Revista COSAS - Edición 611

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n octubre del año pasado, un video alborotó las redes sociales. En él, aparecía Franco Noriega, chef y modelo con apariencia de dios griego, cocinando, semidesnudo, un pudín de chía. Después del boom que generó su video, que alcanzó casi diez millones de reproducciones, Franco protagonizó artículos en medios de todo el mundo, como “New York Post”, “Le Figaro”, BuzzFeed, “Daily Mail”, “GQ Magazine”, “Glamour”, “The Sun” y “Cosmopolitan”. Esta avalancha de publicidad llegó a su punto cumbre con la aparición del chef en el show de Ellen DeGeneres. Franco ha sabido usar su apariencia y habilidades en medios para hacer crecer su restaurante, Baby Brasa, un lugar que es, finalmente, la materialización de varias de las pasiones de Franco y la consecuencia de su filosofía y su estilo de vida. ¿Cómo así decides dar el salto del modelaje a la gastronomía y, posteriormente, al mundo empresarial? Antes de abrir Baby Brasa fui director creativo de Macy’s. Si bien es cierto, la posición era muy libre y tenía la oportunidad de explorar mi creatividad, mi vida estaba muy restringida por el horario, de nueve a cinco, de la clásica estructura corporativa de una compañía americana como Macy’s. Por eso, después de dos años en el puesto, decidí cambiar. Me fui a Río de Janeiro por un mes, a la playa, a pensar cuál sería el nuevo rumbo que daría a mi vida, y como la cocina siempre se me dio muy natural, porque mis papás son dueños de Pastipan,

Carla, y mi hermana, Andrea, son el soporte de la operación y de los procesos, del día a día. ¡Ellas son un team alucinante! Vinieron a Nueva York para abrir el primer Baby Brasa, y ahora no inauguro el nuevo sin ellas. ¿Cómo nace la idea de Baby Brasa y por qué el nombre? ¿Es simplemente un juego de palabras o hay algo más? Estaba dispuesto a abrir Brasa, un restaurante full service en Williamsburg, que tuviera como centro la parrilla y la rosticería, pero, por permisos, me demoré más de lo que podía aguantar. Y entonces vi un local pequeño en el Lower East Side, una de las zonas en las que paro. El espacio me encantó, así que decidí abrir el baby de Brasa, y así nació Baby Brasa. Además, los pollos, al ser orgánicos, no son tan grandes como los que están llenos de esteroides, así que parecen pollos baby. Ahora, me encanta el nombre, y por más que el restaurante del West Village vaya a tener 86 sillas y parrilla, se va a llamar Baby Brasa de todos modos.

BOOM GASTRONÓMICO (Y MEDIÁTICO) ¿Cuál es la historia y la estrategia de marketing detrás del famoso video en el que sales cocinando en ropa interior? El video lo hice en calzoncillos porque es así como estoy siempre. Lo primero que hago cuando llego a mi casa es quitarme la ropa. Y,

“Me encanta caMbiar, haber pasado por Mil profesiones. esto de abrir restaurantes no es lo últiMo que voy a hacer”. entonces, siempre estuve muy expuesto al negocio de la comida. Además, Delfina, mi nana, es de las mejores cocineras que conozco. Nosotros los peruanos tenemos una relación muy fuerte con la gastronomía y, bueno, eso, sumado al hecho de escuchar a mis papás todo el día hablar de negocios, formó estas dos pasiones que tengo ahora. ¿Cuáles han sido los principales retos que has tenido que enfrentar al convertirte en dueño de tu propia marca? Abrir un restaurante en cualquier lado no es fácil, pero, en Nueva York, donde la estadísticas muestran que el 80% de los restaurantes quiebra antes de llegar al año, ha sido un verdadero reto… ¡Pero de los más emocionantes de mi vida! Mi papá, Rino, fue y sigue siendo esencial en el desarrollo de Baby Brasa. Es un visionario, y su guía es clave para el desarrollo del negocio. Mi mamá,

“La comida es una parte esencial de cómo se te ve, y yo me veo como me veo porque como en Baby Brasa todos los días”, afirma el chef. 31


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