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CULTURAL / NOVIEMBRE / DICIEMBRE 2018

LOS CUENTOS DE NINAHUAMAN Defendiendo una Causa

en un caballo criollo, iba adelante impartiendo órdenes a sus matones que sumaban alrededor de 50, los cuales tenían palos y herramientas de demolición y luego dos bulldozer de oruga que, según órdenes, no dejarían nada en pie. La batalla se declaró, se prendió fuego a las primeras casas, las mujeres adelante le recibieron con una lluvia de piedras, éstas se enfrascaron en un cuerpo a cuerpo con los matones y luego los hombres de la comunidad, cual héroes espartanos, salieron a repartir puñetes y patadas que ocasionaron bajas en el enemigo. Las mujeres por otro lado, habían logrado reducir y cercar al principal instigador, Marsano. Éste -desesperado- cayó de la montura a la sequia, desconcertado ante el avance de la turba de mujeres que amenazantes se acercaban, optó por encerrarse en un tambo trancándose, para librarse del peligro inminente. Mientras los matones del hacendado, heridos y sin un guía y viendo todo perdido, optaron en darse a la fuga en desbande hacia Copacabana y de allí llamaron a Lima dando cuenta de la acción acaecida esa mañana.

Nosotros pensamos que lo peor iba a venir, el tren llegó por la tarde atestado de policías que disparaban al aire y sólo optaron por liberar al hacendado de su “prisión“y escoltarlo a su hacienda. Las mujeres y hombres de la naciente comunidad festejamos la victoria y le hacíamos señas advirtiéndoles que no regresaran más. Gracias a todas estas acciones infatigables el premio fue que el caserío de Puente Piedra, fue elevado a distrito el 14 de febrero de 1925 mediante la ley N° 5675. Dada por el presidente Augusto B.Leguía. (Cuento basado en hechos reales e históricos recogidos del Libro de Freddy Quevedo Macuado “La Guía Vandal” y una próxima versión a la cual tuvimos acceso con autorización –y no poca generosidad- de su autor, de este hecho heroico que hoy por hoy es necesario recoger y dar a conocer a los jóvenes y futuras generaciones de nuestro Distrito Puente Piedra, luchador y que se hace y se hizo respetar, sin duda alguna. N. de R.)

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A lo lejos el ladrido de los perros se hizo más intenso como si predijesen un acontecimiento malo y luego los gritos de los niños… “¡ya vienen!... ¡ya vienen!” nos puso en alerta, pero no sabían que estábamos preparados por informe de algunos trabajadores de la hacienda que Marsano estaba maquinando un desalojo y, en verdad, muchos de nosotros pensábamos que este lio terminaba con la resolución de expropiación dada por el ministerio de fomento y luego el asociado de la comunidad, Anco Marcio Saco obtuvo copias de los antiguos títulos obtenidos en el concejo provincial de Lima de 1817 que certificaba que los Gramadales o sea Puente Piedra, pertenecía a la municipalidad limeña y no a la hacienda ya que anteriores dueños de Copacabana cobraban a los comuneros por el uso de esos terrenos. Al grito de las mujeres, “¡Salgan a la calle! ¡Salgan a la calle!”, cual amazonas defendiendo con pundonor, empuñaron sendos machetes, picos, azadones y piedra lo cual estaba en el plan, de que ellas saldrían al encuentro luego nosotros los varones. El envalentonado Marsano, montado


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