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La lucha por aumentar la producción
Estos hombres son mineros de una rcgiún de Inglaterr;"l llamada Gales. Se ganan la vida en la entrafía de la tierra, a miles de pies de profundidad, sacando carbón de piedra.
El trabajo del minero de carbón es uno de los más duros que hay. Al amanecer baja a los oscuros fondos de la mina, dejando atrás la luz del sol y los árboles y el campo. Lleva en sus manos un pico o acaso una pesada barrena movida por máquina; en la lleva un casco en el que hay una lámpara, una pequeña lámpara que arroja un débil rayo de luz sobre las neg1 as paredes de los fosos de la mina donde pasa el día trabajando.
E n las profundidades de la tierra el minero va perforando la masa rocosa del carbón Y abriendo lentamente un túnel bajo miles y miles de toneladas de roca que a la más leve falla podrían aplastarlo. A menudo tiene que recostarse acurrucado sobre un hom· bro, en un angosto nicho donde apenas le queda espacio para mover el pico que arranca el negro mineral.
Y de aquel antro surge al terminar sus ocho horas de trabajo ubierto con polvo de carbón. Sus ojos parpadean cegados por la luz mortecina de un:l tar?e cuyo día pasó sin que él lo hubiera visto.
Hay minas subterrnneas en muchas partes del mundo. En ellas los hombres arrancan no sólo carbón para mantener encen· didos los hornos de la industria, sino metales también para hacer máquinas e instrumentos.
Los mineros que horndan la tierra forman parte del de t naces luchndores qu quieren dominar a la naturaleza Traba· jan para ganarse la vida y sostener a sus f Con el dinero que ganan compran alimentos Y ropa que otros trabajadores en otro sitio produjeron. Tal la ley de esta lucha con la naturaleza que ha hecho necesario que cada hombre e esp cialicc en una fíjense en este ejemplo: los agricultores fueron poco a poco dejando de hacer su propia ropa y aprendier on a comprársela más barata a las grandes fábricas donde obreros ad iestrad os fabrican vestidos y ropa de todas . clases en grandes cant idad es por medio de complicadas máquinas . Los qu e hacían ropa dejaron de se mbrar y de cosechar hortalizas o de criar animales para su propio consumo. En vez de hacerlo así, le compraba n esos productos a los agri culto· res que se habían especializado en cosechar horta li zas o en' criar ganado.
Hacen uchvs años un ag;ti..:.ultuf t<:rna que p11..>dltc_ir tudu cuan· to el y su famiha nccc.,1taban: t.:! ali111ento paru la comida diaria, el hilo o el algodón o la lana para el vestido, Ja madera para la ca· baña, la leña para calentarse. En otras palabras, el agricultor vivía encerrado en su finca que era casi su único mundo . Pero de eso hace mucho tiempo.
Fué cambiando a medida que el hombre perfeccionaba sus instrumentos. Es por ello que la central reemplazó al trapiche, el camión a la carreta , la fábrica de tejidos a la rueca. Y así la lucha con la naturaleza pasó a ser en todo el mundo la lucha por aumentar la producción.
Y. lo mismo ocurrió en la producción de casi todo cuanto consume el hombr e: la pesca se ha convertido en ocupación de espe· cialistas llam ados pescadores; la fabricación de muebles es hoy tarea de unos especialistas llamados ebanistas que a menudo trabajan en grandes fábricas operadas a máquina; y aún la producción de alimentos en sí ha venido a ser tarea de especialistas. Y vem os cómo un agricultor de trigo deja la crianza de vacas lecheras para ponerse a sembrar su trigo; y un agricultor cañero deja de producir café para. dedi carse só lo a la caña, y así por el estilo. El que tiene una vaquería trata de produc ir más y más cuartillos de leche y con el dinero que le saca a la leche compra el pan y el azúcar y el café que necesita.
La hum anidad ha adelantado mucho desde el día en que el primer agricultor comenzó la lucha con la naturaleza. sembrando semillas y cosechando frutos. Desde entonces los hombre han aprendido no sólo a obligar a la naturaleza a que le dé lo que ellos necesitan, sino que han aprendido también a tran.,fonnar lo que cosechan sobre la tierra y lo que sacan d e debajo de la tierra eq &fticulo..; y cosas que el hombre nece ita. ""
Ei pedazo de palo de hacer hoyos fué uno de . los primeros instrumentos que aumentó la potencia de la mano del hombre.
La azada, un paso de avance sobre el pedazo de palo, aumentó todavh má s la de esa mano.
Et arado tirac.10 por pudo hacer la de varios hombres con azadas .
La maquinaria agrícola moderna hace el trabajo de cien hombres con cien arados en el mismo espacio de tiempo. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que el producto puede venderse más barato y que más gente podrá comprarlo.
Quiere decir también que muchos trabajadores tienen que vivir cerca de la mina o de lo fábrica para hacer el trabajo que hay que hacer en la mina y en la fábrica. Y para que los dores de las minas y de las fábricas conseguir ropa y ali· mentos y medicinas y todo lo que necesitan, es necesario que haya almacenes y tiendas y farmacias cerca de l as casas de los trabajadoq res. Y así fué como empezó a formarse y a crecer l a gran ciudad industrial moderna, que es una organizac ión complicada 1 para producir alimentos y artículos. Estos alimentos y artícuL 1) los envía la gran ciudad a otros sitios de los que a su ve z trae lo que gran ciudad necesita y no produce.
Y así la agricultura. aunque sigue siendo de primordial importancia para el hombre, tiene hoy el complemento de la indu s tria. El hombre moderno tiene ambas activid a des a su servicio para aumentar su bienestar. Los adelantos en los medios de transportación y comunicación contribuyen. además, a que ya no existan zonas aisladas en el mundo. El com e r io es hoy más fácil y efectivo que en épocas remotas.
En Puerto Rico, pongamos por caso, producimos mucho más azúcar de la que podemos usar como alimento; nos quedamos con una poca y la mucha que nos sobra la enviamos al exterior. De los Estados Unidos, por otro lado, importamos productos que no se producen en el país: bacalao, trigo para el pan y maquinaria que se hace de metales que no tenemos en la isla . Otro tanto hacen los Estados Unidos, Francia , Venezuela, Alemania y todos los países del mundo: exportan lo que producen e importan lo que no producen o lo que producen muy escasamente.
Puerto Rico , como cualquier otro país , tiene algo qu e aportar al mu n d o ac tu a l. N o sól o pr od u c to s d e s u ag ri cultura Y d e su ind u stria , sino exp re sion es d e su cul tura, de su arte, d e s u modo de vida auténticamente puertorriqueño. El intercambio com erc ial y cultural ha expandido las fronteras de todo el mundo , y ya no somos una isla perdida en el Caribe, sino que formamos parte activa del conglomerado de países de este hemisferío. Cada puertorriqueño a su vez-trabaje en la a gricultura. e n la industria, en el comercio, en la educación , en el arte-sabe · hoy que tiene una responsabilidad que cumplir: la de aportar su labor valiosa el engrandecimiento de la civilización puertorriqueña.
Este l i bro es el segundo de otros como éste pero que tratarán sobre otras cuestiones Y que ll egarán a ustedes con regularidad. En esto s libros ustedes encontrarán que pu ed en ayudarles a decidir lo que usted e s pu ed en h ace r e n c ada una de su s c omunid ad es. Co n sérvenlo.