FUTURISMO

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FUTURISMO Umberto Boccioni (1882 - 1916) Pintor, escultor y teórico italiano

Nació el 19 de octubre de 1882 en Reggio Calabria. Máximo representante del movimiento futurista, en 1901 se traslada a Roma y conoce a otros pintores que también pertenecían a este mismo movimiento. Pasó algunos años en París, Rusia, Padua y Venecia. En 1910 es uno de los firmantes del Manifiesto Futurista. Teórico del grupo en lo referente a las Artes Plásticas, publica en 1912 el Manifiesto técnico de la escultura futurista. Boccioni estuvo muy influído por el cubismo, pero decidió abstenerse de utilizar líneas rectas y recurrió a los colores complementarios para crear un efecto de vibración. En su pintura, como puede verse en Dinamismo de un ciclista (c. 1913, Colección G. Mattioli, Milán), expresa la sensación del dinamismo presentando una secuencia de varios movimientos al mismo. Falleció el 16 de agosto de 1916 en Sorte , Verona, a consecuencia de una caída de caballo durante unas maniobras militares.





Carlo carra “ El funeral del anarquista Galli “

GINO SEVERINI “ Jeroglífico dinámico del baile de Tabarin”


Giácomo Balla “Correa en movimiento”

Marineti “Palabras en libertad”


El 20 de febrero de 1909, el parisiense Fígaro publicó el ”Manifiesto del futurismo”, redactado por la poeta Emilio Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944). El entusiasmo que en el expresa Marinetti por la vida moderna, la velocidad, la guerra y la revolución, iba dirigido contra el aherrojamiento en el dominio del arte. Con aquel manifiesto, Marinetti se gano la adhesión de cinco artistas: Umberto Boccioni, Carlo Carrá, Giacomo Balla, Gino Severini y Luigi Russolo. El 11 de febrero de 1910, éstos publicaron el manifiesto de la pintura futurista. En él que se condenaban “todas las formas de la imitación, la armonía y el buen gusto”. El 11 de abril de 1910 apareció el “Manifiesto técnico de la pintura futurista”. Allí se exigía el “dinamismo universal, que la pintura debe reproducir como sensación dinámica”.

Aquellos manifiestos amenazaban con “autos de fe” a los museos y bibliotecas, glorificando el poder de lo vital. Con la aparición en 1914 en Florencia de al revista Lacerba, dirigida por Giovanni Papini, la tipografía participó también en las disputas artísticas. Papini se solarizó con el futurismo. El mismo se encargó de cambiar la concepción tipográfica, mostrando los primeros experimentos de “tipografia in libertá”. En 1914, Carlo Carrá publicó las primeras “parole in libertá”; su diseño tipográfico acentuaba los diferentes párrafos, la repartición de elementos y volúmenes resultaba en una composición dinámica, sus collages y dibujos evocaban impresiones bélicas del autor, incluía números, letras, palabras y frases completas, y el espacio se sometía a un ritmo de gran plasticidad.

Filippo Tomaso Marinetti era un poeta desconocido cuando publicó en le Figaro un manifiesto realmente explosivo. En él se dejaba patente el amor al peligro, la exaltación de la agresividad, la glorificación de la guerra, el desprecio a la mujer a la vez que se calificaba a los museos de “cementerios y dormitorios públicos” y se proponía la idea de quemar las bibliotecas. Junto a tanto afán de destrucción aparecía la velocidad y la máquina como valores supremos: “Un automóvil de carreras es más bello que la Victoria de Samotracia” se podía leer en el manifiesto.

La actitud de Marinetti y del futurismo es en realidad la reacción lógica de un país retrasado culturalmente, barrido por unos aires de positivismo y de un incipiente fascismo y que cuando vislumbra una posibilidad de futuro, en este caso la nueva civilización basada en la máquina, adopta una postura extremista llegando a propugnar la destrucción de todo lo relacionado con el pasado. A pesar de su apariencia revolucionaria (los futuristas se autodenominan socialistas, como todo el fascismo, pero se despreocupan de la clase obrera), la realidad es que es un movimiento burgués intelectualizado, elitista y nacionalista, llegando incluso a convertirse en instrumento del fascismo, lo que ya presagiaba la amistad de Marinetti con el Duce. Un año después de! Manifiesto poético de Marinetti se produce el manifiesto de los pintores futuristas: Unberto Boccioni, Carlo Carrá, Giacomo Balla y Gino Severini. El tono general es ahora más moderado a pesar de que aseguran la inutilidad de los críticos de arte y pretenden eliminar los temas clásicos para dar paso a los relacionados con la velocidad. Este Manifiesto dice que “El gesto que reproduzcamos en el lienzo no será más que un momento fijo en el dinamismo universal". Umberto Boccioni, además de cultivar la pintura y la escultura, fue el verdadero teórico del futurismo pictórico y el catalizador de las tendencias anteriores. Técnicamente emplea la pincelada puntillista pero el uso del color y la movilidad de las figuras se acercan al Expresionismo, mientras que la relación entre figura y espacio es plenamente cubista. Sin embargo Boccioni convierte el Cubismo en algo dinámico y transformador. (Dinamismo de un ciclista). Giácomo Balla fue el más original de la agrupación llegando en las llamadas "Compenetraciones iridiscentes" a la abstracción geométrica como en su Paso de Mercurio ante el Sol. Su técnica consiste en aparentar el movimiento por medio de la reproducción del mecanismo original de la marcha humana y animal. Con este fin Balla reproduce en sus cuadros las posiciones sucesivas de las piernas al caminar o de los brazos en la evolución de su movimiento. Gino Severini es el más decorativo y agradable de los pintores futuristas. Conoció en Roma a Boccioni y en París se familiarizó con la obra de Seurat y se relacionó con Picasso. El motivo que impulsó a los cubistas a introducir el color en su factura en el periodo sintético, fue la contemplación de algunas obras de Severini, como la colorista Bailarina en azul. En 1914 comienza una fase pictórica más abstracta con la introducción en sus telas de números y letras. La pincelada empleada es puntillista y las formas evocan piezas de maquinaria.


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