La Semana de la Moda reunió casi 300 desfiles y logró convertir a Nueva York en un enjambre de modelos, editores y blogueros.
Alexander Wang mostró una colección Otoño/ Invierno con espíritu grunge.
Calvin Klein
Vera Wang
“La gratificación instantánea ha pasado a ser parte de la experiencia de lujo. De hecho, el máximo lujo ahora es no tener que esperar”, señaló Tom Ford en una entrevista con “Time” publicada durante los días de la New York Fashion Week. “La noción de que la gente espera y siente ansiedad por lo que desea es
romántica, pero me temo que ya nadie espera por nada”. Porque la moda actualmente se consume más que nada a través de imágenes, los shows también han cambiado. Carolina Herrera, por ejemplo, decidió presentar su colección dos veces en los magníficos corredores de la Frick Collection en el Upper East Side, creando así un ambiente más íntimo y elegante para una menor cantidad de invitados. Ralph Lauren ha hecho lo mismo durante las últimas temporadas.
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Diane von Fürstenberg, en vez de presentar un desfile, invitó a compradores y editores a un coctel/ fiesta disco en su atelier del Meatpacking District, donde Karlie Kloss, Kendall Jenner, Gigi Hadid, Jourdan Dunn e Irina Shayk, entre otras, bailaron e interactuaron con los invitados como si fueran parte de la fiesta. Y Moncler montó una instalación en la gran explanada del Lincoln Center, con sus modelos en un círculo, vestidos en pieles y parkas de pies a cabeza, perfectos para un frío implacable de casi diez grados