Los Monchatos a través del tiempo

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¡Queridos y entusiasmados lectores! Como cada año nos disponemos a escribir un libro en sexto curso, y como este año es el último para nosotros, queremos dejarnos y dejaros un buen sabor de boca. Tras muchas historias oir, por parte de cada uno de nuestros compañeros/as, este año hemos decidido escribir un libro basado en una máquina del tiempo, un libro que nos va a trasportar a muchos e interesantes lugares de nuestra historia, de nuestro presente y también de nuestro futuro, así que estamos seguros que os va a cautivar, pues vamos a poner mucho interés en que sea un libro apasionante y muy especial. Bueno y ya sin más os dejamos, que nos tenemos que


poner a escribir, para que nuestra obra maestra tenga un enigmático fin. Aunque todos los cuentos empiecen por un érase una vez, éste va a ser diferente y va a comenzar así: Una vez érase, tres amigos muy amigos, amiguísimos, superamigos, demasiado amigos que se llamaban: Eustaquio, Bartolomé y Josefino, pero entre ellos no se llamaban así, sino que se llamaban: “Mongolito, Chalaito y Tontito”. Eustaquio “el Mongolito” era rubio, gordinflón, tenía muchas pecas y con los ojos azules, Bartolomé “el Chalaito” era moreno, flacucho, de piel muy blanca y con los ojos verdes, mientras que Josefino “el Tontito” era pelirrojo con un mechón azul, también delgaducho y con los ojos marrones, lo que caracterizaba a Josefino era que siempre llevaba una gorra morada. Los tres niños, aunque vivían muy cerca, no tenían relación alguna porque pensaban unos de otros que estaban un poco pirados, y la verdad sea dicha que acertaron. Un día estaban los 3 esperando al autobús, junto a una mujer mayor con cara de pan cateto. De repente, Josefino, quien estaba enmedio, se tiró un pedo enorme. La “Pan Cateto” lo miró y dijo: -¡Será puerco el niño este! Eustaquio y Bartolomé lo miraron y se rieron, a lo que Eustaquio añadió: - oye y si hacemos un concurso de pedos mientras esperamos al autobús. A los 3 les pareció muy buena idea y empezaron a tirarse pedos maravillosos. Eustaquio apretó tanto que en vez de un


pedo, se le escapó un poquito de caca en los pantalones y tuvieron que ir todo el camino a casa en el autobús aguantando la peste de Eustaquio. A partir de ese momento, se hicieron muy amigos, amiguísimos, superamigos, demasiado amigos y llamaron a su pandilla: los “Mon-cha-tos”. Los”Monchatos”, cuando Mongolito se cambió de pantalones, fueron a pasear por el campo y, de repente se encontraron una especie de máquina que era amarilla y con la forma de un queso. BARTOLOMÉ: -¡Uno de mi clase me contó que había leído en un libro, que se llama “Viaje en el tiempo 6” que unos ratones viajaban en el tiempo y tenían una máquina igual que ésta! JOSEFINO: -¡No te creas esas tonterías, hombre! EUSTAQUIO: -aunque no lo creáis, yo he leído ese libro y eso es una máquina del tiempo y se llama la “Quesuchosfera”. El profesor Anacardo, sus amigos y familiares, han viajado desde el pasado a otra dimensión y han llegado a nuestro mundo. BARTOLOMÉ: -y en su mundo son como personas y hablan, aunque sean ratones; en nuestro mundo, se convierten en ratones y, como viajaban en la Quesuchosfera, pues por eso nos la hemos encontrado abandonada. JOSEFINO: -entonces, ¿Ahora queréis que me crea que unos ratones han venido desde el pasado hasta nuestro mundo en una máquina del tiempo que ellos han creado? Pfffff........... ¿sí hombre, en serio? Eso ni siquiera se lo cree un niño de 3 años.


BARTOLOMÉ: -pues eso es lo que ponía en el libro. Josefino siguió diciendo que todo se lo habían inventado; hasta que vieron alejarse a un ratoncito pelirrojo con gafitas y una corbata roja, a otro con una coletita y un pendiente y el último con una chaqueta negra. De repente Bartolomé dijo: -¡El de la corbata roja es el profesor Anacardo; el de la coletita es su primo Cacahuete y el de la chaqueta negra es la hermana, Pistacha. JOSEFINO: -¡Anda, a ver si va a ser verdad! EUSTAQUIO: -¡Y tú que creías, que te estabamos mintiendo! JOSEFINO: -¡Atrévete! EUSTAQUIO: -¡A que me atrevo! ¡A que me atrevo! JOSEFINO: -¡Venga! ¡Atrévete! BARTOLOMÉ: -parad ya, que parecéis unos mendrugos los dos. ¿Entramos ya o qué? EUSTAQUIO: -Vámonos a explorar ya la máquina del tiempo. Mongolito, Chalaito y Tontito entraron en la Quesuchosfera y empezaron a buscar el botón de encendido. JOSEFINO: -¡Por lo que más quieras! ¿Dónde está el maldito botón?


BARTOLOMÉ: -¿Y por qué no tocamos todos los botones y el primero que lo encuentre, que lo diga? EUSTAQUIO Y JOSEFINO: -Nos parece buena idea. Los Monchatos empezaron a toquetear todos los botones y, Eustaquio le dio a un botón, sonó un pitido y el interior de la Quesuchosfera se iluminó. EUSTAQUIO: -Si esto es una máquina del tiempo,¿A qué época os gustaría viajar? JOSEFINO: -A mí, a la prehistoria. Bartolomé encontró unos trajes y dijo: -¿Nos ponemos estos trajes para que parezca que vamos a viajar en el tiempo? Josefino escribió en un teclado: Preistoria. Bartolomé vio el fallo y lo corrigió: Prehistoria. BARTOLOMÉ: -No sabes ni escribir Prehistoria. JOSEFINO: Perdóname, pero no pongas esa cara tan fea que pones cuando te enfadas; que te pareces a la Pan Cateto. Eustaquio se apoyó en una palanca y la puerta de la Quesuchosfera se cerró de golpe y en la pantalla ponía: DESTINO: LA PREHISTORIA. Los Monchatos empezaron a gritar, pero como estaban en un campo, nadie les oía. De repente, la Quesuchosfera se tambaleó y parecía que habían ido hacia la luz, porque se habían metido en una burbuja de luz cegadora y a partir de allí no pudieron abrir los ojos por aquella luz.


Lo primero que dijo Eustaquio era: -¿y nuestra ropa? Se ha esfumado pues toda la gente que está aquí la lleva. Josefino: -es verdad. Bueno vamos a caminar. Caminaron, caminaron y caminaron y vieron un dientes de sable y dijieron los tres a la vez: -¡MADRE MIA! El dientes de sable nada más oir el ruido les atacó, se pusieron a correr como locos y había todos tipos de animales salvajes por todos lados, así que no sabían en qué dirección correr. Se pudieron ocultar tras una roca gigante. Bartolomé se encontró un diente y una cuerda y se hizo un collar. Eustaquio y Josefino le dijieron: -¿De dónde has sacado eso? Porque nosotros queremos uno igual. Bartolomé: -os prometo que os haré uno igual-. Así que los dos contentos se fueron a pasear, a buscar comida y agua, porque ya tenían hambre y sed. Se encontraron con una mujer que les dijo: -unga, unga. Los 3 se miraron y se rieron a lo cual la mujer repitió: unga, unga, unga. Los 3 dijeron a la vez: -unga, e hicieron el gesto de comer. La mujer al verlo dijo: -ah imga imga-. Se fue y apareció con una pata de cerdo cruda y se las ofreció para comer. Los 3 se miraron y le dieron las gracias aunque por


supuesto que no se la iban a comer. Volvieron a la búsqueda de comida y encontraron una platanera, así que se hincharon de dulces plátanos y se acostaron pues estaban cansados de tan ajetreado día. JUAN Y YASMINA Anduvieron un rato y pasaron por una jungla en la que había reflejada una sombra de TIRANOSAURIO REX. Corrieron y decía EUSTAQUIO: -¿Cómo lo vamos a despistar?


BARTOLOMร : - fรกcil, subamos a esa colina.


Subieron a la colina pero les perseguía el dinosaurio, se tiraron de la colina y aterrizaron en una caca de dinosaurio. EUSTAQUIO: -¡Qué asco y qué mal huele! BARTOLOMÉ: - Ya... ojalá hubiera una ducha y mi nevera porque tengo mucha hambre. JOSEFINO- Ahí hay un árbol con comida, vamos a correr. De repente le cayó una fruta en la cabeza a Josefino, entonces fueron a la Quesuchosfera pero cuando llegaron faltaban piezas esenciales como el propulsor, la palanca para activarla etc. EUSTAQUIO: -Mirad ese dinosaurio lleva la palanca en la boca. ¡Vamos! JOSEFINO Y BARTOLOMÉ: -de acuerdo. Entonces fueron a por el dinosaurio pero luego se acordaron que no tenían nada para hacer que el dinosaurio soltara la palanca, pero Eustaquio llevaba en su bolsillo un mechero. Lo usaron para que el dinosaurio se asustara y soltara la palanca, entonces la cogieron y la pusieron en la quesuchosfera y se alegraron pero les quedaban piezas por poner. EUSTAQUIO: - ahí hay un lago vamos a ver si podemos llegar porque hay un árbol pachucho y se va a caer. Se dirigieron al lago esquivando el árbol pachucho pero se cayeron al lago porque eran muy patosos, había una cueva


subterránea e intentaron ir rápido porque se quedaban sin aire y Eustaquio tiró una piedra a la cueva pero le revotó y le dio en la cara dejándole insconciente, salieron del agua, Eustaquio se despertó y dijo: -¿Qué ha pasado? JOSEFINO: - pues que te hemos salvado antes de que te ahogaras mientras tú estabas inconsciente. BARTOLOMÉ: - déjalo está tontito, bueno en la cueva he encontrado este palo en forma de bastón. Se hacía tarde y no tenían donde dormir pero encontraron una cueva y Eustaquio con el mechero y su palo junto a otros que habían en la cueva hizo una hoguera. Se durmieron calentitos gracias a la hoguera. Al día siguiente se levantaron y desayunaron unas frutas, que las cogieron del árbol del día anterior. Fueron a por agua a un río que había detrás de la cueva, también había un nido del T-REX y también uno de Velociráptor. JOSEFINO:-¡Mirad ese velociráptor, lleva el propulsor de la quesuchosfera! BARTOLOMÉ:- es verdad pero se dirige a un vol... vol... volcán. EUSTAQUIO:- pero lo ha dejado en el filo, ¡Hay que cogerlo! BARTOLOMÉ:- hay unas lianas, ¡Deslicémonos por ellas! JOSEFINO:- un un... ¡T-REX ROJO Y MAS GRANDE QUE EL ANTERIOR!


Cruzaron las lianas pero surgió un terremoto y por poco se caen, subieron al volcán y un velociráptor se llevó otra vez el propulsor. Se dirigieron a la cueva tristemente y se encontraron en la entrada el propulsor de la queschosfera, lo cogieron y lo pusieron. EUSTAQUIO: - aleluya. JOSEFINO: - oye Eustaquio ¿Y Bartolomé? EUSTAQUIO: - no lo sé. Eustaquio y Josefino se fueron a buscar a Bartolomé, pero no lo encontraban por ningún lado . Al día siguiente estaba en el árbol, lo despertaron a gritos muy fuertes y se despertó y se cayó del árbol y sus amigos le ayudaron a levantarse y contarle como había dormido en un árbol. Otra vez se encontraron con el T-REX ROJO y estaba persiguiendo a Bartolomé, entonces por eso le tiraron una piedra y fue a por Josefino y Eustaquio. Corrieron hasta caerse por un agujero y entonces el T-REX ROJO fue a por Bartolomé otra vez. EUSTAQUIO: - enciende una antorcha y un palo, toma el mechero. JOSEFINO: -vale voy. Mientras tanto Bartolomé se cayó por el agujero y se quedó con sus dos amigos, arriba les estaba esperando el TREX ROJO. Hicieron una hoguera y le quedaban algunas frutas, cuando salieron del agujero estaba el T-REX ROJO dormido, pero al caerse Eustaquio, que era muy patoso, lo


despertó. Se cambiaron de ropa porque tenían ropa de repuesto en la mochila, fueron a por comida pero el T-REX fue a por Eustaquio y se lo llevó en la boca, se lo iba a comer pero unos pequeños velociráptors atacaron al T-REX para que soltara a Eustaquio. Eustaquio se hizo amigo del velociráptor, fueron a buscar a Josefino y Bartolomé que estaban en la cueva dibujando con una piedra en una pared del aburrimiento. EUSTAQUIO: - hola, os presento a mi amigo, un velociráptor. BARTOLOMÉ: - ¡Quita,quita esa cosa! JOSEFINO: - ¿Pe... pero eso muerde? El velociráptor de Eustaquio se fue con un velociráptor hembra, a Eustaquio se le rompió el corazón. Le entró depresión y no pudo seguir con los monchatos, de repente los volcanes eruccionaron, los dinosaurios se volvieron locos, había un terremoto enorme, Josefino y Bartolomé corrieron a buscar a Eustaquio, pero cuando llegaron a la cueva no estaba. JOSEFINO: - ¡Eustaquio! BARTOLOMÉ: - ¿Dónde estás Eustaquio? EUSTAQUIO: -¡Aquí en el árbol que se está quemando! Eustaquio se cayó del árbol y Josefino se tiró en plan súper héroe pero cayó a un metro de Eustaquio. EUSTAQUIO: - menos mal que he caído en el barro,


pero gracias por intentarlo. BARTOLOMÉ: - ¿Estás bien ? EUSTAQUIO: - ¿Dónde estabas ? BARTOLOMÉ: - comíendome una fruta. JOSEFINO: - ¡No comas tanto que te vas a poner tan gordo que no vas a caber por la quesuchosfera ! EUSTAQUIO: - Relájate Josefino. Tenemos que encontrar el botón. Se fueron a buscar el botón, se les vino a la cabeza mirar en una montaña que había cerca, la montaña tenía forma de dinosaurio y estaba lleno de arboles. JOSEFINO: – la montaña es muy alta. BARTOLOMÉ: – ya losé, vamos a subir a la cima de la montaña a ver qué hay. Después de unos cuantos kilómetros... EUSTAQUIO: – estoy muy cansado vamos a descansar un rato. BARTOLOMÉ: – no, es mejor que sigamos andando para descubrir qué hay en el otro lado de la montaña. JOSEFINO: – es verdad vamos a descansar un ratito. BARTOLOMÉ: – vale vamos a sentarnos en una de


esas rocas. BARTOLOMÉ: – Nadie tiene agua aquí ahora después vamos a ir a buscar un sitio donde haya algo de agua. Siguieron andando hasta la cima de la montaña encontraron a la otra parte de la montaña un montón de dinosaurios y lagos donde podían beber agua. JOSEFINO: – vamos a bajar. EUSTAQUIO: – tú estás loco hay muchos dinosaurios aquí y nos pueden hacer algo. BARTOLOMÉ: – mirad qué pájaro más grande. JOSEFINO: – creo que eso es un terodáptilo. El terodáptilo cogió a Bartolomé y se fue volando a una cueva que estaba en la otra cima de la montaña. BARTOLOMÉ: – ¡Ayuda! EUSTAQUIO – vamos a intentar ir allí. JOSEFINO – No podemos ir tan lejos. EUSTAQUIO – da igual, corre. Después de unas horas, llegaron a la otra montaña y les faltaba muy poco para llegar a la cueva. BARTOLOMÉ: – ayuda por favor. EUSTAQUIO: – Ya vamos.


