¡¡TAF!! RVISTA DIGITAL DE CULTURA

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¡¡ T A F !!

NÚM. 2/2010 COLECTIVO LITERARIO TIRARSE AL FOLIO



EDITORIAL ¡¡TAF!! Revista Digital Cultural. Núm. 2/2010 Colectivo Literario Tirarse al Folio: Alejandro de Diego, Begoña de Antonio, Carmen Arranz, Celia Muñoz, Cruz Cartas, Federico Fayerman, Graziela E. Ugarte, Iñaki Ferreras, Lui Antonioli, Pilar Ugarte, Theo Acedo.

SUMARIO p1 EDITORIAL p2 GALERÍA DE RELATOS - El debut. Lui Antonioli. - El jefe de estación. Celia Muñoz - Julia. Federico Fayermana - Ahora lo sé. Begoña de Antonio p10 DI-VERSO. - Y llegué a la mar. Lui Antonioli - Sin título. Cruz Cartas

Portada: Eduardo Rdguez. Lucio

Comienza el curso, atrás ha quedado el periodo vacacional y, con energía renovada por el sol del verano y una buena dosis de ilusión, afrontamos esta estación y la nueva temporada del Colectivo Literario Tirarse al Folio, con el segundo número de nuestra revista digital. El viento fresco, con el cielo blanco o plomizo, luminosidad llena de matices característica del otoño, que hace que los ocres, rojizos y sepias se conjuguen en perfecta armonía para generar belleza e inspiración, os invitamos a pasear por estar páginas. Para facilitaros el recorrido por estos senderos de letras, hemos querido mantener la imagen de las distintas secciones, con las que esperamos os vayáis familiarizando. Aunque caigan las hojas y se ralentice el ritmo de la naturaleza, también es hora de recoger los frutos del membrillo y sin dejarnos llevar por la pereza del tiempo otoñal, como podéis ver en esta cosecha, todos los componentes de TAF hemos preparado para vosotros los cuentos indispensables, poemas, entrevista, comentarios, reseñas, recomendaciones, etc.; en algunos casos pretendemos sorprenderos y siempre entretener, por todo ello, esperamos contar con vuestra atención, ya que este es el fin que nos mueve. Pasen y lean.

p13 VENTANA ABIERTA. - Reseñas libros - Entrevista a José Iglesias p19 TE LO CUENTO - Miki. Lui Antonioli. - El susto de Sara. Graziela E. Ugarte. - La gallina y sus polluelos. A. de Diego - El Granjero egoista. A de Diego - El zapatito de Verónica. Pilar Ugarte p27 UN PASEO POR... - Mérida. Iñaki Ferreras - Una ciudad.... Carmen Arranz - Espíritu creador. Theófilo Acedo - Mi música... Freddy Mayer - Las acuarelas de Eduardo Rodríguez Lucio.

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GALERÍA DE RELATOS El debut El jefe de estración Julia Ahora lo sé

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EL DEBUT Cecilia estaba emocionada, hacía meses que lo estaba en realidad, desde que supo que iba a debutar como solista en la Orquesta Nacional. Nada más ni nada menos, como decía su madre, orgullosa de tener una hija tan competente. Se le iluminaban de estrellas los ojos cuando hablaba de Cecilia, no por nada le habían puesto ese nombre, ellos adoraban la música. No podían vivir sin ella y ahora su hija cumplía con todas las expectativas que habían depositado en la bella niña. Los sacrificios, y las duras horas de trabajo diario por fin se verían compensados. Todos estaban felices y bastante nerviosos por el acontecimiento. Se enviaron invitaciones a todos los familiares y amigos, para que supieran de lo que era capaz Cecilia, de su bravura y de su tesón Los ensayos eran agotadores, pero ella enfundada en sus pantalones y camisetas holgadas, se sentía una reina. Hasta Yehudi Menuhin le

aplaudiría si la escuchara. Faltaba una semana para el debut y ya era hora de elegir el traje adecuado. Cecilia era poseedora de un cuerpo contundente y su metro setenta de estatura imprimía carácter a sus movimientos, por lo que no fue difícil decidirse por un vestido vaporoso y al mismo tiempo ceñido al cuerpo que hiciera resaltar sus hombros perfectos dejándolos al descubierto. Llegó el gran día. El Auditorio estaba a tope, no sólo los amigos y parientes sino también todos los alumnos del conservatorio, profesores y público en general amantes de la música lo habían llenado con muchas expectativas de disfrutar de un concierto que se suponía era el lanzamiento de una nueva estrella en el ámbito de la música clásica. El director la acompañó y el auditorio explotó en un frenético aplauso. Cecilia se sonrojó pero la mirada del director la tranquilizó, él confiaba en ella, y no podía defraudarle. Se sentía un poco incomoda con el vestido, no se podía mover muy bien enfundada como estaba en una vaina que acentuaba demasiado sus exuberantes formas, pero mamá lo había elegido y como siempre ella dijo que sí. Había elegido el concierto para violín y orquesta de Alban Berg, que tenía sólo dos movimientos, pero ¡qué movimientos! Era una verdadera demostración de las habilidades adquiridas durante tantos años de duro estudio y sacrificio también. Se luciría, estaba segura. Silencio. El director golpeó dos veces el atril y el sonido inundó el Auditorio. Con el primer movimiento: andante, la solista elevaba el codo que acompañaba al arco con una dulzura increíble. Cecilia se olvidó de todo, de dónde estaba, de qué estaba haciendo, sólo sentía que la música fluía con su propio espíritu y ella era la intermediaria de tan poderosa melodía y su cuerpo trasmitía la emoción que despertaba. Al llegar al allegretto su codo comenzó a elevarse y sus manos parecían entrar de lleno en esas quintas ascendentes y descendentes vertiginosas mientras su vestido comenzaba a descender por los continuos movimientos frenéticos. Cecilia no sabía qué hacer, pensaba en la música, en su vestido, que se iba bajando, en su debut, en su ilusión por ser la mejor, en sus padres en… en todo, pero la música tantas veces ensayada y tantas veces memorizada hacía que siguiera con el concierto sin importarle lo que le pasaba a su vestido. Después de todo, nunca le importó la indumentaria para gran desconsuelo de su madre.

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En el segundo movimiento, en el allegro, sintió como sus pezones querían despuntar del vestido, no le prestó importancia porque este allegro necesitaba de mucho virtuosismo con sus vertiginosos y violentos saltos del agudo al grave. Al llegar al adagio y con los codos ya más recogidos se percató que el escote ya no era tal, sino que ya su prominente pecho brotaba en todo su esplendor. No podía hacer nada, seguía y seguía con sus movimientos de arco y… terminó el concierto. Hubo un gran silencio. Todo el mundo desconcertado miraba a dos senos juveniles y portentosos emerger entre un arco y un violín… El aplauso fue indescriptible, no se pudieron medir los decibelios ya que rompieron todos los márgenes. La retrasmisión televisiva no supo cómo concluir el acto. “Cortina musical” propusieron. Cecilia agradecía, inclinándose sucesivamente, a los aplausos. Nunca supo si el éxito fue por sus bellos senos o por su interpretación de Alban Berg, pero, ¡qué éxito! Lui Antonioli

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EL JEFE DE ESTACIÓN En tierras sudamericanas, a una pedanía de las muchas existentes, llegó Casimiro José Ramales; había conseguido aprobar, con gran esfuerzo, unas oposiciones a distancia. No quiso seguir el ejemplo de sus doce hermanos, dedicados todos al trabajo agrario. Con gran contento tomó posesión de su cargo y en el servicio a los demás encontró, Casimiro, su aplicación. El tren de cercanías a la ciudad dominaba su servicio, llegaba a las ocho de la mañana y regresaba a las nueve de la noche; él, por su escaso quehacer, se tomaba todo muy escrupulosamente y diariamente apuntaba las incidencias acaecidas, los billetes vendidos, los nombres de los viajeros... incluso le restaba tiempo para charlar con unos y otros. ─ ¿Qué hay, pequeño, al Instituto y con papá, eh? Pues hala, a pasar un buen día. O con el recadero del pueblo: ─ Señor Andrés, ¿a entregar los encargos? ─ Pues claro ─ respondía ─, y no crea, que aunque no son muchos, sí son diversos y lleva un buen rato repartirlos; el resto del día hasta la hora de salida del tren lo aprovecho para ir al cines de sesión continua, que es mi gran afición, y me ve dos o tres películas. ─ Bueno, pues que lleve buen viaje y que se divierta. ─ Qué, alguna mejoría ─ se interesaba con la señora Martínez, que tenía a su marido ingresado en un hospital de la capital, y no faltaba un solo día ni aunque cayesen chuzos de punta. ─ Pues poco, la verdad; va despacito el pobre mío ─ se lamentaba la mujer ─, tengo que animarle mucho. Cierta mañana, le llamó poderosamente la atención, a tan tempranas horas, ver aparecer en la estación a doña Esperancita, potentada vecina del pueblo, la más rica, comodona y solterona, por no poder encontrar un novio que tuviera tanto dinero como ella, o más, a ser posible. Casimiro la saludó muy atento: ─ Buenos días, señorita Esperancita. ¿Cómo usted por aquí? ─ Ramales, hoy tengo que valerme de tu trenecito ─ le explicó ─; el chofer está enfermo. Necesito resolver un asunto urgente, pero en un día lo dejo solucionado. ─ Pues que así sea y que usted lo pase bien ─ le deseó Casimiro. Y más o menos, de esta manera, se desarrollaba el día a día en su estación. También tenía costumbre de dar un repaso al periódico, El Nacional, que llegaba en el tren a las ocho de la mañana para un suscriptor que lo recogía sobre las doce; Casimiro le quitaba la faja envolvente con cuidado, se ponía al tanto de los acontecimientos y volvía a enfajarlo esmeradamente. Cierta mañana le asombró una noticia: “Unos obreros de la fábrica de Cerámica, que habitualmente hacen el recorrido al trabajo a pie, campo a través, han encontrado un paquete muy bien envuelto, que les ha llamado poderosamente la atención al estar al lado de las vías del tren. La curiosidad se impone y, al abrirlo, en el interior descubren el cadáver de un recién nacido ahogado con las cintas de una faja de mujer. Estos hombres, aterrorizados por el espeluznante hallazgo, llevan al bebé muerto al pueblo más cercano y ponen los hechos en manos de las autoridades competentes. La policía investiga el luctuoso suceso y confirma que la criatura no tenía más de tres días.” Casimiro, horrorizado, acudió presto a comprobar su listado recelando de la señorita Esperanza. ─ ¡No puede ser! ─ se decía sobrecogido ─ No debo contar mis temores, no tengo pruebas ni certeza.

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¿Qué hago? No necesitó hacer nada Casimiro. La señora Martínez, que puntual acudía a diario a visitar a su marido enfermo, vio a Esperancita en el Hospital y alertó a la policía de sus sospechas; se iniciaron las pesquisas dando como resultado que los facultativos ratificaron el alumbramiento y se apresuran a verificar en la estación el viaje de la señorita a la capital. Así terminó este bárbaro asesinato que conmocionó a todos, y en particular a Casimiro José Ramales y los vecinos de una pedanía de las muchas que existen en tierras sudamericanas. Celia Muñoz

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JULIA

F.J.Fayerman A las seis de la tarde se me acabaron los cigarrillos. Antes de salir miré por la ventana hacia el cielo y decidí coger el paraguas. Amenazaba lluvia inminente. Cuando llegué al portal ya estaba lloviendo a cántaros y en la calle los automóviles comenzaban a despedir chorros de agua a su paso. Abrí el paraguas y crucé hasta el Diamante, la pequeña tasca que se había convertido en mi único proveedor. En él había todo lo que necesitaba para subsistir: café, alcohol, cigarrillos, algo de comer y ocasionalmente Loren, el dueño del Diamante, me procuraba compañía femenina. Los domingos por la tarde era el único sitio abierto del barrio donde podía encontrar tabaco y un poco de conversación. Desde el día anterior no había levantado la cabeza de la pantalla del ordenador. La novela estaba casi terminada, pero el final se resistía y amenazaba con no dejarme dormir en los próximos días. La máquina escupió el paquete de Ducados, Loren me alargó el mechero y mis pulmones corrieron con el resto. Pedí una cerveza, y me acodé en la barra mirando hacia la puerta del bar. Seguía lloviendo con fuerza y se había hecho súbitamente de noche. Apuré el vaso de cerveza y cuando me disponía a salir, la puerta del bar se abrió de golpe. Una silla de ruedas irrumpió en el local y tras ella una mujer con la cara y el pelo chorreando. Sentada en la silla, otra mujer de unos cuarenta años me miró sorprendida. Loren les ofreció una toalla y yo dos cervezas. Pidieron dos cafés. A Julia le faltaban las dos piernas de rodillas para abajo y lo ocultaba a medias tras un vestido largo y un bolso que sujetaba con fuerza a la altura de sus muslos. Era morena, de brazos delgados y cara pálida. Su mirada era firme y directa y en ella parecía haber un punto de recelo permanente que me hacía sentir incomodo. Al poco su conversación y su risa llenaron el bar y las cervezas siguieron al café y fueron cayendo una tras otra; y al dar las diez de la noche en el reloj de pared con forma de chapa de Coca Cola, nos acordamos de la lluvia. Pero ésta había cesado dos horas antes. Volvimos a vernos unos días después en el mismo bar y Julia terminó mandando a casa a la mujer que la acompañaba y era yo quien empujaba su silla cuando paseábamos cada tarde por las calles del barrio. Un accidente de automóvil cuando tenía diez años le había dejado inválida y desde entonces su existencia se había visto sometida a la silla de ruedas y a una soledad terriblemente admitida.

