Vocación del Líder Empresarial, Una Reflexión

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RESUMEN EJECUTIVO

Cuando las empresas y las economías de mercado funcionan correctamente y se centran en servir al bien común, contribuyen, en gran medida, al bienestar material, e incluso el espiritual, de la sociedad. Sin embargo, la poca experiencia, también ha demostrado el daño causado por las deficiencias de las empresas y los mercados. Los transformadores acontecimientos de nuestra época - globalización, tecnologías de la comunicación y financiamiento – producen problemas colaterales a sus beneficios: inequidad, dislocación económica, sobrecarga de información, inestabilidad financiera, y las muchas otras presiones apartadas del servicio al bien común. Los líderes empresariales que son guiados por principios éticos y sociales, viven de virtudes e iluminados por el Evangelio, pueden, no obstante, tener éxito y contribuir al bien común. En el servicio del bien común aparecen obstáculos en muchas formas – régimen de justicia carente, corrupción, tendencias hacia la codicia, ineficiente administración de los recursos - pero la más importante para un líder empresarial a nivel personal es dirigir una vida "dividida". Esta separación entre la fe y la práctica diaria empresarial puede conducir al desequilibrio y errada devoción al éxito mundano. La ruta alternativa basada en la fe “liderazgo servicial”, proporciona a líderes empresariales una mayor perspectiva y ayuda a equilibrar las exigencias del mundo empresarial con aquellos principios éticos y sociales, iluminados por el Evangelio. Esto es explorado a través de tres etapas: observar, juzgar y actuar, aunque está claro que estos tres aspectos están intensamente interconectados.

OBSERVAR los retos y oportunidades en el mundo empresarial es complicado por factores, tanto buenos como malos, incluyendo cuatro principales "signos de los tiempos" que afectan la empresa. La Globalización ha traído eficiencia y extraordinarias nuevas oportunidades para las empresas, pero las desventajas incluyen una mayor inequidad, trastornos económicos, homogeneidad cultural, e incapacidad de los gobiernos para regular adecuadamente el flujo de capitales. Las Tecnologías de la Comunicación han permitido conectividad, nuevas soluciones y productos, y disminución de costos, pero la ésta nueva velocidad repercute en la sobrecarga de información y toma de decisiones apresurada. El Financiamiento empresarial mundial ha intensificado la tendencia de convenir los objetivos laborales y de enfatizar la maximización de riquezas y beneficios a corto plazo, a expensas del trabajo para el bien común. El amplio Cambio Cultural de nuestra época ha llevado al crecimiento del individualismo, mayor ruptura familiar y preocupaciones materiales con sí mismo "lo que es bueno para mí". Como resultado podríamos tener más propiedad privada, pero una significativa falta de bienes comunes. Los líderes empresariales se centran cada vez más maximizar la riqueza, los empleados desarrollan actitudes de derecho, y los consumidores exigen gratificación instantánea al menor precio posible. Mientras que los valores se han convertido en relativos y los derechos en más importantes que los deberes, el objetivo de servir al bien común se está perdiendo.

JUZGAR: Las buenas decisiones empresariales son aquellas arraigadas en principios fundamentales, tales como el respeto a la dignidad humana y el servicio al bien común, y una visión de empresa como una comunidad de personas. Principios en el nivel práctico mantienen al líder empresarial concentrado en:  producir bienes y servicios que satisfagan las auténticas necesidades humanas, asumiendo la responsabilidad social y ambiental de los costos de producción de la cadena de suministro y distribución (serviendo al bien común y buscando oportunidades de servir a los pobres); 1


 organizar trabajo productivo y apropiado, reconociendo la dignidad humana de los empleados, así como su derecho y deber de prosperar en el mismo, ("el trabajo es para el hombre" en lugar de "hombre de trabajo") y estructuración de plazas laborales con suplementos que diseñen, equipen y confíen en los empleados a hacer su mejor trabajo; y 

utilizar sabiamente los recursos para crear beneficios y bienestar, para producir riqueza sostenible y distribuirla justamente (salario justo para los empleados, precios justos para clientes y proveedores, impuestos justos para la comunidad y retornos justos para propietarios).

ACTUAR: Los líderes empresariales pueden poner en práctica la aspiración cuando siguen su vocación, motivada por mucho más que éxito financiero. Cuando ellos integran los dones de la vida espiritual, las virtudes y principios éticos sociales en su vida y su trabajo; entonces podrán superar la vida dividida y recibir la gracia para fomentar el desarrollo integral de todos los accionistas de la empresa. La Iglesia llama al líder empresarial para recibir — reconocer humildemente lo que Dios ha hecho para él o ella — y dar — entrando en comunión con los demás para hacer del mundo un lugar mejor. La sabiduría práctica informa su enfoque para los negocios y fortalece al líder empresarial para responder a los desafíos del mundo, no con miedo o cinismo, sino con fe, esperanza y amor. Este documento pretende alentar e inspirar líderes y otros actores empresariales a observar los retos y oportunidades en su trabajo; para juzgar de acuerdo a los principios éticos sociales, iluminados por el Evangelio; y actuar como líderes que sirven a Dios.

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INTRODUCCION

1. En el Evangelio, Jesús nos dice: “A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aun más” (Lc 12:48). Se ha dado a los empresarios grandes recursos y el Señor les pide hacer grandes cosas. Esta es su vocación. Solo en este joven siglo, muchas empresas ya han logrado maravillosas innovaciones que han curado enfermedades, acercar a las personas a través de la tecnología y prosperar de innumerables formas. Lamentablemente, este siglo también ha traído escándalos empresariales y graves disturbios económicos y, en general, desconfianza en las empresas y en instituciones de libre mercado. Para los líderes empresariales cristianos, esto es un tiempo que llama a testiguar la fe, la confianza en la esperanza y la práctica del amor.

2. Cuando las empresas y los mercados, como un todo, funcionan correctamente, y son regulados de manera eficaz por los gobiernos, conceden una insustituible contribución al bienestar material e incluso espiritual, de la humanidad. Cuando la actividad empresarial se lleva a cabo de manera justa y eficaz, los clientes reciben bienes y servicios a precios justos; los empleados se comprometen con el buen trabajo y se ganan la vida para ellos y su familia; y los inversionistas ganan un retorno razonable de su inversión. La comunidad ve sus recursos comunes en buen uso, por lo tanto el bien común general se incrementa.

3. Cuando se administra bien, las empresas mejoraran la dignidad de los empleados y el desarrollo de virtudes como sabiduría práctica, justicia, solidaridad, disciplina, y muchas otras. Mientras que la familia es la primera escuela de la sociedad, los negocios, como muchas otras instituciones sociales, continúan educando a la gente en virtud, especialmente aquellos jóvenes que están desprendiéndose de sus familias e instituciones educativas, y buscando su propio espacio en la sociedad. Aquellos que proceden de estratos sociales desfavorecidos y que son amenazados por la exclusión social, podrían también encontrar su espacio dentro de las empresas. Por otra parte, las empresas promueven la sana interdependencia entre personas de diferentes naciones al fomentar la interacción entre ellos con un mutuo beneficio. Por lo tanto, podrían convertirse en vehículos de participación cultural y promotores de paz y prosperidad.

4. Todos estos potenciales beneficios alientan a la Iglesia en tomar un particular interés en las empresas. Cuando los negocios prosperan, la vida de las personas puede mejorar considerablemente; pero si fracasan, resulta un gran daño. Una economía de mercado debe basarse en la búsqueda del bien común libremente, pero libertad sin verdad conduce al desorden, injusticia y fragmentación social. Sin una guía de liderazgo con virtudes y principios, las empresas podrían ser lugares en los que la conveniencia supera la justicia, el poder corrompe la sabiduría, los instrumentos técnicos son separados de la dignidad humana, y el egoísmo margina el bien común.

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5. Deseamos hablar específicamente con líderes empresariales cristianos, que tienen en el corazón de su trabajo el profundo sentido de la llamada de Dios a ser colaboradores en la creación. Ese grupo de líderes desempeña un papel importante en promover y llevar a la vida los principios éticos sociales, partiendo de la tradición social Católica, en sus rutinas diarias. También deseamos hablar con todos los líderes empresariales con buena voluntad, que tienen influencia en comportamientos, valores y actitudes de las personas que abarcan las empresas. Desde Directores Ejecutivos, hasta jefes de equipo y aquellas personas con influencia informal, los líderes empresariales de todo tipo, desempeñan un crítico rol en la formación de la vida económica, así como en la creación de condiciones para que todas las personas se desarrollen integralmente a través de instituciones empresariales. Instituciones así son extensas y diversas. Algunos ejemplos incluyen: cooperativas, corporaciones multinacionales, pequeños emprendimientos, negocios propios, empresas familiares, sociedades, asociaciones, empresas conjuntas con el Gobierno, fundaciones con fines de lucro y sin fines de lucro. Algunas de estas empresas tienen acciones públicas comerciales, mientras que la mayoría son privadas. Algunas tienen ingresos mayores que muchos países, pero la mayor parte son pequeñas. Algunas pertenecen a miles de inversionistas, otras pertenecen a una sola persona o familia. Algunas son definidas legalmente como entidades con fines de lucro, otras, bajo el nuevo término legal "empresas sociales" con un status especial. La empresa es una institución diversa y el Papa 1 Benedicto XVI de hecho, ha acogido una mezcla de formas institucionales.

6. La vocación del empresario es un auténtico llamado humano y Cristiano. Su importancia en la vida de la Iglesia y en la economía mundial, difícilmente puede ser exagerada. Los líderes empresariales están llamados a concebir y desarrollar productos y servicios para clientes y comunidades a través de una forma de economía de mercado. Para que dichas economías alcancen su objetivo, es decir, la promoción del bien común, deben ser estructuradas con ideas basadas en la verdad, fidelidad a los compromisos, libertad y creatividad.

7. Los líderes empresariales tienen un papel especial que desempeñar en el despliegue de la creación. Ellos, no sólo proporcionan bienes y servicios, y constantemente los mejoran a través de una innovadora ciencia y tecnología, sino que también ayudan a formar organizaciones que extenderán este trabajo en el futuro. Nuestro bendecido Juan Pablo II nos recuerda en Laborem Exercens: "El hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios en el mundo visible y puesto en él para que dominase la tierra, el hombre está por ello, desde el principio, llamado al trabajo. El trabajo es una de las características que distinguen al hombre del resto de las criaturas, cuya actividad, relacionada con el mantenimiento de la vida, no puede llamarse trabajo; solamente el hombre es capaz de trabajar, solamente él puede llevarlo a cabo, llenando a la vez con el trabajo su existencia sobre la tierra. De este modo el trabajo lleva en sí un signo particular del hombre y de la humanidad, el signo de la persona activa en medio de una comunidad de personas; este signo determina su característica interior y constituye en cierto sentido su misma 2 naturaleza”.

