
10 minute read
BULLERENGUE URABEÑO BULLERENGUE URABEÑO
Por Alberto Londoño
Antecedentes
Advertisement
Bulla, bullic o, bu aranga: es probable que este sea e recorrido id omático para llegar a a palabra “bu erengue”, térm no con el que se denom na en Colombia, un ritmo y canto ritual de San Basilio de Palenque (primer territorio libre deAmér ca).
A mediados del sig o XVI, se presentaron conflictos entre a ig esia católica y los esclavos llegados del África, porque estos hacían sus fandangos en las calles de Cartagena, a los que también llamaron bundes; donde se cantaba y bailaba al r tmo de tambores y cantos afr canos acompañados con pa mas de mano. Como en estas reuniones se hacía mucha bulla, a sociedad cartagenera de esos t empos los amo bai es de “bull c o” y es probable que de esta expresión naciera el nombre de “bullarengue”
Este ritmo está asoc ado con e Tamborito Panameño, con el Lumbalú, con a Tambora y con la Cumb a Se d ce que el Bullerengue y el Lumbalú tienen en común en los cantos africanos, sobre todo en la configurac ón rítmica, el sonar de los tambores, el canto y el batir de palmas de mano. E Lumba ú se refiere a un rito fúnebre, m entras que e Bu lerengue t ene que ver con el ritual de pubertad femenino que encontramos en e bullerengue que a maestra Delia Zapata O ivel a proyecto en Colombia, que se convirt ó en el mode o referente que todos copiaron
“El bai e de bullerengue se remonta de a legada de los negros a Cartagena que al desembarcar eran recibidos por San Pedro Clavel, quien inmediatamente les admin straba e sacramento del bautizo y les comunicaba que a partir de ese momento les estaba prohib da la adoración de sus d oses, con cantos y bailes; esto expl ca el carácter secreto de muchos bailes Hacia 1 600 comenzó el célebre alzamiento de los negros encabezados por Domingo Bohío, a quien os de su raza acataban con gran respeto por haber sido rey de un estado africano y cuyo nombre pr mit vo era “Benkos-b o”; este soberano segu do por sus cimarrones ogró después de muchas luchas fundar el pueblo de Pa enque El pueblo estaba conformado por negros que pertenecían a diferentes tribus, lo que trajo como consecuencia, que inventaran un dialecto compuesto de pa abras africanas y castel anas que se llamaba: “Lumbalú”. Crearon además nuevas danzas según sus necesidades, unas de gran nflu o negro de y otras con rasgos de a cultura española”. (Delia Zapata Olivella).
En conclusión, el bullerengue es un producto de la reacción cultural de los negros cimarrones que poblaron el Palenque de San Bas o, donde se concentraron esclavos africanos procedentes de varias tribus con raíces culturales diferentes: religión, canto, música y danza. El estar reunidos en este espacio les permitió reencontrarse con su pasado y, así, realizar sus ritos y ceremonias mágico-religiosas, bailar y cantar sus propios ritmo y compartir sus ritos sagrados. Todos estos factores sociales los aglutinó y perm tió la creación de una cultura“afrodescendiente ” Cuando los palanqueros tuv eron libertad para salir de sus refugios, muchos de ellos se fueron a probar suerte a otros lugares de Colombia, llevando como compañero inseparable sus bailes y sus cantos entre ellos el bullerengue; porque estos era parte de su vida y la cultura que habían construido en sus pequeñas fortalezas (Palenques). El canto, la música y la danza les ayudó a construir su nuevo mundo, adaptado a las nuevas circunstancias. En los nuevos espacios e bullerengue cambió de forma y de contenido convirtiéndose en un baile callejero de pareja suelta en medio del ruedo formado por el público y sin la ritualidad palanquera. Esta nueva forma de bullerengue le recordó a los palanqueros que abandonaron su refugio en busca de nuevos horizontes; aquellos ba es de bullicio llamados fandangos que se hacían en Cartagena en tiempos de los colonizadores Europeos, que los prohibieron por bulliciosos.

Bullerengue Urabaeño
El bullerengue llegó a Antioquia, no como el rito de pubertad que se dio en San Basilio de Palenque, sino como un fiesta callejera donde se juega con: canto, tambor, pa mas y baile para ocas ones espec a es; donde tamboreros, cantadoras y bailadores gozan divirtiendo a los espectadores o “mirones “, como se dice en la región. La temática del baile del bullerengue en el Urabá es amatoria donde la temática central es él enfrentamiento entre hombres y mujeres, que por lo general se convierte en una competencia de destrezas entre géneros, con un lenguaje corporal y unos diálogos escénicos con características especiales, propias del entorno y el contexto social cultural del lugar donde tiene o tuvo vivencia. Pero en todos los casos no puede faltar el rito al tambor por parte de los bailadores que en ocasiones se convierte en un diálogo entre bailadores, cantadores y tamboreros. El baile tradicional del bullerengue en el Urabá antioqueño en el mundo cotidiano de hoy no tiene vivencia colectiva, pero todavía existen unos cuantos “sabedores” que compartieron como: bailadores, cantadores, tamboreos o que vieron y disfrutaron del espectáculo de bullerengue callejero en tierras del Uraba antioqueño, estas personas son las que mantienen viva la cultura del bullerengue en estos tiempos modernos.
