Mensjaero ala Blanca Mayo/Junio de 2012

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La Santidad

Mayo/Junio de 2012

MENSAJERO ALA BLANCA LA PUBLICACIÓN OFICIAL DE LA IGLESIA DE DIOS DE LA PROFECÍA

La Santidad: El Mandamiento Evangelístico Olvidado El Espíritu de santidad

Enfoque en la santidad Transfiriendo nuestra fe de santidad en el hogar

¿Creemos en Dios o No?


Hospedaje para la Asamblea Internacional

del 25 al 29 de julio

Ya puede hacer reservaciones para la Asamblea Internacional 2012 que se llevará a cabo en el Centro de Convenciones de Louisville, Kentucky. Llame al 800-743-3100 para reservar su habitación bajo las tarifas especiales de la Asamblea en cualquiera de los siguientes hoteles, o visite www.cogop.org para más información. HOTEL

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LA PUBLICACIĂ“N OFICIAL DE LA IGLESIA DE DIOS DE LA PROFECĂ?A

Contenido 2

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Segmento informativo

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Anuncio – Asamblea

4

El fuego del refinador Randall E. Howard, Supervisor General

6

5

Noticias Internacionales

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ArtĂ­culos

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La santidad: El mandamiento evangelĂ­stico olvidado Dr. Wallace Pratt

22 Compartiendo a Jesús – La última parada Perry Horner

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En pos de la santidad Tim McCaleb

23 Orando a pesar de los problemas Cathy Payne

10 El EspĂ­ritu de santidad Carswell Leonard 12 La santidad y la santificaciĂłn: Un mandato James Kolawole 14 Perder de vista el bosque Daniel Chatham

24 La generaciĂłn de la oliva Stephanie Cheek 26 Desarrollo de liderazgo en Europa Mark Menke

16 Enfoque en la santidad Dr. H.E. Cardin

27 ÂĄPor favor Ăşnase a la AsociaciĂłn del Ministerio de Patrimonio HistĂłrico para el 2012!

18 ÂżCreemos en Dios o no? Larisa Kernozhytska

28 La santidad bajo una perspectiva bĂ­blica Luis E. GĂłmez

20 Transfiriendo nuestra fe de santidad en el hogar Aileen Reid

31 JesĂşs y los hermanos HernĂĄndez DeWayne Hamby

MENSAJERO

ALA BLANCA Volumen 62, NĂşmero 3 mayo/junio de 2012

INTERNACIONALES

ConvenciĂłn Ministerial - Bolivia En el mes de diciembre de 2011 se realizĂł la CONVENCIĂ“N MINISTERIAL en la ciudad de la Paz con el lema “EN POS DE SU ESPĂ?RITUâ€?. La misma fue de gran bendiciĂłn. Durante esta actividad se dieron informes del avance de la obra en Bolivia a cargo de los tres supervisores regionales, y tambiĂŠn contamos con la presencia de los PresbĂ­teros Generales el Obispo ElĂ­as Vidal y el Obispo BenjamĂ­n Feliz quienes fueron de gran bendiciĂłn para la familia ministerial del paĂ­s. Una de las caracterĂ­sticas mĂĄs sobresalientes fue la nominaciĂłn de tres ministros para ocupar el cargo de Supervisor Nacional —ellos son el Obispo Celso GutiĂŠrrez M., Willy Estrada y Javier PatĂłn. La asistencia a esta magna convenciĂłn fue de 282 personas entre obispos, ministros y pastores. Reporte por DamiĂĄn Villanueva

21 Los CompaĂąeros en la Cosecha se involucran en el trabajo y hacen una diferencia Annette Taylor

PERSONAL EDITORIAL: Editor Ejecutivo: Randall E. Howard t &EJUPS Z 1VCMJDBEPS DeWaynne Hamby t &EJUPSB "TJTUFOUF 1BNFMB 1SBOJVL t 3FWJTJĂ˜O Departamento Mundial de Lenguajes t %JTUSJCVDJĂ˜O JosuĂŠ F. Reyes, Virginia Marrero y Rafael Alvino t %JTFĂ—P (SĂˆĂśDP Sixto RamĂ­rez t +VOUB &EJUPSJBM Londa Richardson, Cervin McKinnon, Daniel Chatham, Tapio Sätilä, Perry Horner, Hanny Vidal, Shaun McKinley y AdriĂĄn Varlack. ).&/2-!#)ĂŠ. %L -ENSAJERO !LA "LANCA ES PUBLICADO BIMESTRALMENTE POR 7HITE 7ING 0UBLISHING (OUSE CON OFICINA INTERNACIONAL DE REDACCI˜N EN . 7 +EITH 3TREET #LEVELAND 4. s -ÂŁXICO )MPRESO POR %DITORIAL !LA "LANCA &RANQUEO 0AGADO #2 $& !PARTADO 0OSTAL -ÂŁXICO $ & # 0 -›8)#/ 4EL s 2EP¢BLICA $OMINICANA )MPRESO POR #ASA DE 0UBLICACIONES !LA "LANCA #ARRETERA DE -ENDOZA 6ILLA &ARO $ . 0 / "OX 3ANTO $OMINGO

2EP¢BLICA $OMINICANA 4EL #ORREO ELECTR˜NICO IGLESIAPROF CODETEL NET DO s 0ER¢ )MPRESO POR LA /FICINA .ACIONAL DE LA )GLESIA DE $IOS DE LA 0ROFEC¤A EN 0ER¢ !VE %LMER &AUSETT $ISTRITO DE "ELLAVISTA #ALLAO ,IMA 0ERĂš 4EL #ORREO %LECTR˜NICO IGLESIADEDIOS GMAIL COM s 3USCRIPCI˜N POR UN AÂśO % 5 ! O SU EQUIVALENTE EN MONEDA NACIONAL s 0UBLISHED BI MONTHLY BY THE 7HITE 7ING 0UBLISHING (OUSE .7 +EITH 3TREET #LEVELAND 4.

0RINTED IN -›8)#/ BY %DITORIAL !LA "LANCA !PARTADO 0OSTAL -ÂŁXICO $ & # 0 -ÂŁXICO 0OSTAGE PAID #2 $& 0RINTED IN THE $OMINICAN 2EPUBLIC BY #ASA DE 0UBLICACIONES !LA "LANCA 0 / "OX 3ANTO $OMINGO $OMINICAN 2EPUBLIC s 0RINTED IN 0%2´ BY 4HE .ATIONAL /FFICE OF THE #HURCH OF 'OD OF 0ROPHECY IN 0ER¢ !VE %LMER &AUSETT $ISTRICT OF "ELLAVISTA #ALLAO ,IMA 0ER¢ s 3UBSCRIPTION RATE FOR ONE YEAR 53 OR ITS EQUIVALENT IN NATIONAL CURRENCY

DECLARACIĂ“N DE FE: La Iglesia de Dios de la ProfecĂ­a tiene sus raĂ­ces en la iglesia establecida por Cristo y bautizada en PentecostĂŠs. Creemos en la autoridad profĂŠtica y apostĂłlica de la Biblia como la Palabra inspirada, infalible e inequĂ­voca del Dios Trino y en su autoridad Ăşnica en materia de fe, prĂŠdica y prĂĄctica. Afirmamos que Jesucristo es Dios encarnado y consubstancial con el Padre, que naciĂł de una virgen y viviĂł sin pecado. Creemos en Su poder, Su muerte vicaria y expiatoria, Su resurrecciĂłn corpĂłrea, Su ascensiĂłn al Padre y que vendrĂĄ por Su iglesia. Creemos en Su reino milenario y eterno. Creemos que Él, con la participaciĂłn del EspĂ­ritu Santo, es el Ăşnico medio disponible al pecador para reconciliarse con Dios. Afirmamos que Jesucristo es la cabeza de la iglesia y que ĂŠsta, Su cuerpo, es llamada a ser santa y sin mancha, a andar como Él anduvo: en amor, humildad, tolerancia, obediencia y misericordia. Creemos en la unidad de los creyentes, en la realidad del cielo y del infierno, en la resurrecciĂłn de los salvos para vida eterna con Cristo y de los perdidos para condenaciĂłn eterna. Š Todos los derechos reservados

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Por: Obispo Randall E. Howard, Supervisor General

El Fuego del Refinador

...siempre debemos recordar que dondequiera que haya un avivamiento del Espíritu Santo en una iglesia, ciudad o nación, habrán señales claras de la transformación en la vida del creyente, pues su carácter llega a asemejarse al de nuestro Dios santo.

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Carmen Casey, en el artículo que escribió para el libro Fundamentos para Avanzar Hacia la Santidad, dice que el fuego del Espíritu cambia la sustancia de lo que haga arder. Esa es, tal vez, la manera más directa y sencilla de explicar cómo el Espíritu de Dios obra para producir la santidad en la vida del creyente. Su influencia nos cambia y nos transforma constantemente, paso a paso, a medida que el fuego del Espíritu arde y obra en nosotros. La ilustración del fuego del refinador es un ejemplo bíblico favorito que describe este proceso (Malaquías 3:3). La mena de un metal fino (como el oro) se calienta en el fuego. Las impurezas son consumidas por el fuego, pues no pueden resistir su intenso calor. La mena de oro se derrite, y se transforma de un metal sólido y quebradizo a un metal líquido que se puede verter y moldear. El fuego continúa purificando el oro hasta que el refinador pueda ver su reflejo en el mismo. Asimismo, el fuego del Espíritu de Dios obra para purificar a todo creyente que no se resista ni huya de su intenso calor. El fuego de Dios consume las impurezas que se hayan acumulado en los recovecos del alma. El fuego del Espíritu derrite toda dureza de corazón, y hace que el creyente, cual metal, se vuelva flexible, maleable y que se pueda verter fácilmente en los moldes de la voluntad y propósito de Dios. El fuego consumidor de Dios no se apagará hasta que el reflejo de Dios Padre pueda verse en la vida del creyente purificado. Ciertamente, el Espíritu Santo, como el

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fuego de Dios, es un agente primario que produce la santidad en los hijos de Dios. Romanos 15:16 dice: “Para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo”. Es posible que, debido a nuestra larga historia como denominación pentecostal, hayamos pasado por alto que el creyente es santificado por el Espíritu Santo. Tanto Pablo como Pedro emplean la frase “santificación del Espíritu” en sus escritos sobre los creyentes (2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2). Seguramente sabemos que la Biblia lo llama Espíritu Santo. Así que, es lógico pensar que doquiera que Él esté presente, estará activo en producir la santidad en la vida de los creyentes. Ya que el bautismo en el Espíritu Santo se ha esparcido alrededor del mundo, hay muchos aspectos dinámicos de Su obra que llaman la atención. No obstante, siempre debemos recordar que dondequiera que haya un avivamiento del Espíritu Santo en una iglesia, ciudad o nación, habrán señales claras de la transformación en la vida del creyente, pues su carácter llega a asemejarse al de nuestro Dios santo. Que el cuerpo de Cristo beba y se llene hoy de la maravillosa presencia del Espíritu Santo. Mientras esto hagamos, nuestras vidas reflejarán más claramente la imagen y la santidad de Cristo ante el mundo que nos observa.


Noticias de Paraguay Convención

La iglesia de la región norte en Concepción se congregó para realizar la convención regional los días 5 y 6 de noviembre. Contamos con la presencia del ministerio de esa región: los pastores Raymundo Díaz, Juan Ramón Cáceres, Isidoro Cáceres, y como invitados especiales al pastor Daniel Miller, la Directora Nacional del Ministerio de Jóvenes, el asistente del Ministerio de Niños Jonathan Verdun, pastor Gregori Barrios y el Supervisor Nacional David Esteban Orozco. En esta convención se bautizaron 9 personas.

Reunión de Pastores

Región Norte: El ministerio de todo el país se reunió en Pedro Juan Caballero por primera vez para realizar las proyecciones del 2012. Este fue un tiempo de confraternidad y mucha bendición. El

Obispo Juan Ramón Cáceres, Supervisor de la Región Norte, fue el anfitrión de este evento, quien quedó agradecido por la visita. Agradecemos a las hermanas Nilda de Brizuela y Tomasa de Palacios, coordinadoras del ministerio mano que ayuda, por su labor en hacer actividades para solventar los pasajes de los pastores y esposas respectivamente.