8. La creación de una organización productiva es una primera forma en que los empresarios pueden compartir en el despliegue de la labor de la creación. Cuando ellos se dan cuenta de que están participando en la labor del Creador a través de la administración de organizaciones productivas, entonces podrán comenzar a comprender la grandeza y la sorprendente responsabilidad de su vocación.

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9. Ciertamente, las empresas tienen el potencial para ser una fuerza de gran bien en cualquier sociedad, y muchos viven de su promesa moral y económica. Sin embargo, numerosos obstáculos, pueden presentarse como barrera para identificar ese potencial. Algunos de estos obstáculos son externos a la empresa y sus líderes suelen tener una capacidad limitada para influir en ellos, tales como la ausencia de un régimen de justicia o regulación internacional, corrupción, competencia destructiva, capitalismo crónico, excesiva intervención estatal, o una cultura hostil para emprender en una o más de sus formas. Otros obstáculos son internos, como por ejemplo: el tratar a empleados como meros "recursos", tratar a la empresa en sí como algo comercial, rechazo del mercado al rol regulador del Gobierno, ganar dinero por productos que no son realmente buenos o servicios que realmente no sirven, o explotando recursos naturales y humanos en forma destructiva.

10. Lo importante entre estos obstáculos a nivel personal es una vida dividida, o lo que el Vaticano II describió como "la división entre la fe que muchos profesan y su diario vivir". El Segundo Consejo del Vaticano identificó esta división como "uno de los errores más graves de nuestra 3 época". Dividir las demandas de la fe con las del trabajo en la empresa, es un error fundamental que contribuye a la mayor parte de los daños causados por las empresas en nuestro mundo hoy en día, incluyendo el trabajo excesivo al punto de desplazar la vida familiar o espiritual, un enfermizo apego al poder al punto de atentar con el propio bien, y el abuso del poder económico para tener aún más ganancias. Al respecto, la Iglesia sigue siendo consciente de las palabras de Jesús: "Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas" (Mt 6:24). Los líderes empresariales que no se ven sirviendo a los demás y a Dios en su vida laboral, llenarán su vacío propósito con sustitutos indignos. La vida dividida no es unificada o integrada: es fundamentalmente desordenada, por lo tanto, falla en vivir como Dios llama.

11. Una fragmentación de este tipo puede conducir a la idolatría, un riesgo demasiado común en la vida empresarial, ya que amenaza a individuos y organizaciones. Significa abandonar el llamado a relacionarse con el amado Creador, así como los israelitas lo hicieron al pie del Monte Sinaí cuando tallaron y adoraron un becerro de oro. El becerro de oro es un símbolo de 4 devoción equivocada, nacida de una idea falsa del verdadero éxito. En la vida moderna existen muchos sustitutos para el becerro de oro. Ellos emergen cuando: "el único criterio de 5 acción en las empresas se piensa que es la maximización de los beneficios"; cuando la tecnología es perseguida por su propio bien; cuando se busca la riqueza personal, o la influencia política falla en servir al bien común; o cuando razonamientos materialistas o consecuentes se tornan dominantes. Cada uno de estos "becerros de oro" reúne un tipo de fijación, generalmente, acompañada de racionalización. Cada uno tiene la capacidad de "entrar" 6 en nosotros, y, como el Papa Benedicto XVI dice en su encíclica social Caritas in Veritate, los líderes empresariales deben prestar especial atención en evitar la tentación de la idolatría.

12. Las múltiples presiones que los líderes empresariales enfrentan, los puede conducir el llamado del Evangelio en sus actividades profesionales diarias. Pueden ser seducidos a creer, falsamente, que su vida profesional es incompatible con su vida espiritual. Se deposita una excesiva confianza en los recursos materiales y / o el éxito mundano. Cuando esto sucede, los líderes empresariales ponen en riesgo su valioso status y fama por sobre su larga realización, y, en consecuencia, el riesgo a perder su buen juicio. Los líderes empresariales pueden ser tentados, ya sea por egoísmo, orgullo, codicia o ansiedad a disminuir el propósito de la empresa para únicamente maximizar beneficios, o para incrementar la cuota de mercado o solo para otro fin comercial. De esta manera, el bien que una economía de mercado pueda ofrecer, tanto para individuos como la sociedad en general, puede ser disminuido o distorsionado.

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13. Líderes empresariales bien integrados pueden responder a las rigurosas exigencias que se les imponen con una actitud de siervo, recordando al Jesús que lavó los pies de sus discípulos. El liderazgo en este espíritu de siervo es diferente a aquel ejercicio autoritario del poder, que con frecuencia está presente en las organizaciones. A demás, distingue a ejecutivos cristianos y el ambiente de trabajo que intentan fomentar. Al vivir las responsabilidades empresariales de tal manera, en el desarrollo del verdadero liderazgo servicial, los líderes empresariales comparten libremente sus conocimientos y habilidades. En sentido figurado, mientras lavan los pies de sus colaboradores, los líderes empresariales concientizan, más plenamente, su noble llamado.

14. Una parte importante de la vocación de líder empresarial es practicar los principios éticos sociales mientras conduce los ritmos normales del mundo empresarial. Esto implica ver claramente la situación, es decir, juzgando con principios que fomenten el desarrollo integral de las personas, y actuar de una forma en la que se apliquen éstos principios como luz en la 7 circunstancias de cada persona, y de una manera congruente a la enseñanza de la Fe. Lo siguiente de este documento está organizado de acuerdo a: observar, juzgar, actuar.

OBSERVANDO EL MUNDO EMPRESARIAL: DESAFIOS Y OPORTUNIDADES

15. El líder empresarial enfrenta a un mundo que es caracterizado por una complicada mezcla de factores. Para intentar entenderlos, tenemos que seguir la orientación dada el documento Gaudium et Spes del Vaticano II; es decir, necesitamos escudriñar "los signos de los tiempos y 8 su interpretación a la luz del Evangelio". Algunos de estos factores limitan lo que pueden hacer los líderes para identificar el bien, por medio de restricciones en su comportamiento y al cerrar vías de creatividad. Otros factores crean nuevas oportunidades para administradores y emprendedores, para servir al bien común y la posibilidad de nuevos círculos de solidaridad para infundir nuestra vida social, política, y económica. Por ende, el mundo que nos rodea, presenta una compleja interacción de luz y oscuridad, de bien y mal, de verdad y falsedad, de oportunidades y amenazas.

16. Los líderes empresariales cristianos deben ser capaces de "observar" este mundo, de una manera que les permita emitir juicios sobre él, para construir su bondad y verdad, para promover el bien común, y para hacer frente a la maldad y falsedad. La sección de "juzgar" de este documento ofrece ayuda en este tipo de evaluación. Aquí, el objetivo es presentar un breve resumen de algunos factores clave que afectan la actividad empresarial en estos días, indicando, donde posiblemente, sus aspectos buenos, malos y contextuales desde una perspectiva de líder empresarial.

17. Entre los múltiples factores complejos que influyen en la empresa localmente y globalmente, existen cuatro que son dignos de mención especial, habiendo fundamentalmente cambiado, el contexto de la empresa durante el último cuarto de siglo. Los tres primeros están estrechamente relacionados entre sí: (1) globalización, (2) nuevas tecnologías de comunicación, y (3) financiamiento de la economía. El cuarto factor, (4) cambios culturales — y, en particular, el reto del individualismo que acompaña a los sistemas morales de relativismo y materialismo — posiblemente podrá presentar el mayor peligro a los líderes empresariales cristianos. Por supuesto, existen muchos otros factores que inciden en el actual mundo empresarial (regulación estatal, el rol de las autoridades internacionales, sindicatos, asuntos ambientales, las tensiones del trabajo y la familia, y más), los cuales merecen análisis, pero en un afán der ser sucinto sólo se examinará estos cuatro.

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18. Globalización: La aparición de un orden económico global ha llegado a representar el rasgo más característico de nuestra era. El término "globalización" identifica un proceso mundial de intensificación de la circulación tanto de entradas como de salidas, especialmente de trabajo y capital, trayendo consigo una creciente red de interconexión social. Con el fin de la Guerra Fría y la apertura al surgimiento de muchos mercados, el lugar para las empresas alrededor del mundo se ha expandido enormemente. Esto ha creado nuevas oportunidades y amenazas. Pueblos enteros que antes eran excluidos del sistema económico mundial, ahora pueden participar y beneficiarse de él. Una mayor eficiencia ha permitido lanzar más productos y servicios asequibles para más personas. Al mismo tiempo, la gran producción mundial ha sido acompañada por una gran inequidad en la distribución de los ingresos y la riqueza, dentro de los países y entre ellos. Los bloques económicos, con libre circulación de mercancías e incluso una misma moneda, fomentan el comercio y estimulan la innovación. Sin embargo, no siempre cuentan con posibilidades iguales para el desplazamiento de personas en búsqueda de empleo. Especialmente, en donde hay una sola moneda, las limitaciones que los gobiernos nacionales o locales encuentran al intentar promover una política económica efectiva, principalmente durante una crisis local, podría poner a los sistemas políticos bajo gran tensión. Paralelamente, los mercados han cambiado, desde culturalmente homogéneos a muy diversos. Esto es positivo ya que une diferentes culturas para comunicarse entre sí, pero, estando en presencia de una competencia agresiva, y de los efectos de una pérdida de la diversidad a través de la comercialización mundial de productos estandarizados, el peligro de imperialismo cultural debe ser examinado cuidadosamente. Benedicto XVI ha resumido estas fuerzas divergentes observando que, "a medida que la sociedad se globaliza más, nos convertimos en vecinos, más 9 no nos hace hermanos".

