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EDITORIAL

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Foto: Jimwatson / Shutterstock.com

TRUMP ATACA AL PODER JUDICIAL

"No permitiremos que los jueces descarrilen la agenda de Trump"

¡UN PAÍS EN CRISIS!

La sentencia fue clara, la dio la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, y palabras más, palabras menos significa que la victoria electoral del hoy presidente de los Estados Unidos es más importante que cualquier decisión de un juez. ¡Esto es muy grave, gravísimo!

En todo estado de derecho existen los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) que son la base sobre la cual se cimenta la estructura de la verdadera democracia. Cada uno debe ser independiente y autónomo y también respetado por los otros dos. Pero en el gobierno actual eso ha quedado por el piso.

Trump ha querido gobernar a punta de órdenes ejecutivas. Decretos presidenciales que tienen poder pero que nunca pueden estar por encima de la constitución y ahí es donde ha estado la clave de lo que empezó como una disparidad de opiniones, escaló a una confrontación entre el ejecutivo y el poder judicial y que ya va rumbo a ser una catastrófica crisis institucional y democrática en la que dice ser la primera democracia del mundo.

Varias acciones ejecutivas de Trump han sido puestas en pausa por los tribunales pero “la gota que rebosó la copa” fue el restablecimiento de la ley de enemigos extranjeros (1798) con la

cual el presidente pretendía acelerar la deportación de inmigrantes acusados de pertenecer a la organización criminal de origen venezolado El tren de Aragua. Tan pronto entró en vigencia, fue demandada y el juez James Boasberg bloqueó la deportación de casi 200 inmigrantes pero su orden no fue acatada y todos terminaron en cárceles de El Salvador.

El juez pidió explicaciones y tomó acciones para averiguar por qué no se había cumplido su decisión. Trump se enojó y lo llamó lunático de izquierda radical, alborotador y agitador, y pidió su destitución. ¡Increíble pero cierto!

Fue de tal gravedad su declaración, que el mismísimo presidente de la Corte Suprema de Justicia, John Roberts, tuvo que regañar y “jalar las orejas al presidente” recordándole la separación de poderes y las vías para definir cualquier diferencia.

Foto: Jimwatson / Shutterstock.com

Pero a Trump le valió muy poco y siguió atacando al poder judicial. El sabe que los jueces son los únicos que pueden frenar su deseo de tener un control total del país. Los republicanos están a sus pies, la oposición demócrata no existe y los verdaderos medios de comunicación están amenazados. La fórmula perfecta rumbo a una dictadura.

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