Fueron hasta ahí y no supieron qué hacer. Como el terodáptilo estaba dormido Bartolomé intentó escapar. JOSEFINO: – Bartolomé, corre ven. BARTOLOMÉ: – ya voy. Ya salieron de la cueva. JOSEFINO: – Vamos a ir a esos lagos para beber. Fueron andando hasta que Josefino encontró una navaja. JOSEFINO: – anda mira una navaja. BARTOLOMÉ: – lo puedes utilizar para matar a los dinosaurios cuando te hagan algo. EUSTAQUIO: – Es verdad. Bartolomé, Eustaquio y Josefino bebieron agua y fueron a ver a los dinosaurios bebés. JOSEFINO: – ¡Qué monos son, son súper pequeñitos y adorables! HAJAR Y NADIR Siguieron caminando, vieron dos monos peleándose por unas frutas y los chicos se asustaron. Josefino: -los monos dan mucho miedo porque son muy


fieros. Eustaquio: -vámonos de aquí porque se hace de noche. Antes de anochecer encontraron una cueva donde pudieron pasar la noche, sin miedo de que les atacasen los monos. Al día siguiente, fueron a buscar agua y comida, vieron un árbol con fruta y se subió Josefino a tirar la fruta. Comieron y se fueron a caminar en otra dirección, un mono los vio, así que los chicos se pusieron a correr como los guepardos y los monos se puierón a correr también tras ellos hasta que los monos se cruzaron con un mamut y se pusieron a cazarle y se olvidaron de los chicos. Josefino: -¡Por los pelos! Bartolomé: -nunca he corrido así, en toda mi vida. Ambos: -nosotros tampoco, nunca hemos corrido así en nuestra vida. Josefino: -me pregunto que más habrá. Eustaquio: -yo te diré, habrá monos que nos querrán zampar o mamuts que nos querrán aplastar… Josefino: -y lo que faltaba era un tigre con colmillos bien afilados que seguramente seremos su comida favorita. Bartolomé: -yo no soy su comida favorita porque soy más de pescado y encima no me gusta la carne. Eustaquio: -se ríe a lo loco jajajajajaja…


Josefino: -¿Qué haces? Te ríes como un villano. Bartolomé: -sólo tiene un poco de gracia, bueno lo admito tiene mucha gracia.


Josefino: -chicos vamos a seguir caminando.


Eustaquio: -tienes razón, vámonos. Al caminar unos 30 o 35 pasos vieron una piedra en forma de martillo, era como un palito con una piedra encima, atada con una liana. Bartolomé: -vamos a hacer fuego que hace frío. Ambos: -vale. Cogieron dos palos de madera y empezaron a rascar un palo con el otro. Josefino: -lo consiguió. Los otros gritarón: -¡Viva!


Josefino: -parece que he construido un castillo.


Bueno se pusieron con el fuego en la cueva, o sea dentro de la cueva, se durmieron con miedo otra vez, por culpa te esos monos tan feos. Al día siguiente fueron a coger frutas del árbol, cada uno cogió una fruta y se pusieron a comerlas, al terminar vieron otra vez los mismos monos de antes y se pusieron a correr como los locos hacia todas direcciones. Eustaquio: -a ver si los asustamos con el fuego. Bartolomé: -no sé si es buena idea. Josefino: -vamos a probarlo a ver si funciona. Eustaquio: -me gusta que pienses siempre positivo. Afortunadamente lo del fuego funcionó y los monos huyeron. Siguieron caminando y se encontraron una mochila que parecía que la habían pisoteado cien mamuts, pero por increíble que parezca tenía algo, tenía una navaja multiusos. Bartolomé: -¿Quién habrá dejado esa navaja? Josefino: -¡A lo mejor habrá alguien aquí! Eustaquio: -dejad de hablar y vamos a explorar la cueva. Más adelante se encontraron una guarida de dientes de sable. Eustaquio (susurando): ¡Vámonos de aquí!


Desgraciadamente un diente de sable se despertó y empezó a perseguirlos. Con el miedo a Josefino se le escapó un pedo enorme que retumbó toda la cueva. Eustaquio y Bartolomé: -¡JOSEFINO! Eustaquio: -¡Coged la mochila ! Echaron a correr y a correr hasta que despistaron a los dientes de sable. De tanto correr a lo lejos vieron una casa en un árbol y subieron. Se encontraron a un hombre con una barba llena de patas de bichos. Eustaquio: -¿Quién es usted ? El hombre dijo: -soy Lucas, ¿Y vosotros quienes sois? Los tres se presentaron. Lucas: -por cierto, ¿No habréis encontrado una mochila deteriorada que tenía una navaja multiusos? Josefino: -sí la tenemos aquí. Lucas les ofreció una ración de bichos fritos los cuales no le gustaban a ninguno. Bartolomé tenía mucha hambre y le dijo a Lucas que le diese uno para probarlo. Lo cogió con miedo y se lo comió. Josefino y Eustaquio escuchaban como crujía y no era un ruido muy agradable. Josefino y Eustaquio: -¿Está bueno?


Bartolomé: -¡No está bueno, está buenísimo! Josefino: -Lucas, ¿Me das uno? Lucas: -pues claro que sí. Eustaquio: -y otro a mí por favor. Lucas: -sí pero ya estáis abusando de mí. Lucas: -¿Cómo habéis llegado hasta mi árbol ? Eustaquio: -pues vimos tu mochila destrozada dentro de una cueva, nos adentramos un poco para investigar y nos encontramos un dientes de sable, empezamos a correr y aquí llegamos sin saber cómo. Bartolomé (suspirando ): -bueno pues ya nos vamos, fue un placer conocerte. Siguieron caminando hasta que se encontraron una vegetación muy densa, no podían atravesarla, estaban mirando alrededor si se podía atravesar pero Josefino se encontró un... Josefino: -¡Chicos mirad lo que he encontrado! Eustaquio: -¿Qué es? Bartolomé: -Yo creo que es un machete pero de la prehistoria y yo creo que lo podemos utilizar para atravesar la maleza. Empezaron a cortar la maleza hasta que se encontraron una llanura preciosa.


Eustaquio: -¡Qué bonita llanura! Bartolomé: -lo malo es que pueda haber mamuts. Josefino: -hablando de mamut mirad para allá. Los tres: -¡CORRED! Eustaquio: -vamos hacia la maleza, podremos despistarlo. Afortunadamente pudieron despistarlos, de tanto correr se quedaron dormidos en la maleza. Al día siguiente se despertó Josefino muy temprano a darse un paseo y al alzar la vista vio un pueblo muy pequeño. Josefino fue corriendo hasta sus compañeros. Josefino: -¡Chicos despertad! Un pueblo. Bartolomé: -¿Dónde? Eustaquio seguía durmiendo a pierna suelta. Josefino y Bartolomé: -¡DESPIERTA! Eustaquio: -¿Qué pasa? Josefino: -¡Qué hay un pueblo! Fueron caminando durante una media hora. Hasta que llegaron al pueblo y se encontraron a unos cromañones. Eustaquio, Josefino y Bartolomé dijeron: -¿Qué es esto? ¿En qué idioma hablarán?


Josefino: -¿Intentamos hablar con ellos? Cromañón: -inga inga unga unga lenga lenga. Los tres: -¿Qué habrá dicho? De repente de la nada apareció un explorador y les dijo: -¿Quiénes sois? Bartolomé,Josefino y Eustaquio: - ¿Y usted? Explorador: -yo soy Jake y he estado investigando a los cromañones. Eustaquio: -¿Y nos podrías decir que nos ha dicho? Jake: -pues claro que sí. Ha dicho qué raros sois. Josefino: -¿Por qué? Jake: -porque no sois peludos y forzudos. Cromañón: -dunga inga, querenjelenga pinga. Bartolomé: -¿Qué es lo que ha dicho? Jake: -ha dicho que de qué habláis. Eustaquio: -¡Ah vale! Josefino: -Jake, ¿Qué te parece si nos podemos quedar a dormir. Jake: -vale me parece bien.


Al día siguiente nuestros aventureros dejaron el pueblo y se fueron caminando por una pradera preciosa. Y se encontraron con una planta come hombres. Eustaquio: -¿Qué podemos hacer? Jake: -pues combatir contra ella. Josefino: -¿Con qué? Bartolomé: -con el machete que nos encontramos. Combatíeron durante un buen rato hasta que le vencieron. Jake: –Es que nosotros valemos mucho. Eustaquio: –vámonos antes que venga otra cosa a buscarnos o comernos, quiero seguir vivo, si os parece. Bartolomé: –Ok vamos. Fueron andando hasta que llegó el atardecer. Josefino: –tengo mucha hambre no sé si voy a poder seguir chicos. Eustaquio: -Josefino nos faltan un par de manzanas así que tenemos que llegar a algún sitio que tenga árboles y cogemos fruta por ejemplo el coco que tiene leche de coco y nos sirvirá. Bartolomé: –hay que salir de aquí no aguanto más


tiempo, quiero volver como antes, lo echo de menos todo lo de antes; aquí depende, si eres listo sigues vivo y si no eres comida para todas las cosas que querían comernos. Eustaquio: –es verdad quiero volver yo tamién. Josefino: –¡Mira allí hay un árbol vamos!Bartolomé encima tiene cocos. Josefino cogió los cocos y bajó, al comer los cocos pasó algo super raro, se puso de noche rapidito y a llover y rayos fuertes con niebla, se asustaron porque un rayo dio en el suelo y provocó como un ascensor, pero no era un ascensor era la Quechusfera, la máquina del tiempo, se quedaron flipando en colores, se pusieron a bailar a lo mongolo; se metieron dendro y sentían como un terremoto dendro de su cuerpo y gritaron de alegría. Al gritar, regresaron a como vivían antes se pusieron tan contentos pero tan contentos mega contentos no, lo siguiente. Eustaquio: –hemos vuelto. Bartlomé: –¡Qué alegría estoy super contento! Mira, ahí está la chica esa del aútobus. Chica: -eh chicos pensaba que os habíais mudado. Josefino: –es una larga historia y no quiero contarla y recordarla. Chica: -vale como querais, adiós. Bartolomé: –chao.


PABLO Y NAOMIE Tras un buen rato en su ciudad decidieron volver a coger la quesuchosfera pues tenían ganas de vivir más emociones, así que se metieron en ella y pusieron: destino Roma. Al bajar de la Quesuchosfera se encontraban en una explanada muy bonita, a lo que dijo Bartolomé: -oye ¿Esto no era Roma? JOSEFINO: -sí, pero a mi no me parece Roma. Los monchatos caminaron mucho hasta encontrar un muro a lo que los tres se sorprendieron. EUSTAQUIO: -¡Mirad un muro!


BARTOLOMÉ: -hay alguien arriba.


GUARDIA 1: -¿Quienes sois vosotros? ¿Y qué os trae por aquí? BARTOLOMÉ: -bueno,venimos de una maqu... Al momento Eustaquio le tapa la boca: -nos hemos perdido. GUARDIA 2: -¿Y qué pretendéis aquí? JOSEFINO: -¿Podemos entrar? GUARDIA 1: -no sé, vuelvo enseguida, quedaros aquí. Claramente los monchatos no se quedarían esperando.


BARTOLOMÉ: -mirad parece que no se dieron cuenta


de que hay un agujero en el muro. JOSEFINO: -¿Pero no dijeron que nos quedásemos? BARTOLOMÉ: -no importa si seguro que van a tardar mucho. Los tres se metieron en el agujero sin importarles lo que les dijo los guardias. Era muy bonito, había algunos guardias vigilando a lo que los tres se acordaron de que dentro de poco se darían cuenta de que no estaban. JOSEFINO: -los guardias quizás pensarán que nos hemos ido de allí o que nos hemos colado. EUSTAQUIO: -pues espero que la primera. BARTOLOMÉ: -lo mismo digo. Entonces se escuchó un grito que había un hueco en el muro a lo que los 2 guardias de antes pensaron que los tres se habían colado, y estaban en lo correcto. EUSTAQUIO: -se fue mi esperanza. BARTOLOMÉ y JOSEFINO: -lo mismo digo. Sin que se dieran cuenta los 2 guardias de antes los vieron y gritaron: -¡Están allí los tres! Los tres de la impresión corrieron como si les fuese la vida en ello, bueno les iba un poco la vida en ello. Pero cuando cruzaban la calle estaba uno de los guardias.


