Revista de Bellas Artes, núm 7, 1966

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VIDA CULTURAL

Agustín Y áñez y Roberto M ontenegr o

En los murales, Rivera vertió todo su saber, su emociór, y su energía. " En la exposición-homenaje del Museo de Arte Moderno figuran obras de diversos periodos de Rivera. Acuarelas, dibujos, litografías, óleos. En sus acuarelas se ven escenas d e la vida del pueblo, Vend edor de legumbres, Tehuana , que cobra n interés por las suavida des y contrastes en el colorido y la elega nte y extrema simplificación. Sus dibujos y apu ntes son verdaderas síntesis captadoras de la vida popu la r mexicana y contienen atractivas cuali dades decora tivas. Las litografías de excelente ejecución y técnica , reproducen en ocasi ones fragmentos maestros d e ras obras murales, como los inolvid ables Mae stra rural y Niño con taco, cuyo tema está pintado a l fre sco en la Secretaría de Educación Pública, y por último, las pinturas de caballete, desde los tiemp os de Paisaj e de A vila, de las Vend edoras de flore s, hasta la obra d e conocimiento póstumo Sandía s, son pinturas de verdad y magníficas, sin trucos, d e noble concepción, que ha n a portado a l a rte una belleza nueva ."

Los retratos de Roberto Montenegro En las salas del Palacio d e Bellas Artes se exhibió una colección d e retra tos d ebidos al pincel d e Roberto Montenegro. En total fueron cincuenta obras realizadas al correr de medio siglo. Jorge ] . Crespo de la Serna dio un juicio sobre el artista en Novedade s (15 de

D olores del Río y M ontenegro

diciembre ) : "Montenegro es un veterano de las lides pictóricas. Pocos son los pintores nuestros que hayan persistido en sus búsquedas, en sus creaciones, como él, ejemplo nobilísimo de verdadera vocación y entrega total a su a rte, en que ha demostrado una versatilid ad hij a de su perpetua inquietud y su fresca receptividad d e voces d e todos los tiempos. Honra, pues, al Instituto Nacional de Bellas Artes el h aber dedicado una exposición de una faz primordial d el a rte de Montenegro: su re tra tística, p ara conmemorar d e esta suerte sus cincuenta años de pintor . . . L a experiencia de Montenegro en este aspecto del arte ha sido u n venero d e inspiración y un test d el oficio . En esta galería de retratos puede a quil a tarse la calidad d e a mbos. D esde . esa estampa, satura da d e gra cia y elegante preciosismo, que es el retrato de aquella famosa mecenas que fue la M a rquesa italia na C assati hasta el clásico retra to d e L ola Olmedo reproducido en muchas ocasiones ; desde sus dibujos de unos a dolescentes h asta la cabeza de Diego Rivera, en una versión única de seriedad y concentra ción enérgica del gesto. "Montenegro, hombre jovia l y decidor, hombre sociable por n aturaleza, h a sido despierto actor y testigo de la vida mexicana de siempre. D e ahí que no sorprenda comprobar cómo ha sabido distribuir su actividad retratística -para mí, su aspecto más original, más él- entre personalidades y amigos que se inscriben en capas de la alta burguesía criolla, entre escritores, músicos y pintores, unos mexica-

nos, otros visitantes distinguidos o residentes incorporados en México de modo entrañable y definitivo" .

Clausura de una importante exposición En diciembre fue cla usura da la exposición retrospectiva de Escuelas de Pintura al Aire Libre que, desde el 4 del mes a nterior, había sido inaugurada en las 1 y 2 d el Palacio de Bellas Artes. En El Día ( 18 de diciembre ), J orge J. Crespo de la Serna hizo la histori a de a quellos talleres que, en buena parte, remozaron , las actividades plásticas : " Las escuelas era n en realidad laboratorios al abiert o, frente a los árboles, las flores, las casuchas del campo, las huertas y corrales. Se establecieron en puntos estra tégicos, en buena parte para tra tar de encauzar la orientación necesaria en el ejercicio del arte , un tanto en entredicho en el pl a ntel principal - la Academia de Bellas Artes- cuyos sistem as, un tanto anquilosados, fueron entonces motivo de disputas y agitación. Ramos Martínez ocupó, con beneplácito, la dirección de la Aca demi a y logró implantar mejoras sa tisfactorias, pero una serie d e conflictos le movieron a renuncia r y entonces fue cuando se dedicó a las escuelas a l aire libre. Para ingresar en ellas no era necesa rio tener muchos estudios. Se tení a el propósito d e que aprovecha ran sus enseñanzas muchachos de todas las clases aldeanos, campesinos, sociales, obreros. Fue una verda dera extensión de las tareas académicas, al p ueblo ; y como los métodos de en-

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