19. Detrás de todos estos cambios está la realidad fundamental que el capital ha adquirido una nueva libertad: ya no tiene que rendir cuentas a las personas de los países donde sus 10 ganancias son generadas. Es como si por el poder económico adquirido, tiene un status de extraterritorialidad. Las empresas son capaces de reaccionar a oportunidades de ganancia, bastante independientemente de autoridades nacionales, y al hacerlo, desempeñan un papel fundamental no sólo en la organización de la economía, sino de la sociedad. Así, la globalización está modificando las bases de la economía y la política, reduciendo los grados de libertad de las naciones: los instrumentos político-económicos familiares de una nación están ligados a un territorio bien definido; donde las empresas multinacionales pueden producir bienes en un país, pagar impuestos en otro, y reclamar asistencia y contribuciones estatales en un tercero. Los negocios ahora son mucho más influyentes en este cambiado contexto, y, en consecuencia, poseen el potencial del gran bien o mal. 11

20. Tecnología de la comunicación: La revolución en la tecnología de la comunicación, forjada por el Internet, ha tenido impactos significativos, tanto positivos como negativos, en el mundo de la administración empresarial. En el lado positivo, la colaboración basada en Internet está desarrollando nuevos productos y soluciones para problemas constantes. Estos productos y soluciones han reducido los costos para las personas para conectarse a nivel mundial. Nuevos modelos empresariales combinan la colaboración y la competencia en formas únicas, con el propósito de satisfacer las necesidades que antes fueron inadecuadamente servidas o completamente insatisfechas. El grupo consumidor está facultado para ejercer presión sobre las empresas globales y elevar el perfil de malas prácticas en cuestiones que van desde el respeto a los derechos humanos, hasta la protección del medio ambiente en las partes más pobres del mundo. Este activismo, reduce el costo de penalidad que surge por aquellas empresas que siempre han intentado comportarse responsablemente en esas partes del mundo.

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21. En el lado negativo, ahora, vivimos en un mundo de gratificación instantánea y una sobreabundancia de información. En un mundo así, como comúnmente se observa, lo urgente puede desplazar a lo importante. Cada mensaje se convierte en una prioridad cuando la comunicación al instante insiste en nuestra atención. Pareciera que no existe el tiempo para tomar decisiones bien estudiadas en materias complejas. Las decisiones — incluso las importantes — son, cada vez más, tomadas sin una consideración adecuada y con información poco compartida. Enfrentados con más dificultades en la preparación y explicación de decisiones, los líderes se respaldan en su experiencia. Por lo tanto, sus valores personales y creencias se convierten en factores críticos en la formulación de la toma de decisiones.

22. Financiamiento de la economía: La combinación de la globalización con la expansión de los mercados y las ganancias, a demás de las nuevas tecnologías de la comunicación, ha provocado un gran protagonismo del sector financiero en los negocios. El término "financiamiento" describe el cambio en la economía capitalista, de producir a financiar. Los ingresos y beneficios del sector financiero se han convertido en un segmento, cada vez más grande, de la economía mundial. Sus instituciones, instrumentos y motivos están teniendo un impacto significativo en las operaciones y desenvolvimiento empresarial. Mientras que la reciente crisis financiera generó una ola de críticas al efecto negativo del financiamiento, el sector financiero también: otorgó a millones de personas un más fácil acceso al crédito de consumo y producción; distribuyó el riesgo a través de instrumentos derivados; creó formas de aprovechar el capital para hacerlo más productivo; y mucho más. El sector financiero también ha producido fondos sociales o éticos, permitiendo a los inversionistas apoyar o evitar determinadas industrias o empresas, con el objetivo de fortalecer los sistemas empresariales sostenibles. Este sector representa un importante y rápido desarrollo, que se establece para seguir creciendo después de algunos resultados prometedores durante la crisis financiera. Caritas in Veritate señala que este tipo de inversión debe ser norma: "Los esfuerzos son necesarios — y es esencial que decir esto - no sólo para crear sectores 'éticos' o segmentos en la economía o el mundo de las finanzas, sino para garantizar que toda la economía - la totalidad de las finanzas — es ética, no sólo en virtud de una etiqueta externa, pero por su respeto a los 12 requisitos intrínsecos de su propia naturaleza".

23. A pesar de estos acontecimientos positivos, el financiamiento ha contribuido a una gama de tendencias negativas y consecuencias. Ahora, nos referiremos sólo a dos: mercantilismo y cortoplacismo. El financiamiento ha tendido a mercantilizar las empresas por completo, reduciendo así, el significado humano de empresa a un simple precio. En particular, el sector financiero ha contribuido a esta tendencia mercantilista, a través del equilibrio entre el propósito empresarial hacia la maximización de la riqueza del accionista. El valor del accionista se ha vuelto, prácticamente, la única medida por la cual los líderes empresariales determinan su rendimiento y valía. En el clima actual, decir "maximizar la riqueza del accionista" sigue siendo dominante y es la principal teoría impartida en muchas escuelas de negocios. Junto con este mercantilismo, también llegaron las mentalidades a corto plazo, bajo las cuales los líderes son tentados a fijarse en el creciente potencial del éxito a corto plazo, y, subestimar el riesgo decreciente de la excesiva toma de riesgos y el fracaso estratégico. Quizás no es sorprendente, que la oportunidad de adquirir una enorme riqueza en plazos relativamente cortos, proporciona un fuerte incentivo conducente a un comportamiento disfuncional. El Papa Benedicto XVI ha notado estos peligros cuando escribió: "Sin duda, uno de los mayores riesgos para las empresas es que son, casi exclusivamente, respuesta a sus inversionistas, por ende limitan su valor social… se vuelve cada vez más raro para las empresas, estar en manos de un director estable, que siente responsabilidades a largo plazo, no sólo en el corto plazo, para la vida y 13 resultados de la empresa".

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24. Cambios culturales: Como ya se ha discutido, el impacto de nuevos niveles de contacto entre las naciones, a través de la globalización, de personas por medio de la tecnología, ha dado lugar a un significativo cambio cultural. Para el líder empresarial cristiano, dos cambios culturales claves han sido los causantes del individualismo en el Oeste, y, mayores niveles de desintegración familiar que en el pasado. Vinculado a un resurgimiento de una visión materialista de la economía e incluso de la sociedad, pueblos enteros son animados a concentrarse en lograr "lo que funciona para mí", independientemente de los efectos sobre los demás, con resultados que afectan negativamente la vida familiar. Los "valores" son percibidos como relativos, son medidos por su contribución en las propias preferencias y ganancias. El trabajo se reduce a un simple medio para poder pagar los placeres de la vida que cada persona. Los derechos se vuelven mucho más importantes que los deberes; el sacrificio para una bien mayor ya no se considera. Estas actitudes son el motor de la alta gerencia para quedarse con parte de la riqueza creada, para fomentar una actitud de derecho en los empleados, y para impulsar en los clientes una cultura de gratificación inmediata.

25. Afortunadamente, nuevos movimientos y programas han sido desarrollados en un esfuerzo por tomar más en serio la vida moral y espiritual con relación a la empresarial. Ahora, la fe y grupos de trabajo, talleres espirituales, capacitación ética empresarial, proyectos de responsabilidad social, están contribuyendo a que los líderes empresariales administren su negocio en el espíritu de la exhortación de San Pablo: "Sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno (1 Tes 14 5:21). Muchos de estos grupos y movimientos están permitiendo que los líderes empresariales reconozcan su labor como una vocación y el papel su empresa juega en contribución del bien común.

26. No cabe duda de que la globalización, la renovada comunicación y el financiamiento pueden tener consecuencias positivas para la comunidad humana. Un saludable respeto al rendimiento financiero a corto plazo también puede ser positivo, si contribuye a la toma de decisiones. Todas estas tendencias, sin embargo, necesitan ser guiados por principios ético sociales, iluminados por el Evangelio, e incrustadas en instituciones culturales sólidas. Sin tal constante influencia, las tendencias sociales corren el riesgo de ser perjudiciales para el “desarrollo 15 humano integral”. Esto es donde la enseñanza social de la Iglesia y nuestra fe en el amor de Dios puede ofrecer una perspectiva auténtica, permitiendo a los líderes empresariales a cumplir su vocación cristiana.

EMITIENDO JUICIOS: La importancia de los principios éticos sociales

27. Lidiar con el complejo contexto de empresa descrito en nuestra última sección, requiere de buen juicio por parte de sus líderes, juicios que son sabios y construidos de la realidad y la veracidad. Sin embargo, la habilidad de emitir juicios razonables, debe ser nutrida en la cultura moral y espiritual de la que proceden los líderes empresariales, es decir, su familia, religión, instituciones educativas y la gran comunidad a la que pertenecen. Para el líder empresarial cristiano, en el corazón de esa cultura se encuentra el Evangelio de Jesucristo.

28. Este Evangelio es un mensaje de amor que se encuentra, no en una teoría o una ética, sino en 16 una relación con Cristo. Esta relación de vocación al amor, la cual, si los permitimos, anima y fortalece la vida de cada Cristiano. Contiene implicaciones éticas y religiosas para todos los cristianos y para líderes empresariales en particular. Dichas implicaciones son identificadas en lo que la Iglesia llama tradición social, un diálogo entre la fe, la razón y la acción. Esta tradición 9


ha crecido a través de una relación complementaria entre maestros autoritarios (enseñanzas sociales católicas), astutos estudiantes (pensamiento social católico), y profesionales eficientes con principios (práctica social católica). Al igual que todas las tradiciones, ésta es constantemente desarrollada, purificada y reajustada como los Cristianos, incluyendo los líderes empresariales, busca discernimiento y excelencia en su vida profesional.

29. Una parte importante de esta tradición para las empresas ha sido la articulación de principios ético sociales, tanto en niveles fundamentales como prácticos, y una visión de empresa como una comunidad de personas. Juntos, proporcionan orientación para una verdadera excelencia empresarial, ya que se encuentran en la esencia humana, y, mientras más surja lo que humano puede ser en la empresa, más grande la comunidad y el mundo.

I. Principios éticos fundamentales para los negocios: Dignidad humana y el Bien común.

30. Dignidad humana: En la fundación de la tradición social de la Iglesia, se destaca la convicción de que cada persona, independientemente de su edad, condición, o capacidad, es imagen de Dios, por lo tanto dotados de una dignidad irreducible o valor. Cada persona es su fin en sí mismo, nunca un mero instrumento valorado sólo por su utilidad – un quién, no un qué; un 17 alguien, no un algo. Esta dignidad es poseída, simplemente, como una virtud del ser humano. No es un logro, ni un regalo de cualquier autoridad humana; tampoco se puede perder, ni quitar. Todos los seres humanos, independientemente de cualquier circunstancia, disfrutan de esta dignidad dada por Dios. 31. Gracias a esta dignidad humana, cada persona tiene el derecho — de hecho la obligación — para seguir su vocación y luchar por la realización personal en comunión con otros. A su vez, esto también implica que cada uno de nosotros tiene el deber de evitar acciones que impiden el progreso de los demás, y, en medida de lo posible, el deber de promover ese progreso, y ser 18 “todos realmente responsables de todos”.

32. Más específicamente, los seres humanos demuestran que tienen la imagen del Creador en su capacidad de razonar y elegir libremente, así como en su inclinación para compartir su vida con otros (su naturaleza social). Por ende, el progreso humano siempre implica razonar bien, elegir libremente de acuerdo a la razón y vivir en sociedad. De hecho, es sólo en la comunidad, es decir, en comunión con otros, que una persona puede desarrollarse, verdaderamente, en capacidad, virtud, y santidad.

