Runner 00

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Lo que vio allá arriba casi le detuvo el corazón. El recinto estaba abarrotado de gente. Al menos la mitad de la muchedumbre tenía alguna herida: cortes, tajos, quemaduras terribles. Había personas tumbadas en el piso, gritando. Niños de todas las edades, muchos de ellos lastimados. Eso fue lo que más le dolió. En un rincón, dos hombres se enfrentaban ferozmente a golpes y nadie hacía ningún intento por separarlos. Una mujer yacía en el borde del rellano; su rostro era solo sangre y piel calcinada. Mark sintió que se había asomado al infierno. —Caminen —ordenó Alec una vez que todos bajaron a las vías. Eso hicieron, manteniéndose lo más pegados que podían. Mark tenía a Trina a su izquierda y a Baxter a su derecha. El chico parecía aterrorizado y Mark deseó poder decirle algo que lo animara, pero no encontró las palabras. De todas maneras, serían palabras huecas. Alec y Lana se hallaban justo delante de Mark; su actitud agresiva resultaba muy convincente. Habían recorrido la mitad de la sección principal de la explanada cuando dos hombres y una mujer saltaron a las vías y se interpusieron en su camino, obligándolos a detenerse. Los desconocidos estaban sucios pero no tenían heridas. Al menos, físicas. Sus ojos estaban teñidos de angustia por todo lo que habían contemplado. —¿Adonde creen que van? —preguntó la mujer. —Sí —agregó uno de sus amigos—. Parecen muy importantes. ¿Saben de algún lugar que nosotros desconozcamos? El otro hombre se acercó más a Alec. —No sé si ya lo ha notado, señor, pero el sol decidió eructar encima de todos nosotros. La gente está muerta. Muchísima gente. Y no me gusta que crea que puede deambular por acá como si nada hubiera pasado. Más personas saltaron desde la explanada y se colocaron detrás de los tres desconocidos, bloqueándoles el camino. —¡Veamos si tienen comida! —gritó alguien. Alec se irguió y le pegó un golpe al hombre que se encontraba frente a él. La cabeza del matón se sacudió violentamente, un chorro de sangre brotó de su nariz y el sujeto se derrumbó en el piso. Todo había sido tan brutal y repentino que nadie atinó a moverse. Luego varias personas corrieron gritando hacia el grupo de Mark y el caos se desató. Volaron los puñetazos y las patadas, los dedos se aferraron a las cabelleras y arrancaron mechones. Mark recibió un golpe en la cara justo en el momento en que un hombre sujetaba a Trina. La furia se apoderó de él y devolvió la agresión revoleando los brazos con violencia hasta conectar dos golpes. Luego apartó de un puñetazo a su agresor al ver que Trina se encontraba en el suelo, luchando contra un loco que intentaba dominarla. Voló hasta ella y se abalanzó sobre el tipo. Ambos rodaron por el suelo sin dejar de pegarse. Se trenzaron en una maraña de brazos y piernas que pateaban y forcejeaban. Logró liberarse y se alejó gateando para controlar que Trina se encontrara bien. Ella ya estaba de pie corriendo hacia su atacante y lanzándole una patada a la cara. Al hacerlo, se patinó y cayó de espaldas. El extraño salió tras ella, pero Mark aterrizó sobre él y le clavó el hombro en la barriga. El

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