Una rEd hospitalaria para la CiUdad dE los rEyEs En los primeros años del virreinato, durante el proceso de guerra civil, se crearon alrededor de diez centros de salud en Lima. “Al igual que la sociedad, la estructura hospitalaria estaba segmentada por casta, género, ocupación y condición social, y muchas veces eran atendidos por religiosos”, explica el historiador Luis Martín Bogdanovich. Así, el Hospital Real de San Andrés –el centro de salud que, durante la colonia,
Huayna cápac Las momias del inca y de su madre, la coya Mama Ocllo, fueron vistas por última vez en San Andrés.
HuiracocHa Se cree que las cenizas del octavo gobernante del Curacazgo del Cuzco también fueron enterradas en el predio.
se encargaría de atender a españoles y criollos– sería construido en una zona conocida como “el triángulo de la salud”, y que era completado por los hospitales Santa Ana y San Bartolomé. “Habían escogido la zona más alta de la ciudad porque se pensaba que, así, los aires contaminantes se iban hacia la sierra –cuenta Coello– y evitaban que las enfermedades bajen a la ciudad”. Aunque el Cabildo había comprado el terreno en 1545, las obras no comenzaron hasta la llegada del virrey Andrés Hurtado de Mendoza. “Él fue quien lo dotó de renta y nombró como patrono al rey y a los virreyes del Perú en su nombre”, explica Bogdanovich. Y, por este motivo, aunque los trabajos de edificación se completaron bajo la supervisión del virrey Francisco de Toledo, el hospital llevaría el nombre de su primer impulsor. Durante los primeros años, –según cita Coello a Harth Terré en “Los hospitales de Lima en la colonia”– el hospital tenía cuatro salones largos, conocidos como crujías, que
el hospital real de san andrés es un monumento nacional, sin embargo, en 2007, después del terremoto de pisco, fue declarado inhabitable. estaban organizados en una cruz griega. El más cortó correspondía a la capilla, y en el crucero estaba el altar donde se realizaban las misas. “El hospital, entonces, no era un lugar para curarse –explica el arqueólogo–. En esa época, donde todo estaba regido por el pensamiento religioso, uno iba allí a morir en paz. Por eso, las salas estaban construidas de manera que los pacientes pudieran escuchar la misa desde sus camas”. Las modificaciones en la estructura del centro de salud comenzarían en 1792, bajo la dirección el arquitecto Presbítero Maestro, con la creación del Anfiteatro Anatómico, y luego con la Escuela de Medicina –entonces conocida como Colegio de San Fernando–, que sería dirigida por Hipólito Unanue.
El otoño dE san andrés pacHacútec Sus restos también fueron vistos por última vez en el predio.
de 1840, cuando el sistema hospitalario de Lima había colapsado por el hacinamiento, y el Estado pasó el control de los hospitales a la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima. Con la nueva administración, en San Andrés se crearían nuevas salas para enfermos, una ropería y una botica equipada con medicamentos importados de Europa. Y, finalmente, en la década de 1860, bajo la dirección de José Casimiro Ulloa y Cayetano Heredia, se hizo una nueva serie de modificaciones, que lo convirtieron en uno de los centros de salud más modernos de América del Sur. Pero aquello –como relata Coello en “El Antiguo Hospital San Andrés, en Lima”– no duró mucho: en 1870 Lima volvía a sufrir una nueva oleada de epidemias y el hacinamiento en el hospital fue inevitable. A partir de entonces, el proyecto del nuevo hospital Dos de Mayo comenzaría a tomar fuerza, y, luego de su inauguración,
“El hospital, como todo en el Perú, tuvo varias crisis”, dice el arqueólogo Antonio Coello. La primera de ellas fue en la década
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en San Andrés comenzaron a funcionar dos nuevas dependencias: el Hospicio de Parturientas –que quedaría a cargo de la Sociedad de Beneficencia– y el Colegio de Maternidad –supervisado por la Facultad de Medicina de San Fernando–; mientras otras partes del terreno del antiguo hospital se seguían rematando. Cuando Lima fue ocupada por las tropas chilenas, en 1881, el hospital se había convertido en la sede una serie de talleres para niñas pobres, a cargo de las Hermanas de la Caridad. Y, después de un breve servicio como sala para enfermos durante la toma del hospital Dos de Mayo, pasaría a manos de las Hijas de María Inmaculada para transformarse en un internado de mujeres. En 1960, doce años antes de ser declarado Monumento Histórico, se convertiría en el colegio Oscar Miró Quesada de la Guerra, y así funcionaría hasta 2007, año del terremoto de Pisco, tras el cual pasaría a la condición de inhabitable.