33. Para estar seguros, ya que cada persona tiene un trascendente destino que compartir en la vida de Dios, la prosperidad terrenal nunca será completa, pero esto no significa que no sea importante. Por el contrario, la prosperidad terrenal no sólo es un elemento importante de una buena vida humana, sino también la falta recursos materiales, así como su sobreabundancia, los cuales, a menudo, son obstáculos o distracciones en el seguimiento de la virtud y la santidad.

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34. Bien común: La naturaleza social de los seres humanos, como reflejo de la comunidad de la Trinidad, apunta a otro principio fundamental, la importancia del bien común. El Segundo Consejo del Vaticano definió el bien común de la siguiente manera: "la suma total de condiciones sociales que permite a las personas, ya sea como grupos o individuos, alcanzar su 19 realización más completa y más fácilmente". El bien común se desarrollan entre los seres humanos, cuando actúan intencionalmente juntos hacia un objetivo que comparten. Entonces, construir una amistad, una familia o una empresa crea un bien común compartido entre amigos, familiares, y todas diferentes personas involucradas en una empresa. El bien común es posible porque somos seres relacionales que no sólo tienen objetivos individuales, y que no sólo crecen individualmente; si no que también participamos en proyectos compartidos y comunes que generan bienes compartidos que benefician a todos los participantes. El bien común abarca y respalda todos los bienes necesarios para permitir que cada ser humano y todos los seres humanos se desarrollen de forma individual y comunal.

35. Las empresas producen muchas de las condiciones importantes que contribuyen al bien común de la sociedad en general. Sus productos y servicios, los puestos de trabajo que proporcionan y el excedente económico y social que hacen disponible para la sociedad, son fundamentales para la buena vida de una nación y de la humanidad como un todo. Los países que no tienen suficiente actividad empresarial tienden a perder sus mejores personas capacitada, ya buscan otros países porque no ven un futuro para ellos mismos y su familia en la situación actual. Algunas sociedades no producen suficientes bienes colectivos y públicos para garantizar la vida humana con dignidad. Por lo tanto, las empresas son esenciales para el bien común de toda la sociedad y el orden mundial. Su contribución es mejor cuando en sus actividades se les permite orientarse hacia, siendo plenamente respetuosa, la dignidad de las personas como su propio fin, quienes son inteligentes, libres y sociales.

36. El verdadero éxito de los mercados y las empresas depende de cualquier número de contribuciones por parte de la sociedad en general. Por ejemplo, en cuanto a bienes públicos, tenemos, régimen de justicia, derechos de propiedad, competencia libre y abierta para la provisión de bienes públicos, sólidas monedas y políticas fiscales, transporte crítico e infraestructuras de comunicación. Así, las empresas, simplemente, no pueden operar eficazmente fuera del marco de una buena sociedad. En donde estos bienes públicos y los elementos del bien común estén ausentes, o no funcionen correctamente, las empresas sufren. Las empresas no sólo dependen de un Gobierno sólido. Incluso antes que el Estado, es necesario contar con un sano entorno de cultura moral, para educar a los jóvenes y desarrollarlos en sus habilidades y virtudes, y prepararlos para el empleo. Al obtener beneficios de los recursos que la sociedad pone a su disposición, las empresas y toda actividad comercial, responde con respeto y manteniendo el bien común.

37. Las empresas también apoyan el bienestar de miembros de la sociedad, a través de sus otras funciones claves. Como mínimo, una buena empresa evita, cuidadosamente, cualquier acción que desmejore, local o globalmente, el bien común. Siendo más positivos, las empresas buscan, activamente, formas para servir necesidades humanas genuinas, dentro de la competencia, y así, mejorar el bien común. En algunos casos, las empresas, impetuosamente promueven una regulación más eficaz a nivel nacional, internacional, o sucursal. Por ejemplo, algunas estrategias destructivas de las empresas, incluida la corrupción, la explotación de empleados, o la destrucción del medio ambiente, puede disminuir sus costos a corto plazo, dejando así, los mayores costos a largo plazo a las futuras generaciones de la sociedad local. Si dichas estrategias son legales, entonces crean ventajas competitivas para las empresas de menor consciencia moral, a expensas de competidores más conscientes, que actúan moralmente e incurren en los gastos reales, de tales empresas. Dicha "carrera hasta el fondo" normalmente, no solo puede superarse por compromiso moral individual; más bien necesita un mejor marco institucional para todos los participantes en el mercado. 11


II. Principios éticos prácticos para las empresas

38. El respeto a la dignidad humana y el bien común son principios fundamentales que deben orientar la forma en que organizamos el trabajo y capital empleado, así como los procesos de innovación, en un sistema de mercado. El profundo y perdurable propósito de empresas individuales y sistemas comerciales es dirigir las verdaderas necesidades humanas, es decir, las necesidades relevantes de todos son servidas, de alguna manera, por una empresa. Existen tres actividades interdependientes que las empresas deben asumir: 

Dirigir las genuinas necesidades humanas, por medio de la creación, desarrollo y producción de bienes y servicios.

Organizar trabajo bueno y productivo.

Utilizar recursos para crear y compartir riqueza y prosperidad, en formas sostenibles.

39. La tradición social de la Iglesia aborda estas tres actividades interdependientes, proporcionando principios prácticos para guiar a los tomadores de decisiones en el bien que pueden hacer. Estos principios prácticos se basan en los principios fundamentales, y su objetivo es respetar situaciones multiculturales y de fe, que son características en los negocios de hoy. También ayudan a transparentar la vocación del empresario cristiano y el papel de un verdadero líder empresarial.

Satisfaciendo las necesidades del mundo por medio de bienes y servicios

40. Las empresas exitosas identifican y tratan de dirigir las genuinas necesidades humanas a un nivel de excelencia utilizando una gran innovación, creatividad e iniciativa. Producen lo que ha sido antes producido antes, pero a menudo — como en el campo de la medicina, la comunicación, el crédito, la producción de alimentos, la energía y la provisión de bienestar — inventan formas totalmente nuevas para satisfacer las necesidades humanas. Y las empresas, gradualmente, mejoran sus productos y servicios, que, cuando son realmente buenos, mejoran la calidad de vida de las personas. 20

En contribución para el bien común: Como establece el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: "Las empresas deberían caracterizarse por su capacidad para servir al bien común de la 21 sociedad, a través de la producción de bienes y servicios útiles". La empresa es, sustancialmente, un centro diverso: Una empresa articula dones de personas, talentos, energías y habilidades, para servir las necesidades de otros, y a su vez, apoya al desarrollo de las personas que realizan el trabajo. Las tareas que desempeñan en común sacan adelante los bienes y servicios que necesita una comunidad sana. "El líder empresarial no es un especulador, sino esencialmente un innovador. El especulador tiene por objetivo maximizar ganancias. Para él, la empresa es simplemente un medio con un fin, ganancia. Para el especulador, el construir carreteras y hospitales o escuelas no es el objetivo, sino un medio el objetivo de maximizar ganancias. Debe estar inmediatamente claro, que la especulación no es el modelo de líder empresarial que la Iglesia sostiene como un agente generador del bien 22 común". Por el contrario, el líder empresarial cristiano sirve el bien común mediante la creación de bienes que son realmente buenos y servicios que realmente sirven.

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41. Los bienes y servicios que las empresas producen deben satisfacer las necesidades humanas auténticas, que incluyen, no sólo esas cosas que tienen claro valor social — como dispositivos médicos, micro finanzas, educación, inversión social, productos comerciales, cuidados de salud o vivienda asequible – sino también, todo aquello que realmente contribuye al desarrollo humano y su realización; desde simples productos, tales como tornillos, mesas y telas, hasta sistemas complejos, como la remoción de desperdicios, carreteras y transporte.

42. En 1931, el Papa Pío XI escribió en su carta encíclica, Quadragesimo Anno, sobre la 23 importancia de las empresas: "producir bienes realmente útiles" para los demás. El buen emprendedor "piensa primero en servicio y segundo en ganar, quien destina empleados para la creación de bienes de valor real, más no corrompiéndolos al exigir que sean participes en la creación de cosas infructuosas, e incluso perjudiciales y malas; quien ofrece al consumidor nada más que bienes y servicios útiles, aprovechándose de su inexperiencia o debilidad, lo traiciona al hacerle gastar su dinero en cosas innecesarias, o, que no sólo son inútiles, sino 24 incluso perjudiciales". Las necesidades deben ser contrastadas con simples deseos, que podrían caracterizarse como ambiciones satisfechas que no contribuyen al bienestar humano. En casos extremos, el satisfacer tales deseos puede ser dañino para el bienestar humano. Por ejemplo, en la venta de drogas no terapéuticas, pornografía, juegos de azar, juegos de video violentos, y otros productos malsanos. Esta preocupación con los deseos, a menudo llamada "consumismo", separa la producción y consumo del bien común, e impide el desarrollo 25 personal. Los bienes que son verdaderamente buenos sirven a las necesidades de los consumidores en un orden jerárquico. La necesidad de productos nutritivos, por ejemplo, supera notoriamente los deseos de apostar. Se trata de un orden objetivo, y es por eso que la producción de bienes y servicios debe atenerse a la verdad en lugar de su elemental utilidad.

43. En solidaridad con los pobres: La producción de bienes y servicios tiene "una cadena progresivamente creciente de solidaridad", que plantea varias cuestiones críticas y 26 oportunidades para la comunidad empresarial. Una de ellas es la importancia de identificar, con espíritu solidario, las necesidades reales de los pobres y vulnerables, incluyendo personas con necesidades especiales, a las que con frecuencia se pasa por alto, en mercado impulsado 27 por ganancias a corto plazo. El líder empresarial cristiano está alerta de oportunidades para servir esta descuidada población, y no sólo lo ve adecuado para ejercer la responsabilidad social, sino también, como una gran oportunidad de negocio. La evolución en el campo de la "base de la pirámide" de productos y servicios - tales como microempresas, microcrédito, empresas sociales y fondos de inversión social - han desempeñado un papel importante en conducir las necesidades de los pobres. Estas innovaciones no sólo ayudará a sacar a la gente de la pobreza extrema, sino que podría provocar su propia creatividad y espíritu emprendedor, y 28 así, contribuir a la puesta en marcha de una dinámica de desarrollo.