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El final de mi novela no aparecía por ningún lado, pese a que Julia no dejaba de aportar ideas. Pasábamos días enteros sin salir de casa y Julia conoció por fin el amor y la felicidad. Debo reconocer que al principio me costó habituarme a verla desnuda. Julia trataba siempre de esconder sus prótesis bajo las sábanas, pero terminó ofreciéndose tal como era y yo también acabé por aceptarlo. Completé la novela por fin y la Editorial la publicó dándole un respiro a mi maltrecha economía, que en honor a la verdad se había mantenido gracias a Julia y a su generosidad. Entonces conocí a Carmen.

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Ahora lo sé Mientras miro a través de la ventanilla del tren repaso mi vida y me pregunto por qué no me casé y tuve hijos. Podría haber sido con aquel extranjero flacucho que dejó de serlo cuando se marchó a California, luego se buscó una gordita como él y se compraron dos niñas. No, definitivamente no me gusta la grasa. ¿Y si me hubiera quedado con aquel tipo tan hiriente, tan moderno, el tal Pepu? ¡Pura fachada!, el muchacho era el tercero de cuatro hermanos y tan mala posición le mantenía incómodo, siempre parecía enfadado; pero el disgusto era con su mamá, los demás no teníamos culpa. No, no, hubiera sido muy mala elección y ahora él no estaría casado con una mujer que le domina y que no atiende a ninguna de sus bobadas. Peor hubiera sido quedarse con el calvo, pobrecito se tapaba la mitad de la cabeza con un peluquín imposible y nunca hablamos de ello, él hacía como que yo no me daba cuenta y yo hacía lo mismo, finalmente le devolví el anillo. Sé que tiene una gran familia y supongo que a su mujer le hablaría de su problema Aunque no sabría decir si el sociólogo medio bizco fue el peor de todos, de ese no supe más. Seguro que no se casó, era demasiado moderno, tendrá una “pareja de hecho” con la que no se sentirá feliz. Hubo otros: un arquitecto muy paleto que era amigo y quise convertir en novio, un músico caradura que pretendía que le invitara a todo porque era guapo, en realidad hubo muchos, pero ahora eso ¿qué más da?, ya no es importante, ahora tengo el pelo corto, algo de barba y me llamo Ernesto. Begoña de Antonio

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Desnudo. Maribel Cartas

DI-VERSO

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Y llegué a la mar Nací de una lágrima feliz que del cielo cayó con alegría El sol iluminaba la nieve, el suelo se abría a mis pies. 14me encontré Rodando cuesta abajo con otras miles Lamiendo y horadando la tierra, bajando entre piedras. Nieve y areniscas plateadas con nosotras venían Besando y acariciando pendientes, deteniéndonos y avanzando. De riachuelo a río llegué, cristalino y sincero fluía. Miles de plantas y flores, todas en mis laderas brotaban. Escuché sonidos irrepetibles, música sólo para mí tocada. Vi seres hermosos que a mi cauce asomaban su felicidad Y corazones latiendo en mis entrañas con futuro vital. Todo tan fugaz y no repetido jamás.

Lui Antonioli

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Ahora que sólo están la noche y las hogueras, me acomodo en el silencio, en el olor a derrota que duerme en los granados. Por un instante, olvido el rumor de sedas que se pliegan asfixiando el cantar de las ajorcas. Por un instante el chasquido feroz de los baúles, el tronar de aldabas que se cierran.

No quiero ver tanto desalojo.

Ya el polvo de sus botas llena de inquietud a mis rosales, y trastorna las aguas de la acequia.

Desvío la mirada mientras se empaña el dulzor de las moreras.

La luna vela las afrentas, redondea el hueso de tu espalda, azucara las mentiras de tu lengua, pone guante de hilo a aquella mano que debió guardar las llaves de mi puerta.

Me acomodo en el silencio

Cruz Cartas

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VENTANA ABIERTA

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BOCEGUILLAS (1925-1955) Melquiades Antoranz Robledo Alejandro de Diego Martín Ed. Aebius Este libro fue presentado el pasado verano en la localidad que le da nombre, y del que son autores Melquiades Antoranz Robledo y Alejandro de Diego Martín. Una ingente y bien estructurada crónica de vida y costumbre que Alejandro de Diego ha recopilado merced a recuerdos y experiencias propias y de viva voz de Melquíades Antoranz que, al amor de la chimenea o en las tardes veraniegas, ha ido rememorando para poder así trasmitírselas y que todos podamos conocerlas. El libro, ilustrado con numerosas fotografías, hace un recorrido por todas las casas que formaron el censo de los habitantes de la villa segoviana del mismo nombre en los años treinta y cuarenta, fundamentalmente. Está escrito en tono coloquial respetuoso y meramente informativo, salpicado de anécdotas y curiosidades, lo que hace más amena su lectura. Sus autores argumentan que este volumen, de casi seiscientas páginas, es como una herramienta de muchos usos, un pozo con mucho caudal del que cada uno sabrá cómo aprovechar su agua. Una edición muy bien acogida entre todos los vecinos y visitantes de Boceguillas, que ha supuesto un éxito de ventas, ya que se han agotado todos los ejemplares. La nota triste es que el señor Melquiades, de avanzada edad, ha fallecido recientemente después de haber visto cumplida una de sus metas más ambiciosas, al poder tener entre sus manos el resultado de una ardua y prolongada labor.

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TIEMPO DE VIOLETAS Graziela E. Ugarte Muñoz Ed. Atlantis

Tiempo de violetas, la primera

novela de Graziela Ugarte, nos cuenta la historia de Isabel, una mujer que, amenazada por el fantasma de una terrible enfermedad, rememora su pasado mientras espera el diagnóstico. Isabel es la persona que todos querríamos tener cerca por su fortaleza, por su alegría, por su forma de encarar los golpes de la vida y seguir siempre adelante. Esta novela es un canto de esperanza, una historia cotidiana, sin más pretensiones que las de reflejar el amor a la vida, a la amistad, a la fe en el futuro. Una historia de alegrías y duelos que pueden afectarnos a todos. Y es, sobre todo, una historia honrada. Su lectura nos deja una agradable sensación de confianza, una ligera sonrisa. Felicidades, Graziela. Cruz Cartas

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AUTOR: HARUKI MURAKAMI TÍTULO: TOKIO BLUES. NORWEGIAN WOOD

EL AUTOR DE CULTO QUE MÁS LIBROS VENDE EN EL MUNDO, NACIÓ EN KIOTO EN 1949. EL ESCRITOR JAPONÉS DE MAYOR PRESTIGIO, PRESENTA EN ESTA OCASIÓN LA OBRA CITADA, QUE ESTÁ PROTAGONIZADA POR JÓVENES, AUNQUE NO ESTÉ DEDICADA A ÉLLOS. EL PROTAGONISTA REGRESA A SU PAIS Y SE SUCEDEN UNA SERIE DE RECUERDOS QUE LE VAN AFECTANDO EN SU INTERIOR. LO QUE MÁS ME HA GUSTADO HAN SIDO LAS DESCRIPCIONES ¡SON ESTUPENDAS! EN ALGUNOS MOMENTOS ME HA PARECIDO EXTRAÑO EL DESARROLLO DE SUS RELACIONES CON LAS MUJERES; POSIBLEMENTE HABRÁ QUE CONOCER MÁS EN PROFUNDIDAD LA CULTURA JAPONESA. ¡ATREVEROS CON ÉLLA!

CARMEN ARRANZ CASTRO

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ENTREVISTA A JOSÉ IGLESIAS El poeta extremeño José Iglesias Benítez nace en Villalba de los Barros, estudió magisterio, es licenciado en Historia del Arte y Presidente de la Asociación Cultural Beturia. Invitado por su amigo y colega, Theo Acedo, visitó nuestra tertulia y tras disfrutar de una amena y aleccionadora tarde en su compañía, tuvo la amabilidad de someterse a una rueda de preguntas. –

¿Desde cuándo resides en Madrid?

– Al cumplir los 22 años y no volvería a vivir en mi tierra, aunque tampoco puedo vivir sin ella, porque la capital ofrece más oportunidades. Enseguida me introduje en círculos literarios y culturales. –

¿Cuándo empezaste a escribir?

– Mi madre guarda una especie de cuadernillo que hice con unas hojas dobladas y cortada en varios trozos, con un dibujo en la portada y un cuentito escrito; luego, con un trozo de alambre lo ataba y quedaba como un librillo. –

¿En qué te inspiras?

– En anécdotas, situaciones, imágenes… Son chispazos que después hay que convertir en un soneto, y ahí entra el trabajo de “carpintería”, porque si te limitas a rimar simplemente y no hay algo detrás, es sólo papel mojado. La rima tiene que estar al servicio de poeta para darle forma al fondo. En resumen, que escribo como siento, es un acto de intuición y emoción, sea libre o con rima. El poema tiene que tocar el alma para que al lector le llegue.

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– ¿Escribes cada día? – No puedo crear a diario, ¡ojala! Como os decía, primero es el destello, el chispazo que surge en cualquier momento, de día o de la noche, y del que me apresuro a tomar nota; ir madurando la idea, un poco de labor de “carpintería” y al final surge el poema o puede que no llegue a nada. No todos los versos quedan como a mí me gustaría. – ¿Qué es para ti la poesía? – Imágenes, las palabras tienen que estar llenas porque sin profundidad son vanas y no transmiten. Indudablemente las metáforas tienen que tener un sentido, no sirve de nada formar una rima si la imagen se difumina y pierde su labor de comunicación, aunque lo importante es que cada poema tiene tantas interpretaciones como lectores. El poso de la emoción es lo que crea el verso. – Y si no fueses poeta… – Sería uno más que va en el metro. Escribir es elegir y esta es mi forma y no busco más. No pretendo ganar la gloria. Escribo por necesidad. – ¿En qué estás trabajando ahora? – Esto un poemario sobre la luz. Una luz interior, simbiosis entre luz y corazón. Muchas gracias, Pepe, por concedernos tu tiempo. Como broche de oro, ¿podrías recitarnos algún poema?

RISA Dame tu risa, amor. La risa es buena. Hay que morir de risa cada día. Que mi llanto no empañe tu alegría. Que no te muerda el lobo de mi pena. La risa es un torrente de ancha vena. Si no corriera, amor, se estancaría. Deja libre su alegre algarabía que el agua que no corre se envenena. Deja volar los pájaros en celo de tu risa de abril, hacia ese cielo donde mi corazón hunde sus ramas. Que no te contamine mi tristezaPosa tu mano sobre mi cabeza Y dime con tu risa que me amas.

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TE LO CUENTO

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MIKI

Ilustración de Adrián López Gallego

Miki era tan pequeño, pero tan pequeño, que su madre siempre creía que lo perdía. Lo que quiere decir que Miki se extraviaba y no volvía con mamá. Al ser tan pequeño se podía caer en todo agujerito que encontraba en la buhardilla y nadie se daba cuenta de sus paseos por el techo, por las paredes, por el piso… En fin, que Miki era un quebradero de cabeza para sus padres. A la hora de la comida, había que buscarlo entre las mil y una ranuras del parquet. Y no digamos a la hora del baño, eso era una verdadera “caza” al ratoncito. Mamá ratona se desesperaba, papá ratón no podía imponer su autoridad. Miki era distinto a sus hermanos y hermanas, que eran muchos y muy diversos unos de otros; por ejemplo, Luli era bonita, con el pelo suave y unos bigotitos pícaros, Fifi era muy grande y forzudo, con unos pinchos en la cabeza que lo hacían parecer salvaje; Sisu, en cambio, era todo un lamento, por cualquier cosa sufría y suspiraba con su hociquito puntiagudo, Mumi era la más golosa de todas las ratoncitas conocidas, claro que era redondita y cabía en una tacita de café, y así todos los demás, pero pequeño, pequeño como Miki, no hubo ni había antecedente alguno. Mamá ratona tenía miedo de que algo malo le pudiera suceder si seguía cayéndose por algún agujerito y papá ratón sufría pensando en cuál sería el futuro de su pequeño, tan pequeño. Miki, en cambio, se sentía feliz. Él podía ir a cualquier parte ya que nadie se daba cuenta de su presencia. Podía bajar al piso de abajo y curiosear por las habitaciones y eso sí que le gustaba, había miles de cosas increíbles en esos lugares, y hasta comida muy rica encontraba debajo de los muebles. Su vida era estupenda: sus hermanos se ponían nerviosos con él, sus padres se angustiaban, o sea que le querían y estaban pendientes de todas sus incursiones. Ser pequeño ya no era un problema, era una ventaja.

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Una noche llegó a la habitación de Santi y sintió una corazonada, el perfume a niño recién bañado, la respiración tranquila, la tela que lo cubría tenía un perfume especial, la cosa en la que apoyaba su cabeza era suave, el cabello de ese monstruo tan grande y rosadito era acogedor, parecía un nido para refugiarse, y se refugió. Allí estuvo toda la noche. De vez en cuando bajaba y comía alguna miguita muy dulce que por el piso estaba perdida. Luego volvía a su cobijo entre los cabellos de Santi. Los dos durmieron felizmente juntos. Cuando comenzaron los ruidos de la mañana, Miki se movió, pero Santi también se rascó la cabeza y la sorpresa de los dos fue increíble. Un ¡Oh! Y un ¡Ah! Y un “quid quid“, muy seguido, fue la presentación. Santi, sin asustarse, ofreció su mano mientras Miki, quidqueando con su hociquito, olía ese perfume a niño limpito. Se sonrieron; Santi se sentía feliz con tener un animalito tan pequeñito en su mano que le hacía cosquillas con la colita tan larga que tenía y Miki, por su parte, se sentía tan cómodo en esa manita diminuta que lo sostenía. Se pusieron a hablar enseguida. Santi comenzó con explicarle que él lo cuidaría y le daría mucha comida, Miki le quidqueaba que él se sentía bien y aceptaba ser su amigo. En el bolsillo del pijama se encontraba seguro y al llegar a la cocina olfateó un perfume embriagador a tostadas recién hechas; Santi comenzó dándole trocitos diminutos de pan luego, al ver unas galletas, también se las puso en el bolsillo... Miki estaba en la gloria. Pasó luego a otro bolsillo, el del pantalón, éste era un poco más incómodo, pero como confiaba en su nuevo amigo se dejó llevar. ¡A la escuela fueron! Santi mostraba su amigo a todos los niños… algunos grititos se dejaron escuchar, pero al ver el tamañito tan diminuto nadie se asustó de verdad. Todos querían tocarlo, cosa que a Miki le molestó bastante porque su precioso pelo podía ensuciarse con esas caricias que a veces eran casi pegajosas, pero eran muy suaves, así que dejó que lo acariciaran. Encontró otro lugar para sentirse cómodo: el pupitre de Santi; arriba de los cuadernos, él también escuchaba y con su colita ayudaba a Santi en las respuestas que el profe hacía. Fue una gozada estar acompañado por tantos niños, que le regalaban cosas ricas. En cambio, en casa, mamá ratona y papá ratón ya no sabían dónde buscarle, ¡hasta bajaron al jardín! Sus hermanitos también estaban preocupados y corrían por toda la casa arriba y abajo sin ver por ningún lado a Miki. Por fin, todos cansados se reunieron en la buhardilla y tristes y acongojados seguían esperando a que apareciera desde cualquier huequito. Finalmente por la tarde, Santi llegó del colegio y Miki se despidió con un quid quidco, que quería decir hasta pronto, y se marchó apresurado y con la colita revoloteando hacia sus padres, que al verle se pusieron muy contentos. Miki les contó a todos lo que había pasado y cómo se había divertido con su nuevo amigo. Todos alegres festejaron la buena suerte del pequeñín y coincidieron en que ser tan diminuto no era nada malo, ya que le había proporcionado comida y amistad. Lui Antonioli

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EL SUSTO DE SARA Sara siempre había sido una niña intrépida y atrevida. Al poco tiempo de empezar a caminar, con pasos aún inseguros, ya conseguía encaramarse sola a un taburete, sin caerse. Como también era muy presumida le gustaba disfrazarse; un día decidió que se quería poner su vestido de princesa y fue a su armario a buscarlo. Miró y rebuscó en los cajones, pero no lo vio y revolvió todas las perchar sin conseguir encontrarlo. Ya estaba cansada de tanto buscar cuando escuchó los pasos de su hermano Alberto subiendo la escalera, pensó entonces en darle un susto y cerró la puerta del armario por dentro, escondiéndose entre la ropa. Estaba segura de que Alberto la buscaría allí y cuando abriera la puerta, ella saldría de pronto y le asustaría mucho. Seguro que los dos se reirían divertidos. Esperó y esperó pero Alberto no venía a buscarla, estaba demasiado entretenido con su video consola como para acordarse de ella. Sara no quiso salir de su escondite hasta que él no la encontrara. Pasó el tiempo. Allí dentro se estaba calentito, no se oían ruidos, ni había luz, y sin darse cuenta Sara se quedó dormida de aburrimiento. Se despertó sobresaltada cuando escuchó a su madre llamándola. - Sara, Sara, Saraaaaa. ¿Dónde estás hija? La buscaban ¿Cuánto tiempo se había dormido? Se acurrucó un poco más en el armario y escuchó cómo Alberto también la llamaba. Por la rendija de la puerta del armario vio agacharse a su hermano y buscarla debajo de la cama, quitar los muñecos y el edredón y mirar bajo la almohada y entre las sábanas. Ella se rió entre dientes, divertida y siguió acurrucada sin hacer ruido. Pero Alberto parecía nervioso y se fue corriendo sin mirar en el armario. Sara decidió cambiar de escondite y meterse debajo de la cama, seguro que allí ya no volvía a buscarla.

Ilustración de Adrián López Gallego

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Oyó la puerta de la calle y escuchó que su papá también se unía a la búsqueda de la niña perdida. Ella pensaba que sólo era un juego hasta que escuchó llorar a su mamá, que salía al jardín llamándola. Con mucho cuidadito bajo la escalera, sin encontrarse con nadie. Oyó la puerta de la calle y escuchó que su papá también se unía a la búsqueda de la niña perdida. Ella pensaba que sólo era un juego hasta que escuchó llorar a su mamá, que salía al jardín llamándola. Con mucho cuidadito bajo la escalera, sin encontrarse con nadie. El abuelo hablaba solo, como siempre, lamentándose, paseando de un lado a otro… y parecía enfadado; cuando se volvió de espaldas y antes de que la viera se metió debajo de la mesa, desde allí podría enterarse mejor de todo. Con tanto lío Sara estaba asustada y no sabía que hacer. Entró su mamá llorando desconsolada, papá la abrazó y le dijo que se calmara, que Sara no podía estar lejos. Alberto, también empezó a gimotear. ¿Dónde estará mi hermana? ¿Se la han llevado, mamá? - ¡Qué tontería…! ¿Quién se la va a llevar? –dijo su padre con voz muy fuerte. El pequeño Sergio, gateando se acercó a la mesa. Había descubierto a Sara. - Tata, tata… -decía el chiquitín de la casa. Eva, su mamá, sacó a la niña y la abrazó muy fuerte. Después la miro a los ojos y le dijo: Me dan ganas de castigarte o darte unos azotes. Hija ¿dónde te habías metido? ¡Menudo susto! Llevamos dos horas buscándote… Mami solo era un juego –dijo Sara haciendo pucheros y abrazando muy fuerte a su mamá. También les dio unos enormes abrazos de oso a Alberto, a papi, al abuelo y al pequeño Sergio. Mamá hizo la cena y todos cenaron contentos. Graziela E. Ugarte