JOSEFINO: -¡Por el otro lado! Cuando se iban al otro lado estaba el otro guardia quien dijo: -¡Os tenemos! Entonces de la nada apareció una chica y dijo: ¡Dejadlos en paz! Los dos guardias se empezaron a reír como monos. CHICA: -¿De qué os reís? Cuando dijo eso, los guardias empezaron a reír tanto que parecía que se morían, cuando terminaron de reír se dieron cuenta de que se les habían escapado los monchatos con la chica. JOSEFINO: -esa chica ¿Por qué nos ayudó? BARTOLOMÉ: -¿Por pena? EUSTAQUIO: -yo prefería decir que tenía buen corazón. Entonces se oyó una voz: -y a mí. Los tres se sorprendieron. BARTOLOMÉ: -¿Quién eres? ANNIA: -me llamo Annia. Los tres aguantaron un poco la risa


ANNIA: -¿De qué os reís? EUSTQUIO: -nunca habíamos escuchado ese nombre tan cursi. JOSEFINO: -si no te importa ¿Dónde estamos? ANNIA: -estáis en Neapolis LOS TRES: -¡Circo Romano! ANNIA: -sí ¿Hay algo raro? BARTOLOMÉ: -es un nombre extraño. ANNIA: -parece como si no fueseis de aquí. JOSEFINO: - ¿Se lo digo? Bartolomé y Eustaquio asintieron con la cabeza y Josefino le contó todo. ANNIA: -¿Es algún tipo de broma pesada o algo? EUSTAQUIO: -no. ANNIA: -vale, entonces venid a mi casa no es muy lujosa pero está bien, aquí podréis vivir hasta que podamos ir a la máquina. JOSEFINO: -¿Y tus padres? ANNIA: -bueno ellos viven aquí pero no se dan cuenta de nada.


Tras un largo día se acostaron y al día siguiente... ANNIA: -la máquina esa ¿Cómo está? JOSEFINO: -no está rota, así que bien. EUSTAQUIO: -se me olvidó deciros que no está rota pero para arrancarla hay que poner algún objeto que tenga que ver con este lugar. BARTOLOMÉ: -¿Y lo dices ahora? ANNIA: -bueno os puedo ayudar. JOSEFINO: -¡Qué bien que estés con nosotros! ANNIA: -¡Oh no! BARTOLOMÉ. -¿Qué? ANNIA: -los guardias de ayer. EUSTAQUIO: -¿Qué pasa? GUARDIA 2: -¿Dónde estarán esos mocosos? GUARDIA 1: -cuando los encuentre... ANNIA: -y no tienen cara de buenos amigos. JOSEFINO: -se les nota. GUARDIA 1: -siento que están cerca.


ANNIA: -Allí viene Julio Cesar. JOSEFINO: -¿Quién es ese? ANNIA: -es el emperador, ¿No lo sabíais? LOS TRES: -pues no. ANNIA: -bueno no importa. GUARDIA 1: -¿Has oído eso? GUARDIA 2: -iremos a chequear. ANNIA: -rápido escondámonos. GUARDIA 2: -¿Estás seguro que escuchaste algo? GUARDIA 1: -serían los conejillos que se comieron mi bocata. BARTOLOMÉ: -mira a un guardia se le ha caído el casco cógelo. ANNIA: -ahora vámonos. Se montaron en la Quesuchosfera y fueron a una época más avanzada. Cuando llegaron a Neapolis todo era diferente. ANNIA: -anda mi casa sigue en pie. EUSTAQUIO: -me pregunto quien vivirá allí .


JOSEFINO: -vamos a chequearlo. TODOS MENOS JOSEFINO: -venga vamos. Vivía un guardia de unos 50 años y cuando los vio cogió su lanza. GUARDIA: -por fin os tengo si estuviera aquí Marmacus. TODOS: -eres el guardia, ¡Cuánto has cambiado! GUARDIA: -pues vosotros no habéis cambiado nada. Mientras Bartolomé le susurro a Eustaquio: -¿No deberíamos estar corriendo? EUSTAQUIO: -chicos corred. Mientras corrían, les perseguían una patrulla. ANNIA: -solía haber un túnel secreto, vamos. Cuando llegaron el túnel secreto estaba tapado ya no era secreto. JOSEFINO: -¿Qué vamos a hacer? BARTOLOMÉ: -no sé, escuchar musica con mi ipod o…. EUSTAQUIO: -espera tengo una idea dame tu ipod. BARTOLOMÉ: -vale, ¿Qué vas a hacer?


Cuando llegaron los guardias sacaron el altavoz que usaba Eustaquio para ver películas en su tablet, lo conectó con el i pod y puso música. A los guardias, les gustó tanto que dijieron: -¡Cómo mola! ¿Cuánto quieres por él? ANNIA: -mil denarios y no decirle a nadie sobre nosotros. GUARDIAS: -hecho, pero tened cuidado con las personas con túnicas blancas son los del senate y os llevan buscando algún tiempo. BARTOLOMÉ: -vámonos. GUARDIAS: -montaros en ese barco os llevará a Roma. Se montaron en el barco y cuando llegaron vieron Roma, se quedaron bocabiertos. ANNIA: -nunca imaginé que Roma fuera tan grande. JOSEFINO: -ya te digo. Se oía a los comerciantes vender entradas para el Coliseum. ANNIA: -Bartolomé podrías comprarnos unas entradas. BARTOLOMÉ: -o no, podríamos colarnos. EUSTAQUIO: -buena idea pero... Josefino intervino: -por las alcantarillas.


Se colaron y vieron gladiadores luchando. La mayoría tenía una especie de casco. Todos estaban gritando. JOSEFINO: -enséñale lo que tu sabes. EUSTAQUIO: -vamos que no te gane. ANNIA: -puedes hacerlo mejor. BARTOLOMÉ: -levántate y lucha cómo un hombre. A todos le gustó las batallas que vieron. BARTOLOMÉ: -ha molado. Dieron una vuelta por Roma durante horas y encontraron una pequeña choza hecha con ramas. EUSTAQUIO: -mira es una choza. BARTOLOMÉ: -parece que está habitada. Vivía una mujer y un hombre. Les dieron comida y se quedaron con ellos un par de días hasta que fueron a explorar en el bosque y se encontraron la quesuschosfera y se fueron a otra época, con destino a Egipto. JIA HAO Y MARIANA Tras estar un buen rato oliendo el sabroso eructo de Eustaquio, respondió con timidez: -lo siento. -Salgamos de la quesuchosfera antes de que nos desmayemos- dijeron Bartolomé y Josefino.


Al salir de la máquina los monchatos se fijaron que tenían los pies mojados, por el río Nilo. Se miraron la ropa y llevaban puesto una especie de faldilla, que se ceñía con un cinturón de cuero. -¿Ahora qué vamos a hacer?- preguntó Josefino. -No lo sé- afirmó Eustaquio. -Mirad, allí a lo lejos hay un pueblo !Vamos¡- dijo Bartolomé. -Claro, sigamos el río- dijo Josefino. Cuando llegaron era de noche. Vieron una casa muy grande y lujosa, y entraron sigilosamente por la puerta trasera. A su derecha estaba el salón, a la izquierda había un baño, ¡Cómo no! tenían que entrar al baño. Después de estar un rato en el baño siguieron adelante. Seguido del salón y el baño, habían unas escaleras unidas por ambos lados, subieron y se encontraron cinco habitaciones, dos a cada lado y una al final. -¿Qué tal si entramos en alguna habitación? -preguntó Josefino.


-Por mí, sí- afirmó Bartolomé.


-Vale, pero mirad hay unos carteles con los nombres en la puerta- dijo Eustaquio. -Sí, es que creo que las habitaciones están asignadasdijo Josefino. Los monchatos miraron uno por uno los carteles eran de: Ptolomeo(padre de Cleopatra), Cleopatra(madre de Cleopatra), sirviente, cuartillo de limpieza y Cleopatra. La habitación que más les gustó fue la última, entraron, estaban tan cansados que se quedaron dormidos. Al otro día, al bajar las escaleras vieron a una mujer, se preguntaron quién era. La mujer subió las escaleras y les preguntó que quiénes eran, a lo que ellos respondieron: nosotros somos los monchatos. -¿Cómo habéis llegado hasta aquí?- Cleopatra les preguntó. -Una larga historia- respondió Bartolomé. -Ah de acuerdo, ¿Tenéis hambre?- preguntó Cleopatra. -Sí, tenemos mucha hambre- respondió Eustaquio. -Pues venga, vamos al salón- dijo Cleopatra. Cuando entraron en éste, les gustó mucho porque era una mesa súper larga llena de comida como: fruta, verdura, carne de ternera y legumbres.


-Adelante, comed lo que prefiráis- afirmó Cleopatra. -De acuerdo- dijeron los tres y empezaron a comer con tantas ganas que a Eustaquio le salió el agua por la nariz. -Ten cuidado Eustaquio- dijo Cleopatra riéndose. -Aquí huele un poquito mal, ¿No?- preguntó Cleopatra. -Puede ser que alguien tenga gases- dijo Bartolomé riéndose. -O también puede ser que huela mal nuestra ropa- dijo Eustaquio. Cleopatra les dio unas toallas y les dijo que se dieran una ducha, cuando terminaron les dijo: -os voy a enseñar Egipto, primero vamos a la Alejandría. Se dirigieron a unas pirámides, se fijaron que había un pequeño hueco y decidieron entrar. -Yo me tengo que ir a una reunión os veo en casa- dijo Cleopatra. -De acuerdo- respondieron los monchatos. Los tres siguieron adelante vieron una tumba, Bartolomé y Eustaquio se asustaron. Josefino les dijo que no se asustaran, vieron un pequeño cofre de madera lo cogieron y se dirigieron a la casa porque estaban hambrientos, al llegar Cleopatra les preguntó: -¿Queréis comer?


-Sí, por favor- dijeron los monchatos. -¿Qué queréis comer?- preguntó Cleopatra. -Verduras, por favor- respondieron. De repente empezó a saltar toda la comida de la mesa, pero no le dieron importancia. Al terminar de cenar fueron a dormir, como el sirviente no estaba, se quedaron en la habitación de éste. -¿Que habrá sido lo de la cena?- dijo Eustaquio.


-Yo, no sé qué podría haber sido- dijo Bartolomé.


-Yo ya, lo sé, ¿Os acordáis del cofre de madera? preguntó Josefino. -Sí- dijo Eustaquio. -Pues, creo que se está vengando- dijo Josefino. -Vamos a dormir, mañana seguiremos hablando sobre este tema -dijo Bartolomé. Al día siguiente: -Venga, vamos a organizarnos y luego a descubrir cosas nuevas. -dijo Bartolomé. Cuando terminaron cogieron el coche y el móvil, llamaron a Cleopatra porque no estaba en la casa, pero cuando la llamaron, Eustaquio empujó a Josefino y se le cayó el móvil. Pasaron por un túnel no se veía nada, cuando salieron Josefino no estaba, lo buscaron pero no lo encontraron, preocupados volvieron a la casa; Eustaquio y Bartolomé se fueron a dormir, de repente una luz azul salió del cofre que cogieron en aquellas pirámides, miraron y había una carta pequeña que ponía: -''si a vuestro amigo queréis encontrar nuestro tesoro debéis colocar junto a cuatro pelos de camello fucsia, seis naranjinis picantes, dos culebras rojas y arena yucuyu.' NOTA: Si no traéis lo dicho no veréis a vuestro amigo. -Pues ya sabes. -dijo Eustaquio. -¡Puff qué rollo! - dijo Bartolomé. Se fueron a la cama, al día siguiente fueron en busca de los ingredientes primero buscaron los cuatro pelos de camello


fucsia para ello buscaron un zoo y justo a la entrada había un camello con pelaje fucsia. Eustaquio y Bartolomé entraron en la jaula y le quitaron al camello los cuatro pelos de cuajo, el camello se enfadó y salieron corriendo… -¡Ahhhh!- gritaron los dos a la vez. -Creo que se ha enfadado un poquito, pero sólo un poquito- dijo Eustaquio. -Anda no lo sabia. - dijo Bartolomé. Corrieron hasta llegar a una cueva para esconderse del enfadado camello, tenía una salida trasera que daba al huerto de una señora mayor. La señora se llamaba Bertulfa, un nombre un poco peculiar. Tenía un hijo y una hija, sólo el niño vivía con ella, pues su hija se había ido a un pequeño pueblo al lado de Alejandría hacía unos cuantos años a vivir con su marido y sus niños. Los niños al ver ese maravilloso lugar con tanta vegetación se vieron encantados, como si estuviesen en otro mundo, estaban tan concentrados mirando todas las plantas que habían allí, que no se acordaban de que se habían metido en una propiedad privada. De repente salió la señora mayor de su gran casa y les preguntó: -¿Qué se os ofrece? -Es que hemos visto esta granja tan florecida y nos ha llamado la atención. - dijo Eustaquio. -¿Tiene usted por casualidad una fruta llamada naranjinis picantes? - preguntó Bartolomé. -Claro que tengo, ¿Cuántas necesitáis? - dijo Bertulfa.


-Necesitamos seis naranjinis picantes - respondió Eustaquio. -¿Para qué necesitáis seis naranjinis picantes? -preguntó Bertulfa. -Una historia muy larga - respondió Bartolomé. -¿Os puedo ayudar en algo más? -preguntó Bertulfa. -Si… -dijo Eustaquio. -¿Nos podría indicar dónde se encuentra el territorio yucuyu? -preguntó Bartolomé. -Sí, esta a diez kilómetros de aquí, al salir de esta casa a diez metros hay una mujer que alquila camellos, pedidle uno para cada uno y decidle que vais de parte de Bertulfa, ella os ayudará. -dijo Bertulfa. -Ah vale, hasta luego muchas gracias. -respondió Eustaquio. Después de caminar diez metros encontraron a la señora de los camellos, llamada Churluntrefluski. -Hola, nos ha enviado Bertulfa. - dijo Bartolomé. -Si, tomar los camellos – dijo Churluntrefluski. -Muchísimas gracias Churluntrefluski. -dijo Eustaquio. -De nada hombre. -dijo Churluntrefluski.


Siguieron su camino hasta que llegaron al territorio yucuyu… -¿Quién coge la arena? - dijo Bartolomé. -Yo no, que me da miedo - dijo Eustaquio. -Bueno, ya voy yo -dijo Bartolomé. Cuando Bartolomé se bajó del camello, se dirigió a coger un poco de arena yucuyu cuando el camello le dio una patada a Bartolomé. -¡Mamá!- gritó Bartolomé. -¿Estás bien?- le preguntó Eustaquio. -Si, tranquilo - respondió Bartolomé. Cuando finalmente cogió el poquito de arena se fueron a la casa, Cleopatra estaba desesperada porque no los veía por ninguna parte. -Chicos, ¿Dónde estabais?- preguntó Cleopatra. -Estábamos buscando algunos materiales que necesitábamos. -Ah vale, no volváis a salir de casa sin avisar- dijo Cleopatra. -Vale no lo volveremos a hacer - dijeron los dos con prisa.


