Artículos de investigación sobre fotografía de Silvia Pérez Fernández y Cora Gamarnik

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Imágenes de la dictadura militar. La fotografía de prensa antes, durante y después del golpe de Estado de 1976 en Argentina

camente, entonces, se enseña a la población cómo actuar y al mismo tiempo se señala la “legalidad” de la represión en caso de que esos supuestos delitos se cometiesen. La postura de la revista es una combinación de tonos entre paternal, docente, amenazante y policial. En el copete que precede a estas imágenes se lee: “Aquí hay normas claras, precisas, para que usted sepa cómo actuar sin tener problemas. Para ello basta con seguir las normas de la Junta Militar. Lea, aprenda de memoria y, por las dudas, repase”. A la población se la infantiliza, la dictadura es un gran maestro que enseña cómo actuar y que a lo sumo pone en penitencia los ciudadanos que se portan mal. La Opinión del 26 de marzo de 1976 decía: “Si los argentinos […] —aun dentro del ex oficialismo— agradecen al Gobierno Militar el haber puesto fin a un vasto caos […] no menos cierto es que también agradecen la sobriedad con que actúan”. Sobriedad versus delirio, capacidad y profesionalismo versus torpeza. Serenidad versus gritos y amenazas. La dualidad y el binarismo son los ejes explicativos de todo lo que sucede: buenos contra malos, control versus caos, una subversión asesina y apátrida versus militares profesionales, ecuánimes, morales, comprensivos, que cumplen con su deber y defienden la Nación. La Opinión del mismo día continuaba: “De una etapa de delirio, donde torpes y vanas figuras gritaban sus amenazas a voz en cuello […] la Argentina se abrió en pocos minutos a una etapa de serenidad […]”. (El destacado es nuestro). El otro recurso que se suma a la estrategia de dividir el ayer del hoy es la apelación a la inmediatez. La prensa de varias maneras intentó demostrar que en pocas horas la Argentina era otro país. El cambio era inmediato, casi mágico. La construcción de la imagen de Videla El hombre que dirigiría el país durante los años más terribles de la dictadura militar fue descripto por allegados y conocidos como carente de talento, sin carisma ni audacia, sin capacidad de liderazgo, débil de carácter y temeroso de Dios (Seoane y Muleiro, 2001: 154). Mucho antes de que se concretara el golpe de Estado se comenzó a instalar en los medios una campaña para revertir esta imagen. Videla comienza a aparecer reiteradamente en los medios desde mediados de 1975, como un militar profesional, sobrio, honesto y moralista. Antes del golpe, esta imagen se construyó a través de dos facetas diferenciadas, por un lado se mencionaba su profesionalismo, su “foja intachable”, su entrega a Dios y, por el otro, se lo comparaba con la Pantera Rosa, un dibujo animado muy popular de entonces. Una de las primeras veces en que se realiza esta comparación es en septiembre de 1975. La revista Gente arma su tapa dividida en dos partes iguales, anunciando dos notas centrales: la Pantera Rosa por un lado y Videla por el otro (Imagen 20). La imagen los ubica en paralelo. Las dos notas

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