Organizando trabajo bueno y productivo

44. Las empresas crean bienes y servicios, y organizan el trabajo que las personas realizan juntas. Exitosas empresas diseñan trabajos buenos y eficaces, eficientes y comprometedores, autónomos y colaborativos. La forma en que el trabajo humano es diseñado y administrado tiene un significante impacto, sobre, si la organización puede competir en el mercado y si las personas prosperaran en su trabajo. El Beato Juan Pablo II explicó que "En algún momento, el factor decisivo de la producción era la tierra, más tarde el capital — entendido como un complejo total de los instrumentos de producción – hoy el factor decisivo es el hombre mismo, es decir, su conocimiento, en especial su conocimiento científico; su capacidad para organizarse de manera interrelacionada y compacta, así como su habilidad para percibir las 29 necesidades de los demás y satisfacerlas". Dentro de la creciente globalización y un mercado 13


volátil, la vibrante organización de trabajo asegura agilidad, capacidad de respuesta y dinamismo de la organización. Esto incluye regulación sensata, lo cual afirma que las relaciones y mentalidades económicas pueden desarrollarse de manera sostenible, y tal virtuosa empresa puede beneficiarse eficazmente y surgir a través de sus logros.

45. Fomentar el trabajo digno: "Es un escándalo", escribió el Papa Pío XI en 1931, "cuando la materia muerta se adelanta de la ennoblecida fábrica, mientras que ahí, los hombres son 30 corrompidos y degradados". La grandeza de su trabajo no sólo conduce a mejores productos y servicios, sino que el trabajador se desarrolla a sí mismo. La tradición social Católica ha sido particularmente argumentada, sobre la naturaleza del trabajo y cómo afecta la persona. El Beato Juan Pablo II habló de "la dimensión subjetiva del trabajo", distinguiéndolo de su “dimensión objetiva”. El establece una visión hermosa, que indica que cuando la gente trabaja, no simplemente hacen más, sino que ellos se convierten en más. Los cambios provocados por el trabajo no pueden ser totalmente contabilizados por su dimensión objetiva. El trabajador, el sujeto del trabajo, es también muy afectado por su propia labor. Si pensamos en el ejecutivo, el agricultor, la enfermera, el portero, el ingeniero o el comerciante; el trabajo cambia tanto al mundo (dimensión objetiva), como al trabajador (dimensión subjetiva). Debido a que el trabajo cambia a la persona, éste puede aumentar o suprimir la dignidad de la persona; puede permitir que la persona se desarrolle o se perjudique. Por lo tanto "las fuentes de la dignidad del trabajo 31 deben buscarse principalmente en la dimensión subjetiva, más no en la objetiva". Cuando consideramos el trabajo desde esa perspectiva, debemos encontrar un compromiso conjunto del empleador y el empleado para elevar el trabajo a esa espléndida visión. Es la unión de prácticas comerciales sólidas y la ética.

46. Al reconocer la dimensión subjetiva del trabajo, acepta su dignidad y su importancia. Esto nos 32 ayuda a ver que "el trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo”. Los empleados no son simples "recursos humanos" o "capital humano". En consecuencia, el trabajo debería diseñarse para las capacidades y cualidades de los seres humanos, y así, no simplemente requeriremos a personas que se adaptan a su trabajo como si fueran máquinas. El buen trabajo da oportunidad a la inteligencia y libertad de los empleados, su contexto promueve las relaciones sociales y la colaboración real, y no daña la salud y el bienestar físico del mismo. Esto requiere de los líderes, la capacidad de desarrollar la persona adecuada en el trabajo adecuado; y la libertad y responsabilidad de hacer solo eso. El buen trabajo está dirigido a satisfacer genuinas necesidades humanas, así que el trabajador, mientras se provee a sí mismo y a su familia, también sirve a la prosperidad de los demás. El buen trabajo debe ser lo suficientemente bien organizado y administrado para ser productivo, para que el trabajador, incluso, se gane la vida. Además, las estructuras compensatorias deben asegurarse de que esos trabajadores que realizan su trabajo de forma sincera, también reciban la estima y compensación necesaria de su empresa. La encíclica Mater et Magistra es perfectamente clara en este punto: "si toda la estructura y organización de un sistema económico es tal como para comprometer la dignidad humana, disminuir la sensación de responsabilidad de un hombre o robarle la oportunidad de ejercer iniciativas personales, entonces, un sistema así, Nos mantenemos, es totalmente injusto - no importa cuanta riqueza produzca, o cómo ésta es justa 33 y equitativamente distribuida".

47. Crear estructuras subsidiarias: el principio de subsidiariedad está enraizado en la convicción de que, como imágenes de Dios, el auge de los seres humanos implica el mejor uso de su inteligencia y su libertad. La dignidad humana nunca es respetada por innecesariamente restringir o suprimir esa inteligencia y libertad. El principio de subsidiariedad reconoce en las sociedades humanas, pequeñas comunidades existen dentro de las más grandes. Por ejemplo, una familia, como una comunidad, es parte de un pueblo o una ciudad, que a su vez es parte un condado, estado o provincia, y luego de una nación, y así sucesivamente. El principio insiste en que la libertad y aquellos efectos más cercanos no debe ser arbitrariamente ignorados. Como el 14


Beato Juan Pablo II señaló "una comunidad de orden superior no debe interferir en la vida interna de una comunidad de orden inferior, privándola de sus funciones, sino más bien debería apoyarla en caso de necesidad, y ayudarla a coordinar su actividad con las del resto de la 34 sociedad, siempre con miras al bien común".

48. El principio de subsidiariedad se aplica a estructuras organizacionales Estatales, así como empresariales. Nos desarrollamos mejor en nuestro trabajo cuando usamos nuestra inteligencia y libertad para alcanzar objetivos comunes y para crear y mantener relaciones adecuadas entre sí y con aquellos que se sirven de la organización. En otras palabras, mientras más se participe en el lugar de trabajo, mayor probabilidad que cada trabajador se desarrolle. Los empleados deben tener una voz en su trabajo, especialmente en el trabajo cotidiano. Esto fomenta la iniciativa, innovación, creatividad y un sentido de responsabilidad compartida.

49. El principio de subsidiariedad guarda gran perspicacia para los líderes empresariales. Alienta a los líderes a usar su poder al servicio de sus colaboradores, provocando el cuestionamiento sobre si su autoridad sirve el desarrollo de todos sus empleados. Específicamente, la subsidiariedad proporciona a los líderes empresariales tres pasos prácticos: 

Definir claramente el ámbito de la autonomía y derecho de decisión en todos los niveles en la empresa, permitiendo cuanta amplitud sea posible. Los límites deben ser establecidos de tal forma que el derecho de decisión no excedan la capacidad de una persona o un grupo de personas para acceder a la información requerida para tomar la decisión, y, por lo tanto, las consecuencias de las decisiones no podrán traspasar su área de responsabilidad.

Enseñar y equipar a los empleados, asegurándose de que tienen las herramientas adecuadas, capacitación y experiencia para llevar a cabo sus tareas.

Aceptar que las personas a quienes se ha asignado las tareas y responsabilidades, tomarán decisiones en libertad, y, por lo tanto, en plena conciencia, de los riesgos de sus decisiones. Las estructuras empresariales subsidiarias, por ende, deben fomentar el respeto mutuo y la responsabilidad, y permitir a los empleados a atribuir buenos resultados su sincero compromiso.

En este último punto, el asumir el riesgo de las decisiones, es lo que hace diferente a la subsidiariedad de la delegación. Quien delega confiere poder, pero puede retirarlo en cualquier momento. En tal situación, los empleados no son considerados al mismo nivel de excelencia y participación, que como en una situación que se rige por el principio de subsidiariedad, y son menos propensos a crecer y aceptar su plena responsabilidad.

50. Bajo el principio de subsidiariedad, aquellos empleados en un nivel inferior que son de confianza, se han capacitado, tienen experiencia, saben exactamente el alcance de sus responsabilidades, son libres para tomar decisiones, pueden utilizar plenamente su libertad e inteligencia, y por lo tanto habilitados para desarrollarse como personas; son de hecho, "coemprendedores". Para los líderes empresariales en cada nivel, desde líder de equipo hasta jefe ejecutivo, esto es muy exigente, pero gratificante. Trabajar bajo el principio de subsidiariedad requiere de moderación y una humilde aceptación del papel de un líder de servicio.

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Seis prácticos principios para las empresas Los principios del respeto por la dignidad humana y el seguir el bien común, son fundamentales en la enseñanza social de la Iglesia. Junto a los seis prácticos principios para los negocios, pueden ofrecer una guía más específica en los tres amplios objetivos empresariales. Satisfaciendo las necesidades del mundo por medio de la creación y desarrollo de bienes y servicios 1. Empresas que producen bienes que son verdaderamente buenos y servicios que verdaderamente sirven, contribuyen al bien común. 2. Empresas que son solidarias con los pobres, estando alerta de oportunidades para servir poblaciones descuidadas y en necesidad. Organizando trabajo bueno y productivo 3. Las empresas contribuyen a la comunidad fomentando la especial dignidad del trabajo humano. 4. Las empresas proporcionan, a través de la subsidiariedad, oportunidades para que los empleados ejerzan una autoridad apropiada, mientras contribuyen con la misión de la organización. Creando riqueza sostenible y distribuyéndola justamente 5. El modelo empresarial de administración de recursos – ya sea capital, humano o ambiental – que se ha recibido. 6. Las empresas son justas en la asignación de recursos para todos sus participantes: empleados, clientes, inversionistas, proveedores y la comunidad.

Creando riqueza sostenible y distribuyéndola justamente

51. Los emprendedores ejercen su creatividad para organizar los talentos y energías de trabajo, y para reunir capital y otros recursos de la abundancia de la tierra, para producir bienes y servicios. Cuando esto se realiza efectivamente, se crean empleos bien remunerados, se registran las ganancias, la riqueza obtenida es compartida con los inversionistas, y todos los involucrados surgen. La Iglesia reconoce el papel legítimo de las ganancias como un indicador del buen funcionamiento de la empresa. Cuando una empresa tiene ganancia, generalmente, significa que los factores de producción fueron adecuadamente empleados y las necesidades 35 humanas han sido debidamente satisfechas. Un negocio rentable, que crea riqueza y promueve la prosperidad, ayuda a individuos de superarse y a reconocer el bien común de una sociedad. Sin embargo, la creación de riqueza no se limita a beneficios financieros solamente. La propia etimología de la palabra "riqueza" revela una noción más amplia de "bienestar": el bienestar físico, mental, psicológico, moral y espiritual de los demás. El valor económico de la riqueza está estrechamente vinculado a este amplio concepto de bienestar.