Ayuno y Santa Cena de Pastores en Capital Central

El segundo domingo de diciembre, realizamos la última reunión celebrando la Cena del Señor entre pastores, esposas y líderes nacionales. Tuvimos una asistencia de aproximadamente 60 personas, y fue un tiempo de refrigerio espiritual.

Campamento de Niños

Del 16 al 18 de diciembre en Carapegua

se llevó a cabo el campamento de niños del distrito central, con algunos niños del distrito sur, y una asistencia promedio de 70 personas entre niños y maestros. Un total de 15 niños aceptaron a Cristo, después del mensaje del Supervisor Nacional. También participó en la música el hermano Carlos Duarte y como maestros, Cinthia Verdun, Jonathan Verdun y Janette Fuentes. Hubo tiempo de enseñanza de la Palabra, manualidades, juegos y piscina. Dios bendiga la niñez del Paraguay y a la directora Marcela Riquelme.

Bautismo en Villeta

El domingo 18 de diciembre, 7 miembros de la iglesia en Capiata 2, ahora el Libertador, fueron bautizados por el pastor Juan Pedro Barreto. Asistieron a este servicio bautismal los pastores Baldomero Fernández, Ernesto Espinola, Juan Pablo Gonzáles y el Supervisor Nacional. Gloria a Dios por el crecimiento que se va manifestando en las iglesias locales.

Toledo Cañada

Agradecemos a los pastores por las ofrendas para la compra de ventanas de la iglesia en Toledo Cañada. La iglesia local y la familia del supervisor compartieron un tiempo de trabajo en comunión. Por: Janette Fuentes de Orozco

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ARTÍCULOS

D

urante el apogeo del movimiento de santidad en el siglo XIX, nació otro movimiento que a la postre, en tiempos modernos, habría de eclipsar al movimiento evangélico y espiritual más grande en los Estados Unidos. Comenzó con un pionero llamado William James, un psicólogo y filósofo estadounidense. Habiendo estudiado primero para ser médico, se graduó de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard en 1869. Fue un prolífico escritor que publicó cientos de artículos y estudios. También se le considera el fundador del pragmatismo. Pero ninguno de estos logros se compara con su obra, filosofía y pluralismo. A fin de cuentas, sus escritos y filosofías sobre el espiritualismo, el libre albedrío, la mente y las emociones allanaron el camino para los términos modernos “holismo” u “holístico”.1 Ahora, 100 años después de su muerte, ocurrida en 1910, sus teorías han ejercido influencia no solamente en la medicina moderna y la psicología, sino que dominan el pensamiento de muchos ministros e iglesias. Por consiguiente, se sigue más fielmente al holismo que a la santidad. A decir verdad, en el mundo occidental de hoy se practica más la “sanidad holística” que la sanidad divina. Antes de proseguir, es tal vez necesario definir los términos holismo u holístico: “1. Perteneciente o relativo al holismo. 2. Que enfatiza la importancia de un todo y la interdependencia de sus partes. 3. Que se interesa más por el todo que por el análisis o la división en partes: medicina holística; ecología holística. 4. Perteneciente o relativo a la consideración médica de la persona entera —física, psicológica o espiritualmente— en el tratamiento de un padecimiento físico o enfermedad mental”.2 Toda esta filosofía comenzó como una búsqueda por William James de la causa de su dolencia cardíaca y una enfermedad frecuente que lo obligó a viajar a Europa en barco para hallar algún tipo de remedio. Hasta hoy toda la gama del principio y filosofía holístico ha evolucionado gracias a las aportaciones de muchos filósofos y médicos que también creen en los remedios de hierbas (fitoterapia). A lo largo de la vida de William James, la investigación de las experiencias místicas fue una influencia constante.3 Comprender los datos anteriores nos ayudará en el tema de la santidad. ¿Es el holismo lo mismo que la santidad? ¿Acaso fueron los apóstoles demasiado ignorantes como para comprender el enfoque holístico de la vida? ¿Acaso necesita la iglesia tener un enfoque más holístico de la vida, en vez de sólo enseñar y buscar la santidad? Estas son preguntas cruciales; y los que ministren a las personas tendrán que contestarlas. Pero antes [de hacerlo], leamos lo que Pablo dice sobre la santidad: “Pero gracias a Dios que, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina que os transmitieron; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos

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La Santidad:

El Mandamiento Olvidado


Dr. Wallace Pratt Presidente del Comité de Doctrina Bíblica y Gobierno

Evangelístico

de la justicia. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad: así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la impureza y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Cuando erais esclavos del pecado, erais libres con respecto a la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Pero ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y, como fin, la vida eterna” (Romanos 6:17-22, Reina-Valera 1995). Este pasaje indica claramente que la santidad está íntimamente relacionada con el mensaje de la salvación y la santificación. Y esta doctrina de los apóstoles abarcaba la verdad de la santidad que anunciaban tanto a los inconversos como a los creyentes. Hace casi 30 años, se efectuó una conferencia denominacional en la cual se reunieron los “sociólogos de la religión” para discutir el tema del “enfoque holístico al ministerio en la iglesia”. Aunque hubo algunas presentaciones excelentes, otras abogaron enérgicamente por el abandono de la santidad tradicional como un método eficaz de la evangelización. Aquella reunión tuvo un efecto devastador sobre una denominación evangélica conservadora. Aunque la misma resultó en muchos ministerios nuevos que se implementaron para proveer alimentos, ropa, asistencia médica y albergue para los pobres, también los distanció de una proclamación del evangelio que cambia las vidas radicalmente. Según me han dicho muchos jóvenes en años recientes, cualquier observador cuidadoso puede declarar enfáticamente que hay hambre de oír “la predicación de la santidad” que puede erradicar el pecado, proveer sanidad instantánea, y alterar completamente el rumbo de la

vida de un recién convertido. Hace unos pocos meses, un joven me dijo: “Cada vez más, estamos oyendo sermones de ‘autoayuda’ que son sencillamente ‘para sentirse bien’, pero que carecen de poder transformador”. Para algunos de nosotros, su observación pudiera parecer una crítica, pero su sinceridad e inquietud demuestran hambre de la predicación que liberta al hombre entero de una vida arruinada y disfuncional. La santidad es el factor clave del mandamiento evangelístico olvidado. He aquí dos ejemplos en la Escritura que dan testimonio de la predicación de la santidad como mandamiento evangelístico a cada generación. Lucas 8:26-29 narra la historia del endemoniado gadareno, cuya condición era aterradora. El versículo 27 describe las trágicas consecuencias del pecado en la vida de este hombre: “Al llegar él [Jesús] a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; no vestía ropa ni habitaba en casa, sino en los sepulcros”. Más adelante, tras ser confrontado por el Santo de Dios, Aquél que tenía el poder de libertar a este hombre de su condición patética, dice el versículo 35: “Y salieron a ver lo que había sucedido; vinieron a Jesús y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios sentado a los pies de Jesús, vestido y en su cabal juicio; y tuvieron miedo”. Esta clase de obra transformadora del Santo de Dios está a la disposición de todos los creyentes hoy para que no sólo llevemos a un hombre o una mujer al evangelio, sino también transformar instantáneamente su vida. El segundo pasaje es Juan 5:1-15, en el cual Jesús se encuentra con un paralítico en el estanque de Betesda. Aquí Jesús se encuentra con un hombre incapaz de andar por más de 38 años, una condición que deformaba y hacía inservibles las piernas. Jesús le hace una pregunta específica (v. 6): “¿Quieres ser sano?” Jesús lo manda a tomar su lecho y andar,

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una acción que no podía realizar aun cuando el ángel (según el texto) agitaba el agua. El paralítico es sanado, y hace exactamente lo que Jesús le ordenó. Tras enfrentarse a los críticos religiosos que tuvieron su sanidad por quebrantamiento del día de reposo, Jesús lo encuentra en el templo y le recuerda en qué consiste el mandamiento evangelístico. Le dice: “Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor” (v. 14). Al recibir esta buena noticia, el hombre comienza a proclamar que Jesús lo había sanado enteramente. En el idioma original, el término empleado es hygies.4 Conlleva tanto un sentido literal como figurado que no solamente significa “bienestar”, sino también “sano” o “entero”. Al impartir Dios su poder a este hombre, es sanado tanto en cuerpo como en alma (como lo demuestra sus pecados siendo perdonados). No hay duda de que las personas han sido bendecidas por el enfoque holístico de la medicina y la psicología, el cual anima a los médicos y a los consejeros a examinar a la persona entera, en vez de sólo las dolencias evidentes en el cuerpo o la mente. No hay duda de que la iglesia, a nivel local y corporativo, ha desatendido frecuentemente las necesidades médicas, físicas, mentales o emocionales de la gente. Los pentecostales han tenido uno de los peores historiales en ignorar estas necesidades.5 Si queremos ser un verdadero reflejo del ministerio de la reconciliación con la humanidad en nuestro mundo, entonces tendremos que involucrarnos más con cada parte del sufrimiento de la humanidad. Así que, no podemos tolerar entre nosotros ninguna actitud de indiferencia ni tácticas evasivas para con la creciente epidemia de la violencia, la pobreza, el abuso, el sufrimiento, la depresión y la gente sin hogar en los vecindarios de nuestras iglesias. Éstos también son parte de la santidad, según lo demuestran las entradas del diario de Juan Wesley. Él escribió: “Hice recordar a la Sociedad Unida, que muchos de nuestros hermanos

y hermanas no tenían el alimento necesario; que muchos no tenían vestimenta conveniente; muchos no tenían trabajo, sin culpa propia; y muchos enfermos; que yo había hecho lo que yo podía para alimentar a los hambrientos, para vestir a los desnudos, para emplear a los pobres, y para visitar a los enfermos; pero yo solo no era suficiente para estas cosas; y por tanto, deseé [a] todos los que tenían el mismo corazón como el mío…”6 Desde este momento Juan Wesley planificó extensamente, cada martes por la noche, cómo habrían de reunirse para rendir cuentas los unos a los otros sobre su conducta diaria durante la semana anterior, y cómo podrían hacer más para saciar estas necesidades. La ironía de la situación ocurre cuando nosotros, como ministros del evangelio, comenzamos a olvidarnos de la poderosa predicación de la santidad bíblica que proporciona beneficios más allá de la conversión. Es muy tentador comenzar a tener una tendencia por la consejería, cuando lo que necesitamos es orar por liberación. A menudo es más conveniente enviar a alguien al médico que hacer “la oración eficaz” que “puede mucho”. Francamente, es más práctico hacer que un creyente con dificultades entre a un programa de rehabilitación para drogadictos o alcohólicos que sacrificar nuestro tiempo o reputación en procurar la liberación divina que “los limpia de todo pecado”. En realidad, somos incitados o tentados a adoptar otros métodos humanísticos en vez de procurar una purificación santificadora que aniquile el estilo de vida pecaminoso. Ninguna filosofía holística puede realmente lidiar con la trampa del estilo de vida homosexual como lo hace la santísima sangre de Jesucristo, la cual deshace las cosas viejas y las hace todas nuevas. Ese es el gran dilema al que se enfrentan los ministros y las iglesias hoy. ¿Cómo apreciar el enfoque holístico a la medicina y las enfermedades psicológicas (donde sea beneficioso), sin abandonar ni desatender nuestro

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más grande mandamiento evangelístico —la santidad? Con la rápida aceptación del humanismo y relativismo que hace que todo sea permisible —en tanto que le permita al individuo la libertad de actuar como le plazca— el cristiano tiene que estar dispuesto a declararle a los inconversos que hay un camino mejor y más completo hacia la victoria. El holismo puede parecer atractivo y moderno; pero si hace caso omiso del poder de Dios para libertar a una persona que esté enferma o que esté atrapada en una vida pecaminosa y destructora, entonces no es una simple filosofía; es una mentira (2 Timoteo 3:1-5). Es cierto que muchos anuncios y gurús televisivos prometen crear una nueva persona en uno; sin embargo, sólo el poder de Jesucristo puede volver a crear una santidad que produzca una vida que dé honor al Creador y a lo creado. Por último, Pablo advierte: “Pero vosotros no habéis aprendido así sobre Cristo, si en verdad lo habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos, renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:20-24, Reina-Valera 1995). 1

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Encyclopedia of Philosophy (Enciclopedia Filosófica), vol. 6 (Kansas City: Macmillan, 1969) [Pragmatic Theory of Truth|Teoría Pragmática de la Verdad], pp. 427, 428. The American Heritage Dictionary of the English Language (Diccionario American Heritage del Idioma Inglés), 4ta. Edición (Nueva York: Houghton Mifflin, 2009). Gerald E. Meyers, William James: His Life and Thought (Su Vida y Pensamiento) (New Haven: Yale University Press, 2001), p. 230. James Strong, Strong’s Dictionary of The Greek New Testament (Diccionario de Strong del Nuevo Testamento en Griego) (Iowa Falls: Riverside Publishers). Ndubisi Obiorah, Pentecostalism in Public Life (El Pentecostalismo en la Vida Pública), 18 de octubre de 2004 (Lagos, Nigeria: CLASA), p. 3. The Works of John Wesley (Las Obras de Juan Wesley), volumen I (Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1979), p. 309.


