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Sumario MARÍA DE LUJÁN, esperanza de nuestro pueblo

Una imagen frágil en medio de un pueblo frágil.

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María de Luján, esperanza de nuestro pueblo.

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Todo bautizado, corresponsable de la misión de la Iglesia.

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Dios camina con nosotros.

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¡Ven espíritu santo! Con Francisco, te invocamos. . 9 .

Animados por el Espíritu, salimos al encuentro de cada joven.

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Ser puentes.

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Pies que se ponen en camino. . 17 .

Celebrar la vida, caminando juntos.

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Una Iglesia que va al encuentro y abraza.

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El padre Carlos Mugica vive en el corazón de su pueblo.

Una frágil imagen de la Virgen, ‘una humilde imagen de su limpia y pura Concepción se quedó milagrosamente en la Villa de Luján como signo de su maternal protección sobre tu pueblo peregrinante en la Argentina’.

La pequeña imagen (38 cm.) está modelada en arcilla cocida (terracota) y para que no se deteriorara a fines del siglo XIX se la recubrió con una coraza de plata. Esta sagrada imagen se quedó entre nosotros aún antes de la creación del Virreinato del Río de la Plata; antes que exista el pueblo argentino. La providencia de Dios se adelanta y el cariño maternal de la Virgencita ya está presente en nuestro nacimiento como Nación. Una imagen frágil en medio de un pueblo frágil desde su nacimiento hasta el día de hoy. Un pueblo que necesita que en Luján, la Virgencita acaricie sus heridas, para poder seguir caminando, luchando, esperando.

Hagamos memoria de su paso entre las manos de aquellos que no tenían ‘los papeles en regla’, o que a los ojos de la sociedad dejaban bastante que desear, o bien ya estaban desahuciados.

La Virgen llegó al puerto de Buenos Aires en manos de contrabandistas, por eso la carreta no fue por el camino real, sino por otro ‘alternativo’. Su cuidado estuvo a cargo de un esclavo, Manuel. Un sacerdote vendió la imagen, sobretodo porque la gente pobre que la visitaba se comía las vacas de la estancia. La señora que la compró tenía hijos ilegítimos, con lo que esto significaba socialmente en aquella época. Su primer capellán fue Pedro Montalvo, un sacerdote que llegó a ella enfermo, muriéndose, y le prometió que si lo curaba, se consagraría a su servicio, y así lo hizo.

que vienen desde los márgenes de la Iglesia institución, se acercan con confianza a ella. Buscan su mirada, sus ojos tiernos que transmiten paz. ‘Ante tu Imagen nuestros corazones de hijos se abren para que lo más escondido se deje perdonar por Dios a través de tus ojos buenos’. Los peregrinos le llevan una oración concreta que se ha motivado en su vida, oración que la Virgen recibe en su corazón, y que con sus manitos juntas, se la comparte a Jesús. Verdad hermosa que nos enseñan los pobres y pequeños: la oración en los labios de la Virgen suena más dulce y a la vez tiene más fuerza.

El pueblo peregrino al entrar en su santuario escucha en su interior la voz del Señor Jesús que le dice: ‘Ahí tienes a tu Madre’, y agradecido la lleva a su casa, grabada en sus pupilas y en la memoria de su corazón.

Tres estrellas

Esta edición va acompañada de la 16ª entrega de CURAR EL MUNDO

Tal vez por eso, intuyendo fuertemente este modo de ser de la Virgencita de Luján, muchos que no tienen ‘los papeles en regla’, muchos que se sienten excluidos de todo, muchos

Cada año antes del 8 de mayo se hace en la Basílica, una celebración preciosa del cambio de manto de la Imagen de la Virgen, se recorta el mismo y los pedacitos se incorporan a una estampa, que a modo de reliquia es entregada a los peregrinos. Los que hemos tenido la posibilidad de recibirla alguna vez, lo hicimos con mucha alegría. El manto nuevo tiene cada año algún `dibujo´ que lo caracteriza. En el de este año aparecen tres estrellas. La primera referencia que se nos viene a la memoria es la obtención del tercer campeonato mundial de fútbol. Realmente una gran alegría para todo el pueblo argentino. Ahora bien, esas estrellas podrían representar el sueño de muchos peregrinos: los derechos sagrados de Tierra-Techo-Trabajo. Un deseo representado en tres estrellas se torna oración: ´Madrecita de ternura, te suplicamos nos ayudes a alcanzar una tierra, para trabajar, para construir un techo, y así cuidar a la familia.´

Padre Gustavo Carrara. Obispo Auxiliar de Buenos Aires.

+ Dante Braida Obispo de La Rioja