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52. Administrando los recursos: La Escritura enseña que los buenos administradores son creativos 36 y productivos con los recursos colocados en su cargo. Ellos, no sólo toman de la abundancia de la creación; sino que utilizan su talento y habilidades para producir más de lo que se les ha dado. Una manifestación de esto, en el contexto empresarial, es ganancia financiera — el excedente de ingresos retenidos sobre los gastos, lo cual permite la sostenibilidad de la organización. Los mejores líderes empresariales utilizan eficazmente los recursos y mantienen en niveles razonables los ingresos, margen, cuota de mercado, productividad y eficiencia, a fin de garantizar la viabilidad de la organización. Si no se crea riqueza financiera, ésta no puede ser distribuida y las organizaciones no pueden sostenerse.

53. Mientras que la rentabilidad es un indicador de la salud organizacional, éste no es el único, ni el 37 más importante por el cual la empresa debe ser juzgada. Las ganancias son necesarias para mantener la empresa; sin embargo, "una vez que las ganancias se convierten en el foco exclusivo, si es producida por medios indebidos y, sin el bien común como su fin, corre el riesgo 38 de destruir la prosperidad y habrá creación de pobreza". La ganancia es como el alimento. Un organismo debe comer, pero ese no es el objetivo primordial de su existencia. Las ganancias son un buen sirviente, pero hacen un pobre maestro.

54. Mientras que los recursos financieros son importantes, también lo es la administración del ambiente, tanto físico como cultural. Como escribió el Papa Benedicto XVI, "el ambiente es el regalo de Dios para todos, y, en su uso tenemos una responsabilidad hacia los pobres, futuras 39 generaciones y la humanidad como en general". La creación está dotada de un orden que descubrimos, pero que no creemos. Los seres vivos y el mundo natural, pueden, razonablemente, ser utilizados para servir genuinas necesidades humanas. Como colaboradores de Dios en el despliegue de la creación, tenemos, sin embargo, el deber de respetar y no atacar el mundo que nos rodea. Somos libres de cultivar este mundo, pero no de devastarlo. O como los primeros capítulos del Génesis sugieres, estamos llamados a ejercer un dominio cuidadoso sobre el mundo, cultivarlo y hacerlo fructífero, pero no tenemos licencia para explotarlo como nos plazca.

55. Distribuir justamente: Como creadores de riqueza y prosperidad, las empresas y sus líderes deben encontrar formas para hacer una distribución justa de la riqueza para los empleados (siguiendo el principio del derecho a un salario justo,) los clientes (precios justos), los propietarios (retornos justos), los proveedores (precios justos) y la comunidad (impuestos 40 justos).

56. Si se acepta que la creación de Dios está destinada para todos - rico y pobre, poderoso y débil, ahora y en el futuro – entonces, se deduce que todos los recursos son confiados a la 41 humanidad con una "hipoteca social". La tradición social Católica entiende esta obligación como aplicable a la propiedad, así como al capital. Mientras que la propiedad y el capital deben, como regla, ser privados, el derecho a la propiedad privada debe ser "subordinado al derecho 42 de uso común, por el hecho de que los bienes son para todos". Este principio insta a los líderes empresariales a considerar el efecto distributivo en la forma que fijan precios, asignan salarios, comparten propiedades, distribuyen dividendos, administran cuentas por pagar, y más. Sus decisiones debe tener como objetivo no una igual, sino a una justa distribución de la riqueza, que, satisfaga las necesidades de las personas, premie sus contribuciones y riesgos, y, preserven y promuevan la salud financiera de la organización. Negar a las personas su acceso legítimo a los frutos de la tierra, especialmente aquellos vitales, asciende a una negación del mandato de Dios a la humanidad para descubrir, cultivar y usar sus dones.

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III. La Empresa como una comunidad de personas

57. Estos seis principios nos apuntan al propósito de las empresas, el cual el Beato Juan Pablo II afirma que "no es simplemente para obtener una ganancia, sino encontrarse en su propia existencia como una comunidad de personas que de diversas maneras tratan de satisfacer sus 43 necesidades básicas, y que forman un grupo particular al servicio de toda la sociedad". Mientras la frase "comunidad de personas" no es común en la literatura empresarial de hoy, es la que realmente expresa mejor la plena realización de lo que una empresa y corporación pueden ser. La etimología de las palabras "compañía" y "compañeros" - cum (con) y panis (pan) sugiere "romper el pan juntos". La etimología la palabra "corporación" - el Latín corpus (cuerpo) sugiere un grupo de personas "unidas en un solo cuerpo".

58. Cuando consideramos una organización empresarial como una comunidad de personas, resulta claro que los vínculos en común no son simples contratos legales o intereses propios mutuos, sino compromisos con bienes reales, compartidos con los demás, para servir al mundo. Es peligroso y desinformado considerar una empresa como una "sociedad de acciones", donde intereses propios, contratos, materialismo y la maximización de beneficios financieros desgaten su significado. Una característica inherente del trabajo es que "primero, y más importante, une 45 personas. En él radica su poder social: el poder de construir una comunidad". Este conocimiento ayuda a evitar la pobreza espiritual que a menudo surge en las economías de 46 mercado, por la falta de relaciones humanas dentro y alrededor de la empresa.

59. Construir una empresa como una comunidad de personas basado en los seis principios arriba descritos no es tarea fácil. Grandes empresas multinacionales pueden encontrar desafiante el crear prácticas y políticas para fomentar una comunidad de personas entre sus miembros. Sin embargo, líderes en grandes o pequeñas empresas son bien ayudados por la práctica de la virtud personal, aquellos hábitos y cualidades de mejora de vida, de carácter esencial para cualquier profesión. Dos virtudes muy importantes para la actividad profesional, que comentamos en más detalle en la siguiente sección, son, sabiduría práctica y justicia. En la práctica, no hay sustituto para el buen juicio (sabiduría práctica) y relaciones correctas (justicia). Los seis principios anteriores no ofrecen todo lo necesario para el buen juicio en respuesta a los retos del trabajo diario. No proporcionan planos o soluciones técnicas, ni pretenden hacerlo. Los principios ético sociales, iluminados para los Cristianos por el Evangelio, proveen dirección para buenas empresas, pero la navegación recae sobre los diestros e inteligentes juicios de líderes empresariales virtuosos, quienes sabiamente pueden administrar la complejidad y tensión que surgen en casos particulares.

“TESTIMONIO DE ACCIONES”: LLEVANDO ASPIRACIONES A LA PRACTICA

60. "Hoy más que nunca," escribió el Beato Juan Pablo II, "La Iglesia está consciente de que su mensaje social ganará credibilidad de manera más inmediata por los testimonios de acciones, 47 que por los resultados de su lógica interna y consistencia". Estos testigos de la acción, cuya gran mayoría se encuentra entre los fieles laicos, no son "solo beneficiarios pasivos, sino los protagonistas de la doctrina social de la Iglesia en el momento crucial de su aplicación. También son valiosos colaboradores de los pastores en su formación, gracias a la experiencia que 48 adquirida en el campo y a sus propias habilidades".

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61. Los líderes empresariales cristianos son hombres y mujeres de acción que han demostrado un auténtico espíritu empresarial, que reconocen la responsabilidad dada por Dios al aceptar generosamente y fielmente la vocación empresarial. Estos líderes son motivados por mucho más que el éxito financiero, propios intereses, o un abstracto contrato social, a menudo prescrito por la literatura económica y textos de administración. La fe permite a los líderes empresariales cristianos ver un mundo más grande, un mundo en el que Dios está en el trabajo, y donde los intereses y deseos individuales no son la única fuerza motivadora.

62. Los líderes empresariales son respaldados y guiados por la Iglesia, así como también por 49 empresas cristianas, para predicar el Evangelio en el mundo. Sin estos practicantes y las organizaciones que los apoyan, la tradición social Católica se convertiría en simples lánguidas palabras, en lugar de una viva realidad. Como nos dice Santiago, “Lo mismo sucede con la fe: si no tiene obras, está muerta” (Stg 2:17).

63. Lamentablemente, existen personas de fe en el mundo empresarial, que no han podido presenciar y ser inspirados por su fe y convicciones morales. Hemos sido testigos de muchos escándalos que involucran a líderes que han abusado su posición de autoridad y liderazgo. Ellos se han rendido a los pecados de orgullo, avaricia, lujuria y otros vicios mortales. Estos no son los únicos casos tan dolorosos de testificar. Lo que también es trágico, es que hay cristianos que, mientras no cometan actividades ilegales o escandalosas, se han acomodado en el mundo viviendo como si Dios no existiese. No sólo viven en el mundo, sino que se son del mundo. Cuando los líderes empresariales cristianos fallan en vivir el Evangelio en sus 50 organizaciones, sus vidas "ocultan en lugar de revelar el auténtico rostro de Dios y la religión".

64. La fe tiene implicaciones sociales; no es una simple realidad privada. La doctrina social de la Iglesia es "una parte esencial del mensaje cristiano, ya que esta doctrina apunta las consecuencias directas de ese mensaje en la vida de la sociedad, las sitúa el trabajo diario y 51 lucha por la justicia en el contexto de dar testimonio a Cristo el Salvador". Los principios sociales de la Iglesia hace un llamado a los líderes empresariales a actuar, y, debido al desafiante entorno actual, su actuar es más importante que nunca.

65. El Papa Benedicto XVI en su Caritas in Veritate proporciona un visión para la acción. Explica que la caridad - "amor recibido y dado" - está en el corazón de las enseñanzas sociales de la 52 Iglesia. La caridad "es el motor principal detrás del auténtico desarrollo de cada persona y de 53 toda la humanidad". Así que, al hablar de líderes empresariales actuando, implica "recibiendo" y "dando".

66. Recibir: El primer acto del líder empresarial cristiano, como todos los cristianos, es el de recibir. Más específicamente, recibir lo que Dios ha hecho para él o ella. Este acto de receptividad, particularmente para los líderes empresariales, puede difícil. Como grupo, los líderes empresariales tienden a ser más activos que receptivos, especialmente ahora, en una economía globalizada, bajo los efectos de sofisticadas tecnologías para la comunicación y el financiamiento de las empresas. Aún sin receptividad en sus vidas, los líderes empresariales pueden ser tentados por un cuasi-Nietzscheano complejo de "superman". La tentación de algunos es que consideran que pueden determinar y crear sus principios propios, más que 54 recibirlos. El líder empresarial sólo debe verse como creativo, innovador, activo, y constructivo, pero, si descuida la dimensión de la receptividad, distorsiona su lugar en el mundo y resalta sus propios logros y trabajo.