E

n la cultura posmoderna de hoy, los cristianos a menudo evitan emplear el término bíblico “santidad”. Esa timidez parece originarse en el miedo a ser tenidos por fanáticos, legalistas o mojigatos. Aun así, el llamado a la santidad para todos los cristianos aparece de manera clara e inequívoca en declaraciones bíblicas tales como: “Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:16) y “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). No hay dudas de que se requiere la santidad. Las preguntas pertinentes que se deben contestar son “¿Qué es la santidad?”, y “¿Cómo llegamos a ser santos?”

En Pos de la

Santidad

No se debe confundir la santidad bíblica con la justicia, aunque ambas estén íntimamente relacionadas. La santidad tiene que ver con el carácter interior o la condición del corazón humano. La justicia, la cual se origina en la santidad, tiene que ver con la conducta “correcta” en el sentido ético de la rectitud. Cualquier “conducta correcta” que no proceda de la santidad es una forma de legalismo. Por ejemplo, los fariseos eran meticulosos en cuanto a diezmar de las más minúsculas hierbas (conducta correcta), pero desatendieron la santidad del corazón. Por consiguiente, Jesús los condenó por limpiar el exterior del vaso y dejar el interior lleno de corrupción. Su imperativo para ellos consistió en limpiar primero el interior del vaso o del corazón (la santidad) de manera que el exterior del vaso (la justicia) también fuese limpio. Una persona puede comportarse ejemplarmente en muchas maneras y, con todo, tener un corazón pecaminoso. Por ejemplo, Jesús dijo claramente que una persona puede en apariencia serle fiel a su cónyuge, pero ser un adúltero en el corazón. Tal persona no vive una vida santa, aunque las apariencias digan lo contrario. En el Sermón del Monte, registrado en los capítulos 5 al 7 de Mateo, Jesús emplea muchos ejemplos para enseñar a Sus discípulos que la verdadera santidad comienza en el corazón. De manera que se puede vivir rectamente sin ser santo, pero uno nunca puede ser santo sin vivir

rectamente. En palabras sencillas, la santidad bíblica consiste en tener un corazón limpio. El salmista dice, en el Salmo 51:6, lo siguiente en cuanto a Dios: “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo”; y en unos pocos versículos más adelante dice: “Purifícame… lávame… crea en mí, oh Dios, un corazón limpio”. Estos versículos no sólo dicen que Dios desea “un corazón limpio en nosotros”, sino también que la limpieza de corazón es una obra de Dios. En otras palabras, nosotros nunca podemos producir un corazón santo en nuestro interior por nuestra propia cuenta. Esto nos dice que uno de nuestros roles en la búsqueda de la santidad es permitir que el Espíritu de Dios nos muestre dónde tenemos engaño en el interior o dónde tenemos una lucha interior. Por ejemplo, una persona puede, en su interior, tenerle envidia a otro individuo y no aceptarlo ante sí mismo, ni ante Dios, ni ante ninguna otra persona. De hecho, en lo exterior puede ser amable para con esa persona, actuar bondadosamente y decirle sólo cosas buenas, y aun así estar ardiendo de envidia en su interior. El Dios que ama la verdad en lo íntimo desea que tal individuo se detenga a orar para que Él pueda revelarle la cruel envidia que se ha apoderado de su corazón. Sólo entonces, tras la confesión y el arrepentimiento, podrá Dios purificar, lavar y limpiar ese corazón

de la envidia. Este es el patrón que se debe repetir una y otra vez mientras andamos en el camino de la santidad. La meta suprema de la vida cristiana es llegar a ser como Cristo. Debemos tener Su mente, Su Espíritu y Su amor. Pero ninguna de estas cosas, incluyendo Su santidad, ocurre en nosotros si no respondemos a Su gracia. Jesucristo es la personificación de la santidad. Juan escribió: “Aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Juan 3:2, 3). Este versículo nos enseña que somos participantes en hacernos puros o santos. A veces esta participación puede ser tan sencilla como responder al hambre y la sed que Él ha iniciado en nuestros corazones, o tan emocionalmente complicada como perdonar a alguien que nos haya hecho daño. Pero una cosa es segura: para poder ser santos, todos los cristianos deben ser intencionales al buscar el rostro de un Dios santo. Tim McCaleb Comité de Doctrina Bíblica y Gobierno

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El Espíritu de

L

Santidad

a pasada Asamblea Internacional impulsó a la Iglesia de Dios de la Profecía con el mandato de ir “En Pos de Su Espíritu”. En ese evento, se le encomendó al Comité de Doctrina Bíblica y Gobierno conducir a la iglesia en un estudio de dos años sobre el tema de la santidad bíblica. Nuestro patrimonio de santidad-pentecostal es la confluencia del compromiso con la santidad personal y corporativa, y el reconocimiento de la obra del Espíritu Santo en la vida de los creyentes individuales y del cuerpo de Cristo.

Como cuerpo pentecostal, es importante que al estudiar la santidad discernamos sus implicaciones pneumatológicas. A medida que procuramos, mediante una búsqueda de Su Espíritu, entender cabalmente lo que Dios está haciendo en nosotros, es vital que comprendamos que ir en pos del Espíritu de Dios es, de hecho, ir en pos del Espíritu de santidad. En Romanos 1, Pablo emplea la peculiar designación “Espíritu de santidad” al explicar cómo la resurrección de Jesús fue el

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cumplimiento del evangelio (las buenas nuevas) que Dios había prometido. En el versículo 4 dice: “...fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos” (énfasis añadido). Es evidente que esta designación del Espíritu Santo como el Espíritu de santidad era esencial para el concepto de Pablo sobre la justicia de Dios — la misma justicia que estuvo activa en la resurrección [de Jesús] y en el apartamiento (santificación) de Pablo para el evangelio.


La designación “de santidad” en relación con el Espíritu Santo se refiere tanto a Su carácter como a Su obra. El Espíritu Santo realiza la justicia de Dios mediante el poder de la resurrección de Cristo. Por medio de la resurrección, el testimonio del Espíritu vino a ser la declaración suprema de la relación de Jesucristo con el Padre (fue declarado Hijo de Dios). Esa misma obra del Espíritu hizo que Pablo declarara: “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Romanos 8:14). La verdadera santidad es el producto de una relación con Dios, a través de Jesucristo, y por medio del Espíritu Santo; y no se ocupa tanto con la apariencia o conducta externas. El Espíritu es quien da testimonio de esta santa relación. Tal relación sólo es posible por el Espíritu de santidad, quien nos llama a ser santos. El mandato divino “Sed santos” es un llamado ontológico que tiene que ver, ante todo, con nuestro ser. Esta transformación interna es la que informa e inspira las manifestaciones externas de la obra creadora del Espíritu en nuestras vidas. En este contexto, se ve la obra del Espíritu de santidad en tres maneras.

El Espíritu Produce Nuestra Santidad

La santidad en la vida de los creyentes nunca es el producto de las obras humanas. La santidad no es solamente la rectitud moral o la excelencia ética. No se puede medir con obras (Efesios 2:8, 9). La santidad es la formación del carácter de Dios en la vida del creyente. Este carácter no se puede obtener ni alcanzar con el intelecto humano ni la voluntad. Mediante nuestra unión con Cristo, el Espíritu Santo revela y hace realidad este carácter en nosotros. En esta unión, Cristo es “formado en nosotros” (Gálatas 4:19). El Espíritu Santo es el arquitecto de esta formación y transformación. La santidad es el fruto espiritual

del creyente —es el producto natural de la vida santificada (Romanos 6:22). Tal como la carne produce obras pecaminosas, el Espíritu Santo produce fruto santo (Gálatas 5:19-23). El Espíritu Santo produce la santidad porque Él es la santidad. La santidad es la obra creadora del Espíritu. Desde el principio, el Espíritu siempre ha sido el agente activo en la obra creadora de Dios (Génesis 1:2). La nueva vida en Cristo es una creación del Espíritu (2 Corintios 5:17). La santidad, como fruto de la nueva creación en Cristo, es producida por el Espíritu de santidad, pues Él crea en nosotros lo que Él realmente es.

El Espíritu Participa en Nuestra Santidad

Aunque el Espíritu Santo produce la santidad en la vida del creyente, cada creyente juega un papel vital en el mantenimiento de la relación de santidad. La Biblia nos enseña que debemos “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14, énfasis añadido). Nuestra responsabilidad está explícitamente descrita en el mandato divino de este texto. El Espíritu Santo es nuestro compañero divino en la búsqueda de la santidad. Jesús se refirió al Espíritu Santo como el Consolador (Paracleto). El vocablo Paracleto significa originalmente “llamado a estar al lado de uno”. En esta designación del Espíritu está implícita Su obra participativa en la lucha del creyente por vivir para Cristo. La santidad se manifiesta a través de una continua relación o identificación con la obra de Cristo en las vidas de los creyentes. El Espíritu Santo participa en esta relación en la medida que andamos continuamente en el Espíritu (Gálatas 5:16). Una cooperación genuina con el Espíritu Santo efectúa la obra de Cristo hacia una vida de santidad, según nos sometamos continuamente a esa obra. Tanto el Espíritu Santo como el creyente

son los agentes activos en la relación de santidad (1 Corintios 3:9). El compañerismo divino con el Espíritu Santo también es importante porque muchos creyentes se desaniman con los fracasos personales, y determinan que es imposible vivir una vida santa. Pero la participación del Espíritu vence cualquier limitación humana (Romanos 8:26), y puede hacer que la santidad sea una realidad en la vida de cada creyente.

El Espíritu Perfecciona Nuestra Santidad

La búsqueda de la santidad es un proceso activo. Se puede decir que este proceso es de naturaleza teleológica. En palabras sencillas, significa que lleva a un fin que se espera (telos). El proceso es el medio para alcanzar un fin, y no es el fin mismo. El fin de la santidad es experimentar la plena gloria de Dios —a lo cual llamamos glorificación (Romanos 8:30). En el Salmo 138:8, el salmista declara: “Jehová cumplirá su propósito en mí; tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; no desampares la obra de tus manos”. ¡La perfección o consumación es obra del SEÑOR! El mismo Espíritu que produce y participa en nuestra santidad, habrá de perfeccionarla ciertamente. La obra perfeccionadora del Espíritu se realiza por medio de la sangre de Jesucristo y la Palabra de Dios. El Espíritu también perfecciona nuestra santidad mediante nuestra completa sumisión y obediencia a Su voluntad. ¡Que nuestro compromiso a la santidad siempre nos mantenga yendo en pos del Espíritu de santidad!

Carswell Leonard Comité de Doctrina Bíblica y Gobierno

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La Santidad

y la Santificación: Un Mandato “La voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor, no en pasión desordenada, como los gentiles que no conocen a Dios; que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano, porque, como ya os hemos dicho y testificado, el Señor es vengador de todo esto. Dios no nos ha llamado a inmundicia, sino a santificación” (1 Tesalonicenses 4:3-7).

P

or lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta” (Hebreos 13:12). Estos pasajes enfatizan la santificación y la santidad, la cual es el carácter piadoso. La santidad y la santificación están íntimamente relacionadas. La santificación es la promesa del Padre, la cual es la provisión de Jesucristo. Es producto del poder del Espíritu Santo. La salvación es el perdón de los pecados, mientras que la santificación es la experiencia cristiana. La justificación nos da el derecho de entrar al cielo, mientras que la santificación nos habilita para el cielo. “Bienaventurados los de limpio corazón, porque verán a Dios” (Mateo 5:8). Para ver a Dios el hombre necesita tener un corazón limpio. ¿Acaso se puede tener un corazón puro sin la santidad? ¡De ninguna manera! Un corazón limpio lleva a una vida santa; y la vida santa es la manera de llegar a ver a Dios. Hebreos 12:14 nos dice: “Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Para seguir la paz, se requiere determinación, compromiso y enfoque. También es imperativo

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que cada creyente esté en paz con los demás. La paz es parte de la santificación, y la santidad pone de manifiesto la paz. El salmista David hizo una pregunta pertinente en el Salmo 24:3: “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?” Y su contestación fue: “El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas ni ha jurado con engaño” (v. 4). Para subir al monte y al lugar santo de Dios, debemos tener manos limpias y un corazón puro. En mi región de África, cuando una mujer pierde repentinamente a su esposo por razón de muerte, se convierte automáticamente en sospechosa. Se le somete a toda clase de tratos inhumanos tan sólo para constatar su inocencia. La obligan a afeitarse la cabeza, lavar el cadáver, y tomarse el agua [usada], tras lo cual tiene que dormir junto al cadáver por una noche. Si se determina que tiene “manos limpias y un corazón puro”, vivirá sin sufrir enfermedad repentina o muerte prematura. Esto significa que es inocente. La santificación y la santidad significan consagrar, hacer sagrado, o dedicar, separar completa y exclusivamente para Dios, para que


Satanás, la sociedad y el ego ya no sigan teniendo parte razonable con tal cosa. En el occidente de Nigeria, se puede separar a un hombre o a una mujer, esto es, santificado exclusivamente para una deidad. Tal persona no come de todo ni tampoco viste de cualquier color, ni tampoco debe mentir, ni hurtar, ni hacer ningún mal, porque él o ella es un guarda de la deidad. Él (o ella) prepara y efectúa los sacrificios ante los dioses. Si tal persona no tiene un corazón puro, entonces estará sirviendo a dos señores. A tal persona no se le permite casarse porque su vida está dedicada a los dioses o la deidad. Santificar también significa hacer santo, libertar del pecado y limpiar de la corrupción moral. En Hebreos 13:12, Pablo dice: “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta”. Por lo tanto, Jesús, para santificar al pueblo y libertarlo del pecado y la corrupción interiores, padeció fuera de la puerta. Él derramó Su sangre y pagó el precio completo para proveer la santificación/santidad para la novia del Cordero. Tal como el sacerdote ejerciendo su deber en el Lugar Santísimo, la Iglesia de Dios no debe desatender la santificación. Si ella tuviere en poco la santificación, estará dándole poca importancia a aquello que su Santificador le ha provisto. Tenemos un papel que desempeñar en nuestra vida santa y santificada. Hebreos 13:13 nos manda: “Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su oprobio”. La necesidad de llevar una vida santa y santificada le costó a Jesucristo Su propia vida. “Para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra” (Efesios 5:26). A menos que vivamos una vida santa, no puede haber una iglesia gloriosa ni una familia pacífica. Habrá contiendas entre los líderes, obreros y miembros en la iglesia. En 1 Tesalonicenses 5:22 el apóstol nos dice: “Absteneos de toda especie de mal”. Aun cuando el cuerpo físico pueda abstenerse del pecado y resistirlo por causa de la salvación, ¿qué diremos del corazón? ¿Puede su corazón abstenerse del mal? Dios está preparando nuestros corazones para el cielo. Cuando llegue la hora de la muerte, se sepultará el cuerpo pero el espíritu y el alma irán al cielo (Dios). Por esa razón tenemos que limpiar nuestros corazones, purificados por el Señor en la obediencia. Tenemos que desechar todo pensamiento y sentimiento negativo. Debemos abstenernos de todo lo que perjudique el vivir para Dios. ¿Acaso tenemos todavía un corazón de piedra? Dios desea que llevemos una vida santa y santificada. Jesús oró por la santificación y la vida santa de los creyentes. Ezequiel 36:26 dice: “Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne”. La remoción del corazón de piedra, y el otorgamiento del nuevo corazón de carne es la santificación. Todo cristiano debe vivir una santidad práctica. Es un mandato de nuestro Salvador. Lucas 1:75 dice: “En santidad y en justicia delante de él todos nuestros días”. Ya que Dios nos ha librado de nuestros enemigos, debemos servir en santidad y justicia delante de Él todos nuestros días. Debemos tener hambre y sed de justicia y santidad práctica. La santidad práctica es vivir una vida en humildad. Mateo 5:6 dice: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”. La santidad práctica es una inocencia completa. El Salmo 19:13 dice: “Preserva también a tu siervo de las

soberbias, que no se enseñoreen de mí. Entonces seré íntegro y estaré libre de gran rebelión”. La santidad demanda inocencia en nuestros lugares de trabajo y en la comunidad, aun cuando otros estuvieren actuando engañosa y fraudulentamente. Se espera que practiquemos la “nueva vida”. Los obstáculos pueden venir, pero se necesita resistencia y disciplina para vivir una nueva vida. Se debe quitar la máscara. Hoy en día muchas personas mencionan el nombre de Jesús, pero no lo conocen a Él ni tampoco Él los conoce a ellos (Mateo 7:21-23; 1 Timoteo 2:19). Dominan, y hasta modernizan el lenguaje de Sión, pero siguen siendo ciudadanos de Sidón. Dejan a un lado el buen ejemplo de María, y practican las obras de Jezabel (Isaías 3:16-24). Se involucran en toda clase de lascivia y se deleitan en emplear un lenguaje sucio. El novio y la novia conviven sin casarse, de lo cual no se avergüenzan, y cuando se les confrontan, protestan rápidamente diciendo: “Mis actos y mi apariencia no son importantes, porque estamos bajo la gracia, y no bajo la ley”. ¿De cuál gracia está hablando? Romanos 6:1, 2 dice: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” La gracia de Dios no nos deja en la misma condición en que nos encuentra. La peculiaridad del cristianismo consiste en la vida de Cristo en el creyente, lo cual es la santidad. ¿Lleva usted puesta la máscara del vestido religioso y la apariencia lúgubre, con las cuales encubre su depravación, corrupción e impiedad interiores? Tal vez usted nunca haya sido redimido, pero ha estado por mucho tiempo entre los hijos de Dios tal como la multitud de toda clase de gentes (Éxodo 12:38), y ha disfrutado de la benignidad de Dios que le guía al arrepentimiento (Romanos 2:4). Pero con el paso de los años, usted se ha conformado con sólo la apariencia externa de la justicia, lo cual hace que sea tenido por sepulcro blanqueado ante los ojos de Jesucristo (Mateo 23:27, 28). Usted tiene que ser santo. ¿Ha perdido usted su experiencia, pero todavía retiene el comportamiento exterior del cristiano con una vida santa? Al igual que Saúl, el primer rey de Israel, usted ha perdido el reino pero todavía se viste con las vestiduras del rey, dando cabida a la codicia, la malicia y el odio, los pensamientos impuros, el orgullo, el rencor, y al espíritu vengativo. ¡Quítese la máscara, y comience a vivir la nueva y transparente vida de santidad y justicia! Observemos lo que dice 2 Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas”. Romanos 6:1-4: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”. James Kolawole Comité de Doctrina Bíblica y Gobierno mensajeroalablanca@wwph.com 13


U

n conocido proverbio inglés dice: “Pierdes de vista el bosque por causa de los árboles”. Este refrán significa que podemos enfocarnos tanto en los detalles que perdemos de vista el panorama general. Es triste caminar en un bosque, y enfocarnos tanto en el árbol que tenemos al frente que perdemos de vista la grandeza y majestuosidad del bosque. Desafortunadamente, también podemos perder de vista el panorama general al estudiar las Escrituras. Podemos extraviarnos con los detalles. Podemos preguntarnos: ¿Dónde exactamente está el monte Sinaí? Aunque sea una pregunta interesante, podemos perder de vista el bosque. Hay otras preguntas que tienden a llamarnos la atención. ¿Cómo debemos vivir? ¿Qué debemos hacer con nuestras vidas? Aunque sean importantes, estas preguntas se enfocan en el árbol que está delante de nosotros. En la Escritura, todas las preguntas “del bosque majestuoso” se enfocan en la revelación de Dios.

La Necesidad de la Revelación

En los primeros capítulos de Génesis, vemos las primeras acciones dadas a conocer: Dios expresa Su naturaleza creadora, y el universo fue creado a partir de la nada. El pináculo de esta expresión creadora son Adán y Eva. Fueron creados a Su imagen y tenían la capacidad de conocer a este Dios infinito y relacionarse con Él. Sin embargo, tal parece que esta capacidad se entorpeció cuando el hombre decidió rebelarse contra Dios. La disposición de la humanidad de conocer

Daniel Chatham Comité de Doctrina Bíblica y Gobierno

Perder de Vista el

Bosque y relacionarse con su Dios es esporádica, en el mejor de los casos. Por lo general, el hombre termina por decidir crear un dios a la imagen de Dios, en vez de soportar la incomodidad de conocer al Dios verdadero. Esto lo deja confundido, y necesita que Dios se revele. De otro modo, no puede llegar a conocerlo.

Dios Revela Su Santidad

En Éxodo vemos la historia donde Moisés se acerca a una zarza que ardía, pero que no se consumía. Aunque Dios usa este momento para llamar la atención de Moisés, Su propósito no es entretenerlo, sino encontrarse con él y revelársele. “Dios le dijo: —No te acerques; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás,

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tierra santa es. Y añadió: —Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios” (Éxodo 3:5, 6). Este encuentro con Dios da inicio a un torrente de momentos reveladores en que Dios revela Su naturaleza santa, en contraste con los dioses de Egipto que habrían influido en Moisés. En Egipto, se creía que los dioses estaban ligados a la creación, y no se diferenciaban de la misma. Había un dios del sol, un dios del Nilo, un dios de la tierra, y así sucesivamente.1 Por lo tanto, el problema con la adoración no era simplemente la adoración de ídolos, sino el concepto sobre Dios y Su relación con la creación. Se pensaba que Dios era un ser muy parecido a nosotros,


y que era partícipe con nosotros — un dios creado a nuestra imagen debilitada. Es en esta cosmovisión que Dios manda a Moisés a quitarse las sandalias, porque está en un lugar hecho santo por la presencia de Dios.

La Santidad de Dios

En esta zarza ardiente, Dios comienza a enseñarle a Moisés una lección importante sobre Su naturaleza santa. La lección de Moisés es esta: Hay un gran peligro en estar cerca de Dios sin estar adecuadamente preparado en lo personal. En este momento de la autorevelación de Dios, Moisés se esconde (de Dios) por temor a lo que podría ver. Moisés ahora entiende que contemplar la santidad de Dios es una experiencia transformadora que conforta y atemoriza al mismo tiempo. Este evento nos muestra el origen del concepto del término “santo” en las Escrituras veterotestamentarias. Dios se diferencia completamente (separado) de Su creación. Rudolf Otto describe este tipo de experiencia el “misterio tremendo”, en el cual nos acercamos a Dios, pero deseamos huir de Él. En Isaías 6, Dios se revela como “alto y sublime”, una frase que apunta a la trascendencia de Dios. Así es como la santidad, definida como “separado”, revela la naturaleza de Dios. Dios es completamente independiente y distinto de aquello que creó. Él está más allá [de los confines] del tiempo y del espacio, los cuales son sólo componentes de Su creación. En Dios, no existe ningún tipo de necesidad, como lo tiene todo el resto de la creación. Él está completo en Su propia naturaleza trinitaria. Está infinitamente distanciado moralmente del hombre pecador, pues es imposible que Dios sea tentado por el mal (Santiago 1:13).

Los pensamientos y propósitos de Dios son más altos que los nuestros, como lo expresa Isaías 55:8, 9. Mucho tiempo después, Moisés (Éxodo 33:18-23) procuró nuevamente ver al Dios de la zarza ardiente de quien se escondió antes. Ya no deseaba esconderse del Dios santo. Ahora quería adentrarse en Su trascendencia. Es aquí donde todos debemos estar. En lugar de conformarnos con un dios creado a nuestra imagen, debemos permitir que Dios nos confronte con Su carácter santo. Tendremos que resistir la tentación de regresar al centro del bosque y enredarnos en las cuestiones triviales de la vida. Aun así, es desde esta perspectiva que podremos contemplar la intensa hermosura y majestuosidad del Dios santo de nuestra propia zarza ardiente.

1 Holman Illustrated Bible Dictionary (Nashville, Tennessee: Holman Bible Publishers, 2003), p. 467.

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Enfoque en la Santidad Recursos y Reflexiones del Centro Tomlinson “Santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14).

C

omo seguimiento a la Asamblea de 2010, nuestro invitado especial, el Dr. Steven J. Land, del Seminario Teológico Pentecostal, preparó un seminario especial acerca del tema de la santidad, “Santidad: Doctrina y Práctica”, para los líderes de la Iglesia de Dios de la Profecía. Yo me di cuenta inmediatamente que este seminario sería grandemente efectivo y que produciría una buena respuesta. Junto a muchas otras personas de las Oficinas Internacionales tuvimos presente a supervisores estatales y regionales, pastores y otros líderes de alrededor de los Estados Unidos y las Bahamas.

que uno no hacía, pero no tenía nada que ver con lo que uno sí debía hacer. Mi caminar cristiano luego me trajo a la Iglesia de Dios de la Profecía, donde fui llamado al ministerio a la edad de 17 años. Fue entonces que asumí la responsabilidad de aprender el significado de la “santidad”, y hoy debo enseñar y entrenar a otros. A mí me ha interesado y me ha parecido interesante cómo es que otras personas enseñan y entrenan a los demás. Sin duda alguna, estaba seguro que esta clase se convertiría en una parte importante de esta jornada.

Reflexión Personal

Me pareció interesante cuando el Dr. Hollis Gause compartió con nosotros (como recurso invitado) que la santificación no era una fecha que nosotros marcamos en el calendario. Cuando nosotros (los ministros de la Iglesia de Dios de la Profecía) llenamos nuestros informes regulares se nos pregunta cuántas personas fueron santificadas. El enfoque no es la fecha inicial de la oración, sino la experiencia de una vida diaria en santidad. Podríamos decir, en un sentido, yo fui santificado: “pues la voluntad de Dios es vuestra santificación” (1 Tesalonicenses 4:3). Yo estoy siendo santificado: “cada día muero” (1 Corintios 15:31); “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe” (Juan 3:30); “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23). Yo seré santificado: “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría” (Judas 1:24).

Yo no fui criado en un hogar cristiano, con la excepción de “pensar” que éramos cristianos. Ni siquiera éramos parte de aquéllos que asisten a la iglesia esporádicamente durante la Navidad y la Semana Santa. Mi abuelo era un predicador de los testigos de Jehová, y mi padre era un sacerdote mormón. Yo asistía ocasionalmente a las Escuelas Bíblicas de Verano de los bautistas y la Escuela Dominical de los metodistas, por lo que carecía de educación y conocimiento respecto a la doctrina de la santidad. A la edad de quince años visité una Iglesia Pentecostal de la Santidad, en respuesta a una invitación de un compañero de clase. El énfasis era ser “salvo”, pero luego uno debía ser santificado antes de ser lleno con el Espíritu Santo. Ellos nos decían la siguiente instrucción, “Él no habitará en un vaso sucio” (1 Corintios 6:19), “tú le perteneces a Dios, pero necesitas ser limpiado” (2 Timoteo 2:21). Mi experiencia personal, mayormente, me hacía creer que la santidad era lo

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¿Hacia Dónde Vamos?


Un Mejor Entendimiento de los Mandamientos Bíblicos

Así como Él es santo, “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15), “el cual no hizo pecado” (1 Pedro 2:22), “al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21), “…para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él” (1 Juan 3:5), nosotros también somos llamados a ser santos. “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Este pasaje podría entenderse de dos maneras. En primer lugar, desde una perspectiva escatológica, si no vives en santidad, no vivirás con Él en la eternidad. En segundo lugar, en la actualidad, si no vives en santidad, no podrás ver al Señor en este mundo diariamente, escuchar Su voz (Juan 10:3, 4, 16, 27), caminar con Él (1 Juan 2:6; 1 Pedro 2:21), en una relación presente con Él. Hay muchos otros versículos que nos hablan de la necesidad de vivir en santidad en todo momento. Me limitaré a mencionar dos: “Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación” (1 Tesalonicenses 4:7); “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él” (Efesios 1:4).

Un Mejor Entendimiento de la Participación Sin Pronunciamiento

Nuestros hermanos calvinistas se enfocan en que hemos sido “declarados” justos. Tal vez, aunque los arminianos rechacemos el concepto calvinista de la salvación, lo hayamos aplicado secreta o subconscientemente a la santificación. Recuerdo que salí de la clase y abordé un avión para asistir a un retiro juvenil y llevaba conmigo un libro que tenía por algún tiempo, La Búsqueda de la Santidad por Jerry Bridges (Navpress Publishing, febrero de 1996). Esta simple lectura me proveyó un cuadro claro de nuestra participación en la búsqueda de la santidad. Bridges usa una ilustración de nuestra búsqueda de santidad en la que dice que es una mutua colaboración entre Dios y un agricultor. El agricultor prepara el campo, siembra la semilla, y fertiliza y cultiva. Él hace todo esto sabiendo que en el análisis final él depende de fuerzas más allá de su control. Él sabe que no puede hacer que la semilla germine, ni puede producir la lluvia y el sol necesarios para el crecimiento y la cosecha de la siembra. Para que haya una cosecha exitosa, él depende de Dios para estas cosas. Aún así, el agricultor sabe que a menos que él cumpla diligentemente con sus responsabilidades de preparar el campo, sembrar, fertilizar y cultivar, no podrá obtener una cosecha al final de la temporada. En un sentido, él se convierte en un socio de Dios, por lo que podrá disfrutar de sus beneficios solamente cuando cumpla con sus responsabilidades. Así como la siembra es un trabajo en conjunto entre el hombre y Dios, en el cual el hombre no puede hacer lo que Dios debe hacer, y Dios no hará lo que el agricultor debe hacer, igualmente es la búsqueda de la santidad. Dios no va a depositar una vida de santidad sobre nosotros el día de nuestra conversión. Él requiere que

busquemos Su santidad con la confianza de que Él trabajará con nosotros y nos capacitará para lograr los deseos de nuestros corazones. Él nos da el poder para hacer lo que Él requiere y lo que espera de nosotros. En palabras sencillas, Dios nos llama a que seamos como Él. Esto me ayudó a ser más sensible acerca del lenguaje bíblico usado en esta búsqueda. Estos son algunos ejemplos: “extendiéndome a lo que está delante” (Filipenses 3:13), “esperamos” (2 Pedro 3:13), “continuando”, “habitar”, “permanecer” (1 Juan 2:24), “correr” (1 Corintios 9:25-27; 1 Tesalonicenses 2:19, 20; Hebreos 12:1-3; 2 Timoteo 2:5), “prosigo” (Filipenses 3:14), “perseverando”, “soportando” (Mateo 24:13; 2 Tesalonicenses 1:4; 2 Timoteo 2:3; 2 Timoteo 2:10, 4:5), “esforzando” (Lucas 13:24; Romanos 14:19; Efesios 4:3; Hebreos 4:11;12:14; 2 Pedro 3:14). Dr. H.E. Cardin Director del Centro Tomlinson

Curso del CIMS: “Presentando los Grandes Temas de la Biblia” Esta es una clase de dos créditos la cual cubre el tema de la santidad. Durante nuestra sesión especial en el Seminario Teológico Pentecostal el Dr. Hollis Gause y el Dr. Steven J. Land enseñaron acerca del tema. Hay diferentes DVD disponibles (de la clase del CIMS, pero no de nuestra sesión aquel día).

t DVD Cuatro ($12.50) “Perdón: Parte 2”, “Perfección y

Santidad”, “Perfección en el Nuevo Testamento”, R. Hollis Gause, Ph.D., Steven J. Land, Ph.D. t DVD Cinco ($12.50) “Santidad en Dios y en el Creyente”, “Santidad y Fuego”, “La Persona y Obra del Espíritu Santo Revelada en el Antiguo Testamento”, R. Hollis Gause, Ph.D., Steven J. Land, Ph.D. t DVD CIMS 2070 “Presentando los Grandes Temas de la Biblia” es un curso de Teología Bíblica. Esta es una introducción a las corrientes principales de la teología bíblica. Se enfatiza la relación existente entre los temas principales de la teología y cómo se relacionan con el ministerio en la iglesia contemporánea (dos créditos del CIMS). Para más información contacte nuestra oficina: H.E. Cardin, M.Div., D.Min., Director del Centro Tomlinson; Oficinas Internacionales de la Iglesia de Dios de la Profecía P.O. Box 2910; Cleveland, Tenesí 37320-2910 Oficina (423) 559-5324, Fax (423) 559-5461 TCCOGOP@aol.com; http://www.TomlinsonCenter.com

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¿Creemos en D Extracto tomado del libro Donde Conduce el Camino

D

esde temprana edad, Larisa Kernozhytska escuchó historias acerca de sus padres y abuelos. La mayoría no eran reseñas con un final feliz, sino historias terribles del horror de la persecución y el desastre de la guerra y la vida bajo la ocupación comunista. Cuando ella era pequeña pensaba que alguien debería escribir los testimonios del sufrimiento y de los milagros maravillosos que Dios hizo por su familia. Cuando sus propios hijos estaban pequeños ella sentía el deseo de que ellos también escucharan cómo Dios protegió a su familia por medio de Su poder y Su provisión. Ella quería que ellos supieran que su herencia espiritual había comenzado en la ortodoxia tradicional ucraniana, y que el Espíritu Santo usó el desaliento para llevar a su abuelo a buscar una experiencia personal con Jesucristo. Ella quería que sus hijos escucharan cómo su abuela se escapó milagrosamente de las tropas nazi y vivió varios años en un orfanatorio ruso. Ella deseaba preservar la historia de su abuelo quien salvó una aldea completa de la destrucción nazi por medio de una visitación milagrosa del Espíritu Santo. Todas estas historias, y muchas más, se encuentran en el libro de Larisa que lleva por título Donde Conduce el Camino. A continuación se encuentra un extracto de este libro inspirador: “Esta es una historia verídica de tres generaciones de mi familia quienes sufrieron la lucha de la guerra, la invasión de opresores inicuos, la crueldad del trabajo en los campos de concentración y la separación de la familia, el comunismo y la pobreza extrema. Durante mi niñez, mis padres me contaron múltiples historias conmovedoras sobre las experiencias que vivieron bajo el régimen soviético, como también historias de las experiencias horrendas que sufrieron mis abuelos. Muchas veces pensé lo maravilloso que sería si alguien pudiera escribir estas historias que yo estaba escuchando. “Originalmente, decidí escribir este libro porque había en mí un anhelo de que mis hijos y mis sobrinos leyeran estas historias reales que habían tocado mi corazón cuando era niña. Yo no quería que dichas historias se perdieran y desaparecieran cuando mis padres ya no estuvieran vivos. Mi deseo es que mis hijos puedan apreciar las cosas simples pero extremadamente importantes que muchas personas no valoran tales como la comida, la vestimenta y la libertad. Yo quiero que ellos aprendan de su herencia y se sientan agradecidos, y puedan alabar a Dios

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aun cuando vengan las pruebas. Yo deseo que ellos sientan gratitud porque sus vidas no están rodeadas por la agonía, el terror y la destrucción de la guerra así como estuvieron rodeadas las vidas de sus abuelos y bisabuelos en mi país, Ucrania. Nosotros tenemos un dicho en mi país que es producto


Dios o No? Larisa Kernozhytska

de lo acontecido durante la primera y segunda guerra mundial. A menudo nosotros decimos, ‘¡que tengamos un cielo pacífico!’ Esto significa, ‘¡que ninguna bomba caiga sobre nosotros!’ “Mi intención original era escribir simplemente para el beneficio de mis hijos y de mis familiares, pero luego de escribir estas historias, me di cuenta que podía bendecir a otras personas. Es mi deseo que todo aquél que lea estas historias de mi familia no las lea como meras historias, sino que pueda encontrar lecciones sobre la vida y experiencias de estas personas simples y humildes que confiaron en Dios en los momentos más difíciles. Quizás, el lector pueda aprender de estas personas que permanecieron fieles y perseveraron a pesar del peligro a también ser fiel a Dios en tiempos difíciles”. Larisa nos cuenta sobre el arduo y venturoso viaje de fe que llevó a su abuelo a tener un encuentro personal con Jesucristo. Después de convertirse, el Señor lo llamó a predicar. Inmediatamente descubrió su necesidad de entrenamiento bíblico. Él y otros ministros ucranianos viajaron a Alemania para asistir a una escuela bíblica. “Un día, el director de la escuela bíblica reunió a todos los estudiantes y les dijo, ‘A menos que suceda un milagro, todos tendrán que regresar a sus casas antes de la fecha prevista porque no tenemos más dinero’. “Al principio todos estaban perturbados al pensar que tendrían que regresar a sus hogares y todavía no se sentían capacitados para dirigir sus congregaciones. Uno de los estudiantes que tenía más tiempo en la escuela le pidió a todos los hombres que se reunieran. ‘Nosotros hemos estado estudiando el libro de Filipenses. ¿Creemos en Dios o no? ¿No se acuerdan ustedes lo que Pablo dice en el último capítulo de que Dios suplirá todas nuestras necesidades de acuerdo a sus riquezas en gloria?’ “Los estudiantes creyeron en Dios y en Su Palabra y decidieron orar por un milagro. Pero se estaba acercando la hora de la cena y no había nadie cocinando, y la cocina estaba en oscuridad porque no había comida para preparar. De repente, alguien tocó a la puerta. Una mujer de mediana edad se encontraba allí con unas canastas en sus manos, y les

preguntó, ‘¿Necesitan ustedes algo de comer? Nosotros íbamos a tener una celebración pero fue cancelada. Si ustedes no la toman la tendremos que tirar a la basura’. “Los estudiantes se sintieron profundamente emocionados al ver la mano de Dios enviándoles maná del cielo. Ninguna otra cena había estado tan sabrosa. Ellos experimentaron una respuesta inmediata a su oración. Había comida suficiente para el almuerzo y la cena, pero no quedó nada para el desayuno. Así que, esa noche oraron nuevamente con una mayor medida de fe. “Temprano en la mañana la escuela recibió una llamada telefónica desde los Estados Unidos. El desconocido que les llamaba dijo que necesitaba hablar con el director, el cual reaccionó con gran asombro cuando escuchó que le dijeron, ‘Yo acabo de vender una casa muy grande aquí en los Estados Unidos. He escuchado acerca de su escuela y todo lo que están haciendo para entrenar a sus pastores. Dios puso el deseo en mi corazón de donar dinero para ayudar a su escuela bíblica. Yo les voy a enviar el dinero hoy mismo’. “Esta provisión generosa le permitió a los administradores que pudieran continuar entrenando a jóvenes, y le confirmó a los estudiantes de Biblia que Dios supliría diariamente todas sus necesidades. Mateo 6:33 se convirtió en su lema: ‘Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas’. “Las buenas nuevas de los milagros que estaban sucediendo en la escuela bíblica se esparcieron más allá de las paredes del lugar. Un día un alemán trajo a su hijo poseído por un demonio. ‘¿Pueden ustedes orar por la liberación de mi hijo quien ha estado poseído por un demonio y casi destruye nuestro hogar?’, les dijo el padre, sabiendo que nadie más podría ayudarle. “Oleksiy y los demás estudiantes oraron fervientemente por el muchacho. El poder de Dios lo libertó. En agradecimiento y por el gozo de que su hijo había sido libertado el padre adinerado apoyó financieramente la escuela por mucho tiempo. Durante sus seis meses en la escuela bíblica, los hermanos de Ucrania aprendieron mucho de la Escritura y su aplicación. Habiendo experimentado la respuesta a varias de sus oraciones, ellos crecieron en fe y en sabiduría, siendo equipados para ministrar más efectivamente cuando regresaran a sus hogares”. Donde Conduce el Camino (disponible en inglés solamente) puede ordenarse llamando al Centro de Recursos Cristianos Ala Blanca—1-800-221-5027

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Transfiriendo Nuestra Fe de Santidad en el Hogar Cuándo y dónde la persona tiene un encuentro con el evangelio hace una gran diferencia en cuán receptivo uno es al evangelio. En ciertos libros tales como, ‘Me Tuve que Ir: Por qué Tus Hijos se Van de la Iglesia’, se mencionan estadísticas que concluyen que la conversión y la formación espiritual tienen que evidenciarse en la vida de un jovencito antes de cumplir dieciséis años, o de lo contrario es muy difícil que se convierta al evangelio. Este es un gran desafío para los padres o para el líder de un adolescente que siente la tremenda influencia de una cultura popular. Ellos necesitan aprender acerca de la Escritura y los fundamentos de la fe. De hecho, es nuestra responsabilidad como líderes y padres, que nos aseguremos de que sean instruidos y tengan la certeza de que estamos transfiriéndoles una fe sostenible. Cuando la fe es transferida efectivamente, no habrá duda en la mente del adolescente de si él/ella podrá “permanecer salvo”. Aunque nuestro

ministerio juega un papel significativo en la formación de nuestros hijos, es imperativo que reconozcamos que Dios le ha dado esta responsabilidad principalmente a los padres. El Shema nos recuerda claramente esta verdad: “Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades” (Deuteronomio 6:4-9 NVI). Por lo tanto, como líderes, nuestro rol debe ser suplementario tanto al adolescente como al padre, en lugar de ser principal. Sin embargo, en caso de que no exista un hogar lleno de fe, nuestro rol toma el lugar principal. Nuestra fe de santidad puede y debe ser transferida en el hogar. Primero tenemos que cultivar un ambiente espiritual. No solamente debemos compartir nuestros valores y creencias con nuestros hijos, sino que también debemos enseñarles y mostrarles símbolos de nuestra fe en nuestros hogares. La adoración familiar, la oración y la práctica de otras disciplinas espirituales tales como el ayuno, la adoración congregacional y el servicio hacia los demás son algunos de los más importantes símbolos de nuestra fe. Usualmente cuando los niños comienzan a asistir a la escuela y se juntan con compañeros de clase que no asisten a la iglesia comienzan a preguntar, “¿Por qué nosotros tenemos que ir a la iglesia si mi amigo Enrique no tiene que ir?” O “¿Por qué no podemos ver la televisión y jugar nuestros juegos de video este día?” Los símbolos son importantes porque son

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una manera de comenzar una conversación, particularmente cuando los hijos comienzan a hacer conexiones y procesan los temas importantes para el corazón. No solamente es importante un ambiente espiritual, también lo son el tiempo y el tacto: “Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes” (v. 7). Debemos ser cuidadosos de guardar y de incrementar, cuando sea posible, el tiempo que pasamos juntos compartiendo nuestra fe en el hogar con nuestros hijos. Algunas familias ya han reconocido esta necesidad y están estableciendo límites en el uso de la tecnología en el hogar, el cual es uno de los más grandes ladrones del tiempo de la relación familiar. Las pequeñas reuniones en el hogar también es una herramienta poderosa para recuperar el tiempo familiar y penetrar un hogar inconverso con el evangelio. Al igual que la relación de padres y maestros en el salón de clase, donde los maestros dependen de los padres para reforzar el estudio y la disciplina en el hogar, así también el líder debería servir como un complemento para los padres. Aún cuando es necesario enseñarles la verdad a un nivel que puedan entender, debemos tratar de no simplificar demasiado algunas de las doctrinas importantes de la fe. Los líderes deben hacer todo lo posible por trabajar junto a los padres en proveerles a los adolescentes un conocimiento bíblico conciso acerca del matrimonio y la familia, la pureza, el autocontrol, la integridad, la mayordomía y el amor entre hermanos. No solamente debemos enseñarles, sino que necesitamos exhibir dichos principios en nuestras vidas. Y, donde sea necesario, esforcémonos en equipar a los padres para que enseñen estas doctrinas importantes en sus hogares. Nuestros hijos deben abrazar y recibir nuestra fe santa. Esta transferencia no puede ser forzada sobre ellos, porque Dios no nos obliga para que Lo amemos. Es a través de Su gracia que recibimos libremente Su amor. Nuestros hogares deben estar llenos de gracia, y esa gracia puede expresarse de diferentes maneras. Un ambiente espiritual, el tacto y el tiempo, y una sólida enseñanza bíblica deben estar entre los métodos más prominentes para la transferencia. Cuando esto se hace efectivamente, la expresión de nuestra fe resultará en hijos llenos del Espíritu Santo quienes aman al Señor con todo su corazón, alma y fuerza. Aileen Reid Co-Directora del Ministerio de Jóvenes


Si usted siente el llamado a las misiones no significa que tiene que vender todas sus posesiones y mudarse a un país extranjero. Hay muchas otras maneras de servir y aceptar el llamado del clarín: haciendo oración de intercesión por las naciones de la tierra; compartiendo palabras de motivación; dando ofrendas de sacrificio por causa del evangelio; y todo esto puede hacerse sin tener que salir de la comodidad del hogar— por lo menos no permanentemente. Recientemente, muchos compañeros han estado involucrándose de esta manera. En esta edición quisiera compartir algunas áreas que han sido bendecidas por el esfuerzo de algunas personas que participan del trabajo y se han hecho participantes activos en el trabajo misionero. En Salisbury, Maryland, la congregación de la calle Tilghman ha unido su esfuerzo para enviar dos equipos de trabajo misioneros a dos diferentes áreas del mundo—Haití y Bulgaria. Estos equipos levantan sus propios fondos para cada viaje misionero y participan en un arduo trabajo manual. También es necesario mencionar que al equipo de Haití se le unieron ciertos hermanos desde Canadá, Georgia y Tenesí. El supervisor nacional de Bulgaria, Obispo Peter Georgiev, escribió lo siguiente en respuesta a la visita del equipo misionero: “Todas las personas nativas del lugar que pasaban donde estábamos construyendo se preguntaban cómo era posible que gente de los Estados Unidos vinieran a Bulgaria y trabajaran de gratis en nuestro país. El próximo domingo habían muchas personas nuevas en la iglesia de Vetovo, y todos fueron motivados por el servicio. Algunas de estas personas aceptaron a Jesucristo en su corazón ese día”. Quizás usted se pregunte, “¿Valió la pena?” Mi respuesta es, Si usted quisiera “sin lugar a duda”. Quizás usted vuelva a preguntar, “¿lo harían recibir el boletín nuevamente?” Mi respuesta es, “sin lugar a duda”. Uno puede informativo ver las vidas que son impactadas concerniente a las para siempre en ambos lados de esta experiencia. Nuestros misiones alrededor hermanos y hermanas de alrededor del globo terráqueo se del mundo, regocijan mutuamente—algunos simplemente dando, y otros recibiendo. ¿Cuántas personas estarán suscríbase a las dispuestas a involucrarse y participar más en el trabajo? conexiones de la Ya sea por medio de la oración Iglesia de Dios de la intercesora o levantando fondos Profecía en la Internet misioneros para alcanzar a los perdidos, o formando parte del trabajo de un equipo misionero, completamente unamos nuestros esfuerzos para gratis. hacer una diferencia.

