Presencia Apostolica 51

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De la Palabra a la acción

La

Palabra enero-febrero

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Domingo • Santa María, Madre de Dios Lc 2,16-21 (…) Los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño y cuantos los oían quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado. Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le

Enero

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Domingo • Epifanía del Señor Mt 2,1-12 Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo.” Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta…” Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.” Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima 20

Presencia Apostólica

pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido. Como aquellos pastores que vuelven a sus campos renovados, alegres y llenos de esperanza por haber contemplado a Jesús en el pesebre, así nosotros comencemos el año con el corazón lleno de esos sentimientos –como la virgen María– y llevando por donde vayamos la paz que Jesús ha traído al mundo. Recordemos que un signo evidente de nuestra fe es fomentar la paz a través de la justicia y la integridad de la creación.

¿Cómo muestro en acciones la paz de Dios que habita en mí?

de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.* Esta fiesta de la epifanía o manifestación divina nos invita a dos cosas: la primera, agradecer a Dios su presencia entre nosotros. El quiere compartir nuestra vida en sus angustias y tristezas, en sus esperanzas y alegrías. La segunda, tener los mismos sentimientos de nuestro Salvador que vino a todos y por todos. Que seamos abiertos a todos los que se acerquen a nosotros, ofreciendo lo mejor de nosotros como los magos de Oriente lo hicieron con Cristo.

¿Cómo manifiesto mi fe en Jesús Salvador sobre todo a quienes menos me comprenden? * Cuando no se reproduce el texto de la lectura (por razones de espacio), se invita a leerlo en la cita bíblica.


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