Libro cultura en red

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Por eso, su primer foco fue —y sigue siendo en la actualidad— la comunidad escolar y la necesidad de crear conciencia para el cuidado del medioambiente. Después de los tres años que demoraron en habilitar las antiguas bodegas, en 2001 se adjudicaron un Fondo del Consejo de las Américas con el proyecto “Los niños de Los Vilos pintan por el medioambiente”, con el cual organizaron una exposición de dibujos e hicieron propuestas educativas y artísticas sobre el tema. Ese fue el primer paso de un estrecho vínculo que comenzarían a construir con los estudiantes de la provincia, a quienes ofrecen habitualmente programas de educación medioambiental y artística. Para acercarse a la comunidad adulta, optaron por incentivar la exploración y rescate de las artes y oficios que eran parte de la historia de la región, transformándolos en pautas de diversas expresiones plásticas y en nuevas oportunidades de trabajo. En 2001 postularon a un Fondart Regional para la realización de un taller de cerámica con artesanos locales. Doce años después, cuentan con una línea de cerámica propia que se produce en el mismo Bodegón, ofreciendo a lo largo de todo este tiempo capacitación a artesanos en cerámica, textilería, tejidos y orfebrería, desarrollando un interesante trabajo en torno a la identidad local, instalación de capacidades y creación de nuevos formatos en la línea de la artesanía. Desde el punto de vista de generar un encuentro de los vecinos con las artes, entendieron que todo proyecto artístico debía estar de alguna manera vinculado a la realidad local. Así fue como el año 2002 abrieron oficialmente las puertas del espacio al público, con una exposición colectiva llamada “Choapa 2002” —donde 50 artistas de connotada trayectoria nacional reinterpretaron la cultura diaguita—, continuando después con una muestra del ya desaparecido artista de Los Vilos, Federico Lohse. A contar de entonces, comenzaron a realizar exposiciones de artes visuales cada mes, convirtiéndose en un espacio de exhibición interesante también para destacados creadores nacionales, tales como Francisco Gazitúa, Federico Assler, Hugo Marín, Tatiana Álamos y Bororo, entre otros. Además, fortalecieron estas acciones con la creación de un programa de residencias artísticas como instancia de investigación, creación y producción a partir de la cual se pudiese aportar en la construcción del espacio público y de audiencias para las artes en el valle del Choapa. En la actualidad el Bodegón de Los Vilos posee cuatro programas claramente delineados, mediante los cuales se vinculan con los habitantes del lugar: de Extensión, de Artes y Oficios, de Educación Ambiental y de Residencias Artísticas. Todos estos programas son acompañados de acciones de mediación cultural, educación artística

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y desarrollo de públicos para la apropiación del proyecto por parte de la comunidad. Por último, el centro cultural se ha presentado físicamente como un espacio disponible para las necesidades comunitarias. De manera gratuita se reúnen ahí las juntas de vecinos y agrupaciones locales que lo solicitan para sus intereses, convirtiéndolo en un edificio accesible y cercano. En todo este tiempo, el espacio ha logrado convocar cada día mayor cantidad de público. En su primer año se realizaron cinco exposiciones y un concierto de música de cámara, sumando un público anual de 3.110 personas. Para 2012, la participación en los diferentes programas sumaba 24.670 personas.

La articulación con el municipio y la empresa privada Desde sus inicios, la relación entre el Bodegón y el municipio de Los Vilos se ha construido con el entendimiento de que son socios estratégicos. Para la corporación privada sin fines de lucro, la municipalidad es fundamental porque es el puente para acceder a la comunidad escolar. A través del Departamento de Administración de Educación Municipal (daem), el Bodegón logra que los estudiantes visiten periódicamente sus exposiciones y puedan participar en los talleres de formación y perfeccionamiento que se ofrecen a los alumnos. Por su parte, el municipio de Los Vilos aprovecha la disposición y oferta de programación cultural del Bodegón, supliendo la carencia de un centro cultural propio. No es de extrañar, entonces, que la Compañía de Teatro del Hospital Municipal, por ejemplo, realice sus presentaciones de fin de año en las dependencias del Bodegón. Si bien el vínculo entre ambos no pasa por lo financiero —el 100% de los recursos con que funciona el centro cultural proviene del mundo privado, en su mayoría de la Minera Los Pelambres—, se ha creado una relación de sinergia. Así, el municipio apoya en asuntos logísticos las producciones artísticas que realiza el Bodegón —desde dar permisos hasta facilitar sillas—, poniendo a disposición del centro cultural toda la estructura municipal que ayude a su funcionamiento. El modelo de gestión que ha logrado delinear este espacio articula al sector público, al mundo privado y a la sociedad civil en la construcción de un proyecto de participación cultural de la comunidad; un modelo que es el resultado de un proceso de aprendizaje, que lo posiciona como un ejemplo de desarrollo mixto.


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