Los Compañeros en la Cosecha se Involucran en el Trabajo y Hacen una Diferencia

Annette Taylor Directora de Compañeros en la Cosecha mensajeroalablanca@wwph.com 21


La última parada

Yo he estado visitando a los residentes de varios hogares de ancianos a nivel local por más de 30 años; en ocasiones como representante de los Gedeones Internacionales, y otras veces para ministrar con mi esposa a nombre de la iglesia. Comencé a visitar estos hogares porque pude percibir un sentido de soledad y también porque varios de los miembros de nuestra iglesia son residentes allí, pero aun cuando han dejado de serlo, he continuado visitando a los demás. Un domingo, observé a un caballero que estaba sentado solo. Me acerqué a él con un sentido de urgencia porque pensé que necesitaba una palabra de estímulo. Durante nuestra conversación le pregunté, “William, ¿estás preparado para

encontrarte con el Señor?” Él me dio una respuesta vaga. “Yo creo que sí”, contestó. “Me parece que hice algo al respecto u oré algo así cuando era niño”. A mí me sorprendió el hecho de que él ni siquiera sabía si era salvo. Mi corazón se llenó de compasión porque pensé que esta era una manera miserable de vivir. Yo continué, “¿No te gustaría estar seguro si estás preparado para encontrarte con el Señor?” Él respondió que sí le gustaría saber. Luego le invité a orar conmigo: “Padre, te doy gracias por lo que hizo Jesús en la cruz, es por Él que puedo pedir perdón por mis pecados. Ayúdame a entender que mi futuro después de esta vida estará seguro en Tus manos. Dame la paz que viene al tener este conocimiento. En el nombre de Jesús, Amén”. Él me dio las gracias y me dijo que se sentía mucho mejor acerca de sí mismo y de su situación. La próxima vez que regresé al hogar de ancianos, William había sido dado

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de alta. Yo le doy gracias al Señor por haber puesto el deseo en mi corazón de preguntarle si él estaba preparado —si estaba listo. Este tipo de hogar de ancianos es la última parada para muchas personas porque algunos no regresan a sus casas. Muchas veces viven vidas vacías, sin saber lo que les espera en el futuro. Jesús ha provisto una manera para que ellos y nosotros sepamos que estamos seguros en Él. ¡Gracias a Dios que no tenemos que estar inseguros! Yo solamente tuve un breve instante para hablar con William. No obstante, tengo la esperanza de que cada domingo está sentado en alguna iglesia, con una sonrisa en su rostro porque ahora sí está seguro de que es salvo. ¡Quiero estar seguro de aprovechar cada oportunidad que me da el Señor para ayudar a otros a obtener la misma paz! Perry Horner Tony Comer Cleveland, Tenesí


Estamos recibiendo testimonios de avivamiento provenientes del continente de África. A menudo, en nuestras oficinas, somos bendecidos por los increíbles informes que recibimos de cruzadas evangelísticas y esfuerzos de la cosecha en África, como resultado del trabajo de algunas de nuestras mujeres que van de ciudad a ciudad y de misión a misión compartiendo el evangelio de Jesucristo. Recientemente, recibimos un informe desde Zimbabue el cual trajo gran gozo a mi espíritu. Un grupo de mujeres viajaron en autobús hacia Mutare para asistir y apoyar los esfuerzos de avivamiento en una creciente congregación. Durante el viaje, el autobús en que viajaban experimentó una falla mecánica y ellas tuvieron que esperar a la orilla de la carretera hasta que alguien llegara a reparar el vehículo. En ocasiones cuando algo se rompe y tengo que esperar para que alguien venga a ayudarme, tiendo a sentirme frustrada. Aunque me gustaría creer que vivo en santidad, unción y confianza en todo momento, y que Dios está fiel e intencionalmente arreglando que “todas las cosas [obren para mi] bien” (Romanos 8:28), la realidad es que muchas veces mi frustración se convierte en molestia y termina en queja. Gracias a Dios por las mujeres de propósito y poder en Zimbabue quienes en ese momento se convirtieron en un testimonio y gran ejemplo para nosotros. Mientas ellas esperaban a la persona que les iba a ayudar a reparar el vehículo, decidieron moverse de la orilla del camino hacia el frente de batalla. En el mismo medio de la carretera tuvieron un culto de oración como los viejos tiempos. Mientras clamaban al Señor por una revelación personal, también clamaron por un avivamiento en Mutare. Después de la oración comenzaron a adorar y el Señor comenzó a manifestar Su poder gradualmente en medio de la alabanza. Observe sus caras de celebración y de regocijo cuando llegaron a Mutare donde continuaron ministrando y reclamando avivamiento. Dios viene a nosotros en momentos específicos para mover nuestra atención de las pequeñas inconveniencias y las fallas mecánicas para poder llevarnos a reconocer la gran obra del Espíritu Santo en momentos como esos. El testimonio de las mujeres de Zimbabue me lleva a desear una revelación fresca de Dios obrando en mi “diario vivir” y me desafía a buscar y habitar en comunión con Su poder, Su presencia y Su propósito en todo momento. Cuando nos encontremos limitados por las cosas condicionales e inconvenientes, permitamos que el Señor nos ayude a ver el granito de arena que Él está usando, juntamente con un poco de agravio y obra de fe, lo cual producirá una hermosa y valiosa perla, como reflejo de Su obra manifestada en nuestras vidas.

Orando a pesar de los Problemas Las Mujeres de Zimbabue

Cathy Payne Directora Internacional del Ministerio de Damas

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La Generación de la Oliva U

na noche tuve un sueño en el que me encontraba en un santuario muy grande lleno de personas de todas partes del mundo. Después de orar por un niño que se encontraba en los brazos de su madre, muchos niños comenzaron a subir al santuario hacia donde yo estaba. Cada uno de ellos me dio una oliva. Cuando desperté yo sabía que era Dios el que me había dado ese sueño. Después de varios meses de orar a Dios para que me diera la revelación del significado de este sueño, Él abrió mis ojos para que entendiera una hermosa verdad —la verdad de la oliva.

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Hay un llamado para la joven cosecha y nosotros debemos preguntarnos, “¿por qué el Espíritu Santo está hablando tan claro acerca de alcanzar a la juventud?” Podemos fácilmente comenzar a trabajar para tratar de cumplir con este llamado. Pero, me parece que podríamos ignorar qué es lo que Dios quiere hacer. Este no es un llamado para que tengamos mejores programas o más fondos. Tampoco tiene que ver con alcanzar a los jóvenes y a los niños. Podemos organizar los mejores ministerios de alcance y el programa de niños más innovador, y aún así no cambiaríamos las vidas de aquéllos a quienes servimos. El Espíritu Santo es quien nos atrae a Jesús por lo que debemos unirnos a Él y a Su obra. Él nos está claramente diciendo que estos son los últimos días y que esta es la última generación. Nos encontramos entre niños que tienen una oliva en sus manos. El aceite de la oliva se usa para la unción. La unción que nuestros hijos necesitan es la misma unción que estaba en David. Él era un joven muy talentoso; él era un guerrero, un poeta, un músico, un danzador y un líder. Pero cuando Samuel vino a ungir el hombre que Dios quería como rey, él no estaba mirando sus talentos o sus habilidades. Él escuchó a Dios. David fue ungido porque él fue el escogido de Dios. “El Señor le dijo a Samuel: Éste es; levántate y úngelo. Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió al joven en presencia de sus hermanos. Entonces el Espíritu del Señor vino con poder sobre David” (1 Samuel 16:12, 13 NVI). David no salió de la ceremonia de la unción e inmediatamente fue hecho rey. Él regresó a su trabajo. Mientras él trabajaba sus talentos fueron usados (1 Samuel 16:17; 17:15). Él era un pastor y un músico en la corte de Saúl. Nosotros podemos ver el efecto de la unción en la vida de David. En 1 Samuel 17:37, David dice que Dios lo había librado de un león y de un oso mientras cuidaba las ovejas de su padre. También sabemos que cuando David tocaba el arpa para Saúl los espíritus malos dejaban de atormentarlo. La unción que David recibió lo capacitó para hacer actos poderosos. Nosotros también debemos permitir que Dios unja esta generación, no por sus talentos y habilidades, sino porque Dios así los ha escogido. Jesús nos enseña el principio de una nueva unción. Él nunca fue ungido por un sacerdote, sino por Dios a través del Espíritu Santo (Hechos 10:38). Esta generación también necesita recibir la unción necesaria a través del Espíritu Santo. Nosotros solamente tenemos que acercarnos a ellos y hablarles las palabras que Dios nos está susurrando acerca de ellos. En el sueño que tuve cada niño tenía una oliva y estaba diciendo, “el Señor me dio esto, ¿qué hago ahora?” Nosotros debemos ayudarles a convertir la oliva en aceite. He aquí alguna información de cómo se convierte la oliva en aceite: t -PT NFKPSFT BDFJUFT TF TBDBO EF MBT PMJWBT jóvenes y frescas que no hayan sido dañadas mientras se recogen. t Las olivas frescas pueden ser dañadas por los que las recogen. Muchas veces caen al suelo, los

trabajadores caminan sobre ellas, o las tumban con un palo. t La oliva se presiona para que el aceite fluya. t El primer aceite que sale de la prensa es el mejor. Este es el aceite que será usado para la unción, la comida y medicina. t La pulpa de la oliva que sale de la prensa se coloca en una canasta y se presiona nuevamente por segunda vez. Este tipo de aceite se utiliza para trabajo tales como combustible o lámparas. Este es un hermoso paralelo entre la oliva y esta generación de jóvenes: t Su unción es fresca y pura. No está dañada por las marcas del pecado. t Aún así están en peligro. Nosotros como creyentes debemos cuidar sus cuerpos, mentes y espíritus. t Ellos deben ser presionados para que el aceite de la unción pueda fluir libremente de sus vidas. Debemos esperar que el Espíritu se mueva en ellos, por lo que debemos enseñarles a orar, a estudiar la Biblia, a tener las actitudes y las conductas correctas, a servir, y mucho más. t La segunda vez que las olivas se ponen en la prensa se les coloca encima un gran peso para que el aceite fluya. David salió de la presencia de Samuel sabiendo que había sido ungido como rey, pero tuvo que trabajar 15 años antes de ser aceptado como rey. Nuestros niños necesitan saber quiénes ellos son, pero luego deben colocarse a sí mismos y sus habilidades bajo la dirección divina para que Él pueda cumplir todo lo que tiene para ellos. Mientras ellos utilizan sus talentos y habilidades, entonces podrán comenzar a soñar, y podrán preguntarle a Dios, “¿Qué puedo hacer para Ti ahora?” Cada niño tiene una oliva. Nosotros como creyentes tenemos la oportunidad de ayudarles a sacar el aceite de la unción de la oliva y derramarlo en el servicio del Señor. Stephanie Cheek Stephanie Cheek es la pastora de niños en la Iglesia de Dios de la Profecía en Huddleston, Virginia. Ella dirige un equipo de niños, los Escogidos, quienes ministran en eventos de la comunidad, campamentos de verano, Escuela Bíblica de Verano y campañas de niños. Stephanie y su esposo tienen seis hijos, dos de los cuales son adoptados.

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Desarrollo de Liderazgo en Europa FRANCIA

REINO UNIDO

BULGARIA

La Escuela de Estudios Prácticos y Avanzados (SOPAS, por sus siglas en inglés) recientemente comenzó su primera escuela en Europa por invitación del Presbítero General, Clayton Endecott. Nuestra jornada comenzó con una escuela en Rousse, Bulgaria del 24 al 27 de agosto de 2011. Los 56 estudiantes fueron receptivos. El Espíritu de Dios se manifestó de manera especial en medio de la oración mientras los hermanos y las hermanas se acordaban del gran tiempo de arrepentimiento que vino sobre la Iglesia de Dios de la Profecía a mediados de 1980. El Obispo Endecott le habló a la clase acerca de los valores centrales y la visión de la iglesia. El Supervisor Nacional Peter Georgiev proveyó una hermosa hospitalidad y dirección. En Londres, el Pastor Tedroy Powell organizó una escuela SOPAS en la Iglesia Casa del Pan del 1-4 de septiembre de 2011 con 115 estudiantes llenos de entusiasmo. Allí también hubo otro derramamiento del Espíritu el cual llevó la escuela completa a la oración. El Supervisor Nacional Wilton Powell hizo comentarios positivos por la motivación y capacitación que la escuela había traído a los líderes del Reino Unido. Nuestro Supervisor General Randall E. Howard y el Director de Alcance Mundial David Bryan también hicieron unas presentaciones durante la escuela en Londres. El Obispo Bryan también participó en la escuela que se llevó a cabo en París. En París, Francia, la escuela se reunió del 8-11 de septiembre. Dicho evento fue coordinado por Michael Wilson, quien es el administrador nacional para Francia, y auspiciado por el pastor local, Daniel Longin. En este lugar también tuvimos un impacto positivo, por lo que ya se están haciendo planes para otro viaje a Europa para el segundo término. Para este viaje a Europa nos acompañaron algunos miembros del equipo de trabajo del CLB, tales como Héctor Ortiz (director), Adrián Varlack y Mark Menke, enseñando en inglés. Elías Rodríguez, otro miembro del equipo de trabajo del CLB, enseñó en español, y tuvo 18 estudiantes durante la escuela en Londres. En España también se llevó a cabo una escuela SOPAS del 25-28 de agosto con una asistencia de 59 personas. Tuvimos el honor de contar con la presencia de otros dos Presbíteros Generales, Benjamín Feliz y Gabriel Vidal, los cuales sirvieron de maestros. Mark Menke, Instructor del CLB

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¡Por

favor únase a la Asociación del Ministerio de Patrimonio Histórico para el 2012! La Asociación del Ministerio de Patrimonio Histórico apoya al Departamento del Ministerio de Patrimonio Histórico y ayuda en el mantenimiento y mejoramiento de los Campos del Bosque, la Casa de la Primera Asamblea, la Escuela Shearer y la marca del Espíritu Santo.

