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La industria de la construcción y sus riesgos
El seguro, un gran aliado que aporta estabilidad y seguridad
El seguro es una herramienta que nos permite gestionar las consecuencias negativas de algo inesperado, previene y protege del riesgo o bien minimiza sus consecuencias compensándolas con recursos. El seguro, en defnitiva, es un aliado que aporta estabilidad y seguridad en cualquier aspecto de la vida porque el riesgo es inherente a cualquier actividad, no es posible eliminarlo. Lo que sí se puede hacer es transferirlo, en su totalidad o en parte, a una compañía de seguros. Y para esa tarea son fundamentales las fguras del gestor de riesgos y del mediador de seguros.
Hay riesgos que se deben transferir de forma obligatoria, porque el legislador así lo ha decidido, pero en otras ocasiones, pasa por decisiones voluntarias. El debate radica en si la obligatoriedad es la mejor solución para gestionar ciertos riesgos o bien la solución pasaría por más concienciación y formación en gerencia de riesgos.
Las compañías de seguros trabajamos conjuntamente con asegurados y mediadores no sólo en la indemnización cuando acontece el siniestro, sino también en la prevención, asumiendo una función de consultoría para los asegurados.
La prevención es clave, en salud lo vemos muy claro: un buen diagnóstico puede salvar al enfermo, pero centrándonos hoy en el sector inmobiliario: ¿cuáles son los principales riesgos que lo amenazan? ¿a qué es más vulnerable un promotor o un constructor? ¿de qué deben protegerse?
Pues bien, en cada etapa del proceso constructivo existen riesgos diferentes y herramientas para su transferencia protegiendo así el patrimonio de los asegurados.
Lo primero es conocer en qué momento empieza el riesgo en una obra, ¿cuándo se redacta el proyecto? ¿al comprar el solar o edifcio para rehabilitar? ¿con el acta de replanteo?, ¿desde que obtenemos la licencia de obra y vendemos sobre plano? Cada etapa constructiva tiene unos riesgos inherentes.
Es importante que las coberturas de las pólizas sean acordes a la complejidad técnica y al riesgo empresarial, que se contemplen límites de indemnización suficientes para poder asumir las reclamaciones por accidentes sufridos por cualquier trabajador o un subcontratista, por ejemplo.
FLEXIBILIDAD
Están tomando especial relevancia en la industria de la construcción las cláusulas de flexibilidad, tanto para protegerse de las desviaciones en los presupuestos como en las demoras en los plazos de entrega. El encarecimiento de los materiales y los retrasos en la cadena de suministro pueden generar alteraciones en los cronogramas. Es importante contar con cláusulas que permitan al asegurado actuar de forma urgente y con medios extraordinarios para poder recuperar el ritmo de la obra.
Las distintas modalidades de seguro a tener en cuenta en el sector inmobiliario empiezan con los daños a la propia obra. El seguro Todo Riesgo Construcción, es el encargado de cubrir los daños accidentales e imprevisibles que puedan poner en peligro la construcción durante todo el periodo de ejecución.
Aunque muchos son los riesgos que amenazan el día a día de una obra, podemos agrupar los más importantes en tres grandes bloques: amenazas como los incendios, explosiones, robos, o impactos de vehículos; los errores, tanto humanos como técnicos, errores de diseño, ejecución o defectos de materiales que pueden paralizar una obra o, finalmente, los temidos daños causados por el clima.
Pensemos en los desastres climatológicos más graves de los últimos años, huracanes, tormentas como Gloria, inundaciones o la erupción del volcán de La Palma, por ejemplo. El aumento de la frecuencia y la gravedad de estos fenómenos están causando pérdidas millonarias, por lo que las coberturas de daños causados por la naturaleza son imprescindibles.
RIESGO PERMANENTE
Por otra parte, hay un tipo de riesgo que podríamos califcar de permanente. Causar un daño a un tercero durante el ejercicio de cualquier actividad, sea promotor, constructor, subcontratista, técnico, etc. El mero hecho de ser propietarios nos hace responsables del accidente que pueda sufrir cualquiera que entre en nuestra propiedad, ya sea un solar, una obra nueva o un edifcio a reformar. Aquí es donde entra en juego la Responsabilidad Civil extracontractual, que no deriva del incumplimiento de ningún contrato sino de la obligación de reparar el daño causado injustamente a un tercero interviniendo culpa o negligencia, tal como se recoge en el Código Civil Español.
La importancia de la Responsabilidad Civil radica en que protege el patrimonio de los actores ante posibles pagos de indemnizaciones a terceros y, además, permite hacer frente a los gastos derivados de un proceso judicial, civil, o penal. Para ello, las pólizas deben tener límites y coberturas sufcientes, en función del riesgo empresarial, frente a los daños materiales y/o personales causados, que pueden ser muy cuantiosos, por no hablar de las consecuencias pecuniarias de dichos daños.