Se fueron a la ducha y cuando se iban a dormir miraron el cofre… -¿Por qué no nos quedamos con los dos diamantes azules?- dijo Eustaquio. -Me parece correcto, pero con una condición…- dijo Bartolomé. -¿Cuál? - preguntó Eustaquio asustado. -Yo me quedo con una y tú con otra – dijo Bartolomé. -Ah pues vale – dijo Eustaquio. Cogieron los diamantes y se fueron a dormir, al siguiente día siguieron la búsqueda de las dos culebras rojas, para ello fueron a un túnel rojo a los dos les dio miedo, por eso entraron juntos… -Eso a mi da mucho miedo – dijo Bartolomé. -Y a mí también – dijo Eustaquio. -Vamos a cogerlas y dejamos ya el tema – dijo Bartolomé. Se adentraron en el túnel cada uno se dirigió a por una culebra roja, la cogieron con temor, de repente eran súper cariñosas y pequeñas. -¡Qué monas son! – dijo Eustaquio. Llegaron a casa súper cansados y nada más llegar


fueron a cenar cuscús. -Ummmm, este cuscús esta buenísimo – dijo Eustaquio. -A mí me ha gustado tanto que quiero repetir – dijo Bartolomé. -Cómete lo que queda, total mañana puedo hacer más – dijo Cleopatra. Por la mañana fueron a la pirámide donde cogieron el cofre, entraron, pero se olvidaron el cofre, entonces tuvieron que volver a la casa, aprovecharon para despedirse de Cleopatra… -Nos vamos ya – dijo Eustaquio. -¿Por qué tan pronto? - preguntó Cleopatra. -Porque es hora de ir a nuestras casas – dijo Bartolomé. -Bueno, adiós – dijo Cleopatra. -Adiós, te echaremos de menos -dijo Eustaquio. Volvieron a dirigirse a la pirámide, entraron en ella y dejaron el cofre encima de la tumba, una voz extraña empezó a decirles: ''Dejad las cosas al lado del cofre, después tendréis a vuestro amigo.'' -Yo las dejo – dijo Bartolomé. Cuando dejó las cosas vieron detrás de ellos a Josefino…


-Te echábamos de menos – dijo Eustaquio. -Silencio, ahora tenéis que salir de la pirámide y marcharos – dijo la voz extraña. Salieron de la pirámide y se dirigieron a la quesuchosfera, cuando estaban llegando los diamantes empezaron a brillar y escucharon de nuevo a la voz extraña… -Malditos niños, me habéis robado los diamantes. - dijo la voz extraña. Salieron corriendo, porque el espíritu los quería matar, al espíritu no le dio tiempo de hacer nada porque se montaron en la quesuchosfera rápidamente. Ya en la quesuchosfera se dirigieron a la siguiente época con destino a la Edad Media. LORENZO Y REBECA La Quesuchosfera se abrió y salieron los MONCHATOS. Bartolomé salió el primero, apartando a los otros dos. BARTOLOMÉ: -en fin, ¿Alguien sabe dónde estamos? JOSEFINO: -en la Edad Media, al parecer.... Los tres empezaron a investigar el sitio. EUSTAQUIO: -oye, ¿Soy el único que ve una aldea a lo


lejos? JOSEFINO: -al parecer, sí. Los tres se escondieron detrás de un arbusto. BARTOLOMÉ: -¿Esos quiénes son? JOSEFINO: -al parecer, son campesinos. BARTOLOMÉ: -a ver, ¿Podrías dejar de decir “al parecer”? Eustaquio les dio un golpe, diciéndoles que se callasen de una vez por todas. Momentos después, los MONCHATOS intentaron parecer campesinos e intentar meterse en las aldeas.


JOSEFINO: -con este aspecto no parecemos de la Edad


Media… EUSTAQUIO: -no importa, esto es algo tan simple y sencillo como cambiarnos de ropa. Josefino le miró a Bartolomé, Bartolomé a Eustaquio y Eustaquio se miró en el espejo. Los tres fueron a la Quesuchosfera para coger algo que les pudiera ser útil. JOSEFINO: -la quesuchosfera se ha cerrado, ¿Y ahora qué? EUSTAQUIO: -pues sí que sois inútiles, ¡Eh! Eustaquio sacó unas mantas y disfraces de su mochila. Bartolomé y Josefino se quedan boquiabiertos. EUSTAQUIO: -por lo menos estoy yo; si no ya no conseguiréis sobrevivir en la Edad Media. Josefino vio un disfraz muy gracioso y lo cogió. JOSEFINO: -¿Esto es un disfraz de un cachorro? EUSTAQUIO: -¡Oye, no te quejes! Si sigues quejándote, pues no te pongas el disfraz. Los MONCHATOS terminaron de elegir sus disfraces y se los pusieron. Después, decidieron meterse en las aldeas como si fuesen simples animales de los campesinos. JOSEFINO: -voy yo primero, vosotros quedaros aquí.


Josefino fue el primero; atrapó al cerdo de un campesino y lo escondió muy lejos de allí. Luego, Josefino sacó su móvil del bolsillo y les mandó un mensaje a los otros dos. EN EL MENSAJE DE TEXTO PONÍA: Ya atrapé al cerdo, ahora es vuestro turno, ¿ok? Eustaquio y Bartolomé leyeron el mensaje y fueron donde estaban los animales. EUSTAQUIO: -ahora no es el momento, ¡Está lleno de campesinos!


BARTOLOMร : -si ahora no es el momento, ยกal final lo


será menos! EUSTAQUIO: -mira, ahí se acercan dos campesinos.... Los dos se quedaron mirando a escondidas. Sin querer, Bartolomé tuvo tanto miedo que se hizo un poquito de pipí. Los campesinos lo escucharon, entonces se dieron cuenta de que había personas espiando. CAMPESINO 1: -¿QUIÉN O QUIÉNES ANDAN ALLÍ? Ninguno de los dos se atrevía a salir de ese arbusto. Eustaquio miró un poco a lo lejos y vio a Josefino esperando. EUSTAQUIO: -pss...¿Y qué tal si hacemos como que eres una oveja que viene para mear? A Bartolomé le pareció buena idea, entonces hizo sonidos de oveja. Los campesinos al ver que era una oveja, no le dieron importancia; así que se llevaron a “la oveja” a la aldea. BARTOLOMÉ: -pss...gracias, tontito... Eustaquio mirando a los dos amigos que se iban, se sintió un poco solito. EUSTAQUIO: -bah, igual no servían de nada; me las tendré que ingeniar solo... Euataquio sacó su mochila, para ver si había algo útil, y la verdad, sólo le quedaba una pistola de agua y un escudo de juguete.


EUSTAQUIO: -¡Ya lo tengo! Es tan simple y sencillo como meterse en la aldea así porque sí. Entonces Eustaquio se disfrazó de vaca y se fue donde la aldea. Josefino y Bartolomé vieron a Eustaquio ”la vaca”. Básicamente, ningún campesino se dio cuenta. EUSTAQUIO: -pss...chicos, ¿qué tal todo? JOSEFINO: -pss...pues muy bien; sólo que esperé mucho tiempo… BARTOLOMÉ: -eh...¿Y la mochila? Eustaquio sacó un poco la mochila; que estaba dentro de su disfraz. JOSEFINO: -eso es espantoso… EUSTAQUIO: -¿Qué quieres? No había otra opción. Sin querer Eustaquio gritó y los campesinos se dieron cuenta de que algo iba mal. CAMPESINO 999: -esa vaca… sabe hablar… CAMPESINO 6: -cla… cla… cla… cla… clar… claro que.… que… que… no… no… sab… sabe… ha… habla… hablar… CAMPESINO 89: -Dios, media hora para decir una frase…


CAMPESINO 45: -¿Entonces sabe hablar o no? Mientras que en este momento los Monchatos intentaron escapar sin que se dieran cuenta. Consiguieron escapar hasta que un campesino les vio y gritó: ¡GUGUGAGA! Todos los campesinos se dieron cuenta y les atraparon. CAMPESINO 89: -¿Quiénes sois y qué hacéis? Los MONCHATOS se quedaron callados; sin decir ninguna sola palabra. De repente el campesino 800 trajo una cuerda con clavos y se la dio al campesino 89. CAMPESINO 89: -¡Como no me digáis quiénes sois y qué hacéis, os pegaré con esta cuerda! ¿De acuerdo? Los MONCHATOS se pusieron muy nerviosos, Eustaquio les miró y se atrevió a hablar: -eh… lo… lo digo… no… no te enfades. Josefino y Bartolomé miraron a Eustaquio y se pusieron más nerviosos aún. EUSTAQUIO: -somos un cerdo, una oveja y una vaca. Somos muy buenos amigos y nos hicimos un grupo llamado: ”LOS CEREJCA”. El campesino al escuchar lo que dijo Eustaquio, se empezó a enojar cada vez más.


CAMPESINO 89: -oye, chico, ya te he dado una oportunidad para que te aclares de una vez y no lo haces... EUSTAQUIO: -¡Lo que digo es verdad! Aunque nadie nos crea, ¡Somos animales de verdad! Josefino miró con cara de odio a Eustaquio y dijo: eh… yo no quiero mentir, ¡El que miente es él! El campesino miró a Eustaquio y luego a Josefino y dijo: -entonces tú, chico de pelo rojo con mechón azul, dime, ¿Entonces quiénes sois? JOSEFINO: -no, no, ellos puede que sí sean animales, pero yo no. Eustaquio mira a Josefino y dice susurrando: ¿Qué haces? ¿Eres un traidor o qué? JOSEFINO: -para empezar, yo soy un simple chico que viene del futuro, ¿hasta ahí entiende? CAMPESINO 89: -¿Del futuro? ¿Y por qué te iba a creer? JOSEFINO: -pues… porque soy del futuro. CAMPESINO 89: -así que los dos estáis mintiendo, ¿eh? BARTOLOMÉ: -oye, un momento, yo no dije nada sobre mí mismo...


CAMPESINO 89: -pues habla. BARTOLOMÉ: -yo no soy nadie de esos que han dicho; yo soy un simple campesino que se creó un disfraz para calentarse en invierno. CAMPESINO 89: -oye, tú sí que pareces tener razón, ¿eh? JOSEFINO: -entonces si lo que tú dices sobre que era para el invierno es real, ¿Entonces por qué andabas a cuatro patas? El campesino al escuchar esas palabras le pareció cada vez más extraño. BARTOLOMÉ: -eh...no es por nada, pero tú también estabas andando a cuatro patas. JOSEFINO: -eso es porque vengo del futuro y quiero ver cómo es ser un animal. CAMPESINO 89: -entonces en el futuro también podrías actuar de animal, ¿No? JOSEFINO: -uy, es verdad, tienes razón... El campesino se quedó mirando a Josefino: -oye, este gordito rubio es muy inteligente... BARTOLOMÉ: -¿En serio? Realmente les quiero dar las gracias a mi mamá, a mi papá, a mi abuelo, a mi perro, a mi tía y a toda mi familia por apoyarme.


CAMPESINO 89: -¿Últimas palabras que quieras decir sobre todo esto? BARTOLOMÉ: -pues la verdad es que mi familia deseaba que algún día dejase de ser tan mongolito, pero nunca, nunca lo conseguía… pero hoy… todo cambió. A Josefino le salieron unas cuantas lagrimitas. JOSEFINO: -al fin lo lograste, mongolito, al fin... BARTOLOMÉ: -gracias a tí también por apoyarme, chalaito... Mientras que Eustaquio se había dormido porque Bartolomé no paraba de dar gracias a todos... CAMPESINO 89: -espera, espera.… ¿De qué estáis hablando? El campesino puso la lanza en el cuello de Josefino. CAMPESINO 89: -yo le dí la palabra al rubio, no a tí. JOSEFINO: -ahm… es… ¡Es porque él me empezó a hablar! BARTOLOMÉ: -creo que retiro lo dicho, no te debería de agradecer para nada. El campesino miró a Bartolomé y le puso la lanza en el cuello. BARTOLOMÉ: -pe… ¡Pero si es él!


De repente Eustaquio se despertó y los vio hablando. Eustaquio como vio que nadie se fijaba en él, intentó escaparse porque vio que sus pies y manos no estaban muy bien atados; así que se lo quitó silenciosamente sin que se dieran cuenta. CAMPESINO 89: -espera, ¿Ése se está escapando? JOSEFINO: -no sé, pero al fin y al cabo él no tiene nada que ver conmigo, ¿vale? BARTOLOMÉ: -ni conmigo. Los campesinos consiguieron atraparles a los tres y meterles en una habitación muy oscura lleno de huellas con sangre. El campesino se iba a ir, pero Josefino no le dejaba en paz. CAMPESINO: -las personas que llegan hasta aquí son realmente valientes, realmente… porque si han llegado hasta aquí, es porque le tomaron el pelo al jefe, Campesino 89. JOSEFINO: -¿Moriremos? EUSTAQUIO: -¿Y ahora qué? ¡Tengo una genial idea! Ya que hemos llegado hasta aquí porque somos valientes, pues para eso seguimos siendo valientes hasta el final, pues mi plan es… dormir. BARTOLOMÉ: -¿Qué plan es ese? EUSTAQUIO: -para empezar, dormir es bueno para


nosotros, aparte de eso, también es necesario para ser valiente y atreverse a dormir en un lugar tan horrible y oscuro. Entonces los MONCHATOS decidieron ser valientes e intentar dormir en un sitio tan terrorífico. Al día siguiente, los MONCHATOS se despertaron. JOSEFINO: -oye, yo tengo ganas de ir al baño... EUSTAQUIO: -chócala tío, yo también tengo ganas. Los dos abrieron la puerta sigilosamente y les dieron una bofetada a los campesinos que vigilaban la habitación. JOSEFINO: -se han mareado, es la hora de escapar... Entonces los MONCHATOS se fueron lejos de la habitación, hasta que de repente salieron una panda de campesinos con armas. JOSEFINO: -¡Oh no! En este momento Eustaquio recordó que tenía una pistola de agua y un escudo de juguete. EUSTAQUIO: -¡Que alguien coja el escudo! JOSEFINO: -yo cojo la pistola, tengo mejor puntería. EUSTAQUIO: -está bien, ¿Y el escudo? Bartolomé agarró el escudo de sus manos y les protegió. De pronto, salió una campesina rubia con ojos azules delante de ellos, quien dijo: -venid conmigo a mi casa,


¡Rápido! IRENE: -¿Estáis bien? BARTOLOMÉ: -ehm...sí... IRENE: -una cosa, vosotros no parecéis campesinos... JOSEFINO: -eh… la verdad es que no lo somos, venimos del futuro... EUSTAQUIO: -¿Por qué usted nos ha salvado? IRENE: -pues la verdad… no lo sé… quizás sea porque odio ver a los campesinos inocentes sufrir… es injusto para ellos. JOSEFINO: -nosotros intentaremos ayudarte, pero antes de todo tenemos que comer algo. BARTOLOMÉ: -sí, es verdad, tenemos hambre y sueño; llevamos mucho tiempo sin dormir y sin comer. IRENE: -si queréis podéis quedaros a dormir, a mis padres les dará igual. LOS MONCHATOS: -¡MUCHAS GRACIAS IRENE! IRENE: -sólo con una condición, quiero que mañana me ayudéis a trabajar en el campo. Los Monchatos aceptaron. Se fueron a la cama y se quedaron dormidos enseguida; porque estaban muy cansados. Al siguiente día, se despertaron. Los Monchatos salieron de la


habitación y se fueron al comedor. Ahí estaba el desayuno listo. IRENE: -no es mucho, pero espero que os guste. BARTOLOMÉ: -¡Está muy delicioso! IRENE: -ah si para usted esto es delicioso... JOSEFINO: -lo siento, señorita Irene, pero él desde siempre comía mucho. BARTOLOMÉ: -¿Y eso a qué viene? IRENE: -bueno, como os dije ayer, ¿Me podríais ayudar en el campo? JOSEFINO: -ah, es cierto, te ayudaremos. Los cuatro terminaron de comer y empezaron a trabajar. BARTOLOMÉ: -¡Qué frío hace! IRENE: -es que aunque no lo parece , es invierno. BARTOLOMÉ: -pues sí que hace frío. EUSTAQUIO: -¿Cuánto tiempo te pasas todo los días en el campo? IRENE: -unas ocho horas al día. (De repente vinieron los dos caballeros del palacio como siempre a recoger el dinero).


