2 minute read

Tribuna

Next Article
Actualidad

Actualidad

Muchas veces he dicho que no había mayor orgullo profesional para mí que estar al frente de nuestra corporación representando a los administradores de fincas colegiados. Me equivocaba. En realidad, nada hay comparable a haber tenido la oportunidad de percibir la unión de toda la profesión para afrontar juntos todos los retos que nos está planteando la crisis derivada de la emergencia sanitaria provocada por la COVID-19.

De la noche a la mañana, nos encontramos con la obligación de cerrar nuestros despachos, no atender presencialmente a nuestros clientes, no celebrar juntas, no saber si íbamos a disponer de empresas de servicios que atendieran las necesidades de nuestros clientes, desconociendo –al mismo tiempo– el alcance social y económico de esta pandemia. Y en ese complejo entorno, el conjunto de la población se ha tenido que confinar en sus domicilios, lo que ha determinado la necesidad de que todos y cada uno de los servicios que presta cada uno de los edificios del país tuvieran que funcionar perfectamente. Nuestros colegios territoriales al igual que el Consejo, se han enfrentado igualmente a un esfuerzo sin precedentes para atender las necesidades de los colegiados, pero con todas sus instalaciones cerradas. La constante aprobación de toda clase de normas, que han establecido obligaciones totalmente desconocidas e inesperadas para todos nosotros, ha creado la necesidad por parte de los colegiados de una información permanente sobre cada novedad que se ha ido produciendo. Pero no solo es imprescindible esa información, sino que la auténtica necesidad era la interpretación de cada una de las normas en lo referente a nuestra actividad.

Advertisement

Podemos afirmar con orgullo que tanto el colectivo los administradores de fincas colegiados como nuestras corporaciones profesionales han estado a la altura de las circunstancias. Todos los retos se están superando con buena nota. Compartiendo inquietudes y soluciones en circulares, redes sociales, chats o videoconferencias y, tanto con el apoyo de unos colegiados a otros como el de los colegios y el Consejo, en tiempo récord todos hemos puesto en marcha sistema eficaces para que todos nosotros y nuestros colaboradores podamos trabajar desde casa con seguridad, dando la respuesta necesaria en cada momento. Todos los administradores han continuado prestando sus servicios y logrado el funcionamiento normal de los edificios.

Y también los colegios y el Consejo han sido capaces de reinventarse para interpretar normas, a veces contradictorias, publicadas en muchos casos instantes antes de su entrada en vigor y con una referencia prácticamente inexistente al ámbito de nuestra actividad. Y el sector ha sabido tejer una red para que toda esta información llegue a cada rincón del país poniéndola a disposición de todos los colegiados con el fin de que puedan aprovechar todo los que les resulte útil.

Por todos estos motivos, mi mayor orgullo profesional es ser un administrador de fincas colegiado más, que, como cualquier otro colegiado, ha percibido como nunca el sentimiento de pertenecer a un colectivo unido, eficaz y útil a la sociedad.

Salvador Díez Lloris Presidente del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas de España (CGCAFE)

This article is from: