Visiones de gloria. John Pontius

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enseñado y ahora estaban listos. Había mucha conversación y curiosidad acerca de cuándo y dónde ocurriría el regreso de las Diez Tribus “perdidas”. Sabíamos de algunas compañías que habían sido enviadas a países extranjeros y especulábamos si se estaban reuniendo con esas tribus perdidas. Cuando nos reuníamos para las conferencias y otras reuniones, ansiábamos saber de esas otras compañías. Con toda esa expectación irresistible, no había duda que todo pasaría como fue profetizado. Nosotros solo queríamos saber el progreso de esas cosas. Durante ese invierno llegaron muchos grupos pequeños. Había compañías de Europa y Asia, y una gran compañía que vino a través de un nuevo puente de tierra entre Rusia y Alaska, y luego a través de Alaska y Canadá, hasta Cardston. Ellos probablemente no sabían quiénes eran, pero sus bendiciones patriarcales les revelaron que eran de las llamadas tribus “perdidas” de Israel. De hecho, ellos no estaban perdidos solo no sabían quiénes realmente eran hasta que llegaron. Las personas que les habían guiado hasta Cardston fueron literalmente ángeles. Para los refugiados, esos ángeles eran apenas personas que llegaron, los reunieron, les enseñaron, bautizaron y ordenaron, todo durante todos sus años de éxodo. Solamente unos pocos líderes dignos entendían realmente quién los estaba guiando. Para mí, ellos eran seres trasladados, algunos de ellos de hacía miles de años atrás, otros de la época en que estábamos. Para cuando llegaron, ellos ya habían pasado a través del fuego purificador que todos habíamos experimentado en nuestros viajes. Comenzaron su viaje en camionetas y llegaron en harapos, pero cuando llegaron, literalmente brillaban en rectitud y fe. Aun cuando estaba viendo eso en una visión, les digo que fueron tiempos que nunca olvidaré. Ya sea en mi cuerpo o fuera de él, yo estaba ahí, y fue magnifico. Cerca del primero de abril, otra conferencia tuvo lugar. Recibimos nuestras responsabilidades y destinos a diferentes “ciudades de Sión”. Recibimos un informe detallado de la Nueva Jerusalén. Estábamos asombrados de saber sobre todo el trabajo que ya se había echo y del progreso en Sión; y del tiempo que el liderazgo de la iglesia había estado planificando y preparando la construcción de lo que solíamos llamar Misuri. Muchos estaban sorprendidos de sus asignaciones, pero había un espíritu creciente de voluntad justa entre nosotros. Un concepto difícil de entender era el de “caminar a Sión” en Misuri, que había sido parte de la cultura mormona por tanto tiempo, y ahora era difícil imaginar el ir a algún otro lugar. No escuché a nadie negarse o a alguien quejarse de las nuevas misiones. Simplemente hicieron las preparaciones para continuar. Debido a que yo había estado en la gran conferencia de Salt Lake City y había tenido la visión de mi futura misión, como muchas personas ahí, yo sabía mucho más de nuestro viaje allá a Canadá, que aquellos que no experimentaron esa experiencia profética. Cuando el Espíritu me lo indicó, compartí mi conocimiento, pero sobre todo estaba obligado a guardar silencio. Continuamente observaba y buscaba a alguien que hubiera estado en esa conferencia. Durante las muchas conversaciones que había tenido con esas personas bendecidas, supe que todos habían tenido una visión de su futuro. Nuestras visiones individuales eran


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