IRENE: -hay vienen los caballeros oscuros.. LOS MONCHATOS: -te ayudaremos a robarles las bolsas, y así no podrán recoger el dinero. IRENE: -vale , Bartolomé y yo vamos a por el de la derecha y Josefino y Eustaquio a por el de la izquierda. JOSEFINO: -vamos a por ellos. Irene, Eustaquio, Josefino y Bartolomé fueron por detrás y les robaron las bolsas con éxito y los guardias no pudieron recoger el dinero. BARTOLOMÉ: -bien hecho. JOSEFINO: -es verdad muy bien hecho. Acto seguido se fueron a dar una vuelta por la ciudad. JOSEFINO: -¿Las casas de aquí sólo son casas de campo? IRENE: -claro que sí, !Estamos en el campo¡ JOSEFINO: -es verdad se me había olvidado, estoy acostumbrado a la ciudad. IRENE: -no pasa nada. BARTOLOMÉ: -¡Qué bonitas son las casas, en el futuro ya casi no quedan casas tan bonitas como éstas! IRENE: -¿Por qué?


JOSEFINO: -porque casi todas las casas de campo se han quitado para hacer ciudades gigantescas y casi no queda campo. IRENE: -nosotros hacemos las casas sin dañar casi al campo. EUSTAQUIO: -se nota todos los caminos son de tierra, en el futuro se le pone cemento a la tierra para hacer caminos. IRENE: -no deberían hacer eso. BARTOLOMÉ: -ya lo sé, pero sin el cemento no podrían pasar lo coches por la ciudad. IRENE: -¿Qué es un coche? BARTOLOMÉ: -un coche es esto... Bartolomé sacó un coche teledirigido de su mochila, Irene al ver el coche en miniatura se quedó impresionada. IRENE: -!Qué bonito es el coche! BARTOLOMÉ: -también tiene una cámara. IRENE: -¿Cómo haces que esa cámara se vea en ese cacharro? BARTOLOMÉ: -este “cacharro” se llama tablet, y es muy fácil se conecta a este cable y se ve. IRENE: -es muy complicado


BARTOLOMÉ: -una vez que te acostumbras es muy fácil manejarlo. IRENE: -yo no podría entender eso ni en un millón de años. BARTOLOMÉ: -no pasa nada si no lo entiendes. JOSEFINO: -Bueno a ver ¿Dónde vamos? IRENE: -a la panadería de mi padre. BARTOLOMÉ: -¿Se podrá comer pan recién hecho? IRENE: -si mi padre tiene pan recién hecho, supongo que sí podréis comer pan. IRENE: -ya hemos llegado a la panadería de mi padre. BARTOLOME: -¡Qué bonita es la panadería de tu padre! IRENE: -muchas gracias. LOS MONCHATOS: -creo que es mejor que volvamos a la Quesuschofera. IRENE: -¿Ya os vais? LOS MONCHATOS: -sí ya nos vamos, adiós. IRENE: -adiós os echaré de menos…


Volvieron a coger la quesuchosfera con destino a la antigua Grecia. RAFA Y ORNELLA Entonces llegaron a la antigua Grecia. Se sorprendieron mucho, sobre todo porque era muy diferente a como lo tenían pensado. Bartolomé: -¡Olé, lo conseguimos! Eustaquio: -¡Nunca había oído hablar de un lugar como éste! Josefino: -claro, porque te echas siestas en clase de historia. Antes de que Eustaquio pudiera decir nada se les acercó Alejandro Magno quien les dijo -¡Que hacéis ahí parados! ¡A trabajar! Eustaquio:(Susurrando) -¿Pero éste quién es? Josefino: -es Alejandro Magno. Alejandro Magno: -¡Dejad de hablar y respondedme de una vez! Bartolomé: -sí señor en seguida vamos, ¿Pero cuál es nuestro trabajo exactamente? Alejandro Magno:(muy enfadado)¡Me estáis tomando el pelo! Malditos agricultores, ya me tendría que haber desecho de vosotros, dad gracias a que no lo he hecho


todavía. ¡Y ahora a trabajar! Eustaquio, Josefino y Bartolomé:(asustados) -¡Sí, señor! Eustaquio, Josefino y Bartolomé hicieron lo que pudieron como agricultores a pesar de que Eustaquio casi no salía vivo de allí, pero estuvieron horas y horas trabajando hasta que se encontraron con dos chicas. Bartolomé: -Hola soy Bartolomé,¿Cómo os llamáis? Una niña: -yo soy Valeria y ésta es mi hermana Vikki. Josefino: -¿Vosotras también trabajáis aquí? Valeria: -Sí pero, ¿Vosotros como habéis llegado aquí? Bartolomé: -es una historia muy larga, en una máquina del tiempo súper rara llamada Quesuchosfera, y aunque sé que parece que estoy loco, no lo estoy pero entiendo que ahora mismo salgáis corriendo y gritando que somos unos pirados. Valeria: -no, no tranquilos, a nosotras nos ha pasado más o menos lo mismo... Vikki: -a ver os contamos, nosotras que somos hermanas por si no os habíais dado cuenta, estábamos en nuestra habitación y entró una cosa rara volante por la ventana y también era la Quesuchosfera y empezamos a viajar por el tiempo y el espacio y acabamos aquí. Nos quedamos atrapados


porque nos robaron la máquina y no pudimos volver a casa, y ahora tenemos una vida aquí. Josefino: -pero, ¡Qué historia más rara! Eustaquio: -¿Entonces vosotras vinisteis también en la Quesuchosfera? Vikki: -exacto. Bartolomé: -pues entonces vayamos a la máquina. Entonces se les acerca un vigilante y les grita: -¡Pero qué se supone que estáis haciendo! Josefino: -¡Nada, corred! Guardia: -¿Qué? Vikki: -¡Lo que oyes, adiós! Una vez al lado de la Quesuchosfera, Valeria y Vikki dijeron: -¿Y para qué hemos venido aquí? Eustaquio: -para llevaros a casa. Vikki: -Vale, gracias. Entonces entraron en la Quesuchosfera y teclearon en el ordenador presente y la máquina se elevó, pero algo no iba bien. El aparato empezó a moverse violentamente de un lado a otro. Josefino: -¿Qué ocurre?


Bartolomé: -¡No lo sé! Valeria: -Chicos, mirad. Vieron un gran agujero y Eustaquio decidió asomarse para ver mejor, había muchas ventanas que daban a varios periodos de la historia, entonces pudo observar que uno conducía al presente, acto seguido gritó: -¡Chicas, por ahí! Las chicas se miraron y saltaron a la par, lo último que oyeron los chicos de sus amigas fue: gracias. Eustaquio, muy contento de que sus amigas hubiesen regresado al presente, sintió que una luz muy intensa inundó la Quesuchosfera, los Monchatos, que estaban muy asustados, se alejaron todo lo posible del gran agujero y cerraron los ojos. Empezaron a oír ruidos estridentes y muy desagradables y de repente todo se oscureció. Josefino: -No veo nada ¿Qué ocurre? ¿Hemos muerto? Bartolomé: -No lo creo. Josefino: (Muy nervioso) -¡Me da igual lo que creas! Bartolomé: -Relájate, estás muy nervioso. Josefino: -Relájate tú. Eustaqui0: -¡PARAD DE UNA VEZ!


Se hizo un gran silencio y cuando Eustaquio abrió la boca para seguir hablando se oyó una voz que decía: -Rápido, queda poco tiempo. Cuando la voz desapareció, empezaron a oír sonidos metálicos, como si un millón de latas chocaran entre sí. Bartolomé: -¿Qué ha sido eso? Josefino: -Deberíamos irnos. Eustaquio: -Sin ver nada, no podemos irnos. Bartolomé: -¡Un momento, sé lo que hacer! Bartolomé empezó a hacer mucho ruido y por lo que oyeron sus compañeros tiró un par de cosas, tras unos minutos Bartolomé exclamó: -Voila. Acto seguido una linterna iluminó la Quesuchosfera. Bartolomé: -La tenía guardada en mi mochila. Eustaquio: -Bien hecho. Josefino: -Muy bien. Alguien entró en la Quesuchosfera y rápidamente Bartolomé iluminó al individuo, era un hombre corpulento, tenía los ojos negros y el pelo del mismo color, portaba un escudo y una lanza, llevaba una especie de falda y un casco muy raro. El individuo los miró asombrado y dijo: -¿Qué hacéis aquí?, y ¿Qué es eso?


Los tres se miraron con la cara desencajada, ninguno sabía qué decir, al final Eustaquio decidió hablar: -nosotros estábamos descansando. Guardia: -¡Pues preparaos, que vamos a salir! y suelta esa antorcha tan rara que vas a quemar el caballo. Josefino: -perdone, esto ha sido un malentendido, nosotros no deberíamos estar aquí, además esto no es una antorcha. Guardia: -¡Callaos y dirigíos a la rampa de salida! Bartolomé: -Sí señor, enseguida vamos. Tras apagar la linterna, salieron corriendo de la Quesuchosfera, Josefino se chocó con algo que parecía ser una pared y de repente se empezaron a escuchar miles de gritos y sonidos metálicos, los tres estaban muy asustados y empezaron a correr hasta que llegaron a una gran puerta, salieron corriendo de aquel lugar y lo que se encontraron les dejó boquiabiertos. Todo estaba lleno de personas luchando entre ellas, sus trajes eran muy extraños, se oyó un sonido y el cielo se inundó de flechas. Se giraron y vieron que el lugar de donde habían salido era un gigantesco caballo de madera del cual todavía salían más y más soldados. Los Monchatos, que estaban muy asustados, intentaron huir de aquella infernal batalla, pero el caos reinaba por todas partes, Bartolomé observó una especie de posada y gritó a pleno pulmón: -¡CHICOS, SEGUIDME! Los tres entraron atropelladamente en aquel lugar y se escondieron bajo una mesa, podían oír los gritos que procedían de la calle.


Bartolomé: -(prácticamente ahogado) ¿Dó-dó-dónde estamos? Josefino: -No lo sé, pero esto es un infierno. Eustaquio: -Tenemos que volver rápidamente a la Quesuchosfera. Una voz interrumpió a los chicos: -hola, ¿Hay alguien ahí? Los chicos se giraron sigilosamente y vieron a dos soldados que estaban en la puerta, uno de ellos iba muy armado mientras que el otro apenas llevaba armas. Josefino: -¿Deberíamos salir? Bartolomé: -¿Estás loco? Son soldados. Eustaquio: -¡Hagámoslo! Los tres salieron de debajo de la mesa, hubo un momento de silencio hasta que el soldado desarmado les preguntó si estaban heridos, ellos respondieron que no, entonces dijeron a la vez: -¡Necesitamos ayuda! El soldado armado dijo: -¿Cómo sabemos que no sois enemigos? Eustaquio: -¡Somos niños! ¿Qué podríamos hacer? Los soldados se miraron y accedieron a ayudarles, salieron de la posada y se pusieron en camino. El camino hacia


la Quesuchosfera se les hizo eterno, cuando llegaron a las puertas del caballo se giraron un momento y se fijaron en el paisaje desolado. Eustaquio miró a los soldados y les dijo: Muchísimas gracias, os estaremos eternamente agradecidos. Sus compañeros asintieron con la cabeza. El soldado desarmado respondió: -de nada, tomad esto (entregándoles un pequeño cuchillo), seguro que os sirve para algo. Se despidieron de los guardias y subieron hasta llegar a la Quesuchosfera, entraron raudos y veloces a la máquina y consiguieron escapar sanos y salvos pero tristes y abatidos. Eustaquio contemplando la desolación de sus compañeros y para intentar levantarles el ánimo dijo: -¡A otro periodo de la Historia!!!!. JARA Y HUGO Los Monchatos llegaron a los años 20 en la Quesuchosfera. Cuando salieron de la máquina del tiempo, aparecieron los tres en un callejón con unos elegantes trajes color crema y unos extraños zapatos de color negros muy brillantes. Además cada uno llevaba un sombrero de gangster. Se alejaron de la Quesuchosfera; y, nada más salir del callejón, se encontraron en una impresionante calle llena de carteleras luminiscentes y espectaculares teatros y cines. ¡Con razón los llamaron “Los dorados años 20”! Se sentía el lujo y la cultura a su alrededor. Tan distraidos iban mirando hacia todos lados, que chocaron con una mujer que parecía que estaba disfrazada, ya


que llevaba puesto un largo collar de perlas medianas, una cinta de pelo beige con unas plumas, maquillaje muy elaborado, con labios muy marcados, un vestido con largos flecos color crema, con la cintura muy baja y que le llegaba por las pantorrillas. Remataba su imagen con unos elegantes zapatos de charol negros de medio tacón, el pelo muy bien peinado en ondas, guantes y un pintoresco gorrito a juego con su vestimenta. Bartolomé se disculpó por los tres y preguntó: -Perdone señora, ¿Me puede usted decir en qué ciudad nos encontramos? SEÑORA: -Nos encontramos en la ciudad de Nueva York, en Broadway. JOSEFINO: - Muchas gracias, señora. SEÑORA : - De nada. La amable señora se alejó y entró en un teatro. Los tres se quedaron pensativos y Eustaquio dijo: -Su cara me resulta familiar porque mi madre el otro día, antes de meternos en este lío del viaje en el tiempo, estaba viendo un progama en la tele sobre una mujer parecida a ella, pero no me acuerdo muy bien si era ella u otra mujer.


