Revista ClubHouse 87 - Abril 2012

Page 34

Costumbres argentinas de… decir y comer Transitando Mayo y su fecha patria, recordamos algunas viejas costumbres que valen la pena porque de forma pintoresca nos ilustran la vida y, sobre todo, los hábitos gastronómicos de los primeros argentinos; como es el origen de la expresión… “Minga que te voy a dar”. Según se conoce, hasta las postrimerías del siglo XIX, nuestras mesas no registraron mayores innovaciones en sus recetas, pero existieron algunas costumbres memorables que aún hoy se mantienen bajo otros nombres y que nos acercan una imagen vívida de aquellos argentinos de antes. Un hábito gastronómico popular de la Argentina que perduró hasta fines del siglo XIX, y que era parte de una expresión poco culta de la época, eran las mingas, juntadas de amigos y vecinos que se reunían durante uno o dos días festivos para organizar alguna labor comunitaria que siempre culminaba con una suculenta y masiva comida. Las mingas dieron vida a la expresión ya en desuso, pero aún reconocible: “Minga, que te voy a dar”. Durante aquellos años, hubo mingas de todo tipo y connotación. Las de tenor social, en donde un grupo de señoras de buen nombre y fortuna se reunían en casa de una de ellas para confeccionar ajuares o realizar obras de bien que concluían con un té inglés y dulces bocados amasados. Otras eran las mingas de barrio, donde hombres y mujeres organizaban algún evento en beneficio de alguien necesitado, en esas reuniones el broche final era la preparación de un gran locro o puchero comunitarios. Hubo mingas patrióticas, como la que llevó a cabo Doña Remedios Escalada de San Martín cuando, en nuestra provincia, convocó a mujeres y niñas para confeccionar la bandera y buena parte de los estandartes y uniformes que usarían los soldados del Ejército Libertador en el cruce de 34 | CLUB HOUSE

la Cordillera. Dicen que, a media tarde, las damas de doña Remedios merendaban con limonada, té y “picaronas” una especie de tortitas dulces amasadas con harina y manteca mientras realizaban la labor. Los hombres, por su parte, se reunían en mingas para cumplir con trabajos de carpintería, talabartería y fundición, preparando las armas para la batalla. Ellos compartían grandes mateadas o encuentros nocturnos alrededor de una vaquillona asada a la cruz con vinos de la época. Fue en los tiempos de Juan Manuel de Rosas y de los caudillos, cuando comenzó a elaborarse la empanada criolla, herencia arabigo andaluza que trajeron consigo hombres y mujeres del Levante Español cuando desembarcaron en estas tierras. Originalmente se elaboraba con harina y aceite, mientras que en nuestros pagos se las comenzó a preparar con grasa vacuna o de cerdo y yemas de huevo. Las empanadas constituían una de las comidas predilectas para acompañar las mingas del Norte argentino, funda-

Fue en los tiempos de Juan Manuel de Rosas y de los caudillos, cuando comenzó a elaborarse la empanada criolla, herencia arabigo andaluza que trajeron consigo hombres y mujeres del Levante Español cuando desembarcaron en estas tierras. mentalmente en Salta y Tucumán. En las mingas cuyanas, en cambio, se esperaba el asado y se servían empanadas al estilo salteño con incorporación de pasas de uva y pimientos. En todas las mingas se comía y bebía después de trabajar o de cumplir con la tarea de la reunión. Pero quien no participara del trabajo quedaba irremediablemente fuera del convite y con él cobraba vida la expresión… ¡Minga que te voy a dar!


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.