La gerencia de riesgos es, si cabe, más importante en un sector especialmente complejo como es el de la construcción, ya que por lo general los trabajos se llevan a cabo a la intemperie, con los riesgos que ello conlleva y en un entorno de trabajo en el que intervienen múltiples profesionales y empresas de forma simultánea. Esto dificulta en muchos casos el poder discernir quien es el responsable del daño o su grado de participación, por lo que es bastante frecuente encontrarnos con condenas solidarias cuando no hay acuerdo extrajudicial.
Todas las coberturas son pocas cuando aparece el sinestro: patronal, cruzada, post-trabajos, locativa, contaminación accidental, liberación de gastos, demoliciones, daños a preexistentes, colindantes, conducciones. etc.
Además, a todo ello debemos añadir que el escenario está evolucionando, vemos como se combinan los sistemas tradicionales con un nuevo enfoque mediante la industrialización, que consiste básicamente en la fabricación de elementos en serie para obtener estructuras completas mediante un ensamblaje posterior en obra. ¿Permitirá esto trabajar en un entorno más controlado minimizando los riesgos laborales y los errores durante la obra? Una vez más el sector asegurador debe adelantarse a las necesidades del mercado identifcando los nuevos riesgos asociados a la construcción industrializada.
Desde que en 1999 se aprobó la Ley de Ordenación de la Edifcación (LOE), que reguló el sector de la construcción, defniendo a los intervinientes y sus responsabilidades, es obligatorio contratar un seguro decenal, para cubrir durante 10 años los daños estructurales en edifcios de viviendas.
En 1999 la gran preocupación eran los daños estructurales, pero la Ley se proponía ir más allá y previó la posibilidad de extender la obligación de aseguramiento a los daños que ocasionan el incumplimiento de los requisitos de habitabilidad. Veinticuatro años después no ha habido avances en ese sentido y seguimos a la espera de novedades
Lo que sí se ha transformado es la sociedad en cuanto a sensibilización y concienciación en todo lo referente a la sostenibilidad. Las empresas promotoras están implicándose activamente en este reto. Y los compradores e inversores cada vez son más exigentes con aquellos aspectos relacionados con el bienestar de las personas.
La sostenibilidad del proceso constructivo, tiene como principal objetivo que las promociones inmobiliarias sean eficientes y promuevan el ahorro energético.
Se calcula que todas las viviendas anteriores a 2010 necesitarán algún tipo de reforma para mejorar su efciencia energética. En este sentido la llegada de los Fondos europeos Next Generation ha supuesto un importante impulso al desafío de hacer más efciente energéticamente el parque de viviendas español, algo fundamental para cumplir con los protocolos internacionales de lucha contra la emergencia climática y alcanzar el objetivo de la UE de neutralidad climática establecido para el 2050, reto que pasa por el reciclaje del parque de viviendas existente.
GERENTES DE RIESGOS
Y para ello, de nuevo serán los gerentes de riesgos los que deberán valorar las vulnerabilidades propias de las empresas en obras donde la intervención tiene como objetivo alargar la vida útil del edifcio, trabaja con el desgaste de los materiales y la adaptación a los requisitos de la actual normativa recogida en el Código Técnico, en la que prima la sostenibilidad y la efciencia energética, adaptándose a los requisitos que aparecen en la LOE.
Las obras de reforma son cada vez más habituales, colaborando en la reducción de la huella de carbono en la construcción y contribuyendo al acondicionamiento energético o mejoras de accesibilidad. Otras grandes necesidades del sector son aligerar los trámites burocráticos, desarrollar un urbanismo sostenible, facilitar el cambio de uso de edifcios para su rehabilitación, e impulsar los planes de formación para incorporar nuevos trabajadores al sector. En conclusión, analizar y evaluar los riesgos a lo largo de la vida de una obra, tanto en su fase de planifcación, como durante la ejecución es clave en el sector inmobiliario y en la industria de la construcción para identifcar y evaluar los riesgos.
TRABAJO CONJUNTO
El trabajo conjunto de Mediadores y Aseguradoras es fundamental para que las empresas perciban la Gerencia de Riesgos como una inversión, ya que previene pérdidas que podrían comprometer la viabilidad de la obra e incluso de la empresa. Inversión en el sentido que implica asignar recursos (tiempo, dinero, esfuerzo) para mitigar o gestionar los riesgos que enfrenta una organización.
En defnitiva, al identifcar y gestionar proactivamente los riesgos, una empresa puede reducir la probabilidad de eventos adversos que podrían resultar en pérdidas fnancieras signifcativas.