Los tres siguieron vagabundeando sin rumbo por las


increíbles avenidas de Nueva York. Los Monchatos se disponían a cruzar una avenida; iban a cruzarla a través de la carretera porque el semáforo estaba en rojo para los coches. Iban ya por la mitad del paso de peatones cuando un Ford T negro se saltó el semáforo y casi los atropella. Mongolito, Chalaito y Tontito se llevaron un susto tan grande que en 3 segundos ya estaban al otro lado de la carretera; cuando llegaron, un hombre les dijo: -tened cuidado cuando crucéis la carretera, niños; acaban de instalar los semáforos y la gente aún no está acostumbrada a ellos y se lo saltan. EUSTAQUIO: -Gracias por la advertencia, señor. El señor les sonrió y siguió su camino. Los Monchatos siguieron caminando sin rumbo, otra vez, y cuando se dieron cuenta de donde estaban, habían llegado a un magnífico parque; habían llegado a Central Park. Los Monchatos se quedaron alucinados con Central Park; ellos nunca habían visto un parque como ése. Siguieron paseando por aquel impresionante parque durante, aproximadamente hora y media. Cuando terminaron su largo recorrido por Central Park, ya eran las 7:15 de la tarde. Los Monchatos volvieron paseando a Broadway, para dar un último paseo por la vieja Nueva York de 1920. Al dirigirse a la calle de los teatros, que así llamaban los Monchatos a Broadway, se volvieron a cruzar con la amable señora, otra vez. SEÑORA: -Hola otra vez, chicos. EUSTAQUIO: -Perdone, señora, ¿Nos puede decir usted como se llama?


SEÑORA: -Yo me llamo Greta, Greta Garbo; y soy una actriz de cine de Broadway. BARTOLOMÉ: -Encantado, señora Garbo. Soy un fan suyo, aunque no la he llegado a reconocer antes; es un honor presentarme, Bartolomé me llamo yo. EUSTAQUIO: -Yo nunca he conocido a un famoso. Encantado de conocerla, me llamo Eustaquio. JOSEFINO: -Encantado igualmente, yo soy Josefino. GRETA: -Daros prisa, chicos; venid conmigo. Greta dirigió a los Monchatos hacia un espectacular cine con unas carteleras super chulas y super luminosas y cuando entraron al cine, era espectacular; tenía un montón de detalles en los palcos y no tenían palabras de lo increíble. GRETA: -¿Queréis venir conmigo esta noche a la fiesta de inauguración del Museo De Arte Moderno De Nueva York? BARTOLOMÉ: -Claro que sí; hacía tanto tiempo que no iba a una fiesta formal, ¡muchas gracias por dejarnos ir contigo, Greta! GRETA: -De nada por la invitación a la fiesta, Eustaquio, Bartolomé y Josefino. ¡Bueno!, es hora de ir a la fiesta! Nos vamos ahora mismito. Greta guió a Mongolito, Chalaito y Tontito al Museo De Arte Moderno, que no estaba muy lejos de allí, solo a un par de manzanas, pero fueron en limusina, porque iban con la gran Greta Garbo.


Cuando llegaron a la fiesta, había un montón de gente super piji guay. Entraron en aquella gran sala con música jazz de fondo y quedaba muy elegante para sus gustos. De repente dijo Greta: -Aquí estamos, en la nueva sala principal de Nueva York. JOSEFINO: -Aquí hay un ambiente bastante agradable y elegante; no como de donde venimos.


BARTOLOMÉ: -Sí, es verdad.


EUSTAQUIO: -Creo que nos lo vamos a pasar mejor aquí que allí. GRETA: -Bueno, es una fiesta formal, así que, portaros bien, por favor. MONCHATOS: - De acuerdo. Mongolito, Tontito y Chalaito se dirigían a la gran mesa del banquete, pero de repente les paró un hombre corpulento y grande como un armario, y, ellos creían que era el guardia de seguridad de la inauguración. HOMBRE: -¿Qué hacen ustedes tres niños, en una fiesta tan sofisticada como ésta?¿Con quién vienen ustedes? JOSEFINO: -Discúlpenos señor, venimos con Greta Garbo; una preguntita, ¿Usted cómo se llama? Parece usted, sin ofender, el guardia de seguridad. HOMBRE: - ¿No me reconocen ustedes? Me llamo Jonnhy Weismüller y no, no soy el guardia de seguridad. EUSTAQUIO: -Discúlpenos por nuestra mala conducta, Jonnhy. JONNHY: -que no vuelva a veros,¿Entendido? BARTOLOMÉ: -De acuerdo, Jonnhy. Jonnhy les hizo a los Monchatos el gesto de “os estoy vigilando”. Ellos respondieron largándose corriendo


rápidamente. Como iban corriendo sin mirar, se chocaron con una mujer, que enseguida se disculpó. MUJER: -Perdonadme, caballeros (dándose la vuelta inmediatamente). BARTOLOMÉ: - (Se quedó patidifuso cuando vio a esa hermosa mujer) Mis más humildes disculpas, señora. Me llamo Bartolomé, ¿Y usted? MUJER: - Encantada, Bartolomé. Me llamo Coco Chanel. Bartolomé le sonrió tímidamente y se sonrojó tan fuerte que casi se desmaya. Y, detrás, estaban Eustaquio y Josefino partiéndose de risa, pero silenciosamente para no llamar mucho la atención. Josefino y Eustaquio le cogieron de los brazos y se lo llevaron al otro lado de la gran sala. Bartolomé, cuando le alejaron de Coco Chanel, se estuvo quejando de por qué se lo llevaron del lado de aquella mujer, y dijo: - ¡Oye! Estaba a punto de invitarla a un concierto profesional de jazz. Y entonces cuando llegaron, dijo Bartolomé: -¡Qué CHULI! GRETA: - Bueno, ¿Entramos o qué? Entraron, y mientras veían el concierto, de repente dijo Charlie Chaplin: -Y de muestra vamos a mostrarle como se hace caca rosita. JOSEFINO:- ¡Qué asco!


10 minutos después, terminó la actuación, se van a dormir , y les da las buenas noches a Greta. Al día siguiente, dijo Eustaquio: -oye brothers, sacamos el ordenata. JOSEFINO: -vale, y navega por internet. Vamos a casa de Greta. Allí que fueron a casa de Greta y, por el camino se encuentraron a la familia de Greta quienes dijeron: -a la playa, venid rápido. Por el camino se encuentraron, a mucha gente corriendo, y dijo Eustaquio: -¿QUÉ PASA? GRETA:- Que ha habido un terremoto súper, super, grande. Menos mal, casi me muero. BARTOLOMÉ: ¿Quilla, qué pasa? GRETA: -nada que estaba herido, el cómico que vimos ayer. Los monchatos decidieron coger la quesuchosfera e irse a otra época porque no se fiaban del terremoto, así que pusieron destino: el futuro. NOE Y ELAIA Cuando los MONCHATOS llegaron al futuro, vieron cosas muy raras, por ejemplo: las motos en el futuro eran tablas de madera con un palo.


Mongolito: -vaya cosas más raras hay en el futuro. Chalaito: Mongolito.

-te doy toda la razón

Tontito: -y si nos vamos a investigar la ciudad. Cuando llevaban un rato andando, vieron una tienda extraña. En la puerta tenía un cartel de comida para llevar y lo único que había era una estantería llena de pastillas de colores con unas etiquetas debajo de ellas, que ponían: uvas, carne, estofado, puchero etc... No salían de su asombro, empezaron a pensar, que aquel mundo era bastante raro e interesante. Mongolito, Chalaito y Tontito vieron que la gente hablaba sola por la calle y cuando se fijaron se quedaron sorprendidos, porque vieron que en lugar de un teléfono utilizaban su mano como móvil. En el dedo meñique tenían un mini micro y en el pulgar un auricular . Mongolito: UNOOOOOOOO!

-¡YO

QUIERO

Fueron a comprarse uno cada uno pero lo peor de todo es que no sabían donde se compraban, y preguntaron a una pareja un poco extraña. El hombre se llamaba Yos y la mujer Yas, iban vestidos iguales: camiseta de cuadros y pantalones azules raros.


Yos y Yas: -se compran a la vuelta de la esquina. Tontito, Mongolito y Chalaito les dieron las gracias y fueron a la tienda, vieron 2 cajas en una de ellas ponía auriculares y en la otra ponía mini micros. Cada uno se cogió uno y cuando fueron a la caja el robot cajero les cobró. Cuando salieron, vieron una piscina con el agua de colorines y decidieron bañarse. Vieron que flotaban mas de lo normal, tenía demasiada sal, un robot tiraba bolas gigantes con unas sustancias extrañas. No se fiaban mucho, así que decidieron salirse. Al salir se dieron cuenta que no tenían toalla. Tontito: -mirad chicos como se secan aquí . Los más pequeños entraban por un tubo doble transparente de color verde fosforito, en la primera parte eran aspirados por el tubo y salían en el siguiente ya vestidos. Ese invento les encantó, después vieron una máquina que convertía la chatarra en un buen helado de chocolate. Después de un rato paseando fueron a un restaurante, al sentarse vino un robot, y les preguntó qu querían. Los tres sólo querían algo de beber así que pidieron un vaso de agua. Al salir, a un robot, que era muy torpe, se le cayó natillas al cuerpo y se estaba electrocutando, tenían que salir de ahí o si no acabarían explotando. Cogieron una moto y se piraron, Chalaito quería hacer un caballito, y se cayeron, se levantaron y seguían a lo suyo, buscando algo que hacer porque estaban aburridos. Se encontraron en el suelo tres cosas: un arco con flechas, dinero y nocilla. Mongolito las cogió, y se las guardó en su mochila, anduvieron hasta que se encontraron una tienda de acampar y pasaron allí la noche.


Tontito: -menos mal que está aquí todo lo que necesitamos para pasar la noche. Mongolito: -mirad hasta hay una play 5. Chalaito: -nos está saliendo todo gratis. Al día siguiente, al salir de la tienda, tres matones con pistolas láser llamados Melocotón, Cara Anchoa y Calladito les estaban esperando al lado de la tienda porque eran los dueños de la tienda. Tontito del miedo, se hizo pis encima y además se cargó la play 5. LOS MONCHATOS salieron pitando y los matones les seguían por detrás al final. Los cogieron y tuvieron que pagar todo lo que habían roto así que les dieron el dinero que se habían encontrado. Tontito: -creo que ahora ,es cuando nos viene la mala suerte. Y por primera vez en años tontito tenía la razon. Apareció un oso hambriento, que hablaba inglés, se lo encontraron al pasear por el bosque. Oso: -yummy Sólo le quedaba el arco con flechas. Fueron al parque de atracciones para tranquilizarse. Mongolito quería irse a la noria, Tontito a la selva encantada, y Chalaito a los coches de choques. Se lo pasaron muy bien pero, iba anocheciendo y tenían que buscar refugio. Pasaron la noche en el sótano de una casa habitada por un marido, una mujer, un niño y una niña. Mongolito: -buenas noches.


Chalaito y Tontito: -gracias. Se quedaron durmiendo hasta las 11 de la mañana. Al levantarse se fueron de la casa. Mongolito: -¿Qué hacemos? Chalaito: -no lo sé, hemos viajado a tantas etapas... me gustaría seguir en el futuro que es apasionante. ROMEO Y PILAR Se encontraron un mundo devastado, los supervivientes se habían agrupado en poblaciones y estaban en guerra entre ellos. Lo primero que hicieron fue ir aquellos lugares que conocían a ver si encontraban a sus yo del futuro, si es que habían sobrevivido, o por lo menos a algún conocido o familiar que les pudiera contar lo que había pasado. Encontraron a un familiar de Eustaquio, su tío Eliodoro, él les contó que hacía tiempo que se produjo una guerra y varios países lanzaron bombas atómicas y destruyeron todo. Eustaquio, Bartolomé y Josefino le preguntaron que si alguno de ellos había conseguido sobrevivir, y él les contestó: “Sí, yo os llevaré al sitio donde podréis encontrarlos”. Se marcharon con él y éste les advirtió que se iban a encontrar con dificultades a causa de las guerras entre los distintos poblados y que no sería nada fácil. Yendo de camino hacia sus yo del futuro, secuestraron a Josefino. Éste se vio sorprendido por una parte de la población que estaba escondida para que no fueran aniquilados, pensando


que era el enemigo. Bartolomé, Eustaquio y Eliodoro fueron a buscarlo. Vieron en el suelo tirado el reloj de Josefino que estaba enfrente de una cueva y en la cual se metieron a investigar y consiguieron dar con él y así poder negociar su liberación. El líder de ellos les pidió que le consiguieran un escudo protector que les habían robado la población de enfrente. Los tres se pusieron en marcha, llegaron a la otra población y con mucho cuidado consiguieron pistas que les llevó hasta donde estaba escondido el escudo, el cual lo protegían dos guardias. Eustaquio y su tío Eliodoro distrajeron a los guardias mientras que Bartolomé cogió el escudo y salieron corriendo. Se fueron de vuelta a la cueva, allí entregaron el escudo y liberaron a Josefino. Como el viaje era tan largo, tuvieron que buscar comida, allí encontraron animales que creían que estaban extinguidos o que no habían sobrevivido. Bartolomé se encontró un perro abandonado, herido y con mucha hambre y sed. Lo llamó Bertilo. Buscaron refugio. Encontraron una casa abandonada y destrozada, pero les servía. Pasaron frío porque no tenían mantas, toallas o algo que sirviera para taparse. Al día siguiente se pusieron en marcha, estaban agotados porque no habían comido ni bebido mucho. Tenían mucha sed, entonces fueron a buscar agua. Encontraron una fuente, bebieron y se rellenaron las cantimploras que llevaban los tres. En ellas ponían “Los Monchatos“. Empezaron a beber y Josefino bebió tanto, tanto, tanto que tuvieron que parar para que Josefino se quedara agusto.


