Bafona: El potencial educativo de la danza

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Gajardo, quien estuvo a cargo de la compañía durante nueve años, durante los que definió los roles de cada integrante, dando así un carácter de profesionalismo a la compañía. Bajo su dirección se estrenaron alrededor de 14 obras, de la mayor parte de las cuales Ernesto Concha y Jorge Carrasco fueron los coreógrafos, además de otros destacados profesionales que fueron invitados a colaborar, entre ellos Margot Loyola y Osvaldo Cádiz, que asesoraron la creación colectiva de Vivencias campesinas. En este período se reafirmaría, además, el carácter itinerante de la compañía, ya que se llegaron a presentar más de 150 veces en un solo año en distintas localidades del país y el extranjero. En 1988, Ernesto Concha asumió la dirección del elenco. Concha había sido bailarín durante la época de Rodolfo Reyes y heredó su forma de observar e investigar para crear las obras; era creativo y mantenía la búsqueda de lo que llamaba una línea expresionista, caracterizándose sus obras por un fuerte sentido estético, siendo consideradas piezas fundamentales del repertorio actual. Lo sucedió Sergio Soto en 1989, quién venía trabajando en el elenco desde 1970 como escenógrafo. Su trabajo artístico dio bríos visuales a las puestas en escena y, durante los 18 años en que fue director, contribuyó a la consolidación del elenco. Se encargó de mantener ciertos aspectos que habían aportado los anteriores directores, como la profundidad en las fuentes de información, buscando conservar la masividad del espectáculo, pero a la vez mejoró los aspectos técnicos de la puesta en escena, como la iluminación, el sonido, el vestuario, la utilería, dándoles un sello característico. El año 2003 se produjo un cambio institucional importante: el elenco pasó de funcionar bajo la tutela del Ministerio de Educación a depender del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Después de Soto, la dirección fue asumida por Leticia Lizama, ex bailarina del elenco, en el 2009. Uno de sus principales aportes fue dar profundidad interpretativa al trabajo en escena, abocándose al aspecto emotivo de la danza tradicional y a la conexión con el público.

El proceso creativo de las obras Como ya hemos mencionado, desde los comienzos de la agrupación, Reyes, director de la compañía hasta 1973, implantó una forma de trabajar etnocoreográfica, es decir, el estudio, descripción y observación sistemática de la cultura tradicional y sus expresiones para comprender su sentido profundo e inspirar la creación. Esta tarea se afronta indagando en las fuentes más cercanas al origen y acudiendo al lugar mismo para interactuar con los depositarios vivos de la cultura. Luego, se intenta plasmar lo investigado en una idea que orientará la creación de la obra, la que constituye una reinterpretación o representación estética de los elementos tradicionales, que posee un sello propio y constituye una nueva manifestación artística. El trabajo documental y de campo pueden durar meses, o incluso años, y se establece como detonante para el posterior desarrollo de una propuesta estética que incorpora tres dimensiones principales: coreográfica, musical y visual. Este método creativo se ha constituido como el sello del Bafona. Comprender el concepto de representación es fundamental para la apreciación y creación artística. Del latín representatio, es una idea o imagen que constituye una realidad distinta de la realidad a la cual representa; es, por tanto, producto de la imaginación de un individuo o grupo. Las artes escénicas, cuyas obras se denominan específicamente representaciones, aluden a la acción de poner en escena una obra mediante la conjugación de sus elementos coordinados por el director. En este sentido, es importante distinguir que la representación puede ser más o menos realista, pero siempre es algo distinto a la realidad que representa.

La danza en Chile

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