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LA GALLINA Y LOS POLLUELOS Tuvo una gallina cinco polluelos en su último incubamiento, pronto despuntaron los pollos y le propusieron a su madre ir a buscarse la vida a otros corrales pues en el suyo había muchos gallos peleones. La madre gallina, que tenía un almacén muy cortito en viandas, tuvo que hacer más de un milagro para poder llenar el atillo de todos sus hijos y que así no les faltara de nada en el viaje de búsqueda de nuevos cobertizos. Ese invierno duró mucho, más que otros, y la pobre gallina que ya era algo mayor, lo pasó muy mal porque tenía la despensa vacía y sus amigas se cansaron de asistirla todos los días. Estuvo muy enferma, desnutrida y casi se nos muere, sólo le quedaron los huesos y el pellejo por la falta de recursos. Y así suele suceder que a “quién da la hacienda antes de la muerte merece que le den con un canto en los dientes Alejandro de Diego

Ilustración de Adrián López Gallego

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EL GRANJERO EGOÍSTA Había una vez un granjero que no quería saber nada de sus vecinos. Presumía el buen hombre de no necesitar a nadie para hacer todas sus cosas y así transcurría el tiempo de su vida tan feliz. Se dedicaba nuestro granjero a criar cerdos para luego venderlos en el mercado. Un año que hubo una peste muy mala solo consiguió criar ocho y cuando ya estaban muy gordos los subió a todos en el carro para llevarlos a la feria. Como no quería que le ayudasen sus vecinos, se rompió una costilla y se dobló los riñones en el trabajo de subir a todos al carro. Al llegar al río buscó el vado más sencillo para pasarlo, pero mira por donde una rueda se partió, resquebrajándose el carro, cayeron todos los gorrinos en lo más profundo y como iban atados, no se podían mover. Empezaron a tragar agua y uno tras otro comenzaron a morirse. El granjero magullado no podía desatarlos y bastante tenía con salvarse él. Algún vecino que lo vio, no hizo ningún caso del suceso, por no ser invitado a prestar auxilio. Y así suele suceder que a “quién solo se come su gallo sólo ensille su caballo”. Alejandro de Diego

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EL ZAPATITO DE VERÓNICA. Soy un zapato del pie izquierdo; tenía un compañero, del pie derecho, pero se perdió. Nos compró Paloma, la mamá de Verónica, cuando la niña empezaba a andar y fuimos sus primeros zapatitos. La verdad es que éramos monísimos, tan pequeñitos, con una piel suave de color rosa y la cara de un gatito con los bigotes blancos, muy largos. Verónica caminaba como un patito, a pasitos cortos, con los brazos abiertos, pero enseguida se cansaba y se dejaba caer al suelo. Si alguien le cogía la mano entonces se animaba y no quería parar. Su mamá pensó que si la niña sujetaba algo se sentiría más segura. Y así fue: le daba un muñeco para que lo paseara y, abrazada a él, recorría toda la casa. Pero los niños crecen muy deprisa y nosotros, los zapatitos rosa con la cara de gato, le quedábamos pequeños y nos guardaron en una caja. Allí estuvimos algún tiempo, olvidados en un maletero hasta que Verónica tuvo una hermanita, Blanca, y volvieron a sacarnos a pasear. Fue precisamente en un paseo por el parque que se perdió mi compañero. Cuando Paloma se dio cuenta volvió para ver si lo encontraba, pero no apareció. Yo ya no servía para nada sin pareja, pero Paloma dijo: lo guardaremos de recuerdo. Y aquí sigo, en la habitación de las niñas; las pequeña juegan conmigo, me meten de todo: calcetines, piezas de puzzle… También me utilizan como cuna para un muñequito chiquitín. Me gusta escuchar a Paloma cuando le explica a sus hijas, como si fuese un cuento, que aprendieron a andar conmigo porque fui su primer zapato. FIN Pilar Ugarte

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UN PASEO POR...

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Mérida, ciudad milenaria La capital de Extremadura, Mérida, está llena de historia, sobre todo, romana y de otras culturas. En ella destacan el teatro y el circo romanos. Pero tiene mucho más que descubrir. Por Iñaki Ferreras Mérida sorprende. Dirigiéndonos hacia ella, desde el extremo Oeste del aquí caudaloso río Guadiana, a pocos kilómetros de distancia, la ciudad milenaria parece poca cosa: un pequeño asentamiento urbano, con casas bajas de mal material y una periferia destartalada. Es cuando nos adentramos, poco a poco, en ella, cuando nos damos cuenta de lo equivocados que podemos llegar a estar jugándola sin conocimiento de causa. Sí, porque Mérida es una maravilla histórica –no tanto en cuanto a su arquitectura moderna, aunque hay un par de ejemplos destacables, como el edificio de la Junta de Andalucía y el Palacio de Congresos, a orillas del río. La ciudad fue fundada en el año 25 a.d.C., con el nombre de Emérita Augusta, con soldados “eméritos” licenciados del Ejército romano, de dos legiones veteranas de las Guerras Cántabras: Legio V Alaudae y Legio X Gemina. Dichas legiones se ubicaron en el poblado ya existente, a cambio de darles la categoría de ciudadanos romanos a los antiguos pobladores. La ciudad fue la capital de la provincia romana de Lusitania (actual Portugal). El término “emiritus” significaba en latín “retirado” y se refería a los soldados jubilados con honor. Sus ciudadanos fueron adscritos a la tribu Papiria. De este modo, Mérida inicia un periodo de gran esplendor, del que dan testimonio sus magníficos edificios de la época romana: el teatro, el anfiteatro, el circo, los templos, los puentes y los acueductos. Durante siglos, y hasta la caída del Imperio Romano, Mérida fue un muy importante centro jurídico, económico, militar, cultural y una de las poblaciones más florecientes en época romana. En épocas posteriores, la ciudad sufrió incursiones de los pueblos bárbaros, hasta el asentamiento de los visigodos, que la hicieron capital de su reino y, por lo tanto, de Hispania, durante los siglos VI y VII. Asimismo, fue sede metropolitana, hasta 1119, en que se trasladó a Santiago de Compostela. A principios del siglo XIII, en 1230, las tropas cristianas de Alfonso IX conquistaron Mérida y la convirtieron en sede del Priorato de San Marcos de León de la Orden de Santiago. Y será en la época de los Reyes Católicos cuando la ciudad inicie una recuperación política, gracias al apoyo del Maestre de Santiago, don Alonso de Cárdenas, defensor de la causa de Isabel la Católica. La invasión francesa supuso para Mérida, igual que para el resto de Extremadura, una lamentable pérdida de parte de su patrimonio histórico-artístico. Posteriormente, la situación como nudo ferroviario de la capital la han convertido en un núcleo industrial y de servicios en alza, desarrollo definitivamente respaldado con su designación, en 1983, como capital de Extremadura.