Ya estaban llegando. Se dieron cuenta de que la isla estaba en medio de un lago. Tenían que fabricarse una balsa, un barco o algo que les ayudara. Tuvieron que buscar troncos, lianas, ramas, etc… cuando Eustaquio se fue a buscar troncos se perdió, entonces empezó a gritar: -socorro, socorro, ¿Alguien me oye? ¿Dónde estáis?…”- Se encontró con Bertilo que al oír los gritos salió corriendo a buscarlo y lo llevó de vuelta encontrando en el camino troncos.


Construyeron la balsa y se pusieron camino a la isla. Al


llegar fueron a buscar a sus yo del futuro y sólo encontraron a Eustaquio que se quedó paralizado al ver a su yo del pasado. Después de contarle como habían llegado hasta el futuro y como habían encontrado al tío Eliodoro y todas las aventuras que habían vivido, el Eustaquio del futuro les contó que Bartolomé y Josefino se habían marchado en busca de otras poblaciones donde poder encontrar a sus familias o lo que quedaban de ellas. Todos decidieron ir tras ellos y así poder reencontrarse todos y buscar mejor a las familias. Después de mucho rato de búsqueda en vano, caminando, caminando y caminando, observaron muchas armas y coches con una apariencia muy futurista enterrados en el suelo y Eustaquio dijo: -¿Y si cogemos algunas armas por si nos ataca alguna especie de monstruo? A lo que Josefino respondió: -ok, sabiendo todas las cosas extrañas que nos han pasado no sería raro que nos atacara algo horrible. Los Monchatos cogieron las armas y se pusieron en marcha. En el camino veían varios cadáveres de militares que estuvieron involucrados en la guerra. JOSEFINO: -estos cadáveres me dan mucho asquito, algunos tienen gusanos corriendo por sus huesos. BARTOLOMÉ: -hombre, como no, estamos en un apocalípsis. ELIODORO: -tened cuidado chicos, he oído que algunas personas de nuestros grupos fueron comidas por zombies. EUSTAQUIO: -¿En serio, son malos?, pero este parece


que quiere jugar. ELIODORO: -¡Eustaquio! ¡Aléjate de ese zombie, no ves como babea sobre ti! EUSTAQUIO: -pero a mi me gusta, es como una ducha. Josefino y Bartolomé se miraron con cara extraña. Josefino sacó una pistola que había guardado y le disparó al zombie. EUSTAQUIO: -¡No! Era mi amigo. JOSEFINO: -¡Pero si intento comerte subnormal!


ELIODORO: -Josefino gracias ya que has disparado, con el ruido ahora habrás atraído más zombies.


JOSEFINO: -¿Y qué era mejor, que se comieran a Eustaquio? De repente se empezaron a escuchar sonidos extraños. Eustaquio empezó a gritar con una voz muy fina. De la nada un zombie se puso a hacer twerking. Todos le miraron, y se echaron a reír pero a la vez se asustaron. EUSTAQUIO: -¿Vamos a grabarlo? BARTOLEMÉ: -ok, saca el móvil. EUSTAQUIO: -no lo tengo. BARTOLOMÉ: -¿Cómo que no lo tienes? Es imposible que pierdas algo tan importante. EUSTAQUIO: -¿Quién dijo que no? JOSEFINO: -a ver, calma todo el mundo, si lo ha perdido, pues lo ha perdido. BARTOLOMÉ: -genial, ahora no podremos grabar al zombie twerking. EUSTAQUIO: -vosotros también tenéis móvil, ¿no? BARTOLOMÉ: -es verdad. ELIODORO: -dejad de discutir. JOSEFINO: -¡Los zombies vienen a por nosotros!.


ELIODORO: -genial, ahora gracias a vuestra estupidez, los zombies vienen a por nosotros. EUSTAQUIO: -bueno no es mi culpa que el móvil se haya perdido. BARTOLOMÉ: -¡Será mejor que corramos! Entonces empezaron a correr intentando huir de los zombies, pero mientras corrían Eustaquio empezaba a cansarse y corriendo más lento, lo que hacía que se fuera quedando atrás. JOSEFINO: -¿Qué estás haciendo Eustaquio? EUSTAQUIO: -¡Seguid sin mí, recordadme como un héroe y vivid para contarlo! ELIODORO: -Eustaquio sólo te tenemos a 10cm. Después que Eliodoro dijera eso, todos miraron a Eustaquio y empezaron a reirse. BARTOLOMÉ: -pobre Eustaquio, su plan para hacerse el héroe no ha funcionado. Todos siguieron riendo un rato mientras que Eustaquio estaba parado en el sitio. Después de tanto reir, Eustaquio se dio cuenta de que los zombies ya no les seguían. BARTOLOMÉ: -menos mal, ya estaba cansado de correr tanto. ELIODORO: -bueno chicos, será mejor refugiarnos en algun sitio. JOSEFINO: -si, empieza a hacer frio.


Entonces los 4 se pusieron de acuerdo y empezaron a buscar un refugio, como no lo encontraban, decidieron separarse en dos grupos de dos y mantenerse en contacto con una especie de walkie talkies futuristas con función de video y todo. EUSTAQUIO: -llevamos mucho rato buscando y este cacharro charlatan no coge señal. WALKIE: -perdone usted señor, pero la situación en la que se encuentra es incompatible con la señal. BARTOLOMÉ: -¿Crees que este cacharro tiene sentimientos como los humanos? WALKIE: -para tu información, estoy programado para aparentar tener sentimientos, pero que usted me ofenda es un insulto. EUSTAQUIO: -ya sabía yo que no era muy buena idea esto, además… esto es el futuro. BARTOLOMÉ: -¡Mira, es una montaña! Podría haber alguna cueva en ese sitio. EUSTAQUIO: -intentaré contactar con Eliodoro para preguntar cómo se encuentra. Eustaquio intentó coger señal para contactar con Eliodoro pero todos sus esfuerzos eran en vano. Mientras tanto… ELIODORO: -no logro oír nada, sólo interferencias nada más.


JOSEFINO: -¿Crees que se les habrá caído? ELIODORO: -no lo sé, con esto de los zombies y el apocalipsis no me parece raro que no haya señal. JOSEFINO: -hablando de zombies… ¿No es eso uno de ellos? ELIODORO: -oh no, vienen varios, saca el arma y dámela, yo me ocuparé. Josefino sacó una ballesta para no hacer ruido y así no atraer a más zombies, pero cuando cogieron las armas no se percataron si tenían flechas o no. ELIODORO: -¡Rápido, dame las flechas de la ballesta! JOSEFINO: -oye… cuando cogiste las armas… ¿Cogiste flechas? ELIODORO: -oh, se me olvidó por completo. JOSEFINO: -¡Da igual, dispara con esta escopeta! ELIODORO: -¡Piensa un poco, si disparamos haremos más ruido y atraerá a los zombies! JOSEFINO: -pues entonces sólo queda algo más por hacer. De repente, Josefino salió corriendo dejando a Eliodoro. ELIODORO: -¡Hey, esperame!


Los dos corrieron sin encontrar nada huyendo de los zombies, y por desgracia para ellos, la mayoría de los zombies que habían tras ellos podían correr. Después de tanto rato corriendo, el walkie talkie empezó a sonar y se escuchó como la voz de Eustaquio pero con interferencias: -¿Don—est---áis? ELIODORO: -oh no, no llega señal suficiente. JOSEFINO: -¿Y dond…- Josefino fue interrumpido ya que al parecer algo los había atrapado en una jaula. JOSEFINO: -¿Qué es esto, qué hacemos aquí? ELIODORO: -no puede ser, habremos caído en la trampa de algún bando cazador. ???: -vaya vaya, mira por donde, al parecer sin querer hemos atrapado a dos chicos entrometidos. ELIODORO: -¿Entrometidos? Nosotros estabamos pasando por aquí huyendo de los zombies. JOSEFINO: -¿Quién eres? ???: -yo soy… ¡Sr. Francisco Peñas de los Palotes! O más conocido como Frank el cazador. ELIODORO: -¿Era necesario hacer esa presentación tan ridícula? FRANK: -sí, es para dar el espectáculo como sea, ahora que estáis atrapados vais a tener que trabajar buscando animales. JOSEFINO: -¿Por qué quieres animales, para jugar a


tirarles la pelota? FRANK: -¡No idiota! Los quiero para comer, con todo esto del apocalipsis es muy difícil conseguir comida ¿Entiendes? JOSEFINO: -bueno, viendo las condiciones en la que os encontráis me parece normal que estéis así de desesperados. Después de un rato sacaron a Josefino y Eliodoro para esporsarlos y obligarlos a trabajar. Eustaquio y Bartolomé se cansaron de esperar y decidieron ir a buscarlos por algún sitio, ellos recordaron haber visto un castillo viejo cuando iban de camino y decidieron explorar el lugar. BARTOLOMÉ: -¿Crees que se encontraran allí? EUSTAQUIO: -no lo sé, pero busquemos igual, nunca se sabe lo que puedes encontrar. Una vez llegaron al castillo, vieron en la entrada a unos zombies intentando derribar la puerta, así que Eustaquio sacó una pistola para disparar a un barril cercano y así distraerlos. BARTOLOMÉ: -¡Rápido, los zombies se han distraido intentemos subir por esa cuesta para infiltrarnos en el castillo! Cuando los distrajeron, ellos subieron por la cuesta y se metieron por lo que parecían ser unas celdas con cadáveres en posiciones raras, unos parecían que bailaban, otros que cantaban, e incluso uno les recordó al zombie que hacia twerking.


EUSTAQUIO: -este lugar sería alguna carcel de esta época… ¿Cuánto tiempo llevarían en este apocalipsis? BARTOLOMÉ: -no lo sé, pero no nos entretengamos aquí metidos, este sitio huele muy mal. EUSTAQUIO: -pues sí, como el pedo que se tiró Josefino cuando nos conocimos en la parada del bús. BARTOLOMÉ: -bueno, a ti por apretar mucho te salió caca, así que no te burles. Josefino empezó a reir al recordar esos momentos tan hermosos y apestosos. Los dos estuvieron mucho rato buscando por el castillo y en mitad del camino se dieron cuenta que habían algunas personas vigilando, ellos utilizaron sus pedos mágicos para desmayarlos y evitarlos, de tantos pedos, el olor empezó a expandirse por todo el castillo y llegó a la celda de Eliodoro y Josefino. JOSEFINO: -este olor a pedo… me resulta muy familiar. ELIODORO: -¡Qué asco, no me puedo creer que te guste! JOSEFINO: -no me gusta, pero aún así sé que son de Eustaquio y Bartolomé. EUSTAQUIO: -que bien los conoces. ELIODORO: -¿Eustaquio, cuánto tiempo llevas aquí? EUSTAQUIO: -no lo sé, no apareciais y decidimos venir a buscaros.


JOSEFINO: -¿Dónde está Bartolomé? EUSTAQUIO: -está por ahí, abriendo las puertas para que podamos salir, así que venga ¡salganos de aquí! Los tres salieron corriendo hacia la salida donde encontraron a Bartolomé esperando para darse cuenta de que la puerta no estaba abierta. ELIODORO: -¿Y la puerta, por qué no está abierta? BAROLOMÉ: -¡Todo estaba infectado de guardias, y no pude abrir la puerta! JOSEFINO: -¿Y qué vamos a hacer ahora? EUSTAQUIO: -¡Mirad alli, hay una especia de puente que lleva a las afueras! FRANK: -¿A dónde creeis que vais? Estais aquí atrapados para siempre. De repente salieron muchos guardias y gente con armas, los monchatos y su tio corrieron hacia el puente sólo para ver que estaba hacia arriba. ELIODORO: -genial. ¿Ahora qué hacemos? EUSTAQUIO: -¡Allí, en el otro lado del puente hay un botón, probablemente si le damos el puente bajará! BARTOLMÉ: -¡Vienen hacia aquí!


FRANK: ¡No ireis a ningun lado, os quedareis aquí a trabjar. Frank fue interrumpido ya que aparecieron más zombies y uno le mordió. GUARDIA 027: -¡Señor, no! JOSEFINO: -¡Ya sé podemos utilizar una pajita que encontré en el campo! ELIODORO: -¿Cómo puede eso ayudar? JOSEFINO: -con la pajita podemos coger piedras y soplarlas hacia ese botón. BARTOLOMÉ: -¡Hagámoslo! Josefino, Eustaquio y Eliodoro empezaron a coger piedritas y dárselas a Bartolomé para que soplara. Mientras que Bartolomé soplaba, los zombies empezaron a acercarse muy rápido. ELIODORO: -¡Rápido, se acercan demasiados! Bartolomé se concentró mirando al botón y lanzó la última piedrita… la piedra presionó el botón. EUSTAQUIO: -¡Muy bien hecho Bartolomé! JOSEFINO: -oh no, el puente baja muy despacio. Eliodoro se quedó mirando al puente y se volteó a ver a los zombies, sólo quedaba una cosa por hacer.


ELIODORO: -chicos… cuando llegue esta época en vuestro mundo… decidle a mi esposa antes de morir… que no entre al bosque. Eliodoro salió corriendo hacia los zombies para que se lo comieran a él y así distraerlos para que los monchatos huyeran. ELIODORO: -adiós. Los monchatos huyeron mientras lloraban por la pérdida de Eliodoro, corrieron mucho hasta que llegaron y vieron la Quesuchosfera, y entraron rapido. EUSTAQUIO: -¡Rápido, presiona el botón! Josefino presionó el botón y la máquina empezó a moverse. BARTOLOMÉ: -si no hubieramos venido a esta época… no se habrían zampado a Eliodoro. JOSEFINO: -lo sé pero… ahora debemos emprender otro viaje… tenemos que superar esto. LOS MONCHATOS: -¡Hacia la siguiente aventura! MICHAEL Y HAJAR Eustaquio: bueno tras tantas aventuras me gusta estar contigo. Josefino: -¡Eh! Quien no quiere estar conmigo, obvio que somos muy divertidos el chico que diga que no lo somos es


que está chalao-. Cuando Josefino terminó de hablar Bartolóme le guiñó el ojo. Bartolóme: -pues claramente yo no creo que vosotros seáis muy divertidos ni he querido ser desde el principio vuestro amigo. Eustaquio: -me toca hablar, ¡O sea que no quieres ser nuestro amigo eh! No es mi problema, si no quieres ser nuestro amigo pues no sé para qué has ido con nosotros a mucho sitios. Bartolomé: -pero vamos a ver… ¿Vosotros creéis que después de tantas aventuras y mundos recorridos os voy a decir esas cosas de verdad? Jajaja.


