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“Como lo reconocido surgió de la nada” Mi autobiografía

Isabel Allende

Por Daniela María Diaz Maldonado– Quinto Bachillerato –

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Segundo Lugar

Mi nombre es Isabel Angélica Allende Llona y mi vida estaría completamente vacía si no hubiese encontrado la escritura. Nací un domingo 2 de agosto de 1942 en Perú, Lima. Mi madre, Francisca Llona era de nacionalidad chilena, y mi padre biológico, Tomás Allende; quien nos abandonó cuando yo solo tenía 4 años y nunca volví a saber de él después de que haya salido un día a comprar cigarrillos… pero, en realidad, no fue a comprarlos, sino que dejó a mi madre, hermanos y a mí en Lima, con demasiadas cuentas sin pagar y tres hijos.

Después del abandono de mi padre regresamos a Chile en 1945 y me quedé viviendo en este país hasta 1953, año en el que nos trasladamos con el nuevo esposo de mi madre: Ramón Huidobro. Como diplomático, el Tío Ramón fue destinado a Bolivia en 1953, donde asistí a una escuela estadounidense en La Paz y luego nos trasladamos al Líbano, y estudié en un colegio privado inglés.

En 1958 decidí regresara Chile y comencé a tomar parte del FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). Durante los siguientes años pasé largas temporadas en Europa, residiendo en Bruselas y Suiza. En 1967 trabajé en la redacción de la revista “Paula”, donde aproveché y tuve la oportunidad de publicar bastantes artículos sobre diversos temas. Estar en Chile me hizo reencontrarme con un viejo amigo, Miguel Frías, con quien me casé en 1962. Tuve dos hermosos hijos: Paula, quien nació en 1963, y Nicolás, en 1967.

Trabajé como periodista en Chile, hasta 1973, dónde me vi obligada a abandonar mi país debido al golpe militar hacia mi tío, Salvador Allende, encabezado por el General Augusto Pinochet Ugarte, y partí como exiliada en Caracas. Fue en este momento, en 1981, dónde escribí mi primera novela, para empezar, no era verdaderamente algo que yo planeaba, solamente quería escribir una carta a mi abuelo que estaba muy enfermo. Luego se convirtió en mi primera novela, llamada “La casa de los espíritus” (1982). Lo que más me sorprendió, fue que se volvió tan famosa que la adaptaron al cine, y pensar que solamente había comenzado con una carta… Salió a la cola del boom de la literatura latinoamericana donde no había ninguna voz femenina y siento que esto fue lo que llamó la atención de cada uno de mis lectores.

Desde ese momento, comenzó mi pasión por la escritura y, desde ese entonces, con la positiva recepción y el éxito de las ventas, publiqué más y más obras. Dos otros títulos que me abrieron popularidad en Latinoamérica debido a las reediciones y a la traducción de mis libros fueron” De amor y sombra” en 1984 y “Eva Luna”, en 1987. Después de la publicación de este último libro, decidí emigrar a Estados Unidos, donde publiqué otros dos libros y he residido en California desde que adquirí mi residencia estadounidense.

El mismo año en el que mi hija, Paula, fue hospitalizada en España, lamentablemente afectada de porfiria. Proceso muy largo y doloroso, todos los días eran iguales. Este proceso en el que ella estaba en coma y no había ninguna reacción de ella de ninguna clase. No puedo llegar a imaginar lo que ella sentía, y nunca supe si llegó a sentir o al menos oír. Todo eso duró un año, un año dónde la rutina era la misma. El 6 de diciembre de 1992 mi hija primogénita, Paula, murió. Yo me encontré en un vacío, no sabía por qué había pasado, ni siquiera lo podía aceptar.

Un mes más tarde, el 8 de enero, empecé a escribir un libro, al cual le puse su nombre: Paula. Me basé en notas que yo le escribía a Paula acerca de la familia, del pasado y de todo aquello que ella podría haber olvidado. Mi madre fue la encargada de recolectar esas 180 cartas y, en orden, me las entregó. Al leerlas me di cuenta de que la única salida de Paula de esa enfermedad, era la muerte. Al ordenar las cartas, sentí a Paula y recordé los 28 años que ella vivió; un proceso lleno de lágrimas, pero a la vez sanador. Ahora es el libro que más respuestas tiene, no importa en qué idioma o momento, pero recibo respuestas de miles de personas contando alguna pérdida que ellos han tenido. Y aquí es dónde me doy cuenta de que la vida es muy corta para estar peleando.

Utilicé las ganancias de “Paula” para financiar la fundación Isabel Allende, dónde se apoyan organizaciones sin fines de lucro y se enfocan en los problemas que enfrentan las mujeres y niñas en Chile y el área de la bahía de San Francisco. En 1997, publiqué “Afrodita”, donde le podría decir la fase más prolífica de mi vida, ya que desde este año he publicado un libro al año y, todos los 8 de enero, comienzo a escribirlos. Mis novelas editadas a partir de esta fecha circulan en el mercado editorial y me enorgullece decir que me han posicionado en los primeros lugares de los rankings de ventas internacionales. Mis obras se han traducido a más de cuarenta idiomas y ya llevo más de setenta millones de libros vendidos.

En mayo de 2007, la Universidad de Trento, me entregaron el doctor honoris causa. Luego, en 2010 fui distinguida con el Premio Nacional de Literatura de Chile, debido a mi excelencia y aporte de mis obras a la literatura, las cuales han concitado atención en Chile y en el extranjero. Al siguiente año, recibí el Premio Hans Christian Andersen de Literatura, por mis cualidades como narradora mágica y al parecer, tengo un talento de -hechizar- al público.

Confieso que, a la hora de escribir, solamente describo el lugar, lo demás, como los personajes o la historia, se me vienen a la mente por sí solos y tiendo a no tener un plan inicial con lo que escribo y hacia dónde van mis novelas. Me gusta agregar la parte del humor a mis escritos. Escribí de esta manera cuando era periodista y ahora, gracias a eso, se me hace más fácil ver la historia desde una visión alternativa.

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