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Junto a esta preponderancia política e industrial, la ciudad ha despertado –y sigue despertandoun gran interés arqueológico y por parte de las instituciones regionales y provinciales, que se afanan en sacar a la luz la inmensa riqueza arqueológica que se continúa descubriendo, al estilo de lo que ocurre en Roma. Esto motivo que el Conjunto Arqueológico Emeritense fuera declarado, en 1993, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El clima de Mérida puede considerarse mediterráneo aunque levemente continentalizado, debido a su lejanía del mar. De hecho, muchos de los días veraniegos la temperatura rebasa los 40ªC.

Cultura

Es habitual que los lugares de gran riqueza histórica lo sean también en cuanto a cultura. Por eso, Mérida celebra no pocos festivales culturales y educativos, entre los que destaca el mundialmente conocido Festival de Teatro Clásico, durante julio y agosto (ver la sección “Espectáculos” de este número); el Festival Juvenil Europeo de Teatro Grecolatino, en abril; El carnaval romano de febrero; el Festival de Cine Gay y Lésbico de Extremadura; el Festival de Cine Inédito y la Feria Medieval, que, en mayo, recorre el casco antiguo. Asimismo, se ofertan numerosos actos culturales de todo tipo, en el Centro Cultural Alcazaba, Sala Trajano, el Palacio de Congresos y Exposiciones o en el IFEME, por tan sólo poner algunos ejemplos.

Teatro romano

El teatro romano es el monumento antiguo más importante de la capital extremeña. Impresiona entrando por cualquiera de sus puertas laterales porque es sencillamente grandioso. Se trata de una construcción promovida por el cónsul Marco Vipsanio Agripa e inaugurada, posiblemente, entre los años 16 a 15 adC. Desde 1933, alberga la celebración del Festival de Teatro Clásico, con lo cual, recupera su función original y trasciende el mero ornamento. Hay que recordar que a los romanos no les gustaba el teatro y que básicamente utilizaban estos espacios como foros de discusión política. Únicamente, los usaban como para la función teatral en el caso de espectáculos de pequeño calado. De este modo, los actores eran considerados como lo más bajo de la sociedad, al estilo de los esclavos. Parece mentira creerlo, situándonos en su graderío (cávea) con capacidad, en su momento, para 6.000 espectadores. El frontal de la escena (scaenae frons) es la vista más espectacular y característica del teatro. Está formado por dos cuerpos de columnas corintias con basamentos y cornisas de mármol, adornado con esculturas en los espacios entre columnas y en él se abren tres puertas, una central, llamada “valvae regia” y dos laterales, denominadas “valvae hospitalia”. Tras la escena, se encuentra un frondoso jardín con una zona apergolada (“peristilo”).

Anfiteatro El anfiteatro romano es una construcción más del gusto popular que el teatro. Inaugurado en el año 8 a.d.C., este edificio estaba destinado a las luchas entre gladiadores, entre fieras o entre hombres y fieras. Roma daba tanta importancia a estos edificios públicos destinados a la diversión y la

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discusión política porque tenía muchas vacaciones al año: hubo momentos del Imperio en que los ciudadanos disfrutaban de cerca de doscientos (sí, doscientos) días festivos anualmente, por lo que el Gobierno se sentía en la obligación de tenerlos entretenidos de alguna forma. Es un edificio formado por una arena central de forma elíptica, rodeada de un graderío, capaz para 15.000 espectadores, dividido, al igual que el teatro, en tres zonas. De ellas actualmente, sólo se conserva la inferior ya que las otras dos superiores fueron utilizadas, tras su caída en desuso, como cantera para las construcciones adyacentes. Llama la atención que, como consecuencia de esta utilización, prácticamente todo el circo, con el paso de los años, se fue recubriendo de tierra y hierba. Así, nos hacemos una idea del ingente trabajo realizado por los arqueólogos y técnicos en su desenterramiento.

El circo Con sus más de 400 metros de longitud y 100 metros de anchura, el circo era el mayor de los edificios de la ciudad y, junto al anfiteatro, el que gozaba de los favores de un público más dado a emociones fuertes que a cultas obras teatrales. Debido a sus grandes dimensiones, se encontraba fuera del recinto amurallado de la ciudad, al lado de la calzada que unía Emérita con Córduba (actualmente, Córdoba) y Tolletum (Toledo). Asimismo, tenía un aforo de 30.000 espectadores distribuidos en un graderío con la ya clásica división en cáveas, marcada por las diferentes procedencias sociales de sus ocupantes (lo mismo que ocurría en el teatro, donde los poderosos se sentaban en las primeras filas de las gradas y los esclavos y mujeres, en las últimas).

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El puente y mucho más El puente romano se puede considerar el origen de Mérida. Es, de todos modos, el que marca su trazado, siendo prolongación de una de las arterias principales de la colonia, el Decumanus Maximus. Impresiona su estupendo estado de conservación. Merece la pena darse un paseo desde el otro lado de la ciudad, hacia su casco histórico, por la noche, con las luces encendidas reflejando en las densas aguas del Guadiana. Esta obra maestra de la arquitectura romana llega a los 792 metros de largo y es uno de los mayores puentes que se conservan de esa época. Una vez cruzado el puente, nos topamos con la Alcazaba árabe, construida por Abderramán II, en el año 835 d.C., como bastión para controlar la ciudad, que, desde el año 805, contínuamente se había revelado contra el dominio emiral. Es una construcción compleja, que consta de un gran recinto cuadrado de 130 metros de lado, capaz de albergar a un buen número de tropas. En su interior, se encuentra en perfecto estado un maravilloso aljibe, edificio singular donde los haya, que servía para recoger agua del mismo río mediante una cisterna filtrada, a la que se accedía con un doble corredor desde el piso bajo de una torre. En uno de sus extremos, se construyó un convento para la Orden de Santiago y que, actualmente, es la sede de la Presidencia de la Junta de Extremadura. Junto al puente romano, hay adosado otro recinto más pequeño, el denominado alcazarejo, que controlaba el paso del río a la ciudad. Nos adentramos en el casco antiguo y comenzamos a sentir el olor a mezcla de culturas: romana, árabe, mozárabe, cristiana. Pasamos por delante de la Basílica de Santa Eulalia, del siglo V, la imponente catedral de Santa María la Mayor, del siglo XIII y los templos que, de repente, surgen como amapolas en los campos de trigo: el de Diana, de finales del siglo I a C., o el arco de Trajano, de cerca de 14 metros de alto. Por todo esto y mucho más, merece la pena que nos dejemos sorprender por Mérida.