El Bullerengue EnArboletes Y Uveros
Entre los años 1980, 1981-83, personalmente h ce una investigación sobre el bullerengue en el municipio de San Juan de Urabá y el caserío de Uveros de este municipio, con el Grupo “Tambores” del grupo Experimental de Danzas de la Universidad deAntioquia.
En estos años relazamos tres viajes, uno por año en tiempos de Semana Santa. Como los portadores (sabedores) del bullerengue en estos lugares que hacía ya varios años que vivían el bullerengue, nos tocó buscarlos casa por casa, ayudados por los contactos que teníamos en esta población que conocían a var os “sabedores” de las tradiciones del bu lerengue reconocidos en San Juan como cantadores y bailadores de bullerengue.
No fue fácil convencerlos para que se organizaran y nos hicieran una demostración del bullerengue tal como era cuando participaban de las fiestas de este municipio, en especial las de semana santa y diciembre; pero como es costumbre tradicional si no hay ron no hay bullerengue, como ya estábamos advertidos de este requisito, nosotros llevamos tres garrafas de aguardiente y una de ron que nos obsequió la licorera deAntioquia. Y con este señuelo los pusimos a cantar, tocar y bailar de nuevo bullerengue en algunas calles de San Juan, como esto no estaba en los cálculos de nadie se convirtió en toda una sorpresa para los pobladores de este lugar. La primera noche nos limitamos a disfrutar del espectáculo y con los “roncitos” se fueron animando, nos dieron las 12 de la noche y todavía querían seguir la rumba. Con esto nos ganamos su confianza y esto facilitó la información primaria, la que estructuramos en las otras dos visitas de los años siguientes y gracias al ron que llevábamos, nos convertimos en sus amigos.
Fue mucha la información escrita que recogimos del bullerengue en San Juan y en su caserío Uveros: sobre su música, sus cantos y sus bailes, la que complementamos con el folclor demosófico y literario propio de estos dos lugares.
Como en es esos tiempos no disponíamos de la tecnología de hoy, no registramos e baile del bullerengue en videos, todo quedó en documentos escritos y en grabaciones en casetes y unas filminas; con este material elaboramos un buen documento con la intención de publicar un libro, pero por falta de recursos económicos esto no fue posible. La información que sigue es parte de ese documento.
Esta descripción de los lenguaces corporales y los diálogos escénicos responden a lo que le vimos bailar a las cantadoras con parejos voluntarios que se atrevieron a participar en esta fiesta bullerengera en la calles de San Juan de Urabá, entre 1980 y 1983, fiestas en las que participamos activamente dentro del baile con las cantadoras.
La fiesta del bullerengue comienza suave; con el sonido de los tambores y las voces de las cantadoras la gente se va arrimando para formar un círculo al rededor de los bullerengüeros; al comienzo los hombres se muestran tímidos, por lo general son las cantadoras las que llevan la iniciativa, invitando a un hombre de los que están en el público a bailar con ellas; en algunos casos estos se rehúsan a entrar al baile y en ocasiones son las mismas cantadoras las que salen al ruedo a bailar entre ellas mismas, lo que se entiende como un desafío a los hombres que están presentes; a medida que crece el entusiasmo se da comienzo a los “relevos” dentro del baile, unas veces entra un hombre de los que están entre los mirones del círculo, para reemplazar al que está bailando en el centro del ruedo; en otras ocasiones es una mujer la que entra a relevar a la que está bailando y así sucesivamente se van alternando hombres con hombre, mujeres con mujeres hasta que pare la música; en el centro del ruedo solamente baila una pareja, nunca se presenta el caso donde participen dos o más parejas, esto fue lo que manifestaron los informantes entrevistados Es estas muestras que observamos, no todos los que entran a relevar a otra persona en el baile saluda al tambor.

L a d i n á m c a d e l b a i l e d e l bullerengue depende de las circunstancias; si hay más mujeres que hombres, el “relevo” de ellas es más frecuente y lo mismo sucede con los hombres; en ocasiones este juego se convierte en una “competencia” entre hombres y mujeres, a lí el público presente toma parte; unos están con as damas y otros con los caballeros. Cuando una mujer supera al hombre en destreza corporal, en actitudes y desplantes, se dice que está “mandando en el baile”, entonces este parejo es relevado por otro bailador que tratará de superar a la mujer y, si lo consigue, otra saltará al ruedo para reemplazar a la que está bailando y así sucesivamente. Unas veces son las mujeres las que “mandan” en el baile y en otra los hombres; los relevos se dan hasta que se encuentren dos bailadores igualmente diestros, quienes con su espectáculo comp acen a a concurrencia. Cuando la música está por terminar se recurre a varios trucos, especialmente por parte de la mujer, Por ejemplo: “tirarle la tarraya”: consiste en colocarle al hombre sobre su cuerpo algún objeto como un pañuelo o un sombrero, que la mujer toma de alguien del público, si esto ocurre, termina la música y el hombre debe ofrecer ron a cantadoras y tamborearos.
