se tratara de una red. El diálogo es el motor de uso de las habilidades, ya que se usan para aclarar el propio pensamiento y el de los demás en una situación natural, de contexto, no a través de ejercicios puramente formales, descontextualizados y planteados como ejercicios escolares de corrección con plantilla. “Toda la filosofía es diálogo, pero no todo el diálogo es filosofía”, advierte Lipman. Como herramienta metodológica nos encara con las dificultades de la comunicación de las ideas: redefinir palabras, reelaborar argumentos, deshacer ambigüedades, etc. Si queremos ser comprendidos por la otra persona tenemos que proceder paso a paso, nos tenemos que poner en su lugar. En este sentido pensamos que el diálogo como herramienta es el camino real, porque a través de la entrada en la intersubjetividad podemos entrar en la objetividad de los conocimientos. El diálogo organizado y disciplinado permite a los chicos expresarse y comprender; desarrollar las propias habilidades cuando hablan; pero, para poder hablar, deben aprender a ser buenos oyentes y estar al tanto de la argumentación del otro. El poder del razonamiento y el respeto por el otro se dan la mano en este proceso. El diálogo es el sujeto no un subalterno.

El diálogo como actitud En el diálogo reconocemos la alteridad como esencial a la humanidad cuando abandonamos toda veleidad de violencia y cuando usamos la

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