El Parlamento y la democracia en el siglo XXI. Una guía de buenas prácticas

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EL PARLAMENTO Y LA DEMOCRACIA EN EL SIGLO VEINTIUNO

Otras lecturas en línea acerca de los códigos de conducta y los conflictos de interés: Association of Secretaries General of Parliaments (1998). Codes of conduct for parliamentary staff, in Constitutional and parliamentary information, N° 175 <http://www.asgp.info/Publications/CPI-English/1998_175_02-e.pdf> (en inglés y francés) European Centre for Parliamentary Research and Documentation (2001). Parliamentary codes of conduct in Europa: an overview. <http://www.ecprd.org/Doc/publica/OTH/CodeCondduct.pdf> (en inglés) National Conference of State Legislatures (nd). Model code of conduct for legislative staff. <http://www.ncsl.org/racss/codeofconduct.htm> (en inglés) National Democratic Institute (1999). Legislative ethics: a comparative overview. <http://www.accessdemocracy.org/library/026_ww_legethics.pdf> (en inglés) Stapenhurst, R. and Pelizzo, R. (2004). Legislative ethics and codes of conduct. World Bank Institute <http://siteresources.worldbank.org/EXTPARLIAMENTARIANS/Resources/Legislative_Ethics_and_Codes_of_Conduct.pdf> (en inglés)

Financiación de los partidos y campañas electorales No todas las cuestiones de responsabilidad parlamentaria que han preocupado al público durante el último decenio son objeto de códigos de conducta aplicables individualmente a los parlamentarios. La financiación de los partidos públicos que se presentan a elecciones para los cargos públicos es también motivo de preocupación. Dado por un parte el costo creciente de las campañas electorales (lo que algunos llaman «la carrera armamentista electoral») y por otra la relativa escasez de las contribuciones provenientes de las cuotas de los miembros, los partidos políticos se han visto obligados a buscar el apoyo financiero de personas e instituciones que poseen medios para ello, causando temor de que los representantes electos puedan estar colectivamente obligados a rendir cuentas a sus poderosos donantes más bien que a sus electores. Como se ha señalado, los partidos políticos, por poco que se los estime en numerosos países, desempeñan un papel vital en la vida política y parlamentaria. Para influir en las políticas públicas, los ciudadanos y los parlamentarios deben asociarse a otras personas de las mismas opiniones y no permanecer aislados. Los partidos políticos suministran el «adhesivo» que sostiene la trama política. Son los únicos que pueden ofrecer al electorado programas políticos y legislativos alternativos que tengan posibilidad de ser llevados a la práctica, o de ser criticados y combatidos de forma coherente. Los votantes saben que si votan por un candidato/a de un partido dado, éste/a apoyará en lo fundamental el programa del partido, así como a sus dirigentes. Esta coherencia y pre-


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