“Dejarlo con el clavo adentro”: consiste en que al terminar la música los dos bailadores deben saltar fuera del ruedo que están formando los “mirones”, y quien quede dentro de él es el perdedor; cuando esto sucede, se dice: “quedó con el clavo adentro”. El perdedor debe brindar aguardiente o ron. Por lo general quien pierde es el hombre, ya que la mujer se pone de acuerdo con los músicos y a una señal previamente convenida, está salta fuera del ruedo y los músicos dan por terminada la pieza musical. Pero no todos los hombres cumplen con lo del ron, bien sea por carencia de dinero o por desconocimiento de esta costumbre, por lo tanto, la mujer debe seleccionar el parejo adecuado para que cumpla con esta tradición. Hoy son muy pocos los hombres que responden a este rito o costumbre y la mayoría no le dan importancia al hecho como tal, sobre todo los hombres que lo toman como una simple broma; desde luego en las muestras que nos hicieron nosotros pusimos el ron.
L e n g u a j e C o rp o ra l y Diálogos Escénicos
En el bullerengue la mujer se muestra mponente y seductora; bai a con movimientos de cadera llenos de s e n s u a l i d a d , d e s a fi a n d o permanentemente al hombre. Este por su p a r t e s e m a n fi e s t a a t r e v i d o y conquistador, la persigue por todas partes, la acorrala, no le da tregua. Ella responde con desplantes espontáneos; a veces, quedándose quieta mirando fijamente los movimientos que el hombre está realizando, para mostrar su destreza en el baile; en otras ocasiones, la dama da un giro sobre su cuerpo, frena en seco para inclinar su cuerpo hacia el tambor, (rito sagrado) se detiene algunos segundos, repite el giro con rapidez tratando de sacar a su parejo del camino, pero éste le responde con movimientos llamativos, posturas y actitudes corporales que despiertan entusiasmo en los “mirones”.
La pareja con frecuencia recurre a movimientos de cadera que, a veces son bastantes eróticos; el hombre la observa y de pronto trata saltar o girar con rapidez tratando de abrazarla; pero ella escapa con giros ráp dos, para de nuevo enfrentar a su contrincante con actitudes muy seductoras.
El paso del hombre y de la mujer son similares a los de la cumbia; en ocasiones lo hacen deslizándose suavemente las dos plantas de los pies como si se aferraran al piso; en otras levantan el talón del pie que queda atrás, apoyan bien la punta en el piso para ayudar el desplazamiento del pie que está adelante; cambian de paso cuando lo desean, pero conservando los movimientos de cadera, sobre todo por parte de ella. La postura de los brazos del hombre son variables: en cruz, extendidos adelante o atrás; por su parte la mujer, forma jarras de cintura y, ocasionalmente, se toma la falda con una o con las dos manos. Estos lenguajes y diálogos responden a lo que vimos en San Juan y Uveros; donde el bullerengue y los diálogos t ene connotaciones muy especiales, sobre todo en los bailes que tienen una temática especifica cómo: “el toro, la vaca, el sábalo y la rasquiña”. En estos cuatros bullerengues los bailadores en ningún momento saludaron al tambor, los bailadores del toro y la rasquiña, fueron una pareja de adolecentes mientras que los de la vaca y el sábalo mayero la mujer era una señora bastante mayor y el hombre, más bien joven un joven.
En el año 2012, en el festival de Necoclí, en un concurso de bailadores de bullerengue Urabeño, no sabedores, pero si depositarios que, viven su baile en concordancia con los tiempos modernos, pero manteniendo los componentes de los tiempos pasados, como el saludo al tambor y los diálogos armoniosos entre: cuerpos, tambores y voces, que se fusionan armoniosamente con el ritmo del bullerengue. Es un juego donde se baila, se goza y se enamora, los lenguajes y los diálogos de los bai adores surgen espontáneamente y cada bailador tiene: actitudes, comportamiento y estilo propio. En la proyección artística el vestuario que usan, son los que aparecen en las fotos que ilustran este documento.

Bibliografía.
1. Carrasqui a Gui lermo, Obras Completas, primer centenario Mede lín, Bedout 1958
2 Gutiérrez Ben gnoA De todo el maíz Medel ín 1948
3 Davidson, Harry C D ccionario Fo c órico de Colomb a Bogotá Banco de a Repúb ica. Bogotá 1970
4 Restrepo, An on o José El Canc onero de Antioquia: C ásicos Maiceros Medel ín, Bedout, 1970
5. Abadía Mora es Guillermo, Compend o General de Folk ore Colomb ano Bogotá, Institu o Co ombiano deAn ropo ogía 1970
6 Londoño A berto, Danzas Fo c óricas Colomb anas, Mede lín Ed oria Universidad deAn ioquia, 1986