fotografía argentina y otra sobre fotografía brasileña. En el 86 fui a uno de los encuentros nacionales de fotografía que hacía la Funarte y publiqué una nota en Jaque sobre ese encuentro, que fue en Curitiba. Y en el 86, cuando ya Jaque se había convertido en revista, las fotos de tapa se hacían en coordinación con el diagramador. Él las diseñaba y yo tenía que ejecutarlas. Hubo algunas tapas interesantes que tengo todavía. Pero la línea editorial había cambiado mucho en Jaque. Ya era oficialista. Estaba Sanguinetti en el gobierno, y aquel rol de crítica, de oposición, había desaparecido. Un día tuve una pelea memorable con [Manuel] Flores Silva por una foto de un hombre que estaba comiendo basura en la feria de Tristán Narvaja y Manolo no me la quiso publicar. Me fui y casi enseguida me ofrecieron escribir en el suplemento cultural de La Hora. Empecé a escribir ahí con menos espacio disponible. El espacio que tuve en Jaque no volví a tenerlo nunca en ningún lado. Porque si precisabas una página, te daban una página. En La Hora ya estaba todo mucho más acotado. Y en el 88 –que fue de cataclismos, pero alguna cosa buena tuvo– me encontré con Hugo Alfaro en una exposición y me dijo: “¿Qué estás haciendo que
no te venís para Brecha? Y me fui para Brecha. Pero allí el tema del espacio fue peor todavía. Toda la sección de cultura y artes plásticas recibía el espacio que sobraba del semanario. Lo que gané fue que aprendí a resumir, porque de repente te obligaban a comprimir todo el comentario de una exposición en un octavo de página. De todos modos, seguí en Brecha varios años. Después empecé a escribir cada vez menos, ni sé por qué. En realidad, fue cuando comencé a dedicar más tiempo al activismo gay-lésbico y toda mi dedicación a la fotografía se redujo. Curiosamente, ese activismo comenzó con una larga polémica que mantuve precisamente en Brecha por el 90 o 91, con Pedro Scarón, un antiguo colaborador de Marcha, muy homofóbico, entonces residente en París. Y en paralelo, a nivel docente… A nivel docente estuve hasta fines del 99 (o comienzos del 2000) en la Católica, que fue cuando me despidieron. En el 97 había hecho mi primera aparición pública como activista lesbiana, junto a Fernando Frontán en el programa El reloj, que conducía Ángel María Luna en Canal 10. Al final de ese mismo año murió mi hermana mayor, la que me había
45