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67. Antes de su papado, el Papa Benedicto XVI, escribió que la persona "llega a su sentido más 55 profundo, no a través de lo que hace, sino de lo que acepta"; no a través de lo que consigue, sino mediante lo que recibe. De hecho, si el logro humano se considera por sí solo, entonces la realización es parcial; hay que también conocer el poder y la gracia de la receptividad. Esta resistencia a recibir se encuentra en nuestros orígenes, en la historia de la caída de Adán y Eva, cuando Dios ordenó no comer "del árbol del conocimiento del bien y del mal" (Gen 2:17). 56 La ley moral está dada por Dios y nosotros sólo la podemos recibir. Los principios sociales de la Iglesia explicados anteriormente, son el reflejo de la Iglesia sobre esta ley moral para las empresas. Cuando los líderes empresariales reciben su vocación, están también abiertos a recibir principios que fomenten el desarrollo integral de aquellos afectados por la empresa.

68. Cuando los dones de la vida espiritual son abarcados e integrados en la vida activa, proporcionan la gracia necesaria para superar la vida dividida y para humanizarnos, especialmente en nuestro trabajo. El primer acto que la Iglesia requiere del líder empresarial cristiano es recibir los sacramentos, aceptar las Escrituras, honrar el Sábado, rezar, y participar en silencio y en otras disciplinas de la vida espiritual. Estas no son acciones opcionales para un Cristiano, no son simples actos privados separados y desconectados de la empresa.

69. El Sábado, por ejemplo, no es simplemente un descanso del trabajo. Tal vez, paradójicamente, es solo en desvinculación del trabajo que vemos su significado más profundo. El Papa Benedicto XVI explica esta relación diciendo que "la enseñanza bíblica de que el trabajo 57 encuentra su coronación en el mandamiento para descansar". Descansar en Dios coloca nuestro trabajo en un nuevo contexto - el contexto del despliegue continuo del abundante regalo de Dios, la creación. El culto sacramental no es un escape del mundo empresarial - nos da el espacio para ver más profundamente la realidad del mundo y para contemplar la obra de Dios. La revelación de Dios, la cual solo se puede recibir y no alcanzar, divulga que Su Espíritu se esparce, que la gracia perfecciona la naturaleza y que la adoración hace sagrado el trabajo. Por eso la Eucaristía es la expresión más profunda del Sábado. Es donde vemos más profundamente, "el trabajo de las manos humanas" en colaboración con la obra santificada de Dios: en el trabajo humano, elevado por obra divina, el pan y el vino se transforman en la 58 Presencia Real, una presencia que tiene el poder de redimir el mundo.

70. La dimensión divina en nuestra vida cotidiana puede ser oculta y reprimida, especialmente en un sistema globalizado, altamente tecnológico y financieramente impulsado, así como en situaciones en que la Iglesia no puede predicar y vivir su mensaje social. Por eso, el Beato Juan Pablo II pide a los líderes empresariales y empleados, desarrollar una espiritualidad de trabajo, que les permite ver su rol en el propósito creativo y redentor de Dios, y darles la fuerza y virtud 59 para vivir Su llamado. Sin una profunda oración y reflexión es difícil ver, por ejemplo, cómo los líderes empresariales pueden resistir las dimensiones negativas de la tecnología informática, de manejo veloz y eficiente, en lugar del pensamiento reflexivo, la paciencia, la justicia y la sabiduría práctica. Las tecnologías de la información nos impulsan hacia la toma de decisiones instantáneamente; por lo tanto, pueden crear su propia lógica que sabotea la aplicación de los principios sociales de la Iglesia, salvo se utilicen de manera ordenada por profesionales contemplativos.

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71. Dar: El segundo acto que llama la Iglesia al líder empresarial es dar de una manera que responda a lo que se ha recibido. Este dar no es simplemente lo mínimo legal; debe ser una auténtica entrega en comunión con los demás para hacer del mundo un lugar mejor. El auto60 don de la persona no pregunta "hasta dónde debe llegar, sino hasta dónde puede llegar". Con esto, los líderes empresariales se hacen profundas interrogantes acerca de su vocación: ¿Cómo la receptividad al amor de Dios alienta las relaciones de los diferentes actores de una empresa?, ¿Qué tipo de prácticas y políticas empresariales fomentará el desarrollo integral de las personas?

72. Hemos observado a líderes empresariales que se dan a sí mismos a través de los bienes y servicios que crean y ofrecen, al organizar trabajos buenos y productivos, y, al crear riqueza sostenible y distribuirla justamente. Los principios sociales de la Iglesia ayudan a orientar a la institucionalidad de la empresa hacia un conjunto de comportamientos que fomentan el desarrollo integral de las personas. Esto implica abordar las demandas de la organización con políticas y prácticas que promuevan: la responsabilidad personal, innovación, precios justos, compensación justa, diseños de trabajo humano, prácticas ambientales responsables, inversión social y ética, y, un sinnúmero de otros temas, como la contratación, despido, junta directiva, capacitación a empleados, y relación con proveedores.

73. Además de estas oportunidades internas, los líderes empresariales (junto a gobiernos y ONG’s) influyen en temas más amplios, tales como regulaciones internacionales, prácticas anticorrupción, transparencia, políticas fiscales, y, normas ambientales y laborales. Ellos deberían utilizar esta influencia, individual y colectivamente, para promover la dignidad humana y el bien común, y no solo el reducido interés de cualquier accionista en particular.

74. No corresponde a la Iglesia el prescribir en detalle las acciones de los líderes empresariales. La prescripción es labor de los practicantes, y, en gran medida se lleva a cabo por laicos. El Magisterio de la Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer, ni modelos que presentar; sin embargo, enseña que "no puede haber solución real de la 'pregunta social' apartada del 61 Evangelio". El Papa y los obispos, los profesores oficiales dentro de la Iglesia, predican su doctrina social a líderes empresariales, no para imponerles una carga, sino para revelarles la importancia espiritual de sus acciones y valor social de la empresa como institución. Como dice el Papa Benedicto XVI en Caritas in Veritate: "La actividad terrenal del hombre, siendo inspirada y sostenida por la caridad, contribuye a la construcción de la ciudad universal de Dios, que es 62 la meta de la historia de la familia humana". Cuando el Evangelio informa las "nuevas cosas" que enfrenta el líder empresarial, en nuestra cada vez más globalizada, tecnológica y financiera economía, éste los proyecta no sólo en sus dimensiones técnicas o de mercado, sino en su impacto en el desarrollo integral de la persona.

75. Es por ello que, una parte importante de la vocación de los líderes empresariales cristianos es la práctica de virtudes, especialmente, la sabiduría y la justicia. Los líderes empresariales sabios actúan virtuosamente en sus asuntos prácticos, cultivando sabiduría en prácticas y políticas concretas, y no sólo en declaraciones resumidas. Esto es lo que hace práctica la sabiduría: institucionalizar prácticas efectivas y justas; lo cual fomenta tener relaciones apropiadas con las partes interesadas, y la creación de políticas que ponga los principios sociales de la Iglesia en práctica mediante formas creativas que humanicen la organización.

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76. Cuando los líderes empresariales enfrentan problemas en particular, que requieren soluciones 63 específicas, sus acciones son informadas por "una evaluación prudencial de cada situación". Este juicio prudencial no sólo es una evaluación técnica o basado en el mercado. A menudo, la prudencia ha sido reducida a las inteligentes acciones de líderes que promueven sus propios intereses. De eso no trata la virtud de la prudencia, sino de un vicio separado de los requerimientos de la justicia. La verdadera prudencia informa la mente del líder empresarial haciendo las preguntas correctas, y, discerniendo el mejor curso de acción para construir empresas buenas y justas, que puedan contribuir al bien común.

77. Desarrollar una mente prudente implica reconocer los recursos disponibles de la organización y comprender sus circunstancias únicas. La sabiduría práctica requiere que el deber de los principios éticos sociales sean traducidos en los realístico y posible de una situación concreta (con medios y recursos disponibles). Por ejemplo, la enseñanza sabia en cuanto a un salario digno, siempre implica un salario que es sostenible para la empresa. Sin embargo, si un salario digno no es inmediatamente sostenible para una empresa, el empresario virtuoso no se detiene allí y simplemente se adhiere a las fuerzas del mercado. Ellos repasan cómo hacen negocios y cómo pueden cambiar su situación creativamente hasta estar en buenas relaciones con sus empleados. Esto puede significar cambios en el nivel de organización del trabajo o su diseño; podría significar moverse hacia diferentes mercados de productos, o replanteamientos de pagos diferenciales. Si realmente no es posible para una empresa ofrecer un salario justo después de muchos esfuerzos, entonces, es papel de los empresarios indirectos, como el Estado, los 64 sindicatos y otros agentes; el complementar los esfuerzos de la empresa.

78. Tanto importantes como indirectos los empleadores están dentro de la economía, y nunca deben absorber la responsabilidad del empleador directo. Las empresas no deben delegar su responsabilidad completa, ya sea a la ley o a un contrato. Como empleador directo, las virtudes de la sabiduría práctica y la justicia ayudan al líder empresarial a ver la creciente importancia de la responsabilidad social empresarial en una economía globalizada. En este momento de nuestra historia, como el Papa Benedicto XVI explica, existe "una progresiva convicción que la gestión empresarial no sólo puede preocuparse de los intereses de los propietarios, sino asumir también responsabilidad de todos los participantes que contribuyen en la vida de la empresa: los trabajadores, los clientes, los proveedores de diversos elementos de producción, la 65 comunidad en referencia". Esta creciente convicción ha producido una significativa cantidad de teoría y práctica en la ética empresarial la responsabilidad social corporativa. En muchos países vemos que los procesos subsidiarios de "autorregulación" están tomando su lugar en el contexto de asociaciones empresariales y federaciones sucursales a nivel regional, nacional o internacional. Muchas medidas para proteger a los clientes, empleados o el medio ambiente, están efectivamente plantadas en el sector empresarial, aunque ocasionalmente necesiten ser reforzadas por la regulación gubernamental. La sabiduría práctica de los emprendedores desempeña un papel importante aquí, para nada menos que para mostrar que la tradición social Católica tiene mucho que aprender de estas áreas de pensamiento y acción — y mucho que ofrecerles.

79. Cuando la ética empresarial y la responsabilidad social corporativa son invocadas a hacer lo contrario a la doctrina social de la Iglesia, somos desconectados de un reconocimiento apropiado, que estamos hechos "a imagen de Dios" (Gen 1:27), y nos llevan a dejar de apreciar "la inviolable dignidad de la persona humana y el trascendente valor de las normas morales naturales. Cuando ética empresarial prescinde de estos dos pilares, inevitablemente corre el 66 riesgo de perder su distingo y cae presa de las formas de explotación". Cuando no se siembra en lo profundo del suelo de la cultura humana, la ética empresarial y la responsabilidad social corporativa, estarán propensas a ser instrumentadas, y así, se malogrará la promoción del desarrollo humano integral dentro de la empresa.