Membresía para el 2012 – $20.00 Con su membresía recibirá:

t Si usted es miembro de la Iglesia de Dios de la Profecía, puede unirse a través de su director local del Ministerio de Patrimonio Histórico. El tiempo de vigencia de su membresía será congruente al año calendario. Cada tarjeta de membresía está personalizada, por lo tanto, debe tener el nombre y la dirección correcta de cada miembro.

Una tarjeta coleccionable de membresía 2012 Un calendario del 2012 destacando los Campos del Bosque Una tarjeta para recibir el 20% de descuento en la tienda y el café de los Campos del Bosque en Murphy, Carolina del Norte, y en la Librería Ala Blanca en Cleveland, Tenesí (vea la parte posterior de la tarjeta de membresía) Hay varias maneras en las que puede usted unirse: t " USBWÏT EF MB *OUFSOFU WJTJUBOEP MB QÈHJOB www. cogopheritage.com t 1FSTPOBMNFOUF FO MPT $BNQPT EFM #PTRVF t &OWÓF TV DVPUB EF NFNCSFTÓB BM %JSFDUPS EFM Ministerio de Patrimonio Histórico a: Church of God of Prophecy Heritage Ministries Department P.O. Box 2910 Cleveland, TN 37320-2910 mensajeroalablanca@wwph.com 27


La Santidad Bajo una Perspectiva BĂ­blica

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U

na de mis preocupaciones en cuanto al tema de la santidad ha sido cómo hemos concebido este concepto y cómo lo aplicamos en tÊrminos contextuales a nuestras iglesias en LatinoamÊrica. A mi parecer existe la posibilidad de que cada persona tenga una cosmovisión particular en cuanto a este tema, especialmente porque han existido paradigmas o modelos concebidos en el pasado, que no han sido evaluados y que necesitan ser revisados. Otro aspecto importante que hay que seùalar en cuanto a este tema, es el hecho de cuånta disposición tiene nuestro pueblo para aprender de nuevo sobre este particular. Ese ciclo de aprender, desaprender y aprender de nuevo es algo que muchos no quieren enfrentar. Probablemente el orgullo sea uno de los mayores obståculos que impide una revisión seria, responsable y comprometida para hacer un mejor enfoque, según Dios trae luz sobre nosotros, para entender las implicaciones de la santidad desde un punto de vista etimológico. Estamos en una era donde el tema de la santidad ha sido descuidado y se le ha restado importancia, bajo el pensamiento que solo funcionó en una Êpoca ambigua. Esto nos conduce a la siguiente pregunta: ¿Es el tema de la santidad un tema relevante para hoy? No cabe duda que lo sigue siendo y lo serå. Este serå siempre un tema no negociable y una de las razones mås interesantes para ello la encontramos en el Antiguo Testamento cuando Dios llamó a Israel para constituirlo en Su pueblo (Éxodo 16:9). Las instrucciones dadas por Dios a MoisÊs describen la clase de relación que Dios quería con Su pueblo. Él les manifestó que debían ser santos como Él es santo (Levítico 16:44, 45). Aquí se describen dos cosas que son muy relevantes para nuestra comprensión acerca de la santidad: 1) Dios le reveló a Israel que Él es santo, describiendo así Su propia naturaleza eterna; 2) La responsabilidad que tenía Israel en responder a esa relación de santidad no era algo opcional, y era algo comprensible porque si iban a iniciar una relación con un Dios santo debían aceptar los tÊrminos o acuerdos de esa relación, ademås de que la exigencia principal en estos versos es que debían vivir bajo los tÊrminos de Dios. Las Escrituras definen la santidad desde tres perspectivas diferentes: t 6OB DVBMJEBE GVOEBNFOUBM EF %JPT t 6OB WJSUVE JOEJTQFOTBCMF EF UPEP DSFZFOUF t 6O BUSJCVUP EF DJFSUPT MVHBSFT PCKFUPT EÓBT GFDIBT Z acciones, etc.


Estas definiciones arrojan una luz importante que nos ayudan a comprender el tema de la santidad bajo una mejor perspectiva, pero debemos describir lo que este término significa etimológicamente. Qadôsh (¦z , H6918) significa «santo». Las lenguas semíticas tienen dos formas originales de la raíz que son distintas. a) Una significa «puro» y «consagrado» como en el acádico qadistu y el hebreo qadesh (santo). La palabra describe algo o alguien. b) La otra quiere decir «santidad» como una circunstancia o como un abstracto (que no pretende representar seres o cosas concretos y atiende solo a elementos de forma, color, estructura, proporción, etc.), de la misma manera que en arábigo al-qaddus (lo más santo o puro). En hebreo el verbo qadash y la palabra qadesh combinan ambos elementos: descriptivo y estático. La comprensión tradicional de «separado» es solo un significado derivado y no el principal. Hemos dicho que la santidad es una cualidad fundamental de Dios, por lo tanto, debemos reconocer que Él siempre ha sido santo, eterno, omnipotente, etc., —la esencia misma de Dios. Nosotros somos quienes necesitamos del poder transformador de Su santidad. De hecho, es el interés de Dios mismo que vivamos en santidad. Al separar a Su pueblo Él les dijo, “Sed santos porque yo soy santo” (Levítico 16:44, 45). Él mismo describe Su naturaleza. Esto de vivir en santidad no se debe al hecho opcional de si debo serlo o no, es la exigencia primordial para aquéllos que lo reconocen como su Dios. Por otro lado, si la santidad es una virtud indispensable para todo creyente, surge otra pregunta importante: ¿Cómo podemos alcanzar la santidad? Es algo complejo pero alcanzable, especialmente porque esto comienza con la renuncia a todos aquellos elementos que degradan al hombre desde varios puntos de vista: espiritual, moral, emocional, psicológica y físicamente. Pablo le enseñó a la iglesia en Roma sobre la necesidad de presentar nuestros miembros a Dios (Romanos 6:13, 19).

El diccionario Strong hace referencia al término griego melós, destacando la importancia de una entrega integral a Dios. Esta es la razón por la cual Pablo dice: “Así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia”. No solo le entregamos a Dios nuestra alma y espíritu, también le entregamos nuestro cuerpo, dado a que éste pasa a ser templo del Espíritu Santo (2 Corintios 6:16). Una explicación más explícita del tema que nos ocupa es lo que Pablo le dice a la iglesia en Colosenses 3:512: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros”. También en el mismo pasaje enumera una lista de pecados y actitudes que debemos renunciar. El escritor solo desea darnos una idea de todo aquello que debemos abandonar. Otro asunto importante que Pablo señala en este capítulo, es que él deja clara la idea de que nuestro comportamiento no debe ser en ninguna manera semejante al de nuestra vida pasada. Él enfatiza nuevamente la importancia de renunciar a lo que él denominó el viejo hombre, y a la vez extiende una invitación a vestirse del nuevo hombre, destacando las características de un modelo bíblico para un hombre o mujer santos para Dios: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”. En la actualidad esto es mucho más complejo aún, dado a los paradigmas absorbidos por todos nosotros en cuanto al tema de la santidad. A menudo nos sentamos a mirar los aspectos externos que caracterizan al cristianismo de la era postmoderna, pero sin duda estas características señaladas por Pablo le dan a la vida cristiana un mejor sentido y significado. Además, están muy lejos de la óptica del legalismo y la religiosidad extrema, que solo buscan los defectos externos, ignorando lo que es más importante, un corazón lleno de amor, benignidad y mansedumbre y cuya imagen solo busca conformarse a la de Dios. En 1 Corintios 7:1, Pablo hace

referencia a un nuevo elemento que es de vital importancia, y que tiene que ver con nuestro interés de perfeccionar la santidad en nuestra vida. Él usa el término griego fobos que se usa aquí para describir la palabra temor cuyo significado es reverencia, respeto, etc., —implicaciones que son importantes en el ejercicio de cómo manejamos cada aspecto ético y moral especialmente cuando nos inclinamos hacia la perfección de la santidad. Necesitamos ese temor reverente y respetuoso que nos permite en cada aspecto de nuestra vida honrar a Dios, y cuyo reflejo es tanto mental (intrínseco) como en nuestras actitudes y comportamiento (extrínseco). Esto es, donde se disipa la apariencia falaz de aquéllos que pretenden decirnos que viven en santidad y cuyas acciones solo han traído afrenta a la causa de Cristo. Un temor que reconoce la omnisciencia de un Dios que conoce de lejos nuestros pensamientos (Salmo 139:1–24), y que conoce todo lo que hacemos bajo el cielo. Finalmente, un punto de reflexión sobre este tema, es que Dios sigue llamándonos a vivir en santidad. Nuestro amado Supervisor General y Obispo Randall E. Howard ha estado haciendo énfasis en el contexto de la Visión 2020, que somos un movimiento cristiano que no solo promueve la santidad, sino que la cultiva en otros a través del ejemplo que le damos a aquellas generaciones que vienen detrás. Creo que el privilegio más grande para el ministerio global de la Iglesia de Dios de la Profecía está delante de nosotros, ser conocidos en la tierra y en el cielo por tener el distintivo de ser un movimiento cristiano santo para la gloria de Dios. Luis E. Gómez Supervisor Nacional de Venezuela ________________ Bibliografía Diccionario de la Lengua Española, 22da Edición. Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo Testamento por W.E. Vine. Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento por W.E. Vine (con referencia a Strong).

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Pensamientos Pensamientos

DeWayne Hamby, Editor Administrativo

Jesús y los Hermanos Hernåndez Uno de los momentos mås resaltantes para mí durante la Êpoca de otoùo fue mi viaje a Tegucigalpa, Honduras para participar en la Cumbre de Pastores en AmÊrica Central. El Obispo Benjamín Feliz, Presbítero General de MÊxico, AmÊrica Central y el Caribe de Habla Hispana me permitió promover el Mensajero Ala Blanca. Durante este viaje conocí a los hermanos Hernåndez. De hecho, fueron los primeros miembros que conocí en el país, puesto que nos recibieron en el aeropuerto como parte del comitÊ de bienvenida a la conferencia. Tomaron nuestro equipaje, nos dirigieron a algunos vehículos y nos condujeron por las transitadas calles de Tegucigalpa hasta dejarnos en nuestro hotel. Son cuatro hermanos —Santos, de 47 aùos; Roberto, de 43 aùos; Francisco, de 41 aùos; y Carlos de 27 aùos— y todos son pastores en la ciudad de Tegucigalpa. ¥Es increíble saber que cuatro hermanos estån cubriendo esta årea con su ministerio! Es aun mås inspiracional el hecho de que este ministerio de hermanos surgió de una niùez muy dolorosa. Su madre

Las personas que transitan las mismas calles que estos hermanos en algĂşn tiempo transitaron pueden ver un testimonio vivo de la gracia de Dios y una fuerte familia de fe.

falleciĂł cuando Carlos tenĂ­a solo tres aĂąos. “Cuando nuestra madre muriĂł, como el mayor, yo me convertĂ­ en el padre de mis hermanosâ€?, me comentĂł Santos. “Yo era empleado de un banco y pude sostener a mis hermanos con el sueldo que ganabaâ€?. Sumado al dolor de perder a su madre, estos hermanos y su padre tuvieron que luchar con el alcoholismo, el abuso fĂ­sico y el abuso a las drogas. ParecĂ­a una situaciĂłn sin esperanza; sin embargo, era la perfecta situaciĂłn para un Dios hacedor de milagros. El poder obrador de milagros de la sangre de Jesucristo no solo soplĂł vida nueva a esta familia, sino que comenzĂł el SeĂąor a llamar a estos hermanos al ministerio de tiempo completo y a su padre en el liderazgo de la iglesia. Las personas que transitan las mismas calles que estos hermanos en algĂşn tiempo transitaron pueden ver un testimonio vivo de la gracia de Dios y una fuerte familia de fe. Francisco, quien fue el primero en aceptar el llamado al ministerio, me dijo, “Este modelo de ministerio familiar es parte del plan de Dios. Puede ser

testimonio vivo para una sociedad que se estå derrumbando�.

Como el hermano mayor, Santos dijo, “Estoy tan agradecido con Dios por nuestra unidad. Somos una familia fuerte. Cuando tengo problemas, mis hermanos tienen problemas. Cuando mi hermano Francisco tiene problemas, todos tenemos problemas. Hemos estado unidos desde nuestros aĂąos de juventudâ€?. Le doy gracias a Dios por el ministerio de los hermanos HernĂĄndez y el fundamento ministerial que se ha establecido para las generaciones futuras. “Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos despuĂŠs de ĂŠlâ€? (Proverbios 20:7).

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