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UN PASEO POR ESCOCIA

Escocia, junto con Inglaterra y Gales forma Gran Bretaña. Su capital es Edimburgo, pero su ciudad más grande es Glasgow. Tiene casi ochocientas islas de las que ciento treinta están habitadas. El idioma gaélico escocés es la única lengua celta que ha sobrevivido y se habla principalmente en las Highlands y las islas Hébridas. Los bancos escoceses emiten su propia moneda, la libra escocesa. Para hacer un recorrido por esta interesante nación necesitas al menos una semana y mejor ir en verano, aunque en julio, cuando yo fuí, hacía mucho fresquito y llovía. La llegada puede ser en Glasgow y en esa gran ciudad se puede visitar la catedral, la gran mezquita, la Universidad, George Square y el Ayuntamiento. Os recomiendo una visita a New Lanark, que es una aldea del siglo XVIII, donde comenzó la revolución industrial Es muy interesante. No os debéis perder un desayuno escocés, si conseguís tomarlo todo aguantáis hasta la cena estupendamente. Una zona preciosa es la montañosa de los Trossachs, donde está situado el castillo Striling. . Otra visita recomendada es la isla Skye, se puede ir en ferry o cruzando un gran puente. Durante el trayecto se ven paisajes maravillosos, con unas cascadas magníficas. En la isla hay que acercarse a las Kits Rocks, que son unas acantilados fenomenales. Vuelta a tierra firme y visitar el castillo de Eilean Donan, uno de los más fotografiados del país. En las Highlands o Tierras Altas, hay que visitar el Wester Ross, Inverewe Gardens (jardines subtropicales que sobreviven gracias a la Corriente del Golfo) y, por favor, no os perdáis un paseo por el lago Ness, una visita a una destilería de whisky (es el mejor del mundo) y terminamos en Edimburgo, una ciudad encantadora, romántica y que gusta a todo el mundo.rebaños, rebaños y más rebaños de ovejas y no he probado ni una chuleta de lechal. Disfrutar del viaje ... Carmen Arranz

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MI MÚSICA DE LOS SESENTA Por Freddy Mayer

LOS SONOR Este grupo músico-vocal nació en Madrid en el año 1961 capitaneado por Carlos Guitart, con Manuel Escobar, Joe González y José Antonio Otero. Posteriormente se fueron uniendo otros siete músicos, cubriendo las bajas que se iban produciendo al marcharse algún integrante a otros grupos. Inicialmente se constituyeron como un grupo melódico, (Melodía encadenada fue su mayor éxito) para después adaptar bailes de moda en sus canciones (Super Twist, Hully Gully). En el año 1963 tomaron otros derroteros y su música pasó a ser Rock Instrumental (Barracuda), para terminar su trayectoria interpretando sus propias adaptaciones de canciones folklóricas o Spanish Sound como ellos mismos denominaron (Los cuatro muleros, El Relicario twist, Los Campanilleros o la Malagueña).

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Durante su andadura que terminó en el año 1965 (En un mercado Persa), grabaron 15 EP (discos de vinilo con cuatro canciones) y un LP, y pasaron hasta diez músicos por sus filas, que luego fueron integrando otros conjuntos. Seguramente fue el grupo que más músicos aportó al panorama musical de entonces. Tony Martínez y Manolo Fernández formaron junto a Mike Kennedy en Los Bravos. Carlos Guitart pasó a Los Flecos. Manuel Escobar (Emmanuel) creó La Compañía. Joe González acabó en Los Pasos. Jorge Matey formó con Los Pekenikes. Y Luis Eduardo Aute y Manolo Díaz continuaron su carrera en solitario, obteniendo gran éxito como cantantes y como compositores. En el año 68 falleció Manolo Fernández y en el 79 Carlos Guitart. Sus grandes competidores fueron Los Pekenikes, Los Milos, Los Estudiantes, Los Relámpagos, Los Continentales y Los 4 jets. Los Sonor han pasado a la historia como uno de los conjuntos musicales de su época más nombrados, pero paradójicamente menos escuchados. MÁS SOBRE LOS SONOR: Pop español (Tomo 3) Ediciones Orbis, S.A.

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ESPÍRITU CREADOR (REFLEXIÓN) Por Theófilo ACEDO DÍAZ Creo porque creo. No se alarme el lector. No hay confusión ni se trata de un descuido al pulsar las teclas de la computadora, ni un patinar de las neuronas, ni un juego de palabras polisémicas… porque crear es un verbo y creer otro. Formas idénticas en su presente de indicativo que la semántica clarifica. Está claro que sólo crear quien creer. Esta es su relación. Creer supone un estado mental en el que se instala la persona al ser poseedora – por convicción – de una parte importante de la verdad. La otra porción está en las circunstancias y el los demás. Así esta creencia se nutrirá de la emoción y la pasión desembocando, si es auténtica, en actividad generadora. Este es el PODER CREATIVO, es decir, la posibilidad de transformar algo con visos de novedad. Así, al vivir un estado de convicción, la inteligencia buscará salidas partiendo de la preocupación y la duda. Ahora bien, la actividad creadora puede desarrollarse de forma intrínseca (enriquecimiento interior) o exterior. Se crea porque se cree en la realidad no objetiva, en la idealidad; en la capacidad de las emociones, de las ilusiones lo cual conlleva el dominio de la técnica (arte) para expresarlas con lo que crece la autoestima. La creencia es estado y la creatividad movimiento, es decir, actividad capaz de modificar lo existente. Siguiendo este camino, las personas creativas se convierten en autoras porque agregan o suprimen algo, o mucho, a lo que ya hay con la ilusión de proyectarse en la búsqueda de originalidad como elemento diferenciador. La originalidad será siempre de obligada pretensión. Sin esta premisa, la obra resultará inconsistente aunque pueda sorprender –de primeras – a los ignarantes. La creación no surge de la NADA, sino del TODO lo que se ha sido (experiencia pretérita), se cree (presente) y se espera o aspira con dimensión de futuro. La responsabilidad es la consecuencia del poder creativo a sabiendas de que éste puede ser positivo o negativo, sin olvidar que por el primero es avanzar y el segundo retroceder. Entre ambos se encuentra la libertad de elegir.

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UN PASEO DE LA MANO DE EDUARDO RODRÍGUEZ LUCIO POR SUS ACUARELAS

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