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80. El dar y recibir expresan la complementariedad de la vida activa y conservadora. Estas dos dimensiones fundamentales de nuestras vidas, principalmente no requieren equilibrio, sino una profunda integración que nazca de la seguridad de que necesitamos a Dios, y que Dios ha hecho grandes cosas por nosotros. Como respuesta, Dios nos pide que seamos sus manos y pies, para continuar Su creación y hacerla mejor para otros. Para el líder empresarial, esto supone la creación de bienes que son realmente buenos y servicios que verdaderamente sirven; la organización del trabajo en donde los empleados desarrollen sus dones y talentos; y la creación de riqueza sostenible para que pueda ser distribuida justamente (ver el Apéndice para un “Examen de conciencia para el Líder Empresarial”, que reflexiona sobre estos tres objetivos en la vida cotidiana).

CONCLUSION 81. Para concluir esta reflexión, debemos reconocer que los retos que enfrenta la empresa y la gran cultura son sustanciales. Los líderes empresariales pueden ser tentados por dudas sobre su capacidad personal para integrar el Evangelio en su trabajo diario. Agobiados por los problemas que enfrentan, los líderes empresariales pueden preguntarse si la tradición social de la Iglesia puede ofrecerles orientación en su vida profesional.

82. Los líderes empresariales necesitan estar abiertos a recibir apoyo y corrección de compañeros miembros de la Iglesia, quiénes pueden responder a sus dudas e incertidumbres, no con miedo ni cinismo, sino con las virtudes procedentes de su vocación: 

con fe que ve sus acciones, no sólo en términos del impacto causado, sino en un contexto más amplio del impacto de esas acciones, en colaboración con otros, con ellos mismos, y, con el mundo, a la luz de la continua creación de Dios;

con esperanza de que su trabajo e instituciones no serán predeterminados por las fuerzas del mercado o las leyes, sino más bien que sus acciones serán testimonio del Reino de Dios.

con amor, para que su trabajo no simplemente sea un ejercicio de egoísmo, sino un cultivo de relaciones, construyendo comunidades de personas.

83. Para vivir su vocación como fieles administradores de su llamado, los empresarios necesitan formarse en una cultura religiosa que les muestre las posibilidades y promesas de lo bueno que pueden hacer y que deberían hacer — lo bueno que es característicamente suyo. La familia, la Iglesia y la escuela son instituciones esenciales de esta formación. Como todas las personas, los líderes empresariales cristianos vienen al mundo, no a través de un contrato o un mercado bursátil, sino mediante un don. Nadie nace en una corporación, sino en una familia, es bautizado en una Iglesia, educado en las escuelas y bienvenido en una comunidad.

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84. La educación Universitaria es una parte crítica de esta formación, donde los futuros líderes empresariales son primero introducidos a las experiencias, habilidades, principios y fines de los negocios. Con cerca de 1.800 instituciones de instrucción superior en todo el mundo, y, aproximadamente 800 de ellas con programas empresariales; la Iglesia ha invertido en sí misma para la formación de futuros líderes empresariales. Algunos de estos programas se encuentran entre los mejores del mundo. Esta educación busca la unión del conocimiento y un diálogo enriquecido entre la fe y la razón, la cual proporciona los recursos para cumplir con los 67 modernos desafíos encontrados en los negocios y en la cultura en general. La formación empresarial Católica ha logrado mucho, pero siempre tiene nuevos desafíos que dirigir.

85. La educación empresarial, como toda educación profesional, no sólo constituye formación en habilidades o teorías específicas. Fiel a su propia tradición, la instrucción superior Católica no puede dejar de ser una formación en la enseñanza moral y principios sociales de la Iglesia, y las dimensiones de prudencia y justicia apropiada para la empresa. Una buena educación empresarial incluye todo el material teórico adecuado, capacitación en cada habilidad pertinente, y un tratamiento completo de la enseñanza moral y principios sociales de la Iglesia, que debe animar la práctica profesional. Un énfasis exagerado en alguna de estas áreas no puede compensar el abandono de otra.

86. En nuestros tiempos, los estudiantes de negocios son informados por teorías potentes, y son altamente capacitados en habilidades técnicas, pero lamentablemente, algunos salen de la Universidad sin una formación espiritual y ética, la cual aseguraría que sus ideas y habilidades son utilizadas para el bienestar de los demás y el apoyo del bien común. De hecho, algunos estudiantes salen con una formación que los predispone a vivir una vida dividida, en lugar de dar tener los fundamentos que les ayudarían a construir una vida integral. La consideración de las ideas presentadas aquí, puede contribuir a una formación más completa de estos estudiantes, educándolos para ser líderes empresariales con altos principios. Los profesores necesitan inspirar a sus estudiantes a descubrir la benevolencia dentro de ellos y a seguir el llamado de utilizar sus habilidades profesionales y el juicio como una fuerza para el bien en el mundo.

87. Emprendedores, gerentes y todos los que trabajan en negocios, deben ser alentados a reconocer su labor como una verdadera vocación, y, a responder a la llamada de Dios con un espíritu de verdadero discípulo. Al hacerlo, se comprometen en la noble tarea de servir a sus hermanos y hermanas, y de construir el Reino de Dios. Este mensaje tiene el objetivo de proporcionar inspiración y coraje a los líderes empresariales, llamándolos a siempre profundizar su fidelidad en el trabajo. Nosotros somos inspirados por las múltiples contribuciones que los líderes laicos y empresarios profesionales, han realizado en la implementación de la Doctrina Social de la Iglesia. Invitamos a educadores y catequistas a nivel diocesano y parroquial, y en especial empresarial, a educadores de negocios, a hacer uso del presente documento con sus alumnos. Inspirarlos a respetar y a exhortar la dignidad humana, y a conseguir el bien común en sus empresas. Esperamos que este mensaje estimule discusiones en empresas y universidades, ayudando a líderes empresariales, profesores y estudiantes a: ver los desafíos y oportunidades en el mundo laboral; juzgarlos según los principios sociales de la Iglesia; y actuar como líderes que sirven a Dios.

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APENDICE

UN CHECKLIST DE DISCERNIMIENTO PARA EL LIDER EMPRESARIAL

¿Veo el trabajo como un regalo de Dios?

¿Es mi trabajo como “co-creador” una verdadera participación en la creación original de Dios?

¿Promuevo una cultura de vida mediante mi trabajo?

¿He estado viviendo una vida dividida, separando el Evangelio de mi trabajo?

¿Estoy recibiendo los sacramentos regularmente y con atendiendo cómo ellos apoyan e informan mi práctica empresarial?

¿Estoy leyendo las Escrituras y rezando con la voluntad de evitar una vida dividida?

¿Estoy compartiendo mi camino espiritual con otros empresarios Cristianos practicantes?

¿Estoy buscando nutrir mi vida empresarial, aprendiendo más la enseñanza social de la Iglesia?

¿Creo que tomar en serio la dignidad de una persona al tomar mis decisiones empresariales promoverá el desarrollo humano integral, mientras mi empresa se hace más eficiente, más ágil, y más rentable?

Satisfaciendo las necesidades del mundo

¿Veo las responsabilidades de mi empresa como extensivas a todos los participantes que contribuyen a su vida, no simplemente a los intereses de los propietarios?

¿Estoy creando riqueza, o estoy busco rentabilidad?

¿Estoy participando en prácticas anti-competitivas?

¿Mi compañía está haciendo todos los esfuerzos razonables para tomar responsabilidad de las externalidades y las consecuencias no deseadas de sus actividades (como daños ambientales u otro efecto negativo en los proveedores, las comunidades locales, e incluso los competidores)?

¿Reconozco la importancia de fuertes y vivaces " empleadores indirecta" para asegurar los niveles adecuados de protección laboral y diálogo comunitario?

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¿Soy sensible al hecho de que si las decisiones corporativas no son profundamente fundamentadas en la dignidad de la persona humana, entonces serán propensas a construir materialismo, lo cual no promueve el desarrollo humano integral dentro de la empresa?

¿Evalúo periódicamente el grado en que mi empresa proporciona productos o servicios dirigidos a satisfacer las auténticas necesidades humanas y que fomentan el consumo responsable?

Organizando trabajo bueno y productivo

¿Proveo condiciones laborales que permite a mis empleados una apropiada autonomía en cada nivel? En otras palabras, ¿Estoy organizando mi recurso humano a conciencia del principio de la subsidiariedad en el sistema administrativo de mi empresa?

¿Estoy asumiendo el riego de las decisiones del nivel inferior para asegurar que su autonomía es genuina?

¿Los puestos de trabajo y las responsabilidades en mi empresa están diseñados para recurrir a los talentos y habilidades de aquellos que lo desempeñan?

¿Los empleados han sido seleccionados y capacitados para cumplir con sus responsabilidades?

¿Estas responsabilidades y su ámbito de aplicación han sido claramente definidas?

¿Me estoy asegurando que la empresa proporcione condiciones seguras de trabajo, salarios dignos, capacitación, y la oportunidad que los empleados se organicen por si mismos?

¿He incorporado un conjunto de valores debidamente definidos en la medición de mi proceso de desempeño? ¿Soy honesto con mis empleados acerca de su rendimiento?

¿En todos los países donde participa mi empresa, se está honrando la dignidad de esos empleados indirectos y contribuyendo al desarrollo de las comunidades que hospedan estas operaciones? (¿Sigo el mismo estándar moral en todas las ubicaciones geográficas?)

¿La dignidad de los trabajadores está puesta por arriba de los ingresos marginales?

Creando riqueza sostenible y distribuyéndola justamente 

¿Como líder empresarial, estoy buscando maneras de entregar retornos justos a los proveedores de capital, salarios justos para los empleados, precios justos a los clientes y proveedores, e impuestos justos para comunidades locales?

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¿Mi empresa cumple con todas sus obligaciones fiduciarias con los proveedores de capital y a las comunidades locales con informes financieros regulares y veraces?

¿En previsión de las dificultades económicas, mi empresa cuida que los empleados sigan siendo aptos, a través de una capacitación adecuada y la variedad en sus experiencias de trabajo.

¿Cuando las dificultades económicas exigen despidos, mi empresa proporciona notificaciones adecuadas, asistencia de transición laboral y pago de indemnización?

¿Mi empresa hace todo lo posible para reducir o eliminar desperdicios en sus operaciones, y, en general, en honrar su responsabilidad por el medio ambiente?

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BIBLIOGRAFIA

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