Edición N° 549

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NoÊx{ ÊUÊViernes 11 de Marzo de 2011

La artillería del pensamiento

Comunicación y Cultura

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La tradición varguense dio inicio a la Cuaresma

La Canalla Mediática

Naiguatá celebró los 50 años del Entierro de la Sardina Esta manifestación del folclor de la costa rindió culto una vez más a la abundancia

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entenares de mujeres, hombres, niñas y niños participaron en el Entierro de la Sardina, tradición varguense que marca el inicio de la Cuaresma. Este año, la manifestación cultural autóctona llegó a su aniversario número cincuenta. Esta colorida fiesta corresponde a una de las tradiciones más arraigadas en la costa, y se lleva a cabo cada año los miércoles de ceniza desde 1915 en la parroquia Naiguatá, para despedir el asueto de Carnaval. En años anteriores esta celebración se vio empañada por la muerte de su organizador, pero fue retomada por la comunidad hace medio siglo. Con el desfile de varias comparsas las y los asistentes -en su mayoría disfrazados o con los cuerpos pintados- bailaron anteayer al compás de tambores y música tradicional. Dieron tres vueltas a Naiguatá y luego lanzaron a la sardina en el mar. Allí fue enterrada una vez más. Esta tradición rinde culto a la abundancia, representada en la sardina. El montaje incluye al diablo, las viudas (hombres vestidos como mujeres, excesivamente maquillados), el sacerdote y el monaguillo.

UN DÍA DE FIESTA El pueblo de Naiguatá paraliza sus actividades cada Miércoles de Ceniza. Desde tempranas horas de la mañana sus habitantes se prepararon para salir y participar en el Entierro de la Sardina. Muchas personas confeccionan sus disfraces con semanas de antelación, otros sólo se pintaron el cuerpo, se colocaron pelucas, pantalones cortos y traje de baño: lo importante fue salir y participar. Los equipos de sonido, grupos de comparsas, bebidas “espirituosas” y mucho colorido, se convirtieron en el común denominador. La alegría se desbordó y por un día, no hubo reglas ni prohibiciones. Alrededor de las 2:00 pm arrancó la celebración. Desde la parte alta, en las cercanías de la plaza del pueblo el sacerdote ficticio ofició una misa. Durante sus palabras narró la historia de la Sar-

Alegría y colorido colmaron las calles

dina y cómo la realización de esta tradición favorece la llegada de la pesca y buena cosecha. Como toda familia dolida por la pérdida de un ser querido, las “viudas” de la sardina lloraron sin cesar durante la celebración litúrgica. Mientras que una parte del pueblo observaba esta parte de la tradición, otros paseaban aprovechando la oportunidad para ver y dejarse ver. Cientos de disfraces colmaron los espacios: mujeres policías con todo y preso, las acostumbradas fantasías por parte de grupos de comparsas que se trasladaron de diversos puntos de la geografía varguense, médicos, kamikazes con bombas en sus pechos dispuestos a inmolarse, grupos de safari, negritas, negritos, caníbales y un particular grupo de practicantes de aerobics, compuesto por hombres vistiendo prendas femeninas, fueron algunos de los más destacados. Al concluir la misa, el camión de la música marcó la salida. Justo detrás, era llevada la sardina en su féretro y junto a ella todo el pueblo. Tras la puesta de sol llegó el momento del entierro. Al ritmo de: “Fo, fo, fó la sardina se murió”, las y los acompañantes llevaron la caravana hasta la orilla de la playa. La dejaron en las aguas de Yemayá,

orisha dueña del mar, a manera de ofrenda y por que es el lugar ideal para enterrar a un pescado. Para Jorge Luis García Carneiro, gobernador de Vargas, esta celebración enorgullece a todos los habitantes de la entidad costera. “Como Gobierno regional apoyamos la cultura popular”. “Es una atracción turística y por ello invitamos a todo el que quiera asistir durante los próximos años”. Carneiro consideró que junto a la sardina se enterró a quienes durante años perturbaron al pueblo. “Hoy se abren nuevos caminos y espacios. El socialismo impera y vive en cada uno de los habitantes de Vargas”. Uno de los asistentes a la fiesta, Gabriel Sosa, manifestó esa satisfacción referida por el gobernador. “Tengo toda la vida viniendo al Entierro de la Sardina. Se trata de nuestras raíces y como tal debemos conservarlas. Vine con toda mi familia, porque es importante que la tradición pase por vía oral y no dejarla morir. Me siento orgulloso de participar en la comparsa”, dijo. T/ D'yahana Morales F/ Loel Henríquez Naiguatá

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¡Se vale todo! El Entierro de la Sardina simboliza el fin de las festividades de Carnaval. Se trata de una expresión cargada de irreverencia y personajes ambiguos. En un principio esta tradición era asociada con la costumbre de enterrar un costillar de cochino al cual se le llamaba sardina, simbolizando la prohibición de comer carne durante los días de Cuaresma. Según algunos creyentes es una forma de atraer abundancia de la pesca y fertilidad de los animales ante un nuevo ciclo de reproducción. También se considera una fiesta típica de los Carnavales pues, es un tiempo en que normalmente se permite hacer todo lo tradicionalmente prohibido. El pueblo de Naiguatá se convierte en el escenario donde se vale todo. Las caras escondidas debajo de la pintura, se vuelven cómplices de la ocasión y los disfraces, con poca ropa, inspiran a más de uno. Además, el sensual baile de tambor y los movimientos de las féminas eleva la líbido de los presentes. El Entierro de la Sardina es una de las 26 fiestas tradicionales que se escenifican en Naiguatá.

Alfredo Oliva

Rabia e impunidad

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l pasado miércoles 9 fuimos sorprendidos por una entrevista realizada por el diario Ciudad CCS, al dirigente de Acción Democrática (AD) Henry Ramos Allup. El periodista Clodovaldo Hernández le pregunta: ¿Qué tan responsables son los dueños de medios de las estrategias de la oposición en estos años? Responde HRA: “No ha habido ningún evento importante que no haya tenido participación de los dueños de los medios. Primero, aquella célebre reunión en la que se alzaron las manos los tres grandes poderes: Fedecámaras, la CTV y la Iglesia, en la quinta Esmeralda. Después, el Carmonazo…” (Debemos aclarar que el entrevistado se refiere al golpe de Estado de 2002). Y prosigue: “Es mentira que ese decreto cayó del cielo, lo habíamos visto todos, una semana antes. Tratamos de modificar cosas y fue imposible. El 12 de abril me llamó el cardenal (Ignacio Velasco) para que fuera a Miraflores y le dije: “Yo no quiero ir ni los que están allá quieren que yo vaya”. Me preguntaron si quería hablar con Carmona y respondí: “Yo no hablo con ese pendejo”. Pasó lo que iba a pasar, aquello era insostenible. Después llegó la plaza Altamira, el mejor argumento de Chávez para venderse como un gran demócrata. Significaba salir de un militar que tiene votos por unos militares que no los tienen. Después hubo una especie de Soviet de periodistas, artistas, deportistas y dueños de medios, al que no podía ir ningún político, pero eso duró apenas como diez o quince días. Después vino el paro petrolero y, luego, fueron también los medios los que montaron la abstención de 2005” Si a usted que lee estas declaraciones, no le embarga una tristeza llena de rabia ante tanto descaro, entonces estamos perdiendo la batalla. Al confundir democracia con impunidad el horizonte se desdibuja y se quiebran las voluntades. oliva2021@gmail.com Caracas


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