Josefino y Eustaquio: - ya te vale‌ jajaja.


Josefino: esas bromas no se hacen que me pones nervioso, no lo vuelvas a hacer más. Bartolomé: -pues ahora me voy por tontitos. Eustaquio: no Eustaquio, no te vayas . Bartolome: -era broma jajajaja , ¡Ay qué risa como se nota que somos tontitos, chalaitos y mongolitos, ay qué cosas! Eustaquio: -eh chicos mirad lo que me he encontrado. Bartolomé: -¿Qué te has encontrado Eustaquio? Eustaquio: -otra carta de las que nos encontrabamos en nuestras aventuras. Eustaquio: -os la leo chicos. Josefino y Bartolomé: -no mejor la leemos los tres. Carta desconocida: -sé que todavía no me conocéis pero la próxima aventura será muy arriesgada. Uno de vosotros se sacrificará. Preparaos para esta aventura.


Eustaquio: -¿Quién será ese chalao que escribe estas cartas?


Bartolomé: -es muy raro. Quisiera encontrarle para meterle un kate que le deje la cara cuadrada. Josefino: -si lo pillamos lo tiramos por un pozo lleno de excremento de vaca. Eustaquio: -chicos si no os habéis dado cuenta, uno de nosotros va a sacrificarse, pensad algo para que nadie salga mal de esta aventura. Josefino: -pues no ir y ya está. Eustaquio: -no sé, puede que nos pase algo si no vamos, creedme es mejor ir. Josefino y Bartolome: - jajajaja que bobada. Eustaquio: -tengo un mal presentimiento chicos. No quiero que nos pase nada acordaros que tenemos familia , y que estamos viviendo en una casa humilde de madera debajo de un puente. Josefino y Bartolomé: -Eustaquio si sabes que tenemos familia mejor no ir a esa aventura y volvemos con nuestras familias chato. Vamos a dormir y mañana no iremos de esta pocilga. Josefino: -jo por lo menos en nuestra supuesta pocilga nos entraba el wifi. Eustaquio: - mejor callémonos y durmámonos. Tengo un mal presentimiento chicos. A dormir se ha dicho.


Los monchatos cuando se durmieron Eustaquio se levantó para vigilar si pasaba algo raro en la casa. Cuando de repente oyó un ruido y fue a la de habitación de Josefino a ver si estaba pero cuando entró ya no estaba. Bartolomé se levantó, y directamente se fue a ver la televisión en la sala, pero al ir a la sala se encontró con Eustaquio en el suelo. Bartolomé se puso a gritar como un loco y a intentar levantar a Eustaquio. Cuando Eustaquio se levantó Bartolomé se puso muy alegre de saber que estaba bien. Eustaquio: - Bartolomé, Josefino ha desaparecido esta noche. Bartolomé: -¿Por lo menos habrá dejado un rastro, no?

Eustaquio: - Bartolomé, ¿Te acuerdas de lo que te dije ayer sobre lo del mal presentimiento que tenía? Bartolomé: -yo me voy a ver la televisión. Eustaquio: - Bartolomé espabila que hay un chalaíto que salvar, por lo menos busquemos pistas. Bartolome: -Eustaquio mira otra carta. Y esta vez me la he encontrado en la habitación de Josefino. Eustaquio: -bien hecho Bartolomé por lo menos


sirves para algo, felicidades. Bartolome: - te la leo, antes me has dicho que sirvo para algo. Eustaquio: -sí, para hacer el tontito. Yo la leo. En la carta ponía: -”si queréis recuperar a vuestro amigo tendréis que trabajar vosotros los dos y arreglar la quesuchosfera. Los monchatos se pusierón a recoger piezas de la basura. Cuando la arreglaron se metieron en ella y se encontraron otra carta dentro de la nueva quesuchosfera que ponía: -cuando tengais la quesuchosfera arreglada habrá un botón rojo, que ya estaba en la quesuchosfera, presionadlo si queréis ver a vuestro amigo. Los monchatos se montaron y le dieron al botón rojo, la quesuchosfera se movió de un lado a otro. La puerta de la quesuchosfera se abrió. Salía mucho humo blanco y no se podía ver nada. Hasta que el humo se estaba desintegrando, y vieron algo súper espectacular. Vieron una casa multicolor, el cielo era de color verde chillón , caminaron hacia la casa multicolor y la puerta se abrió automáticamente. Se encontraron a Josefino jugando con muñequitas y vídeo juegos. Bartolomé y Eustaquio: -Josefino, ¿Cómo estás? Josefino: -bien.


Los monchatos se reunieron y jugaron un buen rato hasta que se cansaron, comieron nachos y jugaron con videojuegos. Oyeron una voz que no sabían de dónde provenía que decía: -hola chicos sé que todavía no me conocéis, ahora quiero que os quedéis mucho rato más. Si queréis algo decirlo en voz alta y vuestro deseo se hará realidad. Bartolomé, Eustaquio y Josefino: -no, nos vamos ya. Los monchatos se dirigieron hacia la quesuchosfera, pero la voz desconocida volvió a hablar: -no os iréis de aquí hasta que me de la gana monchatos. Se cerraron las puertas automáticamente. Voz desconocida: -Poneros a jugar que me aburrís. Josefino: -¿Cuándo vamos a salir de aquí? Eustaquio: -Josefino, habrá alguna manera de salir de esta pocilga. Bartolomé: -eh chicos porque no nos quedamos aquí, podemos pedir lo que queramos, podemos hacer lo que nos de la gana. Josefino: - Bartolomé a ti no te importa tu familia pero a mí sí.


Josefino y Eustaquio: -vale, entonces te vas a quedar solo y sin nadie. Mientras que nosotros buscamos la salida. Bartolomé: -era broma, ¡Qué pringaos! Josefino: eh chicos , me he fijado que en la parte de arriba de la pared hay un conducto que nos podría dirigir hacia la salida. Eustaquio: -¡Qué listo eres Josefino! Josefino: -gracias. ¿A qué se nota mucho?

Eustaquio: -muchísimo, si cuando te conocí eras mucho más tonto que ahora. Los monchatos pidieron una escalera para subirse al conducto para salir de esa pocilga. La voz desconocida les dijo a los monchatos: -salgo un momento. Los monchatos aprovecharon para salirse y al entrar en el conducto y se encontraron con kilos y kilos de caca. Los monchatos se metieron y avanzaron hasta que llegaron a la quesuchosfera.


Pero Eustaquio les dijo: -meteros que yo ya vuelvo-. Eustaquio volvió a esa mansión y cogió un papel del suelo, un lápiz y escribió: -se acabó esta historia así que no nos vuelvas a mandar más historias. Eustaquio salió de aquella casa y fue directo a la quesuchosfera y al entrar lo monchatos le dijeron: -¡Eustaquio nos hemos quedado sin gasolina! Eustaquio: -creo que de ésta no salimos. Josefino y Bartolome: -¿Cómo que de ésta no salimos?

Eustaquio: -creo que nos van hacer daño pero mucho daño. Bartolomé:- no lo entiendo ve al grano me pones los pelos de erizo o de punta es que como soy tan chalaito pues no lo pillo muy bien. Eustaquio: -no os hagáis los tontos bueno aún así lo somos pero que la carta dijo que uno de nosotros se sacrificaría y nos haremos mucho daño, yo creo que mejor hagamos esa aventura y terminemos con este peso de encima, pero si alguien muere prometemos ser fuertes y valientes y lo vamos a afrontar


los tres aunque uno de nosotros esté en el cielo. Josefino: -me haces llorar con tus palabras. Bartolomé: -¿Por qué dejar uno de nosotros que se muera si podemos evitar esa tragedia? Podemos y lo vamos a evitar los tres aunque nos cueste un cuerno. Josefino: ¿A qué viene la palabra cuerno? Bartolomé: -no sé es que como soy chalaito. Eustaquio: -mirad otra carta ¿Qué hacemos con la carta, la leemos o no? Josefino: -pues claro cacho mongolo. Bartolomé: -la quiero leer yo. Josefino: -vamos a hacer un pacto, quien encuentre una carta la va abrir y así no vamos a discutir más de quien la abre vale. Bartolomé y Eustaquio: -me parece muy bien. Eustaquio: -la voy a abrir yo y vosotros no-. Sacó la lengua para fuera y se burló de ellos.


Josefino: no seas tan chulito, y ve al grano abre la carta que me pone los pelos de erizo. Bartolomé: no, era los pelos de gallina. Eustaquio: no, los pelos de gallina es cuando tienes miedo de algo, y se dice los pelos de punta. Josefino: -abre la carta ya que me pones los pelos de punta ahora sí lo he dicho bien. Eustaquio: -que ya la voy a abrir... que la abro… Eustaquio la abrió y ponía : -si queréis que todo se arregle, tenéis que entregarme los objetos de cada época o si no uno de vosotros se sacrificará y no lo vais a ver nunca. Misteriosamente alguien ríe con una risa malvada. Carta: -si queréis saber porqué tendréis que darme los objetos que habéis cogido en cada época, cuando tengáis las 10 cartas juntadlas en orden y luego desaparecerán 9 cartas y una de ellas la vais a abrir y aparecerá un mensaje. Juntaron las 10 cartas y sólo quedó una donde ponía lo siguiente: -uno de vosotros desaparecerá y os quedaréis solo dos, si queréis encontrar a vuestro amigo tendréis que entregarme las dos cosas más valiosas que tengáis, juntadlas en la carta y decid tres veces : -yo no quiero ser el amigo de Eustaquio, yo no quiero ser el amigo de Eustaquio, yo no quiero ser el amigo de Eustaquio.


Los monchatos aparecieron en un bosque lleno de árboles y arbustros. Bartolomé: -Josefino yo no creo que debamos decirlo me da un presentimiento muy malo es mejor no decirlo, diremos lo contrario y vamos a saber quien escribió la carta porque no lo tengo muy claro. Josefino: -vale o sea que hay que decir yo sí quiero ser el amigo de Eustaquio. Eustaquio: porque en la carta está escrito yo no quiero ser el amigo de Eustaquio, eso sí que es raro porque eso se trata de que yo soy el que me voy a sacrificar y yo no quiero, no quiero, no quiero... yo quiero vivir y casarme, tener mujer, tener hijos, tener un trabajo y estar con vosotros. Eustaquio empezó a llorar porque iba a sacrificarse pero en la carta ponía que iba a desaparecer no que se iba a sacrificar. Los monchatos se abrazaron un buen rato, la carta reflejó una luz brillante y salió una mano para que Eustaquio se fuese dentro de la carta... pero estaba como embobado. Josefino y Bartolomé le estaban llamando la atención pero nada Eustaquio sin responder, lo único que tenían que hacer como verdaderos amigos era ir con él. Bartolomé: -sí vamos, coge la mano de Eustaquio antes de que se le lleven.


Josefino cogió la mano de Eustaquio y Bartolomé cogió la mano de Josefino, los tres se vieron en una habitación toda blanca iluminada. A lo lejos apareció una mujer toda fea con un grano en la nariz, una cara llena de arrugas y con un vestido de color verde, su aliento era de mofeta muerta, su olor natural era como si nunca se hubiese duchado y sus pies eran de un color morado. La mujer dijo: -hola me llamo Cara Mofeta. Eustaquio: -tú eres la mujer que no paraba de mandarnos cartas y diciendo que uno de nosotros se iba a sacrificar porque si eso es verdad es que me caes fatal y no eres la que da una buena sensación, lo siento Cara Mofeta. Otra cosa no me he presentado soy Eustaquio, el de mi izquierda es mi mejor amigo Josefino y el de mi derecha mi otro mejor amigo Bartolomé. Cara Mofeta: -sí soy yo, nadie inventó una máquina del tiempo y yo siempre he deseado tener una y evitar beber una poción que me dejó así y vengarme de esa bruja mala en vez de darme la poción para que sea flaca me dio para que sea más fea y nunca se lo voy a perdonar a esa vieja asquerosa bruja. Bartolomé: -vale ¿Y por qué nos has traído aquí? Porque no lo entiendo. Cara Mofeta: -pues yo sólo quería traer a uno pero como habéis venido los tres, o sea que vosotros os vais a quedar aquí y yo me voy porque la habitación sólo es capaz de aguantar a tres personas y así yo cumpliré mi deseo.


Josefino: -ése no es nuestro problema, y otra cosa, ¿Cómo vamos a sobrevivir aquí? No hay comida ni agua ni un servicio. sólo una habitación sin nada. Cara Mofeta: -pues, yo no sé a mí me encerraron, ellos me decían un acertijo y yo decía lo que necesitaba de verdad, nada de tonterías y si me disculpáis tengo un deseo que cumplir... adiós. Los monchatos planearon un plan para salir de esa habitación, cuando Cara Mofeta se fuera, ellos la empujarían para dentro y saldrían de la habitación. Así lo hicieron, cuando salieron de esa habitación no sabían como esa mujer les había mandado esas cartas, ni ellos sabían porque ella necesitaba un objeto de cada época, solo sabían que ellos nunca se iban a separar, ni nada les iba a enfadar. Eustaquio: -chicos, ¿Vamos a casa o queréis que vivamos otra aventura? Josefino: -ahora no pero pronto lo haremos, lo que importa es saber que nunca nos separaremos, hasta la eternidad juntos y lo mejor es que los tres hemos desaparecido juntos y ya sabemos quién está detrás de esto. Bartolomé: -sí ahora vamos, pero no sabríamos que habría pasado si hubiéramos dicho “yo no quiero ser el amigo de Eustaquio tres veces.”


Josefino: ¡Qué nos vamos a nuestra casa! Los monchatos sonrieron, los tres amigos se transportaron a su verdadera época, la quesuchosfera se derritió y la máquina del tiempo nunca existió, sólo los monchatos, que su secreto será para